N. de A.: Dedicado a todos mis viejos amigos de el Altar de Zeros, en especial a karoru_chan pues gracias a ella empecé a publicar en internet, jamás hubiera tenido el valor de hacerlo sin su insistencia. ¡Arigato karoru! ^_^
Preparativos, amigos e invitacionesPrimeras horas de la mañana en Seyluun, las calles de la Capital de la Magia Blanca lucen llenas de actividad. En palacio la situación no es muy distinta.
- ...por eso es necesario forjar alianzas más firmes con los territorios que se hallan más allá de lo que fue la Barrera -.
- Eso es cierto, sin embargo muchos de nuestros viejos aliados del interior de la Barrera temen que se les relegue a un segundo puesto ante las maravillas recién descubiertas -.
- Escarelius tiene razón, los otros reinos ven peligrar sus monopolios comerciales lo que está generando una creciente tensión -.
- Pero eso no es motivo suficiente como para renunciar a cualquier trato con resto del planeta del cual hemos estado aislados durante tantos siglos -.
- Sellance, relájate -.
Todos los consejeros callaron ante la intervención del príncipe Phillionel.
- Hace algo más de un año que la Barrera de los demonios desapareció y nos permitió entablar contactos con el mundo exterior – cruzó las manos sobre la mesa, una amplia sonrisa en el rostro – Tal y como yo lo veo la solución es bien fácil, se pueden mantener perfectamente los tratos que tenemos con nuestros antiguos amigos y vecinos al tiempo que ampliamos horizontes, no será muy difícil convencer a los otros reinos de las ventajas económicas que obtendrán de todo esto por no hablar de nuevos conocimientos, aquí dentro la magia ha adquirido su punto álgido mientras que allá afuera la especialidad son los artilugios de tipo mecánico, además... ¡extenderemos la Paz y la Justicia más allá de nuestras ancestrales fronteras! ¡¡¡Mwahaha!!! -.
Consternación generalizada y varias caídas de sillas, con sus ocupantes incluidos, ante la apoteósica pose justiciera del príncipe Phill sobre la mesa.
- Aún así, majestad, hay algunos puntos que... -.
La reunión prosiguió durante más de tres horas. Phillionel salió de la sala cansado y exasperado, los consejeros no habían conseguido ponerse de acuerdo en los detalles, y si entre ellos había semejantes disensiones no quería ni pensar lo que ocurriría en la Convención de Reinos del Interior de la Barrera que se celebraría en poco más de un mes. Tendrían suerte si no se declaraba alguna guerra.
Todas sus preocupaciones como gobernante se vieron sustituidas por otras de índole paterna al ver cruzar una sombra por el pasillo.
- Ameria -.
- Hola papá -.
La muchacha se acercó sonriente y le dio un fuerte abrazo.
- ¿Qué tal te ha ido con el Consejo? -.
- No demasiado bien, son una panda de cabezotas – suspiró cansino - ¿Cómo te encuentras hoy? -.
- Papá fue solo un resfriado, ya estoy bien -.
Phillionel puso una de sus enormes manos en la frente de su hija.
- No estás bien, aún tienes fiebre, sabía que no tendría que haber permitido que te levantases de la cama -.
- ¿Y quién habría atendido a la embajadora?, ya sabes que tío Christopher se está encargando de los preparativos para la Convención y tú no puedes duplicarte – Ameria cogió a su padre del brazo y amplió su sonrisa para tranquilizarle - ¿Vamos a comer?, me muero de hambre -.
- De acuerdo -.
- Cambia esa cara papá, no pega nada con tu carácter -.
- ¿Qué cara? -.
- La de "estoy preocupadísimo por todo", tu hija está perfectamente y esa Convención va a salir sin problemas -.
- Cambiemos de tema entonces, ¿qué noticias hay de tus amigos? -.
- Ya les conoces, siempre están de un lado a otro buscando aventuras, excepto Filia, ella está demasiado ocupada con Val_chan y la tienda como para andar trotando por ahí -.
Entraron al comedor. La mesa ya estaba preparada, una suave brisa inundaba la habitación procedente de la terraza.
- ¿Por qué no los invitas a venir dentro de un mes?, los banquetes y festividades que acompañan la Convención seguro que les gustan -.
- Mejor no, si Rina aparece por aquí lo más probable es que ocasione un conflicto a nivel internacional chamuscando a algún diplomático con su Bola de Fuego -.
- Mientras no la emprenda a Drag Slave creo que Seyluun sobrevivirá a su visita – replicó Phillionel – Tú invítales, si no lo haces tú lo haré yo así que elige -.
- De acuerdo, en cuanto termine de comer les enviaré una carta a todos -.
- Esta es mi chica -.
