Ladybug arqueó una ceja por los que sus ojos estaban presenciando, causado por la llegada de Chat Noir, más precisos por lo que llevaba puesto.
—¿Por qué estas vestido así?
—Para nuestra cita.
Ladybug frunció el ceño ante esa sonrisa enamorada.
—Es una salida de amigos...
—Llámalo como quieres —argumentó interrumpiéndola— Pero, al fin y al cabo, estas saliendo conmigo.
La joven suspiró.
—Si tu idea es camuflarte para no ser reconocido, lo estás haciendo mal— retomando la palabra, haciendo omiso a lo dicho— Una gorra y una campera, no es suficiente para ocultar tu antifaz y tu cola, gatito—Pronunciando su apodo con sorna —Llamas mucho la atención, mucho más de lo usual.
—¿Lo crees?... —mirando a su alrededor, notando como los transeúntes aun no notaban los héroes posados en el tejado—Bueno, pero llamo menos la atención que con mi identidad civil.
A la heroína, ese comentario la desconcertó. Parpadeó.
—¿Qué? ¿Eres famoso?—preguntó de forma casual, medio bromeando—Aja... ¿Quién eres?
Chat Noir sonrió misteriosamente.
—¿Interesada en mi identidad, My Lady?—Esa pregunta la descolocó y aprovechando la vulnerabilidad que el gatito había dejado, se acercó al rostro de su bichito.
Ella retrocedió por reflejo y comenzó a negar con la cabeza, rápidamente.
—No, no, no... yo no...
—Te lo diré.
—¡No!—Gritó por impulso con los ojos cerrados, poniendo sus dos manos en las orejas en un intento de oír el exterior, como doblándose y girando su cuerpo a un costado, pero aun así escucho.
—Soy el chico de tus sueños—dijo.
Esas palabras que provocaron que abriera sus parpados y vea a Chat Noir sonriendo gatunamente. Ella se paró correctamente y él sonrió más enormemente.
—Y muy pronto el de tu corazón—añadió, apuntando con su dedo índice su pecho, mientras sus ojos verdes no se apartaban de los atónitos azules.
—Gato tonto—replicó al recuperar la compostura, desviando la mirada por otro lado.
El rió.
—¿No querías tomar un helado? —su cara estaba levemente roja y sin esperar respuesta. Agregó: "Pues, vámonos" y con eso dicho, lanzó su yo-yo.
Chat Noir volvió a reír con más fuerza, feliz, al notar como su Lady -un poco- estaba sonrojada por ese comentario.
—¡A tus ordenes, My Lady!—repuso para luego seguirla...
¿A quién?
A la chica de sus sueños.
