Nota importante: MKR no me pertenece, las escritoras oficiales son CLAMP, yo sólo me divierto con posibles finales, tampoco mi afán en ser escritora, solo garabateo...

Nota de Autor: Para todas aquellas personas que no han leído el primer fic, aquí les dejo una breve reseña del porque están así los hombres cephirianos, en el anterior Fic las chias terminaron casándose con sus adorados, Lucy quedo embarazada en su primera noche con Lantis. Por su parte Marina y Anahis , le hicieron segunda a los meses y ahora todo el castillo esta embarazado! jajaj entra y ríe un poco

La penumbra estrellada adornaba perfectamente el paisaje en mundo mágico, el silencio rondaba los jardines y las aldeas, de vez en vez sólo se podía escuchar el vuelo de algunas aves nocturnas, ese día en particular el viento estaba demasiado tranquilo, en Cephiro reinaba completamente la paz. Sin embargo ese silencio no formaba parte del castillo, quien contaba otra historia, la cocina y los empleados de la hora nocturna no paraban de recibir a los moradores de ese imponente lugar.

El gran hechicero de Cephiro ya se había levantado en tres ocasiones con ésta, los antojos nocheros de su adorada, no permitían al gran gurú pegar por completo el ojo, una sola noche, desde que la joven guerrera del agua había quedado embarazada. Por otra parte el príncipe llegaba en busca de té dulce, él al igual que su maestro ya había bajado por tercera ocasión al sitio, su adorada princesa había resentido de tal manera el embarazo, que se la pasaba en el cuarto del tocador entre vomito y vómito, lo único que hacía que su cuerpo pudiera contener al menos por un breve tiempo aquel merengoso espasmo, era el tan famoso "té dulce", esa misma razón lo llevaba de nueva cuenta al lugar, cansado y un poco trastabillando logró atravesar la puerta del recinto para así toparse con el gran mago tomando una taza de té, acompañado de Ráfaga el jefe de las fuerzas armadas de Cephiro, sentados en la mesa del comedor de la cocina, éste último inevitablemente había bajado también, en busca de uno de los caprichos de su esposa, el famoso vaso con "agua fría" , ya que su hermosa bailarina no aguantaba los bochornos que la atacaban al final del embarazo, el calor era tan fatigante que se pasaba la mayor parte de la noche pidiéndole a su adorado rubio que bajara por agua fría, cosa que costaba bastante trabajo al jefe, ya que siendo Cephiro todo estaba de manera templada, así que tenía que bajar y ayudarse de una de las maquinas que habían proporcionado tan gentilmente, los ciudadanos de Autozam, era una especie de cúpula con una pequeña puerta que al abrirla y meter el vaso con agua, éste se helaba instantáneamente.

-buenos noches – saludo el recién llegado

-buenas noches – contestaron al unísono los ya presentes

-no me digas que otra vez necesitas Té – pregunto ráfaga arqueando una ceja, mientras absorbía un poco de su taza

El chico asentía, dejando caer los hombros, para él era un dolor indescriptible el ver a su adoraba entre tanto espasmo y alarido saliendo de su hermosa boca, abrazada siempre de aquel artefacto en el tocador. Por lo cual haría lo que estuviera en sus manos, para evitarle más sufrimiento – ya está dormida, pero antes de que se levanté de nueva cuenta, quiero tener el té listo, finalizaba el peliverde.

-Vaya estas reuniones nocturnas ya se están haciendo costumbre – reía por debajo el comandante – pero aquí hace falta alguien y Lan…

No terminó su parlamento, ya que a la puerta llegaba el único espadachín mágico de Cephiro, quien esa noche había brillado por su ausencia, mientras Paris y Guruclef ya se habían visto tres veces, Ráfaga había bajado solo dos y en ninguna ocasión habían logrado divisar al ahora rey de Cephiro. Quien tenía que bajar por la dotación de dulces que su amada Reyna pedía, ya que sin ella le era demasiado difícil conciliar el sueño y estando en un adentrado embarazo, lo último que podía permitirse el caballero es que su amada no pudiera pasar las horas de sueño con descanso.

Ya te iba a poner falta, Lantis – exclamó divertido el príncipe

El aludido miró levemente a los hombres que yacían sentados en la mesa y movió su cabeza hacia ambos lados en señal de total empatía hacia sus amigos, todos pasaban por la misma situación, cada uno a su manera, pero la misma situación al fin.

