Hermione miraba la hora de su reloj constantemente.
Tenía una reunión demasiado importante para su proyecto de protección a todas las criaturas mágicas, el P.E.D.D.O había sido historia. Deseaba algo más grande, pero para eso, no sólo necesitaba de la ayuda de todo el departamento de criaturas mágicas, sino la aprobación del departamento financiero.
Es decir, la aprobación de Draco Malfoy.
Y ese maldito, siempre burlándose con su bendita sonrisa de cada una de sus propuestas. Sí, era verdad que su relación había mejorado, que ya no la llamaba Sangresucia (o al menos ya no tan seguido), pero tenía es bendita costumbre de tropezarla en cada pasillo, de reírse cuando lograba hacerla tirar un documento y de preguntarle siempre como estaba Ron, sabiendo que habían terminado por culpa del pelirrojo.
No fue un secreto para el mundo mágico que Ron había embarazado a una de sus secretarias, y con eso se vino una bomba de chicas más a las que había profanado siendo aún novio de ella.
Y bueno, tampoco era total la culpa de Ron, ella pasaba los días enteros entregada a su trabajo, descuidando cada una de las relaciones familiares y afectivas existentes. Ya ni siquiera recuerda cuando fue la última vez que se reunió con Harry o con Ginny.
Pero ése no era el punto.
Draco Malfoy, ése era el punto.
Se mordía las uñas y agitaba todo lo que tenía cerca, estaba demasiado nerviosa como para pensar en otra cosa que culparlo si no aprobaban el presupuesto, y justo cuando estaba a punto de mandarlo todo al demonio y caminar hacia la oficina del susodicho, tocaron la puerta de su oficina fuertemente sobresaltándola.
–– ¿¡Pero quién coño toca así?–– Exclamó en voz baja dirigiéndose a la puerta de la oficina tirándola con brusquedad–– ¡Malfoy!
––Granger, pero que grata sorpresa encontrarte por acá–––– Señaló sin interés entrando sin ser invitado.
––Esta es mi oficina, ¿Quién más pensabas que estaría aquí?
El hombre ignoró olímpicamente su pregunta y se sentó en una silla con majestuosidad.
––Vengo a avisarte que la reunión ha sido cancelada.
–– ¿¡Qué?
–– ¡Déjame terminar, Granger! Es de mala educación interrumpir cuando alguien está hablando––. Ella frunció los labios y movió su mano en un gesto de rabia para que continuara––. No voy a poder estar en dicha reunión así que la he cancelado.
–– ¡Pero como serás de desgraciado! ¡Llevo esperando esta maldita reunión toda la temporada y tú me vienes con que…!
–– ¡Qué me dejes terminar! ¡Pero joder, mujer!... ya te he dicho que no puedo, pero los imbéciles del departamento de criaturas han dado su aprobación.
Hermione volteó a verlo–– ¿Es enserio?
––No, es que me gusta perder tiempo viéndote brincar de alegría–– Murmuró sarcásticamente rodando los ojos, ella lo ignoró y empezó a saltar con alegría por toda la oficina–––– Pero…––interrumpió su festejo con voz maliciosa–– Todavía mi departamento, no ha dado su aprobación.
Hermione se giró mirándolo con los ojos abiertos y luego frunció el ceño––. Van a aprobarlo ¿no?
––Pues… la verdad es que para hacer eso se gastaría demasiado dinero que se podría utilizar en otras cosas…
–– ¿En otras cosas? ¿Cómo qué? ¿Enriquecer más tu blanco trasero, Malfoy?–– Rodó sus ojos y se sentó en el sillón cruzando una de sus piernas.
Draco exhaló mirándole las piernas trigueñas tratando de ver más allá subiendo por su cintura aterrizando en sus pequeños y redondos pechos, luego se fijó en ella.
––Está bien, te propongo algo… Granger.
–– ¿Qué clase de propuesta?–– Hermione lo miró temerosa por la forma en que la miraba, con esos ojos que él sólo fijaba en Sangrelimpias como él.
Draco la miró fijamente y sonrió con malicia acariciándose los labios.
–– ¿Malfoy…?–– preguntó descruzando la pierna y echándose hacia atrás tomando un cojín y cubriendo su torso.
––No es nada de lo que tu sucia mente está pensando, Granger–– Se levantó de la silla dirigiéndose a la ventana–– Pero que oficina tan grande ¿qué es lo que haces? No deberías estar en esta oficina…
–– ¿Y dónde se supone que debería estar entonces, si me puedes explicar?–– se había levantado y caminó hacia él con el ceño fruncido y sus brazos cruzados. Draco giró para mirarla y ella tuvo que retroceder dos pasos sintiéndose embargada por su presencia y su altura, él en cambio, se acercó a ella lo más que pudo.
