¡Hola! Regresando con otro pequeño trabajo, pero esta vez un poco mas larguito. Tres capítulos, nada más.
Demorare un poquito en subirlo. A QUIEN ENGAÑO, LOS SUBIRÉ DÍA TRAS DÍA XD
Aunque eso si, no se si serán a horas apropiadas. Tengo parciales, desgraciadas cosas, y tengo que entregar un montón de trabajos y bocetos.
Boano, aquí os traigo un GamKar super sensual.
GamKar
Safe and Sound.
La primera vez que vio al pelirrojo fue en la estación de tren, tomando un café, o posiblemente un té, mientras esperaba junto a las demás personas por su transporte.
Era de estatura pequeña a comparación de los demás, pero él tampoco tenía el derecho de recriminar eso porque él era un completo gigante al lado de una persona de estatura normal.
Su cabello era rojo, como había mencionado antes, y tenía ojos de color grises; lo cual, en su opinión, le contrastaba bien. Otra cosa que le llamó la atención fueron las pecas que decoraban su nariz y mejillas, dándole un toque más…delicado.
¿Cómo es que logró tener una buena descripción de él? Fue porqué cuando comenzó a cantar, él lo notó primero.
Era una canción tranquila, melancólica, pero que representaba muchos sentimientos que en esos momentos lo embargaban.
Además de ser el soundtrack de su película favorita.
El pelirrojo se quedó parado frente a él, escuchándolo cantar y tocar la guitarra. Ni siquiera notó cuando el último tren llegaba a la estación y se llevaba a los últimos pasajeros de esa noche, dejándolos a los dos en ese subterráneo.
Al finalizar su canción, le tiró un billete de 20 dólares al estuche de la guitarra, cosa que le sorprendió bastante, pues normalmente lo máximo que recibía eran 5 dólares.
Miró con un poco de asombro al pequeño, quien le sonreía encantado por la canción escuchada, pero segundos después su semblante de felicidad se vio distorsionado cuando se dio cuenta que no había nadie más en la estación de trenes.
Toda inocencia que creyó que el chico poseía se fue a la mismísima mierda cuando le escucho soltar insultos al aire.
-¡No, mierda! ¡Mi puto treeeeen! –se jaló los cabellos, desesperado, y mirando de un lado a otro en busca de alguna otra salida.
Fue bastante cómico verlo tan…así. Normalmente le daría igual si se quedaba perdido o fuese secuestrado, pero era un tipo bastante lindo y amable que sería un desperdicio de vida no ayudarlo a cuidarse; y menos a estas horas.
-¿Necesitas ayuda, hijo de puta? –preguntó acercándosele a él con sus cosas ya guardadas. Tenía el estuche de la guitarra en hombro, junto con el instrumento dentro, y una bolsa que contenía una botella de vidrio con agua y una pequeña bolsa con un sándwich a medio comer.
Al principio, el pelirrojo le vio con aires de desconfianza. Al parecer tendría algún problema con confiar en las personas. ¿Quién no lo haría, viéndole a ese tipo con ropa de pandillero?
-Necesito mi tren, si no, no llegaré a mi trabajo. – respondió en un susurro.
Sonrío con tranquilidad, extendiéndole una mano.
-Tengo algo con lo que te podría ayudar, si deseas.
Aquella mirada de desconfianza seguía en él.
Caminó hasta llegar a su lado, sin hacerle caso a la mano que tenía levantada para que él la tomase.
-Cualquier cosa estaría bien, siempre y cuando no me jodas y me des mi puto espacio personal –murmuró, de nuevo.
Le sacó la lengua a modo de juego y empezó a caminar hacia las escaleras, él pronto siguiéndole los pasos. Una vez cuando estuvieron en las casi desoladas calles, se acercó hacia el estacionamiento de bicicletas y desencadenó la suya, que era de color morada. Le hizo señas al pelirrojo para que se acercara y se subiera contigo.
-No pienso subir a esa mierda – respondió cortante.
Te encogiste de hombros antes de responderle: -Es esto o nada, mi putisimo amigo.
Soltando un grito de resignación, esperó a que se subiera primero antes de posicionarse detrás de suyo, subiéndose en las cosas esas que sobresalían de la rueda trasera. Se apoyó sobre sus hombros con un brazo, pues el otro seguía sosteniendo el vaso de té, o café, casi poniendo todo su peso encima de él; pero eso solo logro a que pudieses percibir la colonia que usaba: él olía a fresas.
Guardando el candado en el canasto de la parte frontera de la bici, pedaleó por las calles que normalmente el tren tomaría ruta por debajo de ellos. Preguntó al pequeño a dónde se dirigía, para tener maso menos alguna referencia antes de perderlos; él le respondió, con un tono más tranquilo, que se dirigía a la biblioteca frente al parque Alteirn.
Recorrieron algunas calles antes de divisar por lo lejos algunos gigantescos árboles que sobresalían del hermoso parque. A pesar de estar algo oscuro, las luces de los faroles le daba al lugar un toque más acogedor; eso y en su opinión, porque su acompañante empezó a temblar, aunque no sabía si era de miedo o porque hacia frío. Para él, el clima era demasiado cálido incluso en la noche.
-Puedes dejarme aquí, gracias.
Detuvo la bici cuando llegaron al frente de la entrada del dichoso lugar.
Para sorpresa suya, había mucha gente dentro de esa biblioteca. Ni si quiera parecía biblioteca, parecía más bien un lugar de reunión para tipos intelectuales.
Todos vestían fabulosos.
-Hey, KK', llegas tarde. – avisó uno de los chicos que estaba fuera del local, con una chica a su lado. Ambos tenían puesto unas gorras negras, al igual que sus ropas que tenían el mismo color. En caso de él, llevaba unos lentes 3D, lo cual lo diferenciaba de los demás–Terezi te espera dentro.
-Lo sé, idiota. Perdí el tren cuando venía para acá –respondió el pelirrojo, bajándose de la bicicleta y lanzándole al tipo de las gafas su mochila y entregándole su vaso de té, o café, a la chica.
- ¿Tienes mi saxofón?
-Lo tienen todo preparado dentro, Karkat. Entra, te mataran si no te presentas.
-Tsk, calma Sol, aun no es mi hora –bromeó, antes de darle un pequeño golpe en su brazo. Frunciendo el ceño, se volteó a verlo. Sus ojos grises evitaban hacer contacto con los de él, cosa que le parecía muy graciosa. –Hey, uh, gracias. Regresa a tu casa a salvo.
-¿Tocas el saxo, hermano? – preguntó con curiosidad, ignorando la despedida que le daba el chico.
Levantando una ceja, le respondió: -Si, desde que tengo memoria lo he tocado.
-Cool –comentó, preparándote para irse. –Gamzee Makara.
-¿Qué?
-Mi nombre, hermano, es Gamzee. –sonrío, empezando a pedalear lejos de la biblioteca.
Esa noche se fue con un nombre grabado en su mente: Karkat.
No os diré el final, nope, no lo haré, pero se que habrán sentimientos encontrados (?)
¡Gracias por leer!
Oh, cierto, gracias a la persona que comento mi one-shot SolKat, Midnight, si no me equivoco. Graciaas!
