Capítulo 1: Comienzos.

(Voz de Nobu)

Hace ya casi 10 años de aquel día, hoy es un día triste y eso es evidente mientras me miro en el espejo atándome la corbata.

Hoy hace 10 años que murió Ren, así que hoy vamos a ir todos al cementerio para ponerle unas flores.

"Nobu, haz el favor de bajar ya." Me dijo mi padre gritando por las escaleras.

"Ya va." Afirmé acabando y poniéndome la chaqueta sin quedar del todo contento con el resultado de la corbata. "Dile a Yasu que ahora bajo."

"Baja de una vez, quiero que veas a alguien." Me dijo.

Oí hablar a alguien más, pero la otra voz era tan suave que no podía saber quién era.

"Papa, me voy ya. Me estan esperando y tenemos un viaje largo." Afirmé asomándome por la puerta a donde estaban mis padres. "Vuelvo por la noche, pero no sé a qué hora."

"¡Nobu, te dije que hoy tenías que estar aquí!" Me dijo mi padre furioso.

"Pues lo siento pero no puedo." Afirmé. "Hoy es el décimo aniversario de Ren. Vamos a ir todos, no puedo faltar."

"¡Oye!" Me dijo mi padre mientras yo echaba a correr.

Salí y cerré con fuerza la puerta antes de abrir la puerta en una chatarra de coche.

"Pensé que te habías comprado algo mejor." Le dije a Shin. "¿No venía Yasu?"

"Yasu cogió el tren esta mañana." Me dijo Shin. "Y como yo he tenido que salir más tarde por la grabación..."

Pues sí, vaya. En vez de con Yasu, iba a tener que viajar con Shin y su L de Novato.

"Esto... Nobu ¿no es ese tu padre?" Me dijo Shin mientras me ataba el cinturón.

"Sí, pisa a fondo que como nos pille me hace quedarme." Le dije. "Estamos en unos..."

"Cuenta, cuenta." Me dijo sonriendo.

"Hombre, yo esperaba poder hablar con Yasu, que es el que me puede ayudar con lo del espacio legal." Le dije.

"¿Qué ha pasado?" Me preguntó.

"Mi padre, va a vender el hotel porque no funciona bien..." Le confesé.

(Voz de Shin)

"¡Noooo!" Dije cuando el coche acabó muriéndose tras un rato haciendo ruidos raros y preocupantes. "¡Acababa de comprarlo!"

"¿De dónde lo has sacado?" Me preguntó Nobu mientras abríamos el capó y salía una columna de humo bastante alta que nos hizo toser.

"Pues de un desguace." Afirmé abanicando para alejar el humo de mi cara. "Me salió casi gratis y como aún estoy comenzando pues si me estrellaba no pasaba nada."

Estuvimos intentando quitar el humo un rato, pero lo único que conseguimos fue que disminuyese un poco.

Entonces oímos un motor rugiendo que pasó cerca y entonces paró más adelante y dio marcha atrás hasta parar a unos metros delante de nosotros en la cuneta.

"Parece que hemos tenido suerte." Dijo Nobu levantándose de la cuneta donde habíamos parado a esperar la grua.

"Y vaya suerte..." Dije sonriendo al ver a una chica que se bajaba de un bonito coche Koenigsegg CCX en negro.

"Perdonen ¿necesitan ayuda?" Nos dijo la preciosa chica llegando con cara preocupada a nosotros. "No he visto los triángulos de aviso..."

"¡Ah, cierto!" Dije recordándolo de pronto y corriendo a cogerlos.

"Dejalos, anda." Me dijo la chica entonces. "Tienes que colocarlos a un mínimo de 50 metros, mejor si son entre 75 y 100 por si acaso, que aquí se puede ir a bastante velocidad."

"Genial." Dije. "Pues voy a colocarlos."

"¿Qué ha pasado aquí?" Me preguntó.

"Ibamos conduciendo y de pronto se ha parado, he abierto el maletero y ha salido el humo..." Comencé.

"Hombre, no me extraña, esto debe ser de los años 70 o así..." Afirmó la chica. "¿No tenéis herramientas?"

"Pensé que no había que llevar." Le dije volviendo de poner el triángulo.

"¿Con un Toyota Celica Modelo TA22?" Me dijo girándose. "La verdad es que debiera ser obligatorio. Es como el black jack, os la jugáis. Me esperáis un momento y voy a coger las mías a ver si puedo hacer algo..."

