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Capítulo 0. Prólogo.

Otra botella. Eso era lo que necesitaba en ese momento. ¿Cuántas llevaba ya? No lo sabía, pero tampoco le importaba. Athos solo quería, como en otras ocasiones, olvidar. Y el resultado, por el momento, era el mismo de siempre: fracaso.

No conseguía quitarse a Anne de la cabeza. Anne y sus mentiras. Anne y su sonrisa. Anne la asesina. Anne intentando ser forzada por su hermano. Anne prometiéndole un futuro en Inglaterra. Anne quemando su mansión de La Fère. Anne a punto de ser ahorcada por su cuñada Catherine. Anne besándole en las dependencias de Richelieu. Anne marchándose sin él. Siempre Anne.

Porthos y D'Artagnan hacía rato que se habían ido a dormir. Aquella posada al lado del camino disponía de unas pocas habitaciones para viajeros fatigados, así como de una bodega repleta de barriles, para su fortuna. Sabía que si se acostaba, soñaría con ella. Pero si no dormía, seguiría en su cabeza. Quedarse inconsciente parecía la única forma de escapar de aquel tormento.

Hacía dos días que se habían marchado de París, camino al campo de batalla; el recién nombrado Capitán y sus dos amigos serían los primeros, prepararían la llegada del resto de los mosqueteros. A la mañana siguiente proseguirían su viaje, aunque él quizás no se enterara. Esperaba estar lo bastante borracho como para aguantar así unas pocas horas. Cabalgar en aquel estado sería un peligro, pero ¿a quién diablos le importaba? Quizás una caída del caballo y un buen golpe en la cabeza arreglarían sus problemas.

Con estos pensamientos y un último trago, Athos cayó sobre la mesa a la que estaba sentado. El vaso del que bebía resbaló hasta el suelo, pero nadie lo recogió. De hecho, nadie se había percatado de que el mosquetero estaba allí, cubierto por las sobras, en el rincón más alejado de la chimenea. Tratando de olvidar.

Con las primeras luces del día, Porthos bajó de la habitación. Era el primer habitante de la posada en despertar, sin contar al dueño de la misma, claro. El mesonero había visto a Athos nada más entrar al salón, pero por miedo, no se acercó. Su compañero, en cambio, sí lo hizo. Negando con la cabeza al ver a su amigo en tal estado, pidió al buen hombre un cubo con agua, lo más fría que pudiera. A continuación, volcó su contenido sobre la cabeza del profundamente dormido Athos, quien se despertó sobresaltado, desorientado, pero con capacidad suficiente para maldecir entre aspavientos.

-Buenos días a ti también – respondió Porthos a sus improperios

-La próxima vez, bastará con que me zarandees – el enfado en la voz de Athos era evidente. No solo por lo desagradable del despertar, sino porque le habían sacado de su inconsciencia. De su mundo de libertad: sin sueños ni ideas. Sin esposas asesinas que turbaran su paz.

-Ni un terremoto no habría sido zarandeo suficiente, me temo – Porthos dejó el cubo a un lado, aun divertido por la escena que había propiciado – En una hora salimos. Espero que estés despejado para entonces.

Al poco, apareció D'Artagnan, bajando por las escaleras. Se cruzó con Porthos al pie de estas, y le preguntó en voz baja

-¿Se ha emborrachado otra vez? Es la cuarta vez esta semana. Y estamos a miércoles.

-Eso me temo. Últimamente sus fantasmas le rondan más de la cuenta

-Pero hay que hacer algo – lanzando una mirada furtiva, D'Artagnan vio cómo Athos, con los ojos entrecerrados debido a la claridad de la mañana, trataba, sin éxito de levantarse de la silla y ponerse en pie. – Y pronto

-Es fuerte. Sabrá librarse de ellos solo. Démosle tiempo. Y mantengámosle vigilado, no vaya a ser que haga alguna estupidez - Porthos también miró hacia su amigo, con gesto preocupado

Como estaba planeado, una hora después de aquella conversación, los tres camaradas estaban montados en sus respectivos caballos, y de camino hacia el monasterio. Athos apenas si se mantenía derecho, por lo que Porthos y D'Artagnan se colocaron uno a cada lado, por si acaso se le ocurría caerse.

Varias horas de viaje después, Athos estaba más despierto, aunque con un dolor de cabeza horrendo. Llevaba el sombrero calado hasta los ojos, para huir de los rayos del sol, y se agarraba a la silla más que a las riendas de su montura. Cuando el sol estaba en su punto más alto, Porthos detuvo su caballo; al momento, sus amigos le imitaron.

-Hay un pueblo ahí delante. Deberíamos parar y comer algo, que los caballos descansen… - en ese momento dirigió una mirada a su otro compañero

-… y que Athos termine de recuperar la sobriedad – D'Artagnan acabó la frase de su amigo, no sin una sonrisa.

-Aún puedo oíros… - su voz sonó más grave de lo habitual en él; no le gustaba ser el centro de las burlas de sus amigos.

La Capelle era un pueblo cualquiera, junto a un camino cualquiera en cualquier región de la parte noreste de Francia. No tenía ni una gran iglesia, ni grandes plantaciones de vides, ni numerosas cabezas de ganado pastando en los alrededores; y aún así, era un sitio precioso. Sin embargo en aquellos momentos no había nada de idílico en sus calles. Los aldeanos -los pocos que quedaban- preparaban sus cosas para marcharse: carros y carretones llenos de efectos personales, animales atados a ellos y caballos listos para una larga caminata.

-Son desplazados, D'Artagnan – le dijo Porthos al ver su cara de confusión – La guerra se acerca a sus casas, y no deben estar aquí cuando los cañones españoles lleguen

-Y nosotros tampoco – añadió el capitán – No nos detendremos, cabalgaremos hasta llegar a Lens – tras esto, arreó a su caballo para acelerar el paso.

Al anochecer llegaron a su destino, el campamento que había montado el ejército francés cerca de la frontera con Flandes. El lugar donde pasarían cinco largos años de guerra.

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Nota de autor: este fic va a tener un capítulo por cada uno de la tercera temporada, y seguirá, continuando la historia. Se centra principalmente en las figuras de Athos y Ninon, así que los capítulos me saldrán más o menos largos según la importancia que tengan estos personajes en cada capítulo o, más bien, las tramas conjuntas en las que participen.

Si, lo se, Ninon no aparece en esta temporada, pero de eso se trata: no me ha gustado nada la relación de Sylvie con Athos, es muy forzada, y no veo química -ni física- entre ellos. Por el contrario, en el 1x07 las chispas entre Athos y Ninon eran evidentes y ya que ambas mujeres, en cierta manera se parecen - independientes, comprometidas, transgresoras, modernas - he decidido reescribir la historia sustituyendo una por la otra.

Tal vez haya capítulos "extra" en el fic, intercalados entre los capítulos de la serie, para explicar o desarrollar cosas, o añadir escenas que no salen en la serie.

Espero que os guste. ¡Se aceptan comentarios y tomatazos! ;)