––Hay sólo una manera de que se te pueda financiar ése dinero, sólo una… ¿entiendes?–– Draco habló despacio y con firmeza haciéndola temblar.
––Y… ¿Cuál… cuál es?–– murmuró alejándose unos pasos más, Draco sonrió autosuficiente.
––En Dublín habrá una subasta que será una obra de caridad para los magos menos afortunados, podríamos sugerir parte de esta sea recolectada para ése proyecto que tú tienes…–– le explicó––… y así podríamos completarte lo que falta, que no sería demasiado para entonces, es la mayor convención de magos en Gran Bretaña, así que se recogerán generosos fondos.
Hermione lo miraba atento a sus palabras.
––Pero… ¿Crees que lo aprueben? Es decir… ellos tenían destinado ese dinero para otras cosas.
––Estoy seguro de que los convenceremos, uno de los mayores asociados es un buen amigo de mi familia. Pero tendríamos que llegar allá, ir a la convención y aportar también gran parte de los donativos y fondos primos para la recolección de la subasta.
––Y supongo… que eso no lo financiarán ustedes––. Draco chasqueó la lengua.
––No lo he dicho yo. Pero estás en lo correcto––. Le sonrió y ella extrañamente sintió el corazón golpearle la garganta––. Tampoco costeará los viajes ni el hospedaje.
Hermione gimió y las rodillas se rindieron obligándola a sentarse, puso su cabeza entre las manos masajeándose las sienes.
––Está bien–– Murmuró después de un rato–– Supongo que todo valdrá la pena.
Draco sonrió y la miró un tanto asombrado.
––Eres muy firme en lo que dices ¿no?–– caminó hacia la puerta–– Te enviraré los vuelos para que hagas la reserva, por favor pídelos ambos en clase ejecutiva.
Los magos habían accedido a tomar medios de transporte muggles en colaboración a los mismos, en caso de accidente un movimiento de varita podría ser muy útil y así saldarían todo el daño cometido durante todos los tiempos de guerra, no sólo en este tipo de cosas, también lo hacía en trenes o construcciones.
–– ¿Ambos? ¿Quién más irá?
–– ¿Quién crees?–– le preguntó mirándola como si fuera de lo más obvio––. ¿Sino quién vigilará que distribuyas bien el dinero?
O.o.O.
Cuando llegaron al aeropuerto, Hermione miraba la ostentosa maleta del joven y se preguntaba si su equipaje era demasiado paupérrimo. Ambos caminaron hacia la fila y esperaron pacientemente sin decir una palabra.
Cuando finalmente su turno llegó la mujer le sonrió descaradamente al rubio.
Y luego llegó el precio. Hermione estuvo a punto de desmayarse pero se controló lo suficiente y tomó su billetera de su bolsito de cuencas, sin embargo cuando iba a entregarle el dinero que recién había cambiado, la muchacha ya le entregaba los tiquetes a Malfoy y les deseaba buen viaje. Ella lo miró esperando una respuesta y él con una mirada de no te conviene preguntar agarró su maleta y la de la chica andando hacia los vuelos internacionales.
Hermione no dijo nada y prefirió sentarse a su lado en silencio, estaba confusa, asustada y ansiosa. No tenía demasiado dinero y que él pagara los tiquetes le había venido como anillo al dedo, de pronto sintió como él la llamaba y se giró para mirarlo.
–– ¿Se te ofrece un café?
¿Y qué era eso? ¿El día de "todos traten bien a la Sangresucia", o qué?
––No, gracias––. ¿Y eso? ¿Gracias? ¿Desde cuándo le das las gracias a esa sabandija? Draco le insistió pero ella negó de nuevo, se estaba oscureciendo el cielo y los aviones siempre la ponían nerviosa, mejor que pudiera dormir un rato.
Cuando finalmente abordaron, ella se puso su abrigo y se amarró con fuerza el cinturón respirando lo más pausadamente posible y cerró los ojos apretando la almohada que le habían dado unos minutos antes.
–– ¿Nerviosa, Granger?–– Lo escuchó hablarle con voz graciosa, ella abrió los ojos para mirarle–– No deberías, tenemos magia ¿sabes?
Ella asintió pero cerró de nuevo los ojos.
El avión despejo tranquilo y ella se destensó luego de varios minutos, así que optó por relajar sus músculos y cerrar sus ojos, no tardó demasiado en quedarse dormida.
De pronto, no sabía si minutos u horas después, Draco sacudió un poco su brazo y ella despertó notando que estaba totalmente abrazada al joven.
Asustada se levantó y lo miró con vergüenza, pero él estaba dormido también, o al menos eso parecía.