Dejó a un lado la pluma y contempló la hoja recién escrita. Era la última de las invitaciones. Repasó los sobres para asegurarse de que no olvidaba a nadie: Rina y Gaudy, Filia (que incluía a Jiras, Gurabos y Val_chan), Shilfild, Martina y Zanglus (era una invitación especial dado que ellos, siendo los monarcas de Zoana, ya habían sido convidados oficialmente).
Cogió la carta de la mesa y la releyó por octava vez. Frunció el ceño mientras la doblaba y la metía en su sobre correspondiente.
- Esto es una solemne tontería, no sé ni por qué me he molestado en escribirla si no tengo ningún sitio al que mandarla – comentó para sí misma.
- Quizás yo pueda echarte una mano -.
La princesa se giró sobresaltada.
- ¡Zeros! -.
El bromista sacerdote sonrió desde la butaca en donde estaba cómodamente apoltronado.
- Si quieres puedo hacerte de mensajero -.
- ¿Y por qué habrías de hacer tú algo semejante?, que yo sepa nunca haces nada si no sacas algo a cambio -.
- Que bien me conoces – se levantó ágilmente y se acercó a la joven – Este es el trato, yo llevo esa carta al chico de piedra y tú me invitas formalmente a la Convención -.
- ¿Sólo eso? – Ameria enarcó una ceja.
- Sí, la verdad es que podría colarme en el evento sin ningún problema, pero es más agradable contar con un sitio en los banquetes para incordiar a tus viejos amigos – amplió su sonrisa al tiempo que extendía una mano enguantada - ¿Qué, aceptas el trato? -.
La princesa dudó apenas unos instantes. Escribió otra invitación más a nombre de Zeros y se la entregó junto con la de Zelgadis. El mazoku las guardó en su bolsa y, tras un leve gesto de la mano a modo de despedida, desapareció.
- ¡Bola de Fuego! -.
¡BOOM!
- ¡¡¡Uuaaaahhh!!! -.
Gaudy se había sentado al borde del camino mientras su compañera pelirroja se deshacía de una panda de salteadores que habían tenido la mala idea, o la mala suerte, de ir a robar precisamente a la exterminadora de bandidos, dragones, demonios y sucedáneos.
- Gaudy, levanta de ahí, debemos continuar nuestro camino – dijo Rina, tras ella se alzaba un montón de cuerpos carbonizados.
- Pues sí que tienes prisa en alejarte de tu hermana... ¡auch! – se llevó la mano a la cabeza, allí donde la hechicera le había golpeado.
- ¡Deja de decir estupideces! -.
- Sigo sin entender por qué le tienes tanto pánico, conmigo fue muy simpática y amable, reconozco que es bastante orgullosa y con algunos aires de superioridad, debe de ser cosa de familia, pero no... ¡Arghglglglglglgg! -.
- ¡O TE CALLAS O TE ESTRANGULO! -.
- Glglglglg... -.
- ¿Decías algo? -.
- Glglglg -.
- Disculpen -.
Rina soltó al rubio espadachín y se volvió. Un hombre montado a caballo, ataviado con la librea real de Seyluun, les observaba bastante alarmado.
- ¿Sí? -.
- ¿Es usted Rina Invers? -.
- Sí, ¿para qué me busca? -.
- Tengo un mensaje para usted, fui a su casa pero su hermana me dijo que se había marchado y que a caballo era probable que consiguiera alcanzarla – explicó rebuscando en sus alforjas hasta dar con un sobre – Es de su majestad, la princesa Ameria -.
- Gracias -.
Abrió la carta.
- ¿Qué pone? – Gaudy se asomó por encima de Rina.
- ¡Esto es magnifico!, ¡Ameria nos invita a las fiestas que hay en Seyluun dentro de un par de semanas! – exclamó entusiasmada - ¿Sabes lo que eso significa? -.
- Que iremos a ver a Ameria -.
- Sí, y algo mucho mejor, ¡banquetes durante una semana! -.
Ambos se miraron y gritaron simultáneamente.
- ¡Comida, comida, comida, comida...! -.
Antes de que el emisario pudiese saber qué ocurría se encontró él solito, cara de consternación absoluta, envuelto en la polvareda que habían dejado Rina y Gaudy en su carrera hacia el paraíso.
- Coloca eso ahí arriba Gurabos, a la derecha del rojo, con cuidado de no tirar nada -.
- ¿Aquí está bien? -.
La gran mole que era Gurabos realizaba precarias maniobras sobre una escalera mientras colocaba unos jarrones bajo las exigentes ordenes de Filia.
- Sí – asintió satisfecha - Por favor, ve a echarle una mano a Jiras, yo tengo que repasar las cuentas y dar de comer a Val_chan -.
- Enseguida -.
Con cuidado la joven cogió en un brazo al dragoncito y con el otro el grueso libro de contabilidad. Iba a subir la escalera cuando la puerta se abrió.
