Try to be proud
Capítulo #1
El comienzo.
Prefacio.
Declaimer: Nada de esto me pertenece, los personajes como los guardianes, le pertenecen a su creador (William Joyce) lugares o acciones pueden ser tomadas de la películas o de los libros, por lo tanto solo Cupido como Sypha me pertenece y sus angelitos, posiblementes otros personajes sean creados por lo tanto serían de sólo mi autoría, aunque pudiera avisar si son de alguna mitología, como la griega, por lo tanto quedas avisado.
El hombre de la luna miraba con tristeza el mundo, guerras, devastaciones y lo peor era que Pitch podía llegar a ser el menor de sus problemas. Los niños (en especial varones) eran enviados a pelear batallas que solo se fundieron con la caída de los dioses.
Cuando los dioses del olimpo dejaron de existir.
Es decir en algún momento existieron, pero solo los que se les atribuía una trabajo, cuando una gran parte del mundo con ideas bárbaras decidieron expandirse al mundo por medio de la violencia. Aún recuerda cuando Cupido y con sus hijas Voluptas,Castitas, y Pulchrito tratando de mantener el amor y la paz cayeron en batalla dejando este mundo a merced de tiranos como Pitch, aunque después con la ayuda de su gran amigo luz nocturna podían crear un equilibrio, pero su trabajo no se asemeja al de Cupido.
Necesita encontrar a alguien lo capaz de dar amor y paz, pero a la vez que sea valiente e indomable, pero ¿Quien? Todos y cada uno de los jóvenes estaban sumidos en la guerra.
Y ahí fue cuando se dio cuenta… no necesita ser un joven, debe ser una jovencita, las mujeres son capaces de dar todo el amor del mundo, equilibran un gran clan y son astutas e inteligentes ¿Porque no? Una mujer era lo que necesitaba para este trabajo, pero ¿Dónde la encontraría? Valientes ya no había estaban todos bajo tierra, hasta que gracias a luz nocturna, la encontró. Su nombre era Sypha Valentina y estaba en la guerra, era la única mujer en la guerra que finge ser hombre, cosa que no se le dificulto ya que no tenía un pecho tan grande, para proteger a su familia ya que al no tener padre y si no daban al hombre de la familia morían, pero el único hombre era su hermanito de apenas 10 años, y ella al tener 16 decide hacer lo menos impensable… se corta el pelo largo chocolate que tiene, pero muy corto, se hizo una que otra cicatriz para parecer más varonil y así fue como esta joven ahora se encontraba en la guerra, durmiendo en las raíces de un árbol (un roble para ser más específicos) con miedo, hambre y frío. El hombre de la luna la miraba fijamente incapaz de poder hacer algo por ella, ella debía ganarse el arco, debía ser valiente, noble e incapaz de ser malvada, tenía todas las cualidades, ya la venía vigilando desde hace años, debía ser paciente y esperar el momento adecuado.
Con la ayuda de Luz nocturna unos pequeños rayos de luna acunaron su rostro con aspecto bárbaro por las cicatrices, pero en sí muy angelical, el hombre de la luna sonrió dándole un sueño hermoso a su próxima cupido.
Una semana después.
Ella corría con un niño entre su brazos, era un niño de 4 años que tenía las mejillas algo sucias por llorar y caer en la tierra, él estaba a punto de morir Sypha estuvo a tiempo para detenerlo y corriendo entre los árboles mientras que detrás de ellos un grupo de hombres que los perseguían, siendo buena en el uso de armas como: espada, pero su habilidad se destacaba en el arco y tenía uno que casi nunca usaba solo para emergencias y esta era una emergencia, un niño podía morir, no tanto por ella sino porque le recordaba un poco a su hermano.
-Por favor, solo espera - le decía Sypha con sigilo al niño quien hipaba por el miedo, aún corrían, faltaba poco para llegar al caballo. Ella paro sabiendo que debía hacer algo que acabaría con su vida.
-Venga - le decía el niño, ella lo miró y sonrió.
-Vete - le dijo Sypha.
-No me voy sin usted - respondió él.
-Sabia que dirias eso - sin avisarle lo agarró por la cintura lo subió en el caballo y lo amarró, al caballo le dio una palmada en el trasero y este empezó a correr, el niño le gritaba, pero ya no importaba estaba lejos y el caballo pararía cuando llegará a la siguiente ciudad, ella volteo hacia el grupo de hombres que la rodeaban sacó su espada esperando el primer golpe.
-¡Vengan que no les tengo miedo! - grito ella y ahí empezó, ella parecía danzar en la batalla su habilidad se vio en riesgo cuando uno de los hombres le quitó su espada, pero esperen damas y caballeros ella aún tenía su arco para pelear. Era como si volara con el daba en el blanco y ninguno de ellos podía tocarle, pero ni con la punta de sus espadas.
Iba a ganar.