-lo de siempre para el Rey – ordenó el peliverde sarcásticamente, mientras dirigía su vista hacia, una de las personas que atendían la cocina esa noche.

El espadachín mágico, lo miró nuevamente esta vez de manera severa y volvió a mover su cabeza en señal de enfado. Odiaba con todo su ser que le llamaran "Rey" o al menos que sus amigos cercanos lo hicieran, por eso quiso desistir de ese cargo, él no estaba hecho para esas cosas, pero como desistir, si el planeta ya había elegido a su princesa y ésta al casarse, ascendía al gran trono – pensaba mientras se acercaba a la mesa del comedor y tomaba asiento con los tres futuros padres en Cephiro.

Inmediatamente al sentarse, en el único lugar disponible de la pequeña mesa, quedando enfrente del gran mago, al costado derecho residía Ráfaga y en el izquierdo Paris, se escuchó un profundo suspiro por parte de los cuatro Cephirianos, a esa hora de la noche casi todo mundo dormía, a excepción de ellos que por lo habitual de sus visitas a la cocina nocturna, habían decidido charlar por unos instantes cada vez que lograban toparse los cuatro.

-Este será mi último hijo – decía el comandante de las fuerzas armadas con total seguridad, mientras exhalaba una y otra vez. El mago y el espadachín mágico movían una y otra vez sus cabezas de un lado a otro.

-Si, como no Ráfaga, estoy seguro que tú fuiste quien decidió tener otro hijo, siempre vi a Caldina muy contenta con solo tener a Kara – expresaba bufándose el príncipe.

Mientras el resto mostraba una minúscula sonrisa a través de las comisuras de sus labios, las palabras del príncipe, no solo eran impropias por lo general iban acompañadas de excesiva sinceridad. Era del conocimiento en todo Cephiro, que el Comandante anhelaba un hijo varón y muy seguro que este buscara con toda su voluntad y otras "cosillas" conseguir tal fruto.

El rubio rascándose la cabeza – atinó a contestar – puede que tengas razón Paris, pero esta vez será la última, finalizó contundente.

-si claro, Ráfaga – contestó el peliverde, como diciendo "hasta crees que te lo creo" – y tu Guruclef porque estas tan serio y ahora porque antojo te mandaron, preguntó divertido.

-Da gracias que en éstos momentos no traigo conmigo el báculo, Paris – contestaba serio el mago mientras daba otro sorbo a su té – sino ya te hubiera puesto en tu lugar, sigues siendo muy arrebatado con tus interrogaciones.

-Ay vamos Guruclef, ya tenemos meses en las mismas, no te debería de extrañar – contestó con una sonrisilla traviesa el príncipe – anda vamos dinos porque te mandaron ahora, estoy seguro que ni siquiera hay dentro del castillo, por eso estás aquí sentado esperando.

Lantis y Ráfaga se miraron una y otra vez, luego dirigieron las miradas hacia el gran mago, una pequeña sonrisilla se les había vuelto a escapar, el príncipe podía tener todo lo entrometido del planeta, pero por lo general sus suposiciones siempre eran acertadas.

El mago suspiró una, dos veces y muy resignado contestó a la pregunta – pidió una ensalada de "Ghana"

Jajajaj…- ya ves que tenía razón, esa Marina no se iba a conformar con algo de la cocina de palacio… jajajaj – el peliverde reía divertido ante la cara de su gran maestro, jamás lo había visto en tal situación y para colmo los pedidos de su ahora adorada guerrera, eran tan difíciles que hasta la misma magia del gran hechicero era puesta a prueba.

-ya déjalo París – en esta ocasión era el comandante quien auxiliaba al gran gurú – que culpa tiene Guruclef que el antojo de Marina haya sido precisamente una fruta que este fuera de palacio

-Muchas gracias Ráfaga, no es necesaria tanta ayuda de tu parte – contestaba el peli lavanda mientras absorbía otro poco de su té.

Lantis observaba divertido la situación, pero como siempre su rostro no denotaba mucho las emociones. En esos momentos le acercaban su taza con té negro, esa bebida especial la había conocido al lado del hermano de Lucy, "Saturno" quien en su afán de sacarle la vuelta al té dulce, le había ofrecido probar ese líquido especial.

