Pasta de dientes
Nuevo año, actitud nueva. Spinelli había sido desde kínder la niñita matona que no se quería bañar. La mejor del equipo de foothbase. Tal vez al nacer, algo salió mal y debió ser una poetiza amante de los pastelillos como Mike, y el gordito debió ser el que le rompa los dientes a los de quinto.
Técnicamente, se golpearían así mismos, porque estaban empezando el último grado de primaria. Solo les quedaban 363 días para ser niños. Después se convertirían en… adolescentes (aghh). ¿Qué esperaban, ser niños por siempre como Peter Pan? Sí, y yo publicaré el octavo libro de Harry Potter.
-Oh, querido, Pasa- le abre la mamá de Spinelli al niño de la gorra verde-. ¿Quieres un vaso de jugo?-. Tiene papel de aluminio en el cabello y algodón entre los dedos de los pies.
-No gracias- TJ vive a 2 casas de la casa de su mejor amiga, y cada mañana se van juntos a la escuela. No recuerdan desde cuándo, siempre fue así.
Se le hace muy raro que no esté abajo. Normalmente es la primera en engullir su pan integral tostado con mantequilla. TJ lleva esperando 10 minutos. Si no baja pronto, llegarán tarde.
-¡Ashley, tu noviecito te está esperando!- que buena manera de meter la pata.
No es su noviecito: sería demasiado fácil, y no habría historia que contar. De hecho, has ahora habían sido lo menos parecido a una pareja que te imagines.
-¡Ya voy! ¿Dónde mi…- la pelinegra viene bajando las escaleras y gritándole alas hormigas, pero se da cuenta de que TJ está en la sala- has visto mi moño, mami?- Spinelli se ve…diferente. Es como si las Ashleys hubieran entrado en la madrugada y la hubieran asaltado con colorete.
-Cariño, tienes un poco de pasta de dientes en la oreja- en realidad era crema humectante. Se la sacó de su cosmetiquera- Déjame arreglarte- y su loca madre le unta su babota en el oído.
-Nuestra querida hija está creciendo-. Recuerdo que en su primer día de kínder se le atoró el pie en los bebederos, y tuvieron que sacárselo con una sierra- ahí fue donde se conocieron. TJ estaba luciéndose con su yo-yo, cuando vio a una niñita con un moño rojo que alguien le había pegado con cinta.
- Vámonos, T- antes de que saque las fotos familiares.
-Desde mañana, yo paso a tu casa, ¿de acuerdo?- jamás lo dejará volver a entrar a ese manicomio.
-Este será un largo año- se llama presentimiento.
-Largo y hermoso.
-Extraño el viejo Disney. Tenía mis cuadernos de primaria tapizados con dibujitos de ellos :3. Hacían parecer la escuela divertida.
