Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece.

Originalmente esto estaba planeado para aparecer en "Frente al Jardín" si lo hacía un multichapter, pero pues... ya ven.

Hawks/Tokoyami. Universo Alterno.


A solas.

Cada vez que ve al muchacho sus labios se curvan en una sonrisa de suficiencia, es inevitable cuando sabe los secretos que tanto se esmera en ocultar.

Además, estando en esa jaula era obvio que algún día los descubriría.

Pero él no sabe nada, finge demencia porque le gusta mucho ver sus reacciones, es adorable.

—Tokoyami —el susodicho está a algunos metros de él, leyendo uno de los tantos libros de la estantería que su señor se ha tomado la molestia de obsequiarles, con el libro abierto le mira por encima del hombro esperando a que continúe —, ¿me ayudarías a acicalar mis alas?

El muchacho de rostro emplumado le mira incrédulo y baja ligeramente el libro entre sus manos —...No dejas que nadie toque tus alas.

—Sí, pero tú eres especial —le sonríe coqueto.

El joven se tensa y sus ojos se abren más, en un instante gira la cabeza para evadir su mirada y esconder su sentir tras ese comentario. Tokoyami cree que puede ocultarle lo feliz que le pone sin embargo no sabe que la parte trasera de su cuello enrojece cuando se avergüenza, así como la punta de sus dedos.

—Por favor, es un poco difícil alcanzar —insiste.

Tokoyami se encoge de hombros y su sonrisa crece al ver cómo su piel se pinta de carmín.

Regresa el libro a la estantería y se aproxima a él para sentarse detrás suyo.

—No seas tímido, no muerdo —bromea, el menor no se ha movido por varios minutos y está más nervioso de lo que hubiera esperado.

Alcanza a verle por encima del hombro, entre sus alas, está cabizbajo, con el ceño fruncido y el cuerpo rígido, le sonríe para darle confianza y aunque no corresponde su gesto, relaja su rostro.

Toca las plumas de sus alas con delicadeza, al principio lo hace con miedo, no roza demasiado las plumas, empieza desde las escapulares y cuando llega a las cobertoras envuelve cada pluma con su mano y siente las barbas con lentitud, con devoción, su tacto le adormece y debe luchar para no caer dormido.

Cuando está por terminar interrumpe su tarea y se deja caer de espaldas, recargando así su nuca en el regazo de su joven compañero.

—¡Ha-Hawks! —Tokoyami reacciona, deja sus manos alzadas al no saber dónde ponerlas y la punta de sus dedos comienza a enrojecerse.

Extiende su brazo derecho y pone su mano en la parte trasera de su cuello, justo donde sus plumas nacen, y hala de él para poder depositar un beso en su pico.

—Realmente eres especial, Tokoyami —dice cuando termina el contacto.

El chico emplumado se echa para atrás y cubre su pico con ambas manos mientras gira la cabeza a un lado, sonríe al ver que la base de su cuello se pinta de rojo al igual que sus dedos. En verdad le fascina. Cierra los ojos y sin darse cuenta se queda dormido en el regazo del muchacho.

En cuanto se calma, Tokoyami baja la mirada para ver al joven alado, curioso por el inusual silencio, y descubre que se ha quedado dormido.

—¿Hawks? —lo llama pero no hay respuesta alguna de su parte —, Hawks —repite, el resultado es igual.

No sabe qué hacer y por los nervios su cuello vuelve a enrojecer sin darse cuenta.

Hawks detesta esa jaula, pero desde que Tokoyami está ahí ha aprendido a apreciar el tiempo que pasa encerrado en ese cuarto, tanto que a veces quisiera que el tiempo que pasan a solas nunca acabara.

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