Necesitaba una copa.

Eso o una follada, pero viendo como iban las cosas con Quinn dificilmente podría ir por la segunda opción. Mierda, es que ni siquiera había una "cosa" entre ellos que no fuera más que amistad.

Blay se hechó un buen trago de jacks daniels por la garganta. Ah, sí, ojalá las cosas fueran tan fáciles como emborracharse y olvidar, pero sabía que por mucho que mareara a su higado, eso no borraría aquel beso.

Joder. Con. El. Maldito. Beso.

Bastaba con cerrar los ojos para sentir las manos de Quinn sobre su culo, empujandolo hacia su duro cuerpo mientras le metía la lengua hasta la campanilla. No hacía falta que mirara sus pantalones para saber que se había puesto duro como un poste y eso, santisima fuera la Virgen Escriba, dolía como el demonio.

Aquel aroma a especies suaves y medio picante llevó sus pasos hasta la entrada del salón de billar. Por el fade, aquel olor le provocó cosquillas en las palmas de las manos y las ganas de alimentarse se hicieron latentes. Shaxton se detubo en la entrada… Blaylock estaba de espaldas mirando hacia el oscuro jardín con una botella de wisky medio olvidada en su mano izquierda cuando sus sentidos de guerrero se despertaron. Sacó la daga que tenía en el cinturón de sus pantalones y giró enfrentando al intruso.

Jesu… cristo. Era el abogado de Elhena, aquel macho que se paseaba ultimamente por la mansión como si fuera parte de ella.

—Buenas noches, guerrero —dijo en la antigua lengua. Aquel tono bajo y ronco le puso la piel de gallina.

—Buenas noches Shaxton —respondió con voz temblorosa.

Mierda, no podía evitar ponerse nervioso ante la presencia del otro. Blay era consiente de que a este vampiro le gustaban los machos, lo había sentido aquella vez que el abogado había mirado al hermano Vishous.

Bajó lentamente el arma mientras el abogado dejaba el maletín sobre la mesa de billar. De pronto las puertas del salón se cerraron y Blay tragó saliva. Sus palmas sudaron ante la espectativa, Shaxton no podía saber que estaba exitado ¿verdad?

Claro que puede. Le dijo aquella vocesita de la razón en forma burlona. La verdad, Blaylock, es que estás tan jodidamente caliente que ya no piensas.

El otro macho sonrió como si supiera exactamente lo que estaba pensando y eso hizo que las mejillas se colorearan de rosado. Ah, maldición, odiaba cuando le pasaba eso, lo hacía parecer un idiota. De hecho, se sentía como un real idiota.

Shaxton dio un par de pasos y estiró la mano. Acarició la cara de Blay con los nudillos.

—Adorable…—y dio otro paso. Ahora sus cuerpos se rozaban y el aroma de la exitación de ambos machos se mescló y llenaron la estancia. Blay contuvo el aliento mientras Shaxton acercaba y restregaba suavemente sus colmillos en su garganta.

Santa mierda, sus pelotas se pucieron duras y su pene saltó ante el roce. Su respiración se hizo pesada y, como si fueran uno en pensamiento, el otro macho le lamió el cuello y le susurró al oido mientras apretaba sus caderas contra el guerrero

—¿truco o trato?