Por dinero
Por las calles de París, cercanas a Kadic, se encontraban una pareja de skaters haciendo de las suyas por el bosque. Habían estado todo el día juntos, y ya era momento de tomar un ligero descanso.
—Hace calor—Comentó Sam apoyándose sobre un árbol—
—Se acerca el verano, ya verás que risas cuando estemos en Julio—Respondió Odd sentándose a su lado—¿Qué harás en verano? —
—Seguramente nada—Respondió—No tenemos dinero para ir de vacaciones—Fue tonto recordarlo—¿Y tú? —
—Seguramente aguantar a mis hermanas—Sam rebuscó entre sus bolsillos buscando algo que aparentemente no encontró—¿Qué buscas? —
—Creí que tenía algo de dinero—
—Te puedo prestar si quieres—
—Pero… quizás no te pague en mucho tiempo—
—Siempre hay otras formas de pagar—Sam arqueó una ceja—
—¿Te refieres a…? —Preguntó con picardía, pero no parecían estar hablando el mismo idioma—
—Me refiero a ayudarme con algo o cosas similares, pero… ¿Qué tenías en mente? —
—Bueno…—Se sonrojó levemente, pero su piel morena lo camufló perfectamente. Miró a su alrededor, estaban en un sitio algo apartado de la acera y del camino frecuentado. Se dio vuelta y se sentó en las piernas de Odd, mirándole de frente, el italiano arqueó una ceja—
—¿Qué pretendes? —
—Esto—Con ambas manos desabrochó el pantalón de Odd—
—¡NO! —Se quejó—Estamos en público—
—¿Y? —Preguntó—Por aquí no pasa un alma—Era verdad, llevaban un largo rato ahí y no había pasado nadie, ni siquiera cerca—
—¿De verdad quieres…? —
—¿No te gusta? —
—No he dicho eso, adelante—La verdad es que no le parecía bien lo que Sam iba a hacer por dinero, pero la iniciativa fue de ella, así que no podía negarse. Ella prosiguió bajando con ambas manos el pantalón de su compañero y luego sacando el miembro de este al tantear con los dedos dentro del bóxer
—Venga, anímate—Comenzó a estimularlo con ambas manos, comenzaba a ponerse firme al poco tiempo—
—No es que no me guste, es que es en público—
—Ya, pero aquí no pasa nadie—Cuando el pene de Odd estuvo lo suficientemente firme, Sam se agachó y comenzó a juguetear con su lengua alrededor de este, por toda su extensión, anchura, altura, lo largo, introduciendo en su boca no más allá del glande, succionando a la vez que usaba la lengua de una manera particularmente buena. Odd sentía con cada lamida como una sensación cosquillada y placentera, casi creía que fuera a correrse con cada succión que Sam hacía—Me gusta—Odd agarró la parte trasera de la cabeza de Sam y la empujó hasta el fondo, obligando a una felación profunda, los movimientos firmes, el uso tan exquisito de la lengua y el ambiente en general simplemente no dejaban concentrarse a Odd, tanto, que se sintió demasiado bien—
—Voy…—En la última estocada obligó a Sam a engullir por completo su miembro, corriéndose en su boca y garganta, tras eso, liberó las manos. Sam se retrocedió tosiendo—
—Idiota…—Dijo, tosiendo—
—Perdón, no avisé—Tras eso, Sam tragó… ¿Saliva?, y se puso de pie—
—¿Y bien? —Odd la imitó y sacó dinero de su bolsillo, no era demasiado, pero costeaba el acto—
—Me parece un trato justo—Respondió, abrochándose el pantalón—¿Vamos?, quizás tengamos tiempo de hacer algo más—Agarraron sus skates y siguieron por el camino—
—Quiero algo de beber…—
Por un imprevisto, Odd se había tenido que marchar pocas horas después, dejando a Sam ir a su merced por la ruidosa ciudad. Había suerte, era domingo y las zonas aledañas de camino a su casa comenzaban a cerrar y la gente a dispersarse. No quería ir directo, pues aún era temprano, y llegar a escuchar a sus padres sería una tortura, por lo que decidió sortear las calles hasta llegar a unas pistas de Skate que había a unas calles de su hogar. Al llegar no encontró mucha gente, salvo algunas personas que conocía solo de las veces, que no pocas, que había ido allí. Los conocía lo suficiente como para saber que no eran de fiar.
—Hola, chicos— Saludó en voz baja, los demás le imitaron —
—Pensé que estabas con el tío ese de Kadic—asintió uno de los muchachos—
—Estaba, que es la mejor parte—Se lanzó por una de las pistas con algunos movimientos