Oscuridad. Es lo único que ve a su alrededor. Se oyen voces a lo lejos, pero no son lo suficientemente claras como para distinguirlas. Palpa las paredes en busca de una salida o un interruptor pero sus esfuerzos son en vano. ¿Dónde estoy? Lo último que recuerda es estar en la Sala Común de Gryffindor esperando a que Ginny volviera. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Quién me ha traído? ¿Por qué...De repente, se enciende la luz y aparece un hombre con una larga capa negra. No puede reconocer quién es, pero sí lo que es: un mortífago.

El hombre, completamente cubierto por una túnica negra, se acerca hacia ella y le acaricia la cara. Ella, aterrorizada, se aleja rápidamente en busca de una salida pero las paredes estan completamente cerradas, ni ventanas ni puertas a la vista. Sin posibilidad de huir, se queda parada en medio de la habitación intentando buscar la manera de defenderse. Instintivamente, echa la mano a su túnica en busca de su varita pero no está ahí.

"¿Te falta algo, cariño?"

Esa voz...No. No, no, no. Cualquiera menos él. El hombre que quita la capucha y pese a saber lo que va a encontrar, un escalofrío le recorre la espalda: dientes puntiagudos, cabellos grises enmarañados...Fenrir Greyback, el hombre lobo. El mismo que convirtió a Remus. Uno de los mortífagos más sanguinarios y crueles del mundo.

"Hermione Granger, ha pasado mucho tiempo, querida."

"Greyback." saluda ella con odio.

"Me alegra ver que te acuerdas de mí."

El hombre lobo se acerca a la joven y acaricia su cuello con sus largas y amarillentas uñas. Reprimiendo una arcada, Hermione contesta:

"¿Quién podría olvidar ver un monstruo?"

"¿Intentas insultarme? Mi condición es algo de lo que me enorgullezco, niña, no como tu amigo Lupin que no supo apreciar el regalo que le hice. Y podría habértelo dado a ti también. ¿Recuerdas nuestro último encuentro en la Torre de Astronomía? Espero que sí, yo no he podido olvidarlo, no solo por ser el día en que el gran Albus Dumbledore pereció ante el Señor Tenebroso, sino también porque encontré una nueva presa."

Hacía un año desde la muerte de Dumbledore y Hermione aún no podía quitarse de la cabeza la mirada vacía del director al caer torre abajo.

"He estado siguiéndote Hermione, cada paso que has dado, cada cosa que has tocado, lo he visto todo."

"No te creo, solo intentas asustarme."

"¿De veras? ¿Cómo está Ron? Debo admitir que esperaba más de ti, es decir, ¿un Weasley antes que un Potter? Entiendo que una sangre sucia como tú no puede aspirar a mucho pero todos pensábamos que Harry sería el elegido tras su gran declaración de amor en el baile, muy conmovedor."

¿Cómo demonios sabía lo que había pasado en el Baile de Navidad? Ni siquiera Ron lo sabía.

"¿Me crees ahora, pequeña? Fue realmente entretenido, la caza siempre es la parte más divertida. Ves a tu presa vivir su día a día sin darse cuenta que todo lo que haga no va a servir para nada porque en breves será tuya. Contigo me he tomado mi tiempo, te he observado y te conozco muy bien, querida. Pero no te preocupes, tenemos tiempo de sobra ahora."

"¿Dónde estoy?"

"Pensé que eras más inteligente, ¿de veras esperas que te lo diga?"

Y así, sin más, Fenrir desapareció de la sala entre risas, y con él se fue la luz.