1- Extraños recibimientos.

Harry miraba el paisaje desde el asiento posterior del coche de su tío Vernon mientras se acercaban a Privet Drive, en su mente se repetían una y otra vez las imágenes de la última prueba del Torneo, otra vez volvía a sentir todas las emociones de aquel momento y otra vez desde que ocurriera todo aquello volvía a mortificarse por haber sugerido a Cedric que ambos cogieran la Copa, si la hubiera cogido él solo, Cedric seguiría vivo... si no hubiera dicho nada, él seguiría vivo... seguiría vivo... vivo...

Desde el espejo retrovisor, el tío Vernon vio como corría una lágrima por la mejilla de su sobrino y por primera vez en su vida, sintió preocupación por él, después de todo no lo había visto llorar desde que era casi un bebé, por muchas cosas que se le hicieran, por muchas cosas que se le dijera o por muchas veces que Dudley le pegara, no lo había vuelto a ver llorar. Aquello no era normal, después de todo, cuando regresaba de ese colegio él siempre volvía feliz, triste por tener que abandonarlo por el verano, pero feliz por haber estado allí. ¿Qué era lo que había pasado para que estuviera en tal estado de ánimo?

- Mmmm.... ¿qué tal la escuela? ¿Todo bien?- Preguntó tío Vernon no muy seguro.

La reacción de Harry le hizo sentir incómodo, pero después de todo era normal. El muchacho había mostrado tal sorpresa ante el hecho que su tío mostrara preocupación que no había podido evitar el quedársele mirando fijamente, pero aún así asintió. Después de eso le miró por un rato más, pero enseguida regresó su atención a la ventana y el tío Vernon pudo ver que otra vez volvía a ponerse triste. Suspiró con resignación, daba lo mismo, tenía todo el verano para averiguarlo, pero igualmente tendría que hablarlo con Petunia.

Cuando llegaron al número 4 de Privet Drive, tía Petunia les estaba esperando y parecía muy nerviosa por hablar con su esposo, así que Harry, comprendiendo que no le querían allí subió rápidamente a su habitación pensando que más tarde subiría su baúl si es que le dejaban subirlo a su habitación.

- ¿Ocurre algo, Petunia?- Le preguntó tío Vernon.

- Debo hablar contigo ahora mismo... es sobre Harry.- Contestó Petunia rápidamente y en susurros como si alguien pudiera estar escuchándolos.

- Precisamente de él quería hablarte yo también... en el coche estaba muy extraño, parecía triste Petunia,.... incluso lo he visto llorar.

- Lo sé.- dijo rápida.

- ¿Cómo que lo sabes?- Le preguntó su esposo sin entender como podía saberlo.

- Toma, lee esto,- Dijo mientras le pasaba un pergamino.

El tío Vernon miró el pergamino como si fuera a picarle, sabía que debía ser de esa escuela, tal vez de la misma persona que les dejó a Harry en la puerta hacía casi catorce años, tenía la sensación de que les iba a dar un informe sobre alguna trastada que había hecho el chico durante su año escolar, pero al ver la cara de su esposa comprendió que debía ser algo realmente importante así que lo cogió y comenzó a leerlo, a medida que lo hacía sus ojos se abrían más y más a la vez que palidecía poco a poco.

- No... no puede ser cierto...- Dijo tío Vernon casi sin voz.- ¡¡En aquella carta nos dijeron que había muerto!! ¡¡Que Harry lo había derrotado!! ¡¡No puede haber vuelto!!

- Pero lo es, Vernon.- Dijo Petunia.- Ese asesino ha regresado, mató a ese muchacho y va detrás de Harry, quiere matarlo como mató a mi hermana y a su esposo.

- Ahora comprendo el porqué de ese comportamiento en el coche, seguramente se culpe de la muerte de ese chico, pero él no tiene la culpa.

- Vernon, ¿qué vamos a hacer? Puede que no me llevara bien con mi hermana, pero no la quería ver muerta, Harry es mi sobrino y no quiero perderlo como perdí a mi hermana.

- Tranquila, según esto mientras permanezca en la casa, Voldemort no le podrá hacer ningún daño, así que tendremos cuidado de él.- Entonces haciendo uso de toda su voluntad añadió.- Y deberíamos aceptar a bien su anor... quiero decir, su... don.

