Sé que esperaban el tan tardado capítulo de esta novela que tanto han apoyado pero he llegado a un punto en donde la verdad no sé cómo terminar la historia. Se aceptan sugerencias respecto a eso, después de todo ustedes son las que han logrado que siga escribiendo. Y bueno he comenzado un nuevo proyecto el cual tiene más de un año rondando por mi cabeza. Si les gusto mis novelas anteriores espero que esta les encante. Creo que aprendí muchísimas más cosas y espero que eso me sirva a la hora de redactar.

Las amo, gracias por su apoyo. Y por favor denle a esto una oportunidad.

Besos, Salma BD.

"This is where it all begins. Everything starts here, today."

— David Nicholls

Canción: Sia-Lullaby

A Map That Leads To You

No salí corriendo de aquel lugar, camine lo más erguida que pude, con la cabeza en alto. Como si mi decencia estuviera intacta. Cuando por fin me encontré en la calle, perturbada por el cambio de ambiente, avance sin rumbo hasta que el ruido amortiguado de los bares se hizo apenas audible. Sin embargo, comencé a notar el erdor de uno de los brazos del río. No había caminado más que unas cuantas cuadras pero al dar vuelta en una esquina el paisaje de la ciudad desapareció para dejar a la naturaleza lejos de todos esos jóvenes llenos de vida, o eso creí.

Resulto que frente al lago, a unos cuantos metros se encontraba un pequeño bar. Era más como una palapa con una barra enorme con taburetes altos y unas cuantas mesas con personas varios años más grandes que yo. Tenía bastante gente pero se encontraba tranquilo, y a nadie parecía interesarle la vista; y aun que lo hiciera desde donde estaban apenas y se alcanzaba a ver nada ya que el lago carecía de luz artificial alguna, si no fuera por la brillante luna llena que se reflejaba en las tranquilas aguas se encontraría en total oscuridad.

Ni por un momento pensé en acercarme al bar así que seguí caminando hasta el muelle de las pequeñas lanchas de pedales, y me recargue en la valla mirando a las garzas (o eso creía que eran) detenerse en medio del lago, en lo que antiguamente habían sido fuentes que cambiaban de color pero hacía tiempo que no funcionaban.

Entonces el dolor llego, en un inhalar estaba tranquila y al otro sentía que me oprimían el corazón, los ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y suspire, al menos no sería delante de toda esa gente que lo único que sabían hacer era criticar y juzgar. Pero yo no tenía por qué llorar, no por una estupidez dicha por semejante estúpida, cerré los ojos con fuerza y pensé "eres fuerte, más que todos ellos" "no te importa lo que digan" pero sabía que era una mentira. Cuando los abrí percibí una sombra que no había estado antes. Me gire con cuidado y trate de que mis ojos distinguieran algo en la oscuridad pero no hizo falta mucho esfuerzo ya que la figura a la que le pertenecía la sombra salió a la luz y caminó hacia mí.

Tan confusa como estaba solo pude distinguir las altas piernas enfundadas en unos jeans desgastados y una camisa ajustada en cuello v, pero es apenas y lo note, lo que capturo mi atención fueron los penetrantes ojos que no podia dejar de mirar. Eran de lo más intrigantes, lograban atrapar la luz de la luna y hacer que brillara en ellos. Me encontre pensando que fueran del color que fueran, estaba segura que jamás encontraría unos ojos así. Pero un segundo pensamiento hizo eco diciendo que estaba exagerando y que probablemente mis ojos lucirían igual a los de él.

Él. Era sin duda un hombre. Un escalofrió me recorrió. Ahora estaba a solo unos pasos de mí. Su andar me recordó al de un gato, no, al de un tigre peligroso y confiado. Cuando por fin vi la inmensidad de su cuerpo mi cerebro reacciono y di un paso hacia atrás de lado a la valla. Era bastante más alto que yo y sus brazos eran musculosos. Apenas iba a recorrer mi mirada por su cuerpo cuando algo en su rostro me impidió que apartara la mirada. Inclino su cabeza mientras me miraba directo a los ojos, como si estuviera midiendo. Algo que me recordó a la mirada de los psicópatas en las películas.

Tal vez fue eso lo que hizo que todo en mi comenzara a ponerse en alerta. Mis pensamientos cambiaban y no podía decidir qué hacer. "Sal corriendo de aquí" "Si se acerca más grita" "Pregúntale quienes" "Dile: ¿Qué quieres?" "Grítale que se aleje". Pero aun así mi perturbado cerebro le mando una única palabra para ser reproducida por mi boca y fue:

-Hola.