Drabble #1
Pairing: Fuuma x Kamui
"Alike"
'Uno de estos días te voy a sacar toda la sangre, créeme.' Kamui afirma con molestia a lo cual Fuuma responde con una risita sarcástica.
Kamui balbucea algo parecido a 'Nnnh' y esconde su rostro - con un color rojizo decorando sus mejillas y gotas de sudor que resbalan delineando las facciones delicadas de su piel- en el cuello del mismo al que ha amenazado.
'…Te creo…' pero la forma en que inhala suavemente en el cabello del vampiro con una sonrisita y la fuerza con que afirma el agarre de las caderas desnudas del mismo dicen lo contrario.
Kamui hace un balbuceo nuevamente, besando delicadamente el cuello del cazador y moviendo sus pies desarreglando aun más la tela que yace entre las piernas entrelazadas de ambos.
Lo único que se escucha, por unos minutos, es la respiración que se vuelve rítmica y suave que se mezcla ente los dos cuerpos que yacen uno con el otro debajo de las estrellas.
'No estarán preocupados tus compañeros sino llegas esta noche al edificio del gobierno?' la voz de Fuuma rompe el silencio mientras su mano sube y baja suavemente en la espalda blanca y delicada del vampiro pero este le contesta con un suspiro bajo acercándose mas al calor del cuerpo de Fuuma.
El cazador fija sus ojos en el etéreo cuerpo escondido junto al suyo y escucha a su voz preguntar baja y vagamente 'Estaría Subaru-san preocupado?' pero Kamui no lo escucha, solo esta allí, acurrucado a su lado, profundamente dormido e inconciente a la mirada dorada que le sonríe vagamente, viéndose hermoso, perfecto…
Y Fuuma no puede evitar sonreír abiertamente ante la idea de ser el único que a tenido a Kamui así, y se ríe un poco mas al darse cuenta, muy a su mala suerte, que se parece a su hermano mas de lo que pensaba.
Le complacía – mucho - la idea de saber que había al menos algo en el vampiro que solo a él, Fuuma, - nadie más, no Subaru-san, no Nii-san, no nadie más…- le pertenecía.
Y con ese pensamiento envuelve a Kamui con mas fuerza en sus brazos, cubriéndolo por completo con su cuerpo, para cerrar sus ojos y embriagarse en el olor del eterno ser que le prometía tan solo sufrimiento.
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