"Esto... señorita, es que..." Le dijo Nobu.

"Tranquilo, si iba a un funeral a visitar una tumba." Afirmó. "Pero bueno, supongo que las tumbas no se van a mover. Ahora vuelvo." Afirmó.

(Voz de Nobu)

"Nada, esto no tiene arreglo." Afirmó la chica después de casi veinte minutos trabajando en el motor del coche mientras nosotros estábamos alucinados. "Tienes el carter destrozado, y el árbol de levas está hecho un cisco. Ah, y las válvulas estás desgastadas..." Añadió incorporándose. "¿De quién es el coche?"

"Mío." Le dijo Shin.

"Chaval, te han timado." Afirmó ella. "Esto no vale ni ocho mil yenes."

"Me ha costado 7.023 y unos céntimos." Afirmó Shin.

"Ya no llegamos." Afirmé yo echándome hacia atrás. "Nos van a matar."

"Hombre, igual podría acercaros yo a algún lado." Nos ofreció la chica. "Yo voy a esta dirección de Osaka." Nos dijo mostrándonos un papel donde había garabateada una dirección del cementerio donde estaba Ren enterrado.

"Y nosotros." Afirmé abriendo los ojos como platos. "¡Vamos al mismo cementerio!"

"Genial, entonces subir y os llevo." Nos dijo sonriendo.

(Voz de Shin)

La verdad es que era un poco increíble lo que nos había pasado. El coche había 'muerto', nos habíamos quedado tirados en plena carretera sin que ningún coche parase a ayudar, y el único que había parado había sido uno muy lujoso conducido por una mujer joven, de mi altura más o menos y que no debía tener muchos más años que yo.

Era guapa y tenía el pelo sujeto en una gorra puff. Sé que tenía los ojos brillantes, pero no podía saberlo seguro porque llevaba unas gafas de sol. Llevaba puesto un vestido negro y se ajustaba perfectamente a sus formas haciéndola parecer más glamorosa.

"¿Os gusta la música?" Nos preguntó mientras conducía de nuevo.

"Sí." Dijimos.

"Bueno, entonces... ah, este me encantaba." Afirmó sonriendo y poniendo la primera canción de un disco. "Me encanta cómo toca el guitarrista."

Ren, estaba hablando de Ren. El mismo al que ahora ibamos a ver a su tumba...

"Perdone, esto... ¿le importa si cambiamos de música?" Le pidió Nobu.

"Oh, vale, sí." Dijo ella cambiando a la radio y apagándolo cuando comenzaron a recordar que hacía diez años que Ren había muerto. "Malditos periodistas rosas... No pueden ni respetar a los muertos..." Murmuró en inglés antes de sonreírnos. "Perdón no soporto a los periodistas esos."

"¿Eres extranjera?" Le pregunté con curiosidad.

"¿Tanto se me nota?" Preguntó sonriendo. "Soy Europea."

"¡Wala!" Dijimos Nobu y yo.

Entonces ella se echó a reír.

"Bueno, y qué haces aquí." Le dijo Nobu.

"Trabajo." Afirmó. "Bueno, y la verdad es que ahora yo estoy aprovechando que un negocio se ha cerrado ya con éxito para tomarme un día de descanso para hacer un poco de turismo."

"¿Y haces turismo en un cementerio?" Preguntó Nobu apartándose contra la ventanilla.

"¡No!" Dijo ella riéndose. "Un viejo amigo murió, así que voy a visitar su tumba." Nos dijo suavemente. "Me ha costado lo mío encontrarla, parece ser que se ocultó a los medios, así que he tenido que contratar a alguien para que lo buscase."

"¿Se murió un amigo tuyo en Japón?" Le pregunté yo.

"Sí." Afirmó. "Bueno, era más bien conocido mío. Nos conocimos en mi ciudad hogar. No sé, él pasaba por un mal momento y yo tampoco es que pasase por uno mejor, así que supongo que yo le hice un poco de oído y él aguantó un poco mis quejas. Luego simplemente nos hemos escrito de vez en cuando."

"¿Era japonés?" Le preguntó Nobu.

