ESA MEMORABLE FIESTA
Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Ep. 1:
Era el 17º cumpleaños de Naruto. En realidad había sido hace un mes, pero el futuro Rokudaime había querido que todos sus amigos estuvieran presentes, y eso era difícil de lograr: el equipo de Shikamaru había regresado ayer de su última misión en Suna, y mañana sería el equipo de Shino quienes se fueran al País de la Tierra. Realmente, había costado mucho que todos coincidieran. También estaban en la fiesta Jiraiya e Iruka-sensei, que charlaban apartados de los "niños".
- ¡Naruto! - le habló Lee - Todavía no te he felicitado por haber ascendido a chuunin. ¡Tu esfuerzo demuestra que arde en ti la llama de la juventud!
- Gracias, cejotas - sonrió Naruto - Ya me fastidiaba ser el único genin del grupo. ¡Pero tengo que agradecérselo a Sakura-chan!
- Los jutsus de Naruto están a nivel jounin. El problema es que como es un baka - dijo la chica, dándole un capón en la cabeza - tuve que ayudarle muchísimo a estudiar para el examen escrito.
Sus amigos se rieron, y a nadie se le ocurrió mencionar a Sasuke, lo que sin duda entristecería a Naruto y Sakura. Ya bastante era que no tuvieran una tumba con el nombre del Uchiha sobre la que llorar, pues al haber muerto como un traidor a la villa durante el ataque que él mismo organizó, su perdón fue en todos los sentidos impensable.
- ¿Y cómo le va a vuestro equipo, ahora que todos sois oficialmente chuunin? - preguntó Tenten.
- Ama-san, yo soy jounin - replicó Sai con sonrisa falsa.
- ¿Y qué? Neji y yo también, y no por eso se lo vamos restregando a Lee por las narices.
- Dios, qué calor hace, ¡me estoy muriendo de sed! - Naruto miró alrededor y se puso alerta - ¿Eh? ¡No me digas que ya se acabaron las bebidas! - tirándose de los pelos desesperado.
- Creo que a Jiraiya-sama todavía le quedaban algunos refrescos... - dijo Sakura.
No acabó de decirlo, y el rubio ya había salido corriendo. El sannin conversaba con Iruka mientras le mostraba tres o cuatro frascos que parecían contener alguna bebida inofensiva, pero él tenía una mirada pervertida en la cara.
- Los compré durante mi último viaje para regalárselos a Kakashi - le relucían maliciosamente los ojos - Ya va siendo hora de que espabile respecto a Anko, y este super-afrodisíaco tumbaría la resistencia de un monje. Me alegra que Icha icha tenga un lector tan devoto como él, pero ya es hora de que le muestre a esa kunoichi adicta a los dulces lo que...
No pudo terminar la frase porque, para espanto de ambos senseis, Naruto apareció repentinamente y agarró uno de los frascos, llevándoselo a la boca y apurando hasta la última gota de líquido.
- Naruto, ¿qué demonios estás haciendo? - dijo Jiraiya gritando como un poseso - ¿Acaso sabes lo que te has bebido?
- Por el sabor diría que es licor de fresa - se secó la boca con una manga - ¿Qué pasa, ero-sennin? Sólo me falta un año para ser mayor de edad, no creo que sea para tanto.
- ¡Eso no era licor de nada, baka! - siguió gritando, con ganas de estrangularle.
- ¿Cuál es el problema, entonces? - el rubio empezó a molestarse - Todavía te quedan tres más, no seas tan roñoso, ero-sennin.
Jiraiya iba a replicar algo, pero fue interrumpido por las fuertes carcajadas de Iruka. El viejo y el joven le miraron extrañados, pues tal muestra de hilaridad de no era propia de él, pero el sensei tardó un rato en poder controlarse.
- Hay que ver, Naruto... ¡ja ja ja! - hizo un esfuerzo para poder hablar - Creo que esta noche... si tienes un poco de suerte... ¡ja ja! - le palmeó la espalda en un gesto paternal - te convertirás en un hombre definitivamente.
Y se marchó riéndose por lo bajo, antes de que Naruto pudiera preguntarle qué quería decir.
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Durante la hora siguiente, Naruto empezó a sentirse cada vez más raro. Se notaba... nervioso, pero de una manera como nunca antes. Inquieto pero sin saber por qué, como si su cuerpo se hubiera sobrecargado de energía. No era algo desagradable, simplemente era... extraño.
- ¿Te encuentras bien, Naruto? - su amiga se preocupó por él - Desde hace un rato no tienes muy buena cara.
- No lo sé, Sakura-chan - abrió y cerró las manos, mirándolas, convenciéndose de que eran las suyas - Creo que el refresco de ero-sennin me ha sentado mal.
- Estás algo rojo - Sakura le puso una mano sobre la frente - ¿No tienes fiebre?
Al sentir ese contacto, un escalofrío de algo indefinido recorrió todo su cuerpo, desde las plantas de los pies hasta la punta del cabello. Sintió una oleada de calor sacudir cada uno de sus nervios.
- ¡Naruto, estás ardiendo! - dijo ella - ¡La temperatura te ha subido en un segundo!
- Da igual, no te preocupes - intentó sonreír - No será nada, con una noche de descanso se me pasará.
- No seas baka, esto no puede esperar - le agarró de una manga y tiró de él hacia la puerta - Como médica te insisto en que vayas a casa ahora mismo, y te des una ducha para bajar esa fiebre.
- Pero la fiesta...
