Kaichou wa maid sama no me pertenece.
¿Recuerdas?
—Misa-chan, Misa-chan, ¿Lo recuerdas?
— ¿Qué cosa Usui?
—El beso que te di en la espalda cuando estábamos en la playa—dijo él divertido.
— ¡Pervertido! ¡No me lo recuerdes! ¡No debiste hacer eso! ¡Por tu culpa no pude disfrutar de las aguas termales, estúpido Usui!
—Ese fue el primer chupetón que te di.
— ¡¿Quieres callarte?!
—Después de ese, hubo muchos más.
— ¡No sigas!
—Y nunca te habías quejado—.El chico puso un puchero para su enojona prometida.
— ¡Pero ahora sí quiero quejarme!
—Pero si te gustan.
— ¡Calla!
—Y tú también sabes hacerlos.
— ¡No digas nada más!
— ¿Te parece si te hago unos cuántos esta noche?
— ¡Compórtate! Mañana es la boda, ¿qué pasará si alguien los ve?
—Pero puedo hacerlo dónde solo tú y yo los veamos.
El tono pícaro en su voz hizo sonrojar a su futura esposa.
—Sabes que no te puedes negar a ellos.
—Estúpido Usui…
A pesar de los años que llevaban juntos, Ayuzawa Misaki aún no lograba acostumbrarse a esa y tantas fases más del pervertido del planeta feromonas.