"Sí." Afirmó ella. "Era un buen chico, solo… bueno, parecía fuerte, el típico punk fuerte que pasa de todo y no teme encararse al que haga falta, pero… creo que en realidad necesitaba él mismo tener alguien en quien apoyarse. ¿Y vosotros?" Nos dijo sonriendo de nuevo. "¿A quién vais a visitar allí?"

"Un amigo." Afirmó Nobu. "Le conocía desde el instituto. Era el bajo de mi banda."

"Vaya… lo siento. Mi más sentido pésame…" Dijo la chica suavemente.

"No, si murió hace tiempo." Le dije yo. "Hoy vamos a celebrar el aniversario."

"Ah, vaya… seguro que a él le gustará." Afirmó sonriendo suavemente.

"Esto… está muerto." Le dijo Nobu.

"Desde el cielo." Le dijo ella sonriendo y señalando al cielo azul. "Nuestros seres queridos que han muerto están siempre cuidándonos desde el cielo. El señor los cuida, y en el cielo son felices, nadie les acosa, nadie les critica… solo hay paz y felicidad."

"¿Eres cristiana?" Le dije sorprendido.

"Sí, aunque no soy muy de ir a la iglesia." Nos dijo. "No sé… prefiero donar mi dinero a causas benéficas que a una iglesia."

"Así que además de guapa, con buen corazón." Le dije. "Parece que alguien ahí arriba nos ha mandado un ángel." Afirmé bromeando.

Eso la hizo reírse y Nobu protestó un poco hasta que se dio cuenta que ella reía, entonces la miró y cuando la vio frotarse los ojos con una mano tras soltarla y sujetar el volante y conducir con solo una mano sonrió.

"Sí, a veces me dicen que soy un ángel." Afirmó ella. "Pero te aseguro que solo soy una mujer humana. Es a la derecha..." Afirmó girando un poco y parando en la puerta.

"Muchísimas gracias por el paseo." Le dije yo sonriéndole.

"Sí, nos has salvado la vida." Afirmó Nobu.

"NO hay de qué." Afirmó ella sonriendo. "Ha sido divertido viajar con vosotros."

"Ya, pero podías habernos dejado allí." Le dije. "Solo somos autostopistas, podríamos haberte matado y robarte el coche…"

"Nah." Dijo ella. "Unos chicos tan majos no podíais ser malos. Además, vuestro coche se había muerto, no sería humano dejaros tirados."

"Sí, claro…" Dijimos los dos dándonos cuenta de que nosotros posiblemente no hubiésemos recogido a un autostopista.

"Me alegra haberos conocido." Afirmó la chica desde la ventanilla.

"Si vas a estar por aquí mucho tiempo me gustaría invitarte a una copa." Le dije apoyando una mano en el techo y sonriéndole. "Es lo menos que puedo hacer por salvarnos así."

"Me encantaría, aquí… tienes mi número…" Dijo ella apuntándolo con un boli en mi mano. "Estaré en Osaka unos días. Voy a alojarme en un hotelito pequeño, así que… bueno, llámame cuando vuelvas por Osaka."

"Espera." Le dije cogiéndole el boli y sacándome un papel de liar y apuntando mi número de móvil antes de tendérselo. "Siento lo del papel, es lo único que teneía."

"No importa." Afirmó sonriendo. "Por cierto, este número de aquí…"

"Un 7." Le dije antes de leerle el número completo para que lo comprobase con su versión.

"Lo tengo." Afirmó sonriendo. "Tendrá noticias mías, señor…"

"¡Nobu, Shin!" Nos llamó Yasu. "¿Por qué habéis tardado tanto?"

"El coche de Shin nos dejó tirados." Afirmó Nobu. "Y esta señorita nos ha traído."

"Hasta luego." Me dijo la señorita. "Voy a ver si aparco por aquí."

Antes de que pudiésemos volver a agradecérselo, la chica había desaparecido.

"La has visto ¿no?" Pregunté.

"Sí, claro." Me dijo Yasu. "¿Habéis vuelto a fumar porros o qué?"

"Ufff… pensé que era un sueño." Afirmé.

(Voz de Nobu)

Con Yasu fuimos hasta la tumba de Ren; Naoki y Reira estaban ya allí cerca, como Takumi y Nana (Hachi) que estaba sujeta por los hombros con un brazo de Takumi mientras ella sujetaba a su hijo Ren en brazos y a Satsuki de la mano.

Sin embargo cuando llegamos a la tumba, descubrimos que no estaba desierta como habíamos esperado.

