Ver al doctor John Wayne Vercingetorix tomando una noche de viernes no era un cuadro extraño, el siempre poderoso doctor siempre gozaba de eso desde que su nombre ganó el renombre que tenía, verlo tomando desde las siete de la tarde mirando con rencor en la ventana a su derecha a la que él consideraba su mujer, mientras que ésta paseaba con la sobrina de uno de sus compañeros de trabajo no lo era tanto desde hace catorce meses.
Molesto sobraba para describirlo, ¿traicionado? Sabía que no tenía el derecho para usar esa palabra cuando el la había traicionado primero y que María se espero a terminar todo con él para ir con ella, así solo fueran dos horas de su soltería. Apretó los dientes y bebió de golpe lo que quedaba de su trago. Ver la había visto llegar y no pensó que importaría, ¿cómo imaginaria que ambas eran de esos detestables gustos? Asqueroso sin duda.
Gruño al ver como, como cada viernes, María salio junto con su novia, Kazanari Tsubasa, de aquella tienda como hacían desde el momento que él comenzó a tomar y desarrollar todo ese sentimiento de odio hacia ella. Bien dicen que uno no sabe lo que se tiene hasta que lo ve perdido, bueno, pues Ver estaba comenzando a comprenderlo, lo peor de todo era que estaba consciente que el responsable de todo eso no había sido otro más que el.
Conoció a María gracias a la madre adoptiva de esta, una científica de renombre de la que siguió de cerca sus trabajos en la universidad, María al contrario, no era mujer de ciencia a pesar de que se le notara una facilidad en ello, era inteligente y sin duda muy análitica, pero su vocación estaba en el arte, la música y en el modelaje. Comenzaron con encuentros casuales de su parte ya que quedó cautivado desde la primera vez que la vio. Fueron novios por un largo tiempo y estuvieron a nada de casarse, todo se derrumbo a tan solo unos segundos de que todo fuese oficial. Lo recordaba con tanta claridad...
— ¿De qué estás hablando? —Preguntó incrédulo, frente a él María se quitaba su anillo de compromiso.
—Siempre supiste que no estaba demasiado convencida con esta boda John—Ver afiló su mirada—Y tu ausencia no hizo más que hacerme querer disolverla.
—Entiendo que no te quieras casar, ¿pero porque te vas? ¿Porque no podemos seguir juntos como antes de...?
María se removió avergonzada, murmuró unas cosas antes de suspirar y verlo con determinación. Estaba por decirle algo fuerte, conocía ese hábito.
—Alguien más se encargó de llenar tu ausencia.
Ver apretó los dientes controlando su rabia lo mejor que pudo cuando Tsubasa tomó del rostro de María y le beso y ella correspondía con inclusive más devoción con la que correspondió sus besos en el pasado.
Aquel recuerdo de María diciéndole que alguien más la había enamorado consumió todo su autocontrol, él era un caballero, jamás golpearía a una... Bueno hay sus excepciones, pero nadie podía culparlo, ¿verdad?
Aún lo recordaba, María lo había ido a buscar a su trabajo como hacía en ocasiones especiales y lo llevó a cenar, él había tratado de recordar si se había olvidado de alguna fecha importante, concluyendo que posiblemente se trataba de unos arreglos de la boda o simplemente quería mimarlo. Jamás espero que María fuese a romper su relación en ese momento. Después de aquellas palabras se puso de pie, comenzó a gritar, a reclamar exigiendo el nombre del desgraciado que le arrebató a la mujer perfecta para ir y romperle la cara completa, no sabe con exactitud qué pasó después de que María gritara un "Tsubasa", al segundo siguiente le había abofeteado y tirado al suelo, la joven Idol apareció a saber de dónde y le socorrió mientras que un par de meseros lo sujetaban a él. Lo último que supo fue que despertó en el apartamento que compartían ambos con las cosas de la pelirosa ausentes. Dudaba que lo hubiese sacado todo de noche, así que la opción más lógica es que llevaba tiempo desalojando, ¿porque no se había dado cuenta? Ah es verdad...
"Tu trabajo es lo único en lo que pones atención" fueron sus palabras, a partir de se momento acepto que era verdad.
— ¿Una nueva amiga? —Preguntó curioso mientras almorzaban.
—Si, es menor que yo por tres años pero viene siendo mi Senpai dado el tiempo que lleva dedicándose a la industria—Respondió María emocionada, acababa de integrarse a la empresa de SONG, tenía bastante prestigio en el país del sol naciente ya que no se enfocaba en una sola área, sino en muchas, su nombre se debía a que en un inicio eran solamente una disquera, pero ahora integraban de todo. María entro como modelo en un inicio, ya que a pesar de los ánimos que Ver le daba, seguía sintiéndose insegura sobre su canto—Llevamos ya tiempo tratándonos, lleva unas semanas con la idea de que hagamos un dueto.
—Sería bastante interesante de oír—Comentó Ver—Pero supongo que vas a rechazar como siempre haces—Se encogió de hombros.
—Lo cierto es que acepte el día de ayer.
— ¿Qué?
—La verdad es que asegura que mi voz es hermosa y que quedaría excelente con la suya. Hicimos una prueba con una canción suya y me gusto el resultado.
—Ya veo—Lo cierto es que Ver sentía un poco de molestia que María sintiera más peso en la opinión de una amiga nueva que la suya, su novio de ya dos años. Pero bueno, por otro lado, ella era una experta en esa área y el un hombre enamorado, tenía un poco de sentido, así que decidió no hacer de aquello una molestia.