…
Granger.
Oh, Granger…
Su perfume, su esencia, su carisma.
Estaba recostada en su pecho con los rizos revueltos y sus manos suaves aferrándose a su cuerpo, respirando pacífica. No sabía porqué pero cuando estaban cerca de ella sentía un torbellino recorrerlo entero, y mataba por tocarle la piel y los labios. Con delicadeza tomó la frazada que la azafata había repartido hacía un rato y le cubrió pues la joven aún temblaba de frío.
Pero la turbulencia del avión provocó que despertara y él automáticamente cerró los ojos fingiendo dormir, la chica jadeó y se hizo a un lado alejándose de él y llevándose con ella su perfume, su esencia y su carisma.
O.O.O
Cuando el avión aterrizó la joven respiró tranquila y se levantó de su asiento tomando su equipaje el cual él le quitó y lo puso sobre sus hombros, Hermione tampoco dijo nada y dejó que lo tomara, después de todo volar la dejaba mareada así que no objetó y aprovechó la extraña amabilidad del rubio y caminó justa tras él.
Un carro del ministerio los esperaba en el aeropuerto con banderillas de Londres, ambos subieron a la parte trasera y se sentaron en silencio sin mirarse. Hermione estuvo fija en la ventana mirando cómo se adentraban a la ciudad y las pequeñas gotas de agua golpeaban el vidrio.
Después de casi media hora en aquel carro esperando a que el tráfico fluyera ella decidió romper el silencio.
–– ¿Has hecho la reserva?–– Lo miró con indiferencia.
––No, es que pensé que si nos quedábamos debajo de un puente ahorraríamos más dinero.
–– ¡Malfoy!
–– ¡Pues por supuesto que la hice! ¿Y qué pensabas? ¿Qué no puedo agarrar un maldito teléfono y llamar a pedir una reserva?
–– ¡Yo no he dicho eso!
––Pues lo insinuaste.
–– ¡Pero si sólo te lo pregunté!–– exclamó en un susurro.
––Sí, sí… no me importa lo que digas––. Se giró para no mirarla y a ella le dieron ganas de ahorcarlo ¿Por qué tenía que ser tan idiota e inmaduro? También se giró fingiendo que no lo miraba.
…
Hermione se bajó del auto mirando el hotel en el que se habían detenido y empuñó sus manos. Era hermoso, deslumbrante, lujoso.
Y cada habitación debía valer una fortuna. Ni aún con el dinero que ahorró del avión lograría pagar una de ésas habitaciones, parecía que las paredes estuvieran hechas de oro, era magnífico.
––Cierra la boca, se te va a entrar una mosca––. Murmuró el hombre a su lado y ella lo miró con el ceño fruncido.
–– ¡Te dije que reservaras unos económicos! ¡Esto debe costar una fortuna!
––Fueron las más económicas, de este hotel. ¿Creíste que Draco Malfoy dormiría en cualquier cuchitril?
–– ¡Eres despreciable!–– masculló adentrándose.
–– ¿Y cómo se supone que voy a pagar esto?–– Pensó sacando su billetera, Draco ya estaba en el vestíbulo hablando con la recepcionista.
––Hice una reserva a nombre de Draco Malfoy––. Le explicó mirándola con superioridad.
––Sí, señor Malfoy, aquí lo tenemos registrado––. Murmuró tecleando en su computador––. La suite matrimonial ¿No?
––Así es.
–– ¿Qué?–– susurró Hermione mirándolo con los ojos abiertos––. Malfoy ¿me puedes explicar?–– él rió forzadamente.
–– Tú siempre tan graciosa, cariño––. Murmuró entre dientes––. Permítame un segundo––. Se dirigió a la mujer que siguió con su trabajo y le susurró bajito con los dientes apretados––. Me han dado una oferta porque creen que venimos de luna de miel, así que haz el favor de cerrar bien tu pico y seguirme la corriente a menos que de verdad quieras dormir bajo un puente.
Hermione frunció los labios y se giró a la mujer pacientemente.
––Tendrá que disculparla––. Murmuró Malfoy––. Los vuelos la ponen algo torpe.
Estuvo tentada a pisarle el pie pero se resistió y sonrió falsamente.
––Bien señor Malfoy, este es el costo de la habitación, puede pagar aquí la mitad y cuando desaloje la otra mitad, o todo de adelanto.
––Todo de adelanto, ¿no cielo?–– se dirigió con mirada burlesca a Hermione y ella iba a abrir la boca pero sus ojos se abrieron de par en par al ver aquel montón de ceros en la cuenta.
Balbuceó un poco pero decidió que no quedaría como una estúpida y sacó su billetera abriéndola para sacar el dinero y contar si quizá le alcanzaba. Tenía casi la mitad.