"Creo que nos hemos confundido de pasillo." Dijo Naoki mirando alrededor.

"Claro que no nos hemos confundido, bobo." Le dijo Takumi. "Eh, oiga." Llamó a la persona que estaba esperando junto a la tumba con la cara agachada y los ojos cerrados como en trance. "Oiga, eh. ¿Qué hace ahí?"

"Ah, perdone." Dijo la chica abriendo los ojos bajo las gafas de sol y mirándonos para entonces vernos a nosotros y sonreír. "Hola. Vaya, no esperaba veros tan pronto."

"Es… ¿no te has confundido de tumba?" Le dijo Shin.

"No." Dijo ella sonriendo. "Oh ¿vosotros también veníais a ver a Ren?"

"Nosotros veníamos a visitar la tumba de nuestro amigo Ren." Dijo Takumi. "¿Qué hace usted aquí?"

"Dijo que venía a visitar la tumba de un amigo." Dijo Shin confuso.

"Sí, la de Ren." Dijo la chica. "Ren Honjo, músico y guitarrista de los Trapnest."

"¡Ahhhh!" Dijo Naoki cubriéndose la boca sorprendido. "¡Isha-chan!"

"¡Naoki!" Dijo ella sorprendida. "¡Naoki, el ruidoso!. ¡Vaya, no te había reconocido con esos pelos!"

"Esto…" Dijimos nosotros.

"Isha-chan es una conocida de Londres." Afirmó Naoki feliz. "¡Es la jefa del hotel donde íbamos en Londres!"

"La hija del jefe, no te pases." Le dijo ella mientras él seguía sepultándola en un abrazo, aunque la verdad es que ella era tan alta como él y casi tanto como Shin. "Va, Naoki, ruidoso… suelta, que me da vergüenza ajena… aquí no os saludáis así."

"Así que conocías a estos dos." Le dijo Takumi.

"Sí, Ren tenía mi móvil, así que cuando estabais en Londres solíamos vernos en el bar del hotel y nos tomábamos un par de copas. Era un buen tío, aunque tenía demasiados problemas; quién no tiene problemas…" Añadió medio susurrando.

"¿Cómo supiste que…?" Le preguntó Yasu.

"Me enteré tarde, por eso no pude ni dar el pésame a su esposa." Afirmó ella. "Y luego cuando intenté buscar esta tumba me dijeron que lo habían mantenido en silencio para evitar a la prensa… así que contraté a un investigador privado y me acabó encontrando la tumba correcta." Afirmó mostrándoles el papel que nos había enseñado a Shin y a mí.

"Una mujer, de la que no conocemos su nombre, conocía y era 'amiga' de Ren." Dijo Takumi. "¿Por qué me suena que eras una de las amantes de Ren?"

"¡No!" Dijo ella ofendida. "¡No manches la honra de un muerto!"

"Takumi, cierra la boca." Le dije yo.

"De todas formas… no sabemos su nombre." Dijo Yasu.

"Isa, de Isabella; I-s-a-b-e-l-l-a." Deletreó. "Encantada, señor…"

"Teragami, Yasuo Teragami." Le dijo Yasu dándole la mano como si fuese un hombre de negocios.

"Encantada." Afirmó ella.

"Terashima, Nobuo Terashima." Le dije yo. "Pero todos me llaman Nobu."

"Nobu." Dijo ella estrechando mi mano. "Encantada."

"Takumi." Le dijo este.

"Un placer." Contestó ella.

"Y yo soy…" Dijo Reira.

"Reira Serizawa." Afirmó la chica sonriendo y dándole dos besos. "La princesa de los Trapnest."

"No, no, yo… ya no canto." Dijo Reira suavemente.

"Nos disolvimos, cuando Ren murió." Le dijo Takumi con cara seria.

"Lo siento." Afirmó la chica.

"Yo soy su mujer, Nana Ichinoise." Dijo Nana.

"Encantada." Afirmó Isa sonriendo y dándole dos besos también.

"Kinoshita." Dijo otro. "Era el… cuidador de Ren, cuando estaban trabajando para Cookie Records."

"Vaya, debió de ser una gran pérdida." Dijo ella volviendo a lo de estrechar las manos.

"¿Quién ha traído ese ramo?" Preguntó Reira.