- ¿Quieres decir el tratarlo bien y aceptar que es un mago?- Preguntó tía Petunia asombrada.

- Sí.

Tío Vernon decidió comenzar por subir él mismo el baúl de su sobrino, mientras Petunia advertía a Dudley, y cuando llegó a la habitación de Harry se lo encontró profundamente dormido, así que dejó el baúl a los pies de la cama, abrió la ventana y abrió la jaula de Hedwig, luego se acercó a su sobrino y lo cubrió con una sábana.

Era noche cerrada cuando Harry despertó sobresaltado a causa de una pesadilla, se tocó la cicatriz por inercia, no le dolía, en realidad no le había dolido desde aquella noche en la que Voldemort había retornado. Entonces fue cuando notó algo extraño, estaba arropado pero según el podía recordar él no lo había hecho. Al mirar mejor también vio la ventana abierta y la jaula de Hedwig vacía, tampoco recordaba el haber abierto la ventana, entonces fue cuando reparó en el baúl. ¿Acaso tío Vernon había hecho todas esas cosas? No, aquello era imposible, los Dursley lo odiaban.

- Ya me imagino cosas.- Dijo Harry antes de hundir la cabeza en la almohada.- Es imposible que tío Vernon hiciera algo amable por mí. Susurró antes de quedarse dormido.

A la mañana siguiente Harry despertó bastante tarde, ya eran las nueve y media pasadas y todavía no había venido tía Petunia a despertarlo para que fuera preparando el desayuno, y tampoco Dudley le había armado un escándalo en la puerta. Escuchó con atención, quizás es que el despertador iba mal y se le había adelantado. El silencio reinante en el piso superior le indicó que su tío ya estaba levantado, al igual que Dudley, y si ellos estaban levantados eso quería decir que tía Petunia también lo estaba, entonces... ¿Por qué no lo habían despertado para que hiciese el desayuno?

Bajó a la cocina bastante confundido, y esperando recibir una buena bronca por parte de todos entró en ella. Lo que vio al entrar lo dejó perplejo. Tía Petunia estaba cocinando el desayuno ayudada por Dudley mientras tío Vernon leía tranquilamente el periódico, y lo más sorprendente... ninguno de ellos le dijo nada por levantarse tarde.

- Bu... buenos días.- Dijo sin creerse lo que veía.

- Ahh, buenos días, Harry. ¿Has dormido bien?- Le preguntó tía Petunia.

- Sí.

- Bueno, siéntate para que desayunes. Dudley siéntate tú también.

- Sí, mamá.- Le contestó Dudley con tranquilidad.

Harry no daba crédito a sus ojos. ¿Le habían cambiado la familia durante ese curso escolar o qué? Tía Petunia era amable con Harry, Dudley no le había protestado por haber tenido que ayudar a su madre y tío Vernon no le había dicho nada hiriente. ¿Pero que estaba pasando allí? ¿Es que acaso Sirius les había hecho una visita? No, si fuera así, no sería amabilidad, sería miedo, así pues... ¿qué estaba pasando?

El resto del día fue por el mismo estilo, los Dursley eran amables con Harry, y los más extraño era que se preocupaban por él, se interesaban por sus cosas. A Harry casi le dio un infarto cuando a media tarde su tío entró en su habitación y le pilló haciendo los deberes de verano. Aquello en sí le asustó pero lo que casi le mata del susto fue cuando no le armó el escándalo de padre y muy señor nuestro.

- Harry, ¿qué haces?- Le preguntó tío Vernon entrando en su habitación.

- Los... los deberes, tío Vernon.- Respondió Harry horrorizado ante el hecho que lo hubieran pillado.

- Ahhh, ¿ya estás haciendo los deberes? ¿En tú primer día de vacaciones? Vaya ¡Que trabajador!

- No... ¿no te enfadas?- Preguntó Harry al borde del colapso.

- No. ¿Acaso debería enfadarme?- Le contestó como si tal cosa.- ¿Y de que asignatura son?

- De... de encantamientos.

- Bueno... entonces te dejo tranquilo para que te concentres.- Le respondió su tío.

Harry vio en sorprendido silencio como su tío se marchaba con una sonrisa, estuvo a punto de escribir a Ron para pedir consejo sobre que era lo que estaba pasando, pero casi instantáneamente rechazó esa idea, seguramente todo aquello era cosa de un día, dos como mucho, no tenía cabida el escribir a Ron por algo que no iba a durar, o al menos eso pensaba porque tres días después la situación continuaba, así que optó por escribirle a Ron, cogió una pluma y pergamino y comenzó a escribir.