Lo sacó y miró a Draco pero este ya tenía la tarjeta de la habitación en una mano y guardaba su dinero de nuevo.
––Malfoy… ––. Murmuró––. No tengo la mitad pero si casi…
–– ¿De qué hablas? ¡Oh, no! No pienses que somos todavía novios, porque ahora yo pagaré todo, ¿o no, esposa?
Iba a pegarle. Por Dios que lo haría, pero él la tomó del brazo y se la llevó de allí hasta el ascensor.
––Estás estropeando todo, Granger–– Murmuró mirándola con frustración–– Has silencio y sube de una buena vez.
La agarró del codo y la llevó hasta el ascensor donde subieron casi al último piso
¿Con que las más baratas del hotel? Es la misma mierda costosa.
–– ¿Me puedes explicar de una buena vez que es lo que estás planeando?–– Gritó cuando entraron a la habitación notando una cama matrimonial en el centro de esta–– ¡No pienso compartir esa cama! ––Lo miró horrorizada––Es que ahora mismo bajo y aclaro todo este asunto, a mí no me vas a ver la cara…–– murmuró caminando hacia la puerta, el joven la detuvo por el hombro––. ¿Qué?
––Hay un sofá allí, no seas dramática que bastante que cuesta encontrar reservación en este hotel.
––Puedo irme a otro lugar.
––Ya te dije que he venido a vigilar que no malgastes el dinero en estupideces.
–– ¿Acaso esto no es una estupidez? ¡Además ni siquiera están financiando el viaje y la estadía!
–– ¡Por un cornudo demonio, Granger! ¡Qué obedezcas y punto!
Hermione lo miró con rabia y se sentó bruscamente en el sofá cruzando las piernas.
––Ni creas que dormiré yo aquí––. Aseguró y se levantó de repente sacando de su maleta un camisón, un cepillo de dientes y un par de pantuflas. Él la miró con una ceja alzada pero no dijo nada y dejó que se introdujera en el baño, ella y sus niñerías.
––Esto era lo que me faltaba––. Murmuraba Hermione con rabia quitándose la ropa que ahora le parecía un estorbo y poniendo encima su camisón––. ¡Maldito Malfoy! Debí encargarme yo misma de las dichosas reservas ¡Es un demente!
Draco la observó salir con indiferencia del baño y ella lo miró con los ojos abiertos.
–– ¿Qué haces en la cama? ¡Te he dicho que no dormiría en el sofá!
Draco rodó los ojos––. ¡Pero si la cama es enorme! Podrías dormir de este lado que yo ni te sentiría.
––Tienes tres segundos para bajarte––. Dijo Hermione entre dientes entrecerrando los ojos con rabia, él la miró con burla antes de soltar una fuerte carcajada––… Uno…
–– ¿Estás hablando enserio, Granger?
––…Dos…
––No me pienso parar de aquí. A ver ¿Qué piensas hacerme?–– bufó cruzándose de brazos.
–– ¡Tres!–– gritó Hermione, se tiró sobre él y empezó a empujarlo de la cama con brusquedad y toda la fuerza que tenía.
–– ¡Oye! ¿Qué demonios…? ¡Granger!––Ella lo ignoraba sin dejar de empujarlo con todas sus fuerzas de todas las maneras posibles mientras él hacía fuerza para no ceder. Se caía en el intento y de nuevo se levantaba tratando de sacarlo.
–– ¡Sal… de… la… cama!–– le empujó hasta que cansada se tiró en la cama–– Eres un maldito desgraciado, enfermo, cínico, abusador ¡Y un imbécil!
––Qué bueno que me lo recuerdas, se me olvidaba lo Malfoy que soy.
Ella gritó con rabia y se puso una almohada en la cabeza, sin embargo sintió como la cama subía a la ausencia de un peso y lo vio tomando varias almohadas y una gruesa colcha ubicándose después en el sofá.
Estaba sorprendida. Creyó que él haciendo honor a su muy apreciada virtud como un cretino se quedaría para fastidiarla hasta obligarla a marcharse al sofá, pero era él quién estaba acomodándose allí. Confundida lo observó acomodarse y apagar las luces con la varita, y no que hacer en esa incómoda e inesperada situación, así que optó por acurrucarse en su cama tapándose con el dosel y tratando de relajarse para poder dormir.
Sin embargo el sueño no llegaba para ninguno y empezaba a ser incómodo. Cierta parte de ella se sentía mal por el rubio al verlo como trataba de acomodarse siendo tan difícil para él en ese sofá tan pequeño. Sin embargo decidió que era culpa suya al haber alquilado una habitación para pareja y cerró los ojos librándose del sentimiento.