"Yo." Dijo la chica. "Creo que a él no le gustaban mucho las flores, pero es lo más apropiado. Y mi otro ex-compañero de viaje se llama…"

"Okazaki Shin." Le dijo Shin dándole la mano. "Pero la gente me llama solo Shin."

"¿Shinichi?" Dijo la chica mirándole como intentando ver debajo de un disfraz. "¿Shinichi Okazaki?"

"Sí." Dijo él. "¿Nos conocemos? Oh, no me digas que eres una de las azafatas esas que…"

"¡Primo Shin!" Le dijo ella ofendida sonriendo divertida. "Hace siglos que no nos vemos, pero tampoco es como para que no me reconozcas bajo este disfraz."

"Lo siento, pero…" Comenzó Shin.

Era evidente que él no la recordaba, aunque ella sí a él, y no parecía dispuesta a dejarlo correr.

"¡Soy yo, Isa!" Le dijo. "¡Tu pequeña hada madrina!"

Shin aún pareció dudar un poco y entonces la miró mejor y ella sonrió.

"¡¡Isa!!" Le dijo de pronto feliz y mientras ella le saltaba el cuello y le daba un beso enorme en la mejilla. "¡Dios, has crecído!"

"¡¿Te has visto tú?!" Le dijo ella. "¡La última vez eras un medio metro y ahora eres enorme!"

"Los genes de mi mamá." Le dijo Shin.

"Por lo que se ve los europeos sois todos gigantes…" Dije yo un poco sorprendido.

"¿Conoces a esta señorita?" Le dijo Yasu.

"Sí, es mi amante." Dijo Shin poniendo cara de interesante mientras la chica se reía aguantándose la risa y Takumi y Naoki decía algo sobre ser un suertudo.

"¿En serio es su amante?" Le pregunté yo.

"Hombre, solíamos dormir juntos muchas veces." Dijo la chica secándose las lágrimas de la risa. "Shin se agarraba con fuerza a mí."

"¿En serio?" Dijo Yasu mientras a nosotros se nos caía sangre de la nariz.

"Sí, a menudo solía despertarme con el camisón medio salido." Afirmó ella haciéndo que estallásemos en sangre Naoki y yo mientras Takumi se secaba la sangre de la nariz como Yasu. "Cuando él tenía 4 o 5 años y hasta que él tuvo los 13 y yo los 19." Afirmó ella sonriendo y sacándonos la lengua. "Pervertidos…" Afirmó mientras Shin se reía a carcajadas.

"¡Dejar de tomarnos el pelo!" Les gritó Takumi.

"Somos primos." Afirmó Shin. "Mi padre era hermano de su madre, y su padre está forrado porque es el director de una cadena hotelera y tiene un imperio económico de varias empresas. Así que solían visitarse varias veces al año."

"La de veces que nos hemos bañado juntos." Dijo ella sonriendo. "Cuando éramos críos. Por cierto, ahora resulta que tengo nueva tía."

"No me hables de la familia." Afirmó Shin.

"Solo si no me mencionas a la mía." Le dijo ella sonriendo.

(Voz de Shin)

"Jo, hacía… siglos que no te veía." Le dije a Isa mientras caminábamos fuera del cementerio. "Has cambiado un poco…"

Sí, no la recordaba tan mujer, la verdad. Y eso que con 19 ya tenía unas formas bonitas, solo que por aquel entonces yo no me interesaba tanto por las mujeres, no en ese sentido.

"Pues anda que tú…" Me dijo ella. "Tu pelo está decolorado, y tienes un montón de piercings, y estas pintas… si tu padre te viera ahora…" Dijo aguantándose la risa.

"¡Oye, no te rías!" Le contesté un poco picado. "¡¿De dónde te crees que saqué la idea de las pintas para ocultarme?!"

Ahí ya se rió, al principio intentó aguantar la risa, pero ahora ya no podía y le salió fuera mientras el resto la miraban. Suerte que ya habíamos salido del cementerio, que si no…

(Voz de Takumi)

La prima de Shin, que conocía a Naoki y había sido en cierto modo amiga de Ren… era un poco sospechosa, la verdad, sin embargo al resto había parecido caerles bien.

Incluso a Satsuki que parecía recelar a veces de las personas parecía haberle caído bien. Y la verdad es que era guapa, a pesar de las gafas de sol que le cubrían los ojos, y una gorra puff que ocultaba su pelo, que debía ser largo a juzgar por lo llena que parecía la gorra.