Literalmente.
¡ZAZ! el sonido de carne siendo atravesada, ella miró su abdomen y la mitad de una espada se encontraba saliendo de su abdomen, la había acuchillado por detrás, ahora ella moriría, dejándola en el suelo ellos se fueron riendo, ella temblaba y su cuerpo empezaba a perder color y su piel se volvía de una tonalidad aún más blanca… estaba a punto de morir.
Pero no tenía miedo, estaba más que segura que al entretener a los hombres el niño debía estar más que lejos, sonrió porque sabía que no iba a morir en vano.
Era el momento oportuno, antes de que muriera Sypha. Luz nocturna ayudó mucho en con transformarla, traería su mismo traje (otra cosa sería que ella se lo cambiara) pero su pelo sería más largo como antes de que se lo cortara, sin ningún tipo de cicatriz en su rostro, estaba casi listo solo por una cosa (el arco) era de oro y su flechas eran de una madera única con la punta de acero, si era bastante buena en la confección de ellos también sería lo capaz para crear más y por último sus ojos debían ser… únicos ¿pero de qué color? Y qué mejor manera de representar el amor que con este color entre la pureza (blanco) y el color de la sensualidad (rojo) en uno solo, así es el rosado, sus ojos serían de color rosado.
Estaba hecho había creado a cupido, pero debía esperar con paciencia si funcionaba (obvio que funcionaria) Luz nocturna alumbraba su cuerpo… cuando sus ojos se abrieron lentamente estaba bien, todo estaba bien.
Su cuerpo se tambaleó al comienzo, pero luego se acostumbró se sentía bien, un susurro llamó su atención.
Un grito, un susurro, la nada se lo decía. Un todo se lo decía al oído como un secreto que se guarda y no se dice.
-Cupido- era el viento que se lo decía, ella miró hacia la luna y se enamoró de este, la hermosura que éste emanaba daba la sensación de calor y que pertenecías a algo, te daba la sensación de no estar solo, pero esa sensación era muy buena.
-Cupido - repitió ella, al rato abrió sus ojos y soltó un pequeño grito y se todo el abdomen "No puede ser" pensó ella "No me duele" sonrió como nunca en su vida había sonreído y unas lágrimas de felicidad salieron de sus ojos.
-Cupido - repitió ella - Yo soy… cupido - sus alas se abrieron como si respondiera a una especie de llamado y Sypha o mejor dicho Cupido salió disparada por los aires gritando de la emoción y exaltada porque se sentía libre y feliz. Al poco rato se encontró con los mismo que hace poco la habían casi asesinado. Se posó ante ellos y con cara de superioridad les dijo.
- ¿Creyeron que se libraran de mi? - ellos seguían caminando hacia ella, preparó su arma, pero cuando estaba apunto de disparar, otros hombres le pasaron como si ella no existiera, como si fuera aire, ella sintio un escalofrio en todo su cuerpo y cayó de rodillas.
-No puede ser- se dijo para sí misma - ¡¿Ah?! - ellos hablaron de que habían matado a una Turca que se hacía pasar por hombre anteriormente, ellos se burlaron de eso.
Le dolía a Sypha. Le dolía a Cupido.
-Yo, existo - se dijo para sí misma - Yo lo se - abrió sus alas y salió volando hacia el horizonte perdida entre los árboles, pérdida de sí misma.
Un miedo embargo todo su ser.
-¿Quién soy? - miró hacía el cielo mientras volaba - ¿Que me pasó? - unas lágrimas anidaron sus ojos - ¿Porque a mí? -
Paró en medio de algo, era una ciudad algo bastante pintoresca, ella le gustó el lugar y se ocultó ahí. Estaba a salvo, a salvo de no sentir soledad.
Esto también le dolía al hombre de la luna, por eso le ayudó al tiempo, algunas veces hablaba con ella en secreto, por medio de los sueños, pero aún así ella se sentía sola en este mundo que poco a poco fue creciendo y mejorando.
Es por eso.
Que con marmol.
Le dio vida a sus angelitos.
Grandes artistas hablaban de ellos en sus obras, pero todos creían que eran esas criaturitas que estaban en las iglesias, pero en realidad era obra de Cupido, ahora ellos haciendo algunas cosas los trabajos de ella y también dándole el amor de la atención que ella tanto anhelo.
Pero se sentía de igual manera, quería a alguien de travieso igual que su hermano.
Le dolía el alma saber que él ya estaba muerto, y lo peor fue que no le pudo decir adiós, pero ¿Como se lo diría? Suponiendo, él no le vería el rostro de viento que tiene ahora.
Ella vuela más rápido que cualquier cosa, menos la luz por supuesto.
Pero aún así se siente sola, y eso que tiene a sus angelitos. Hijos de su amor al mundo.
¿Pero quien a ella le ve? Nadie…
Pero ella no sabe de los guardianes, no aún.
