Sadie estaba enojada, muy enojada. Carter lo había arruinado todo.

Su hermano se encontraba justo en frente suyo, sin demostrar más que un leve sentimiento de culpa, que enseñaba balbuceando unas disculpas que no arreglarían nada. NADA.

Lo apunto, con la palma paralela al piso y formando una pistola de un solo caño. Y le grito, grito invocando.

- ¡HA-DI!

Carter exploto. Sus miembros se separaron de su cuerpo y salieron despedidos, siendo escoltados por sus entrañas.

Sadie grito, de nuevo. Pero más fuerte y esta vez de horror, sin dejar espacio a la tristeza para expresarse.

La sangre mancho su ropa de lino y ensucio su cara, tiñéndole su pelo nuevamente de rojo, pero de esta vez un hermoso rojo carmesí.

El horror se reflejó en los ojos de los espectadores. Sus compañeros la observaban llorar, mientras se alejaban lentamente.

Grandes gotones se deslizaban por sus mejillas, arrastrando la sangre que Carter le había salpicado y tiñendo el agua de un rojo claro.

.Nunca volvió a dormir.