-Bocchan, ¿Está seguro?
-Sebastian, es unan orden, ¿Qué parte de eso no entiendes?
-Lo siento, My Lord.
El tono en que lo dijo, su voz se quebró, pude notarlo, el siempre trata de que su máscara de "A-Mi-No-Me-Pasa-Nada" nunca se caiga, pero, después de tanto que hemos estado juntos errr…si, después de tanto tiempo que tengo soportándole, ya lo conozco se cuando está bien, cuando no lo está y cuando me neces.., no Ciel, aleja ese pensamiento de tu retorcida mente.
Genial, le ofendí, puedo notar que su cabeza está agachada, ¡Bravo Ciel!, acabas de arruinar algo por millonésima vez en lo que va del día, ¿Qué no te cansas?
-Sebastian, yo… lo siento.
-¿Sentir qué? Usted no tiene que…
-¡Cállate!, estoy cansado de todo, de tanta presión, obligaciones y críticas que recibo por ser quien soy, me queda poco tiempo y 1uiero desaprovecharlo… por favor… olvida el trato que tenemos, déjame ser sincero por una vez…
Pude notar como se acercaba a mi y tomaba mi rostro entre sus manos, coloque mis manos sobre las suyas intentando, inútilmente, sentirlo más. Me acerco peligrosamente a sus labios y puedo notar la sorpresa en el.
-Sebastian… -susurro encima de sus labios- bésame, es una orden.
-Yes, my...Ciel. – Puedo notar una pequeña sonrisa pervertida naciendo en sus labios.
Y, bueno, a veces tener la mente retorcida tiene sus beneficios.