"¿En serio eras la hija del dueño del hotel?" Le pregunté.

"Sí, mi padre tiene hoteles por todo el mundo, pero como vivía en Londres yo me encargaba de echarle un ojo a los de Inglaterra, Francia, España e Italia, mientras que mis hermanos mayores se encargaban de América y Asia. Mi padre es el que se encarga de estar de aquí para allí controlando todos."

"Así que una niña bien." Le dije.

"Más o menos." Dijo sonriendo.

Había que reconocer que iba bien vestida, y sus ropas eran de marca, aunque no fuesen de diseño eran evidentemente de marca; pero lo que más llamaba su atención era su sonrisa, era preciosa, y tenía los dientes blancos polares. Seguro que se los blanqueaba y pagaba millonadas por ello.

"La verdad es que ahora me he independizado de mi padre un poco." Añadió. "Yo tengo mi propia forma de ver la vida y ellos otra. Así que lo mejor era una pequeña… separación de caminos, ellos por uno y yo por otro."

"¿Y entonces a qué te dedicas ahora?" Le preguntó Shin.

"Un poco a esto, un poco a aquello…" Le dijo. "Tengo la carrera de económicas y leyes, y como puedo hablar en varios idiomas pues… digamos que trabajo no me falta."

De pronto descubrí que había un coche salido de uno de nuestros sueños aparcado justo en una plaza que me dificultaba a mí la salida.

"Genial, algún descerebrado ha aparcado en la salida." Dije.

"Takumi, eso es una plaza de aparcamiento." Le dijo Yasu.

"Perdona, perdona." Me dijo la chica. "Ahora mísmo lo saco de ahí… Aunque que conste que puedes sacar tu coche perfectamente, es un todo-terreno y no tienes problemas de salida; a no ser claro que no sepas conducirlo muy bien."

"¡Pues claro que sé conducirlo perfectamente!" Le grité mientras se montaba en su coche de lujo y arrancaba para poner un brazo sobre su respaldo y dar marcha atrás hasta sacarlo y aparcarlo en otro sitio. "¿Será posible la tía esta?... Seguro que yo llevo más años que ella conduciendo esto…"

"Ya está, ya puedes sacar tu coche, Takumi." Me dijo bajando del coche de nuevo.

"¿Eso no es un Koenigsegg CCX?" Le preguntó Yasu boquiabierto.

"Sí ¿lo conocéis?" Nos dijo ella sonriendo. "Vaya, ya pensaba que era un bicho raro por tener uno…"

"Eres un bicho raro." Le dije yo. "Aquí no hay de esos."

"Eso no es cierto." Dijo ella. "Hay uno rojo fuego con un dragón de plata en el morro."

"Eso es de los Yakuza…" Dijimos todos.

"No, eso es de Ruihiro." Nos dijo ella. "Es un tío grande."

"¿Conoces a los Yakuza?" Le pregunté yo.

"¿A quiénes?" Nos dijo ella.

"Ruihiro Miyami es uno de los lider Yakuza de Tokyo." Le dijo Yasu. "Mafiosos."

"Ah, mafia…" Dijo ella. "No sé, es un amigo. Nunca me ha hecho nada, de hecho es bastante educado." Afirmó mientras le sonaba el móvil. "Un segundo, por favor. ¿Sí?... Ah, hola Yuto… Sí, ya he acabado mi visita… Claro que sí. Solo falta el pago y es nuestro… ¿Acaso lo dudabas?" Preguntó divertida y sonriendo como con ironía. "Gracias, gracias… Jajajajaja, no, no, nada de eso… No, ya sabes que soy muy buena… Desde luego, pero llegaré un poco tarde… No, había quedado con alguien más para esta tarde… No, con Luci… ¡Claro que voy a verle, es mi amigo!... Sí, y qué… Es un cielo… bueno, ya sabes lo que pasará si lo haces… Hombre, le veo capáz… Vale, hasta luego… No, acabo de reencontrarme con mi primo… Shin, hombre. ¿Quién va a ser si no?... Vale, de tu parte… hasta luego." Se despidió antes de colgar y guardarse el móvil en el bolsillo. "Lo siento, un empleado; acaba de enterarse de que me ha salido bien un negocio y llamaba para ver cómo me iba."