- Es casi la una de la mañana, no durará mucho más - empujándole hacia la salida - Recuerda que como ninjas algunos tienen que levantarse temprano para ir de misión.
- ¿Qué pasa, ya os vais? - Ino se acercó a sus amigos sorprendida.
- Naruto sí, le ha subido repentinamente la temperatura y creo que está enfermo.
- ¿Tienes fiebre, Naruto? - la Yamanaka también le posó una mano sobre la frente, provocándole otro de esos extraños escalofríos, aunque no tan fuerte como el de antes - Cielo santo, es verdad, ¡estás ardiendo!
- Ya ves, una segunda opinión médica, y dice lo mismo que yo - se pararon ante la puerta - Así que te vas a casa ahora mismo.
Mientras Naruto intentaba poner alguna excusa, Ino observó disimuladamente al rubio. Era cierto que tenía fiebre, pero su intuición le decía que no era por estar enfermo. Y es que en ese momento el Uzumaki tenía una expresión particular en la cara, de la que seguramente no era consciente, pero se parecía demasiado a la que le ponía su noviecito Gaara cuando tenía ganas de...
- Oye Sakura, no creo que sea buena idea dejarlo solo - dijo ella, intentando controlar la risa por la travesura que se le había ocurrido - ¿Qué tal si se desmaya en la calle? Creo que deberías acompañarle.
- La verdad es que... sí, no dudo que puede pasar - la chica estaba preocupada - Ino tiene razón, Naruto. Mejor te acompaño a casa y te preparo alguna medicina.
- No es necesario, Sakura-chan, de verdad que me encuentro bien - y no era del todo mentira.
- ¡Cállate Naruto, y hazme caso! - se enfadó y puso esa expresión que tanto miedo daba en su bella cara - ¡He dicho que nos vamos y NOS VAMOS YA! - le agarró por el cuello de la ropa - Ino, despídenos de los demás, por favor.
- Descuida, yo me encargo - les dijo adiós con la mano y una expresión sospechosa en su cara - ¡Que paséis muy buena noche!
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No tardaron más que unos minutos en llegar. Sakura le llevaba sujeto del brazo, porque Naruto a veces sacudía la cabeza como si estuviera mareado, y ella temía que cayera al suelo y se hiciera daño.
- Ya llegamos, Naruto - le dijo - ¿Dónde tienes la llave?
Él empezó a rebuscar entre sus bolsillos hasta que por fin la encontró, pero se la tendió a su amiga para que abriera la puerta. Ella lo hizo, apoyándole sobre uno de sus hombros, y entraron despacio.
- De no saber que no había una sola gota de alcohol en la fiesta, diría que estás ebrio - dijo cuando le sentó en el sofá - Anda, ve a ducharte mientras te preparo la medicina.
Fue a oscuras a la cocina y el ninja la perdió de vista, pero su aroma femenino quedó flotando a su alrededor. Antes de que Sakura volviera a enfadarse con él y le gritara, Naruto se levantó torpemente y fue al baño, donde se desnudó (aunque por poco se le olvida) y se metió en la ducha, abriendo el grifo de agua fría. Miles de gotas resbalaron por su cuerpo, deslizándose sobre su ardorosa piel pero sin lograr enfriarle mucho. Sentía una tensión especial dentro de sí... como la anticipación antes de abrir un regalo.
Tras permanecer unos minutos bajo la ducha, Naruto cerró el grifo y se pasó una toalla por el cuerpo, aunque sin mucho afán porque casi no era consciente de sus movimientos. Le pareció raro, porque se sentía más despierto de lo que había estado en mucho tiempo; casi podía sentir la sangre fluir con fuerza en sus venas. Se puso los pantalones del pijama y regresó a la pequeña salita de su piso, que seguía a oscuras, pero la escasa luz que venía desde la cocina era suficiente para él.
- ¿Ya has salido del baño, Naruto? - le oyó la voz de la kunoichi, y ésta apareció frente a él con un vaso en una bandejita - Naruto, no has... terminado de vestirte.
Un ligero rubor subió a las mejillas de Sakura, lo cual la molestó profundamente. No tenía por qué sonrojarse, ella era ninja médico y había visto montones de hombres desnudos en los libros, incluso alguno real cuando le tuvo que curar. Es más, Naruto ni siquiera estaba desnudo completamente, sólo de cintura para arriba. Pero por alguna razón, no era lo mismo...
- No importa, Sakura-chan - él sonrió y se acercó para tomar el vaso - De todas formas, enseguida me iré a la cama.
Se bebió el contenido del vaso, y le sonrió a su amiga antes de que lo llevara de vuelta a la cocina. Cuando volvió para despedirse, vio que Naruto la miraba de una forma rara. Puede que la luz que llegaba desde la cocina apenas bastara para iluminar levemente, pero sus ojos parecían echar chispas.
- Sakura-chan... - habló tan bajito que ella casi no le oyó - ¿Alguna vez te he dicho lo bella que eres?
- Sí, Naruto - se rió un poco - Lo haces a menudo.
Se le veía algo confuso, la miraba de forma rara, y lentamente levantó una mano para acariciarle la mejilla. La pelirosa empezó a asustarse un poco por el anormal comportamiento de su amigo.
- Naruto, ¿qué haces? - preguntó al tiempo que llevaba una de sus manos sobre la del chico para detener la caricia, pero él no apartó su mano.
- No lo sé - y sonó sincero - La verdad es que... no lo sé.