Si lo hubiese exteriorizado antes, ¿habría cambiado el desenlace? Le gustaba creer que si, por eso cada viernes se ahogaba en alcohol para deshacerse de la realidad y llenar su mente con diferentes escenarios en los que él y María continuaban juntos.
Como cada viernes, llegó a su apartamento ya hecho un desastre, y se dejói caer sobre el sofá con su mirada perdida en el televisor pero con su mente en el infinito, otro recuerdo brotó de Ver, uno situado cuando su relación comenzó a romperse en su totalidad, una de las razones por las que se distanciaron, porque María hablaba y el solo escuchaba con su mente en otro lugar, admitiendo de nueva cuenta que solo Tsubasa lograba entender a su ex mujer. Era una clase de ritual muy extraño en donde remarcaba cada cosa que hizo mal y se recriminaba hasta herirse al borde del colapso, se estaba volviendo inmune, pero también estaba enloqueciendo.
Desvió su mirada al cuadrado comedor de cuatro sillas recordando la primera vez que ella y Tsubasa se vieron cara a cara.
Fue en una de tantas noches especiales que poco a poco destituyó de sus prioridades, su tercer aniversario, poco antes de que se propusiera en matrimonio. Un par de meses después de que María hablase emocionada de su dueto con Tsubasa él había comenzado una nueva investigación que marcaría su nombre en la historia, una manera excepcional de regenerar miembros completos del cuerpo, sería recordado como un héroe entre los médicos y gente con partes de su cuerpo amputadas; su único detalle fue que justamente, su momento más crítico fue al mismo tiempo en que María y el acordaron celebrar su tercer aniversario.
El día completo de María, preparando con ilusión la cena de esa noche, creando un ambiente romántico, contando los segundos para ver a su novio, se fue al traste con un frío mensaje de disculpa. No había ido a dormir a su piso en días, así que María realmente se había ilusionado con verlo y dormir con el nuevamente, Ver nunca supo con exactitud que fue lo sucedido, pero lo cierto es que después, ya de madrugada simplemente abrió la puerta del departamento, tomando un fuerte suspiro encontrándose con el comedor decorado, un plato vacío y otro envuelto en plástico. En el sofá por otro lado, estaban María y una joven peli-azul abrazadas, con un empaque de pañuelos desechables frente a ellas casi agotado. No le tomó mayor importancia y se fue a acostar, a la mañana siguiente se encontró con unos curiosos ojos azulados mirándole desde arriba una vez se despertó.
Tsubasa Kazanari se plantó de cara en su vida. Cada noche que el plantaba a su novia, se encontraba con Tsubasa en su casa cuando volvía, nunca le dio importancia, a decir verdad en parte le aliviaba saber que tenía a alguien más que le acompañase cuando él no estaba y se colgó de ello para hacer más constantes sus ausencias por su trabajo, pensando en que no afectaría. No sabía si llamarse ingenuo, tonto o estupido por dejarla vivir en melancolía, los defectos no se tapaban con pretextos y ahora no sentía más que rencor. Debió haber hecho caso a las señales, a los comentarios. Que cada vez le afectasen menos sus ausencias no era comprensión, sino remplazo, alguien más le estaba conquistando convirtiéndole en su enemigo.
—Cásate conmigo, por favor—Dijo suplicante mostrando en sus dedos el anillo que le había comprado para su propuesta. María le miro vacilante, seguramente ya se estaba revolcando con Tsubasa y por eso dudó. Si, era eso, maldita golfa.
—John...—Tomo sus manos entre las suyas y le miro fijo a sus ojos azulados—...no creo que estemos listos para un compromiso como este.
Mentira, lo que pasaba es que había un relámpago azulado en medio de ellos. Debió apagarlo, maldita sea.
— ¿Porque no? —Frunció el ceño—Yo te amo y tú me amas, eres feliz conmigo, ¿no es verdad?
María asintió.
—Entonces dame la oportunidad de demostrarte que estamos listos, prometo que esperare todo lo que sea necesario a que desees ser la señora de Wayne.
—Esta bien, pero...—Ver no dejó terminar a María, pues la beso en los labios.
Los brazos del doctor se rodearon a sí mismo tratando de evocar el calor de María y los demás recuerdos físicos que tenía de ella, sus diferentes rostros y expresiones, la tímida, la sumisa, la salvaje, la candente, sus distintos timbres de voz al hacer el amor, sus posturas al dormir, el aroma de su cabello, su fragancia natural... Todo.
Su mente se lleno de horribles visiones, en donde Tsubasa devoraba a María con total pasión durante el sexo con el derecho que supuestamente solo él podía tener. Estaba claro, no dormiría esa noche al igual que en las anteriores. Su cara mostraba las ojeras en las que esas horripilantes y antinaturales imágenes no lo dejaban dormir de noche, se dormía en el trabajo y comenzaba a fallar en rendimiento. Se estaba perdiendo.
Corrección, estaba perdido.
¡Buenas noches! Me presento, soy Ayrton Scar. Lo cierto es que quería subir primero mi fic de Nanoha, peeeeeero esta idea la llevo trabajando desde que salí de viaje el año pasado después de escuchar una canción de Aventura. De una vez digo, esto tiene dos partes más, una desde la perspectiva de María y otra de la perspectiva de Tsubasa; cada una contando partes diferentes de la historia.
Ya llevo tiempo acá a decir verdad (no creo que sea difícil de adivinar) así que esto de andar de incógnito me parece divertido. Muajajajaja, soy bien malote :)
(?)