"Hola Ron:

¿Qué tal el inicio del verano? ¿Todo bien? Supongo que tu padre tendrá un montón de trabajo con todo este lío de Voldemort. ¿Fudge ha informado sobre lo que realmente pasó o por el contrario lo ha ocultado todo como pretendía? Espero que haya entrado en razón y haya dicho la verdad.

Yo estoy bien, a decir verdad, demasiado bien. No entiendo lo que pasa pero desde que llegué, todos, y digo TODOS, son realmente amables conmigo. Dudley ya me ha invitado a jugar a su vidioconsola un montón de veces, y mis tíos han cambiado, se preocupan por mí e ¡¡incluso se interesan por las cosas de la escuela!! Es realmente muy extraño, pensé que sería cosa de unos días pero esto no parece que vaya a acabar, esta mañana cuando me he levantado ¡he encontrado ropa nueva! Y después de comer había desaparecido la ropa vieja de Dudley, ¡todo era nuevo y de mi talla! Realmente no sé que está pasando... ¿crees que pueden estar bajo un hechizo?

Harry"

Una vez terminó de escribir la carta, la repasó y asintió satisfecho. Se acercó a la jaula de Hedwig que permanecía muy quieta con la pata estirada esperando para que se le atara la carta.

- Llévale esta carta a Ron ¿vale?

Hedwig le pellizcó en el dedo de forma cariñosa y salió volando por la ventana. Harry la vio alejarse y esperó que no tardara mucho en llegar y regresar, y no tuvo esperar mucho, esa misma noche, cuando estaba apunto de acostarse, Hedwig regresó con la respuesta de Ron.

"Hola Harry:

Por ahora las vacaciones van bien aunque Fred y George parece que están más activos de lo normal, en su cuarto se oyen muchas más explosiones que el año pasado y parece que están inventando un montón de cosas más, aunque mi madre no les regaña tanto como antes, me parece que ya no tiene tantas ganas como antes de que entren en el Ministerio a trabajar, donde por cierto mi padre está teniendo un montón de trabajo extra con todo eso de avisar a aquellos que no sean tan tontos como Fudge sobre el regreso de Quien-Tú-Sabes, porque sigue sin soltar ni prenda, pero bueno.

¿Dices que los muggles han cambiado en su forma de tratarte? ¿En serio? ¡¡Vaya!! ¡¡Eso es mejor para ti!! ¿no? Realmente me alegro de ese cambio, aunque a mí también me parece raro que sea tan de repente. Le he preguntado a Bill si había algún hechizo, para cambiarles la conducta de esa manera sin que fuera una de las maldiciones imperdonables, pero me ha dicho que no, así que no sé a que se puede deber el cambio. Le escribiré a Hermione para ver si ella sabe algo y le preguntaré luego a mi padre.

Cuídate y ten cuidado.

Ron W."

Bueno, parecía que no era cosa de un hechizo lo que le había hecho cambiar a los Dursley, así pues solo le quedaba aprovechar todo lo que fuera posible esta racha de buena suerte, le dio algo de agua y comida a Hedwig y se acostó, sin saber si al día siguiente, todo volvería a la normalidad.

Cuando despertó, todavía era noche cerrada, tal vez solo hacía un par de horas desde que se acostó, y lo que lo hizo despertar fue un fuerte dolor en su cicatriz y un leve zarandeo a la vez que alguien le llamaba.

- Harry... Harry... despierta, Harry ¿qué te ocurre?

Era la voz de tía Petunia, abrió los ojos pero a duras penas era capaz de ver los difusos contornos de tía Petunia, tío Vernon y Dudley. A tientas buscó sus gafas en la mesita de noche, alguien se las pasó, por las manos dedujo que era Dudley, se las puso pero tampoco suponía una gran diferencia, el dolor que le causaba la cicatriz le hacía la visión borrosa, además de que casi no le dejaba respirar. Se levantó a tientas y comenzó a dirigirse a la ventana. Solo había sentido ese dolor tan fuerte una vez, había sido hacía dos semanas cuando presenció el retorno de Lord Voldemort.

