Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.

SOLA

Bella POV

Ashley entró en la habitación y me miró cautelosamente. La ignoré por completo. La música de mis auriculares sonaba tan fuerte que me dolían los oídos y casi seguro que mi compañera de cuarto la podría oír si se mantenía en silencio. Pero claro, silencio y Ashley nunca van en la misma frase.

-Max dice que la cena ya esta lista-me dijo con voz temblorosa-. ¿Vas a bajar?

La miré fríamente.

-¿Para que?-contesté sin ninguna emoción en la voz-. ¿Para engullir un trozo de carne con sabor a alfombra? ¿O para tragar espaguetis a la carbonara pero sin espaguetis? No, gracias. Prefiero mantener la indigestión alejada.

-Nunca bajas a cenar-protestó Ashley. Apreté los puños al ver como mi escasa paciencia llegaba a su fin-. Solo comes en el instituto. Ya va siendo hora de que superes lo que te pasó.

Me quité los auriculares de un tirón, cogí a Ashley por el cuello de la camiseta y la sujeté contra el armario. Ashley me miró aterrorizada.

-Te he dicho miles de veces que no te metas en mi vida-siseé-. Será mejor que mantengas tu curiosidad a raya o tendrás que aprender a hablar sin lengua. ¿Entendido?

Ashley asintió, demasiado asustada como para hablar. La solté y ella salió corriendo en dirección al comedor. Sabía que no diría nada, ella era demasiado cobarde para enfrentarse a mi de nuevo.

Me tiré boca abajo en la cama, intentando inútilmente controlar las lágrimas que luchaban por salir. Odiaba este orfanato. Odiaba sus blancas y desconchadas paredes. Odiaba su mortecina luz blanca y ese asqueroso olor a hospital. Acaricié las tres gruesas cicatrices que tenía en la muñeca izquierda y luego la que tenía en la frente, que ocultaba bajo mi flequillo. Diminutas gotas con sabor a sal mojaron mis mejillas y golpearon la colcha de mi cama al caer. Me hice un ovillo, abrazándome las rodillas firmemente contra el pecho mientras unos sollozos rasgaban mi pecho. Ya no podía más.

Flash Back

Estaba debajo de un portal. La gotas de lluvia caían incesantemente contra el pavimento. Todas mis amigas se habían ido a casa. Era natural que lloviera en Forks, pero ahora llovía demasiado como para ir andando hasta mi casa. Al ir a dar una vuelta con mis amigas, había dejado mi camioneta en casa y había tenido que llamar a mis padres para que vinieran a recogerme.

El coche de mi padre apareció por la esquina y vi a mis padres, Charlie y Reneé, en los asientos delanteros. Rápidamente, abrí la puerta trasera y entre.

-Lo siento-me disculpé-. No sabía que llovería tanto.

-No te preocupes, Bella-me dijo mi padre mientras el limpiaparabrisas iba de un lado a otro-. Solo recuerda mirar que no lloverá tanto la próxima vez.

Nos mantuvimos en silencio hasta llegar a casa. Justo en la esquina de mi calle, mi padre giró pero las ruedas patinaron contra el asfalto mojado y el coche se deslizó sin control por la carretera. Mi madre gritó mientras mi padre trataba de pisar el freno. El coche se estrelló violentamente contra una farola y todo se volvió negro.

Cuando me desperté, descubrí que no habrían pasado ni dos segundos desde que chocamos. Un dolor penetrante me pinchaba en la cabeza. Me palpé la frente y descubrí sangre que manaba de la herida. Estaba tirada en el suelo. Mi padre estaba a unos tres metros de mi, pero mi madre se encontraba a mi lado. Me arrastré un poco hasta ella. Abundante sangre roja salía de un montón de cortes que le cubrían el cuerpo.

-¡Mama!-gimoteé.

Mi madre pestañeó y me miro a los ojos. Sonrió y luego cerró los ojos. Para siempre.

Fin Flash Back

De eso ya habían pasado cinco meses. Me trasladaron a un orfanato, ya que no tenía más familia. Me dejé el flequillo largo para ocultar mi cicatriz, mi única herida del accidente. Cuanto desearía haber muerto yo en lugar de ellos. Dejé de ser la chica dulce y cariñosa que solía ser. Me convertí en una adolescente problemática, irresponsable y antisocial. En el tiempo que llevaba en el instituto nuevo donde nos mandaba el orfanato, me habían enviado dos veces al despacho del director por pegarme con otro alumno. También traté de suicidarme al mes del accidente. Me corté las venas en el baño. Pero Max, el cocinero, me encontró antes de que perdiera la suficiente sangre.

En ese momento se abrió la puerta y un señor con traje y corbata entro en mi habitación. Era alto, calvo y con un grueso bigote. Un maletín gris colgaba de su mano derecha, a juego con su soso traje.

-Fuera-le dije de malas maneras.

-Bella, solo pretendo ayudarte-me dijo él con una sonrisa.

Era Aro Vulturi, mi abogado. Antes le había suplicado que no me llevaran al orfanato. Pero ahora ya daba igual.

-Le dije que no me metieran aquí-gruñí-. Pero usted no me hizo caso. Odio este lugar.

-Lo sé-respondió el señor Vulturi-. Por eso voy a sacarte de aquí.

-¿En serio?-me sorprendí-. ¿Van a emanciparme, como yo quería?

El señor Vulturi negó con la cabeza.

-No, pero he buscado entre documentos de tu padre y averigüé que tu tutor legal vive en Phoenix. Era el mejor amigo de tu padre. Te iras con el y su familia.

-¿Que?-grité, furiosa-.¡Yo no quiero una nueva familia! ¡Quiero emanciparme! ¿Que clase de abogado es usted?

-Uno que se preocupa por ti, querida-me respondió-. En tu estado emocional, comprenderás que no puedo dejarte vivir sola. Y menos después de tratar de quitarte la vida.

-¡Tengo 17 años!-chillé-. ¡Sé cuidarme sola!

-Te mudaras con tu tutor-rechazó el señor Vulturi-. Está casado y tiene cinco hijos de tu edad. Todos adoptados, así que no seras la única.

-Genial, compartiré mi vida con la familia Monster-ironicé-. ¿Quien es ese "fabuloso" tutor?

El señor Vulturi sonrió.

-El doctor Carlisle Cullen.

Aquí esta el primer cap. Es la primera vez que hago un fic en que sean todos humanos, así que deseadme suerte. Espero que os guste. ¡Besos!