Buenas! Soy Just a wild cookie y aquí vengo con esta historia. Se me courrió después de ver Sao por enesima vez y pensé en escribir una historia donde se pudiera ver que rumbo hubiera tomado la historia si se hubieran tomado diferentes decisiones... en fin, disfruten el primer capítulo!

Capítulo 1: Quiero hablar contigo

La chica de los cabellos anaranjados se encontraba debajo de la nieve. Miraba fijamente ese telefóno, que brillava en la oscuridad. Y solo era capaz de leer el nombre escrito allí: Kazuto Kirigaya. Él, el chico al que amaba, uno de los motores que avanzaban su vida, él. Su amor y su felicidad. Quería hablar con él. Quería llorar en su abrazo. Quería explicarle sus problemas.

"Si me necesitas, llámame."

¿Como había poder haberle dicho eso si ella ni siquiera se atrevía a llamarle? Recrodó esa frase tan célebre "Solo el que es capaz de sonreír puede hacer sonreír a los demás". Ella, Asuna Yuuki, la que hacía sonreír a los demás, el flash, la chica que irradiaba luz propia... No podía brillar en cada momento como todos creían. Las lágrima caían con más velocidad por sus mejillas. Y entonces ya no pudo más.

Sus manos pulsaron la pantalla, y un pitido sonó: Piii-piii-piii-...

Al quinto pitido, una voz que ella conocía mejor que nada contestó:

- Buenas noches, Asuna.

La pelinaranja intentó recuperar su voz y esconder esa voz rota y respondió:

- B-buenas noches, Kirito- contestó intentando simular toda la tranquilidad del mundo, tanto el real como el virtual.

Un breve silencio entre los dos se hizo presente por unos breves segundos hasta que el pelinegro contestó:

- Asuna, ¿estás llorando?

- C-claro que no, baka! Tan solo que hace bastante frío...

- Dentro de tu casa no hace ni gota de frio... - contestó el chico con ironia

- Uh..- murmuró la peli naranja respirando cada vez con mas dirficcultad, intentando ocultar esas lagrimas que ya asomaban porm la punta de sus ojos y que se precipitaban al vacío.

- Asuna, dime que te sucede, o lo descubriré por mi mismo... - dijo el pelinegro con una voz con un aire de misterio

- No me sucede nada!

- Entonces, ¿porque te estoy viendo llorar...?

La chica se giró. Y ahí estaba él, en la oscuridad de la noche, al lado de su motocicleta. Y ya estaba, se acabo. Y, con un dolor en el pecho, le abrazó con todas sus fuerzas ocultando sus lágimas en su pecho.