- Harry... ¿Qué es lo que pasa? De pronto te escuchamos gritar y cuando entramos te encontramos que prácticamente te retorcías de dolor.- Dijo tío Vernon.

Harry no les contestó, ya había llegado a la ventana y miraba algo que había fuera de la casa con fijeza. Cuando los Dursley miraron vieron a un hombre que llevaba una capa con capucha, era alto y por lo que pudieron ver llevaba una varita.

- ¿Quién es ese hombre?- Preguntó tía Petunia con miedo ante la que sabía que sería la respuesta.

- Voldemort.- Dijo Harry en voz baja.

Por lo que pudieron ver Voldemort se acercó a la casa, era claro como el agua que su intención era entrar y matar al muchacho, pero cuando iba a llegar a la puerta del jardín un gran escudo de color azul se manifestó por toda la casa.

- No creerás realmente que esto me detendrá ¿verdad Dumbledore? Sabes que ahora que he recuperado mi poder puedo destruirlo fácilmente.- Dijo Voldemort más para sí que para nadie.

Voldemort levantó la varita y comenzó a introducirla lentamente en el escudo, el cual provocaba pequeñas chispas al ser roto por Voldemort, cuando la mano que empuñaba la varita tocó el escudo este se desintegró en un conjunto de luces y chispas azules. Voldemort se disponía a entrar cuando algo llamó su atención, un hermoso pájaro del tamaño de un cisne con largas plumas de color rojo y naranja que daban la extraña sensación que eran de fuego. Al sonido de su melodía, Harry comenzó a notar que le dolía menos la cicatriz y que cada vez podía respirar mejor. Era Fawkes.

- Fawkes... ¿Qué haces aquí?- Dijo Harry cuando el pájaro se apoyó en su hombro y le hacía cariños.- ¿Dumbledore viene de camino?

Como respondiendo a la pregunta de Harry, de repente apareció de la nada el anciano mago, junto Sirius Black, Remus Lupin, Arthur, Bill y Charlie Weasley, un mago y una bruja que no conocía de nada y que los ocho juntos formaron una defensa cerrada ante la casa.

- Tenía que haberlo sabido...- murmuró Voldemort para sí.- El escudo solo era una señal para saber que atacaba la casa y de esa forma crear una defensa cerrada con ese viejo a la cabeza.- Entonces levantó la vista hacía Harry y los Dursley y con una sonrisa malévola añadió en voz alta.- Tal vez te salves esta noche, pero la próxima vez morirás.- Después de eso, tras un suave "puff" desapareció.

Todos aquellos que habían formado la defensa suspiraron aliviados, y se giraron hacía Harry y sonrieron, después de eso entraron en la casa. No habían pasado ni dos minutos cuando Harry seguido por los Dursley bajaron a la sala donde ya se encontraban los ocho, entre curiosos por todas las cosas muggles (sobretodo Arthur Weasley que solo por lo grave de la situación y por la advertencia de sus hijos se mantuvo quieto en vez de regirar la casa) y preocupados.

Cuando Harry entró en la sala, y vio a Sirius, corrió a su encuentro y pronto se vio envuelto en el abrazo protector de su padrino, junto con algunas palmadas amistosas por parte de Remus, el señor Weasley, Bill y Charlie.

- Sirius... me alegro tanto de verte.- Dijo Harry todavía abrazado a Sirius.

- Harry... ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?- Pregunto Sirius preocupado.

- No. Tranquilo estoy bien.

- ¿Quieres decir?- Dijo con un gesto preocupado al fijar su vista, en su ahora amoratada cicatriz.- ¿Y esto?- Añadió mientras la rozaba levemente.

- Auch. De verdad, estoy bien Sirius. Esto es normal ¿verdad que sí, profesor Dumbledore?

- Sí, Sirius, es normal.- Dijo Dumbledore y por lo que pudo ver Harry, parecía mucho más preocupado que nunca.

Todos se fueron sentando en los sofás del salón, mientras tía Petunia se ofrecía a preparar té, muy amablemente, lo que provocó bastante sorpresa. La verdad es que las caras que llevaban todos daban miedo de tan serias como estaban. Cuando tía Petunia regresó con una taza para cada uno, Dumbledore miró con fijeza a Harry.