"Esto… si estás ocupada supongo que no querrás venirte." Le dijo Shin. "Me hubiese gustado ponernos al día."

"Hombre, solo voy a comer informalmente con un viejo amigo en Tokyo, si quieres venirte…" Le dijo la chica.

"No quisiera molestar." Afirmó Shin.

"Venga, vente. Además, tu coche está muerto, puedo llevaros de vuelta." Afirmó ella.

"Yo vivo en Osaka, así que…" Dijo Nobu.

"Bueno, nosotros nos vamos ya, que hay un camino largo hasta casa." Le dije yo haciendo a nuestros hijos subir al coche familiar que habíamos comprado. "Naoki, Reira, subir y os llevo."

"Sí, yo también." Afirmó Yasu. "¿Nobu? Te llevo hasta tu casa; tu padre me pidió que me pasase para arreglar unos asuntos legales."

"Mucha gracias, Yasu." Dijo él. "Bueno, hasta pronto."

"Cuídate, Nobu…" Le dijo Nana sonriéndole. "Te llamaré pronto."

"Shin…" Le dijo Satsuki saltándole al cuello y dándole un beso. "Tienes que venir a mi cumple…"

"Claro que sí." Afirmó él sonriendo. "Pediré que me den unas horas libres para ir."

"Vamos, primo." Le dijo la chica. "O no llegaremos hoy a Tokyo…"

(Voz de Nobu)

"Gracias por traerme." Le dije a Yasu.

"No importa, habíamos quedado tu padre y yo para hablar de unos asuntos." Me dijo tranquilo. "¿Vas a venir a Tokyo pronto? Te recuerdo que pronto serán los fuegos del Tama."

"Sí, pero… ahora mismo las cosas me preocupan un poco." Afirmé. "Mi padre pensaba vender el negocio, y yo estoy intentando hacer algo para…"

"Por eso mismo estoy aquí." Me dijo. "Tu padre me pidió si podía ocuparme de los términos legales del traspaso."

"¿Cómo que traspaso?" Le dije.

"Vuestro negocio lo iba a comprar una firma Europea." Me dijo. "Me he estado informando, le llaman la cadena de las flores porque suelen tener en el logotipo una flor. Hay rosas Europeas, Cactus americanos y su última adquisición, los lotos Orientales con unos hoteles en Rusia, China, Corea, Filipinas y Japón."

"¿El hotel de mis padres va a acabar en una cadena de hoteles?" Pregunté mientras entrabamos por la puerta.

"¡Yasushi!" Le dijo mi padres. "¡Gracias por venir!"

"Buenas tardes señor Terashima." Le saludó Yasu. "Perdone el retraso, este año ha habido sorpresa."

"¿Ves, Nobu? Un hombre cumplidor, con un trabajo digno y que es un caballero." Me dijo mi padre.

"Papá… ya he venido y me he encargado del hotel… ¿qué más quieres?" Le dije.

"Nada, ya nada." Afirmó. "Hemos tocado fondo, he tenido que vender el negocio que tanto sudor nos costó a tu madre y a mí levantar y llevar durante tantos años."

"Con permiso, señor." Le dijo Yasu. "Creo que no ha sido culpa de su hijo, el turismo local últimamente está cayendo en picado. La gente prefiere ir fuera…"

"No, ni siquiera ha prestado atención cuando le he llamado hoy para que viniese a ver al enviado del nuevo dueño que había venido a cerrar el contrato." Le dijo mi padre. "Su madre y yo nos hemos tenido que esforzar para parecer agradables y disculpar la conducta de nuestro hijo."

"Papa, ya vale ¿no?" Le dije. "Siempre eres igual, parece que yo no pueda nunca ser digno de ser tu hijo."

"Si sigues sin poner interés a tu negocio te quedarás sin él." Me dijo.

"Ya he vuelto a trabajar aquí, llevo años trabajando aquí como un burro para que ahora me digas que no pongo interés." Me quejé. "¿Qué más quieres que haga?"

"Nada, eres un inconsciente, pero un inconsciente con suerte." Me dijo. "Tu madre se negó a vender el negocio aún, pero hay un contrato de venta, por un mes en que el cliente va a estar viviendo aquí y va a valorar el negocio y si le sale rentable. Un mes y se pondrá a cambiar cosas, ese es el contrato."

"Pues bien." Acabé diciendo.