- Jefa, hay un mensajero ahí fuera que quiere verla – dijo Jiras.
- ¿Un mensajero? -.
Filia dejó el libro y salió de la tienda con Val_chan. El emisario iba ricamente vestido y montaba un espléndido corcel, el escudo real de Seyluun era claramente visible.
- Buenos días, ¿la señorita Filia Ul Copt? -.
- Sí, soy yo -.
- Traigo una carta de su majestad, la princesa Ameria de Seyluun -.
- Gracias... Jiras, haz el favor de traer algo de beber al caballero, ¿desea algo más?, debe estar agotado del viaje -.
- No se preocupe, un poco de agua bastará, se lo agradezco -.
Desgarró el sobre. Sonrió.
- Gurabos, Jiras – les llamó – Ameria nos invita a las festividades que hay en Seyluun dentro de un par de semanas, nos vendrá bien unas pequeñas vacaciones, ¿no os parece? -.
- ¿Y Val_chan? -.
- Descuida Jiras, Ameria me ha prometido que se ocuparan de él en palacio y confío plenamente en ella -.
Filia se despidió del mensajero y retomó alegre sus tareas.
- Éste y éste y... -.
- Acabaras llevándote todo el ropero a este paso, cariño -.
Zanglus habló enterrado bajo toneladas de ropa que su esposa había ido arrojándole.
- He de estar radiante, espléndida, her-mo-sí-si-ma, ser la mejor princesa de toda la Convención -.
- Pero si ya lo eres Martina, no hace falta que colapses nuestro equipaje con tanta cosa -.
- No voy a repetir ni un solo vestido en las dos semanas que estaremos allí, 14 días a una media de 3 trajes diarios... -.
- Que Zomelster nos ayude -.
Shilfild terminaba de ordenar su colección de peluches cuando llamaron a la puerta.
- Tío Gray, ¿abres tú? -.
Volvieron a llamar con mayor insistencia. La joven dejó los muñecos y bajó corriendo las escaleras procurando no pisarse el vestido.
- Ameria, que sorpresa, pasa -.
- Hola Shil, ¿vengo en mal momento? -.
- Tú nunca llegas en mal momento, siéntate, ¿quieres tomar algo? -.
- Lo que tengas a mano -.
La princesa aguardó en el saloncito. Aquella casa siempre le había resultado de lo más acogedora. Reparó en un pequeño retrato que descansaba sobre la chimenea, se lo habían hecho ella y Shilfild por el cumpleaños de la segunda. Sonrió.
La sacerdotisa volvió de la cocina con un par de vasos llenos de zumo.
- ¿Qué te trae por aquí?, ¿no estás muy ocupada con los preparativos de la Convención? -.
- Nos repartimos el trabajo entre mi padre, mi tío y yo – replicó Ameria – Además quería darte yo misma esto -.
Su amiga cogió el sobre y leyó su contenido.
- ¡Qué bien!, una invitación especial para la Convención, muchas gracias Ameria, ¿vendrán todos los demás? -.
- Sí, he enviado invitaciones como ésta a todos nuestros amigos, incluso a Martina -.
- ¿Ocurre algo Ameria? -.
La interpelada levantó la vista del vaso de zumo, Shilfild se veía preocupada.
- ¿Por qué lo dices? -.
- Bueno, es tu actitud, no te veo tan alegre como siempre -.
- Es el cansancio -.
- No, te he visto realmente exhausta y aún así desbordante de alegría – Shilfild tomó las manos que rodeaban el vaso de Ameria entre las suyas – Soy tu amiga, una de tus mejores amigas, sé como eres y ésta no es la Ameria que yo conozco, ¿confiarás en mí y me contaras qué te sucede? -.
- ¿Crees que soy fea? -.
- ¿¡Qué!? –.
- Responde -.
- No eres fea Ameria, pero ¿a qué viene eso ahora?, no te entiendo -.
- Si no soy fea debe haber otra cosa que esté mal, ¿no? -.
Shilfild la miró como si se hubiese vuelto loca de repente.
- Ameria todos tenemos defectos, si es eso a lo que te refieres -.
- Entonces ¿por qué no ha vuelto? -.
La luz se hizo en la mente de la sacerdotisa. Zelgadis; ¿cómo no se había dado cuenta antes del problema?. La expresión de Ameria no era de preocupación sino la de un perrito abandonado.
- Volverá Ameria, no te preocupes -.
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N. de A: Bueno, este es un fic que tenía en el tintero desde el 2002 y decidí subirlo al final. Los que me leen en otras secciones notarán que el estilo es un poquito más tosco. ^^
Agradeceré todos vuestros reviews con elogios o críticas, siempre me hace mucha ilución ver que a la gente le gustan mis historias.
Un besote, tenna rato y dewa mata!
Elanta, tb conocida como Rian Black y Naga_chan.