- Creo que te das cuenta de lo serio del asunto, Harry.- Dijo con seriedad.- Voldemort, no solo sabe donde vives sino que ha roto con gran facilidad el escudo que puse hace años sobre esta casa. Ya no estás seguro aquí.

- Lo sé.

- Entonces también sabrás que no puedes permanecer por mucho más tiempo.- Harry asintió.- Entre el profesor Flitwick, Severus y yo estamos preparando algo que te llevará a un lugar seguro, que por mucho que lo intente, Voldemort no podrá llegar nunca.

- ¿Adónde puedo ir, para que Voldemort no me encuentre?- Preguntó Harry con sorpresa.

- Lo sabrás en poco tiempo.- Sonrió Sirius.

- ¿Y tú por qué estás tan contento?- Se asombró Harry.- Si el Ministerio te pilla estarás en serios problemas.

- Ya lo sabrás.- Dijo Remus.- Ahora lo importante es que estés lo más seguro posible. Recoge tus cosas que nos vamos.

- ¿Dónde?

- A casa.- Dijo el señor Weasley.- Te vendrás con nosotros.

- Sí, a estas horas mamá ya tendrá la habitación de Ron preparada.- Dijo Bill.

- Sí, y los demás te estarán esperando a estas alturas.- Añadió Charlie con una sonrisa.

- ¿Y como se supone que voy a llegar hasta vuestra casa? ¿Con polvos Fluu o con un... un traslator?

- Ni con uno ni con otro.- Dijo Dumbledore.- Ambas cosas pueden ser fácilmente detectadas así que irás por el método muggle, en coche. Sirius, Remus y tú cogeréis un taxi.

- ¿Un taxi?- Se asombró.

- Exacto.

- Pero y si alguien reconoce a Sirius ¿qué?- Se asustó Harry.

- Dudo que alguien me reconozca en mi forma animal, Harry. Por eso no te preocupes.

- Ah, bien.- Entonces reparó en el mago y la bruja que no conocía.- Esto... mmm... ¿Y ustedes son?

- Bien, Harry, él es Mundungus Fletcher.- Dijo la bruja con total tranquilidad.- Y bueno, creo que a mí sí tendrías que reconocerme.

- Es la primera vez que la veo.

- ¿Quieres decir?- Dijo la mujer con una mueca graciosa.- Se ve que si no me ves con el pelo blanco, un vestido muggle y un montón de gatos a mi alrededor no eres capaz de reconocerme.

- Pelo blanco, vestido muggle y un montón de gatos.- Murmuraba Harry.- ¡Pelo blanco y un montón de gatos! ¡No puede ser! ¡Usted es la señora Figg!

- ¡BINGO!- Exclamó la mujer.- Soy Arabella Figg, llámame Arabella.

- Pero...- Harry la miró bien, debía tener aproximadamente la misma edad que Sirius. El cabello era de un color rubio intenso y no había ni una sola arruga.- Pero...

- Creo que ya has oído hablar de la poción envejecedora, ¿no es cierto, Harry?- Dijo Dumbledore sonriendo.- Si mal no recuerdo a principios del curso, los señores Frey y George Weasley- Aquí los Weasley que habían en la sala prestaron atención- intentaron burlar mi raya de edad con una poción envejecedora y...

- Y al cruzar la raya les salió una larga barba blanca.- Dijo Harry.- Sí, me acuerdo. ¿Quiere eso decir que usted...?

- Siempre se me dio de maravilla.- Afirmó Arabella.- Y ahora que las presentaciones están hechas, comienza a recoger tus cosas.

- A sí, claro.

Harry subió a su habitación y comenzó a recoger sus cosas lo más rápidamente posible. Bien poco le había durado la racha de buena suerte con los Dursley. Ahora que comenzaban a tratarlo como Dios manda, debía huir a quien sabe que lugar para que Voldemort no le encontrara.

Cuando volvió a bajar se encontró a su tío y su tía vestidos y listos para salir, parecía que habían decidido llevarlo ellos mismos en vez de que se fueran en taxi, aunque parecía que Dudley no pensaba igual, seguro que todavía se acordaba del caramelo longuilinguo que Fred y George le dieron el año anterior.

Cogieron el baúl de Harry y lo metieron en el maletero y luego se metieron ellos dentro del choche y bajo las direcciones de Charlie Weasley que iba con ellos, comenzaron a hacer camino hacía "La Madriguera"