Y tu Lantis, como vas con Lucy – preguntaba el comandante sin hacer caso al sarcasmo de su maestro y poniendo énfasis en la rara bebida que estaba a punto de ingerir el espadachín mágico.

-Bien, solo está un poco cansada - contesto con su tono habitual.

-Pero por supuesto que está cansada Lantis – de nuevo interrumpía el príncipe – solo a ti se te ocurre poner a Lucy en tal situación, un embarazo gemelar es muy pesado para cualquier mujer en Cephiro, ahora ella que tiene que llevar a cuestas a todo un reino.

Las risillas de las mujeres cephirianas que atendían la cocina no pudo pasar desapercibida, para los pobres hombres que yacían envueltos en una sarta de problemas ahora con sus mujeres embarazadas (aaaah, pero querían herederos)

-Cállate Paris, con tus ocurrencias todo Cephiro se entera de nuestras vidas privadas – contestaba seriamente el mago.

-Además, Lantis que tiene que ver con eso, Paris – ahora el comandante abogaba.

-Pues que más podría tener Ráfaga… - de seguro ha de haber puesto demasiada voluntad en ello- exclamó entre carcajadas el peliverde.

El resto por fin soltaban la notoria risa, moviendo sus cabezas de un lugar a otro, las damiselas que yacían ahí volvían a reír, no era que estuvieran de fisgonas, pero la grave voz del príncipe Cephiriano y el total silencio que traía consigo la noche, imposibilitaba el no poder escuchar las pláticas de los gallardos.

-Por los Dioses! Paris, no sé qué haría sin estas noches de alegría, con tus ocurrencias – exclamaba sonriente el comandante.

En esos momentos entraban al sitio dos guardias de la corte Cephiriana, llevaban consigo una canasta repleta de fruta de "Ghana", (algo así como las granadas de mundo místico) y se las daban al gran hechicero del planeta.

-Merle, podría preparar una ensalada de esas que le gustan tanto a mi esposa por favor – el gran gurú se dirigía a la jefa de cocineras del turno nocturno del Castillo.

-Aprovechando, para mí traiga una vasija llena de "té Dulce" por favor, sino es mucha molestia – expresaba con toda formalidad el príncipe.

Mientras la cocina se ponía de nueva cuenta en marcha para atender los pedidos de los moradores, el cuarteto seguía platicando de sus aventuras ahora como futuros padres, cada uno batallando a su manera y siendo apoyado por el otro, quien pudiera tener un poco más de conocimiento, el príncipe como siempre tratando de hacer ameno aquel desvelo y mofándose un poco de sus compañeros de batalla, aunque hacía mucho tiempo que estás estaban lejos, sin embargo la batalla que ahora vivían era el salir sin tantos raspones del tan alterado cambio hormonal de sus ahora cónyuges.

-Ráfagaaaaaa – retumbó en todo el piso del primer nivel – deberás traerme dos vasos con agua fría – gritaba la ilusionista, quien sentía que su marido ya se había pasado de minutos con el encargo.

El resto de los presentes les bajaba un gota por la frente, el grito de Caldina anunciaba que ya se habían tardado un poco más de la cuenta, por lo tanto los ocho pares de piernas se levantaron intempestivamente del comedor. Guruclef tomó por fin el plato de ensalada de "Ghana", Paris acomodaba todo en una bandeja, llevaba consigo la tetera, tazas y un líquido especial que servía para endulzar un poco más la bebida. Ráfaga se había levantado de súbito y buscaba en la cocina un segundo vaso para llenarlo y ponerlo a enfriar, esa noche le iría con en feria si tardaba un momento más. Lantis por otra parte se levantó, abrió uno de los muebles de la cocina que estaba lleno de dulces, mismos que sus amigos Águila y sobretodo Geo habían ayudado a surtir, tomó un pequeño recipiente y lo colmó de varios de ellos de sabores y colores distintos, surtió al menos la ración suficiente para ya no tener que bajar el resto de la noche. Fue así como los cuatro poderosos de Cephiro atendían lo más rápido posible las exigencias de sus amadas para poder partir a sus respectivas habitaciones. Las mujeres del lugar los miraban divertidas, después de todo quien diría que los hombres con las almas más poderosas de Cephiro se verían envueltos en esos tejes y manejes.

En una de las puertas de las habitaciones del primer piso, se giraba el picaporte dando paso al poderoso espadachín de las fuerzas armadas

-Ráfaga, Cariño te has tardado más de la cuenta, necesito el agua para ahorita, no para ayer – expresaba la sedienta peli rosa

Mientras al pobre hombre le bajaba una gota por sien – lo siento Cariño me entretuve un poco en la cocina con los muchachos.

-Vaya! Así que ese trío sigue sufriendo y merodeando por las noches- expresaba gustosa y maliciosamente la bailarina – eso les pasa por querer tener hijos.

El comandante movía su cabeza de un lado a otro, después de todo las palabras de su adorada esposa, herían el orgullo del comandante, él estaba en la misma situación que ellos.

-Y bien cariño será que ahora ya puedas acostarte conmigo y abrazarme – inquiría fervientemente la mujer

-Mientras no se te ocurra pedir otro vaso con agua fría, creo que podré cumplir tu deseo, cariño – respondía un poco sarcástico el rubio.

Jajajaj… - Ay ¡! Vamos Rafi – decía la chizetana mientras abría sus brazos y lo invitaba a compartir la mullida cama.

El hombre dejo caer sus hombros, después de todo haría lo que fuera por su amada, si le pedía cien veces el famoso vaso con agua fría, éste se lo traería.

Mientras en el ala este del Castillo, entraba de la manera más sigilosa el gran mago a la habitación, donde yacía su esposa desparramada en la cama de tres plazas, dejando un mínimo espacio para poder acostarse, el hombre casi se va de espaldas, no que quería con ansias locas la dichosa "ensalada de Ghana", para que esperé tanto, si de todas forma se iba a dormir, pensaba el aludido. Para colmo la chica había ocupado más de la mitad de la cama, el pobre hechicero tuvo que tomar su báculo y alzarlo para hacer crecer un poco más el dichoso lecho. De esa manera se adentró y muy pronto pudo sentir como era rodeado por uno de los brazos de la guerrera de agua, el mago sonrió para sí, no importaba si tenía que ir a buscar hasta Autozam uno de sus "antojos" la recompensa de tenerla a un lado bien valía la pena.

Paris iba rogando al Dios del viento que por favor detuviera un poco los espasmos de su esposa, después de todo sabía perfectamente que ese tipo de quejidos podrían dejar exhausto a cualquiera y siendo ella tan frágil, el príncipe sentía que la guerrera no podría resistir tanto, entró a la habitación y logró ver que ésta dormía plácidamente, como si no hubiera sufrido ninguno de sus ataques prenatales. Dejando salir un suspiro apenas audible, el morador puso en un mueble la bandeja con té que traía, para así adentrarse a la cama y abrazar a su adorada.

En el nivel más alto del castillo, se adentraba el espadachín mágico en la alcoba real notando así que la pelirroja se envolvía en la bata de dormir

-Lantis ya iba a salir a buscarte, todo está bien? – preguntaba afligida la mujer

-Si Lu, no debes de esforzarte mucho por favor – contestaba el caballero mientras se acercaba y ponía el recipiente lleno de dulces en la mesa de noche para después ayudar a su amada a quitar la molesta bata

-lo siento amor, estaba preocupada – contestaba la guerrera feliz al verle de nuevo

El espadachín abrazó por la espalda a su adorada y paseaba su grandes manos por el vientre de la misma, mientras le hablaba al oído – ya falta muy poco, como te sientes?

La chica no podía dejar de sentir escalofríos cada vez que al hombre se le antojaba hablarle al oído (con ese timbre de voz, nosotros podríamos comprenderle perfectamente) – muy feliz y un poco desesperada contestaba divertida, poniendo encima de las manos del espadachín, las suyas

-He de confesarte que yo también estoy un poco desesperado – expresaba el gallardo mientras giraba a su adorada para encarar los escarlatas que lo volvían loco

-Lantis, debemos esperar solo un poco – enunciaba la pelirroja mientras acariciaba la mejilla del cephiriano.

-Ráfagaaaaaaa, ya es hora – se escuchó en todo el castillo…

Mientras los reyes se miraban con los ojos engrandecidos y temerosos, al notar el significado de las palabras de la ilusionista. Haciendo una mueca de sorpresa como expresando "aquí ya valió la fuente"…

Nota de Autor:

hola! aqui seguimos con algo mas , espero les guste, ya saben...

Me despido como siempre, ideas, consejos y criticas son bienvenidas

Seguimos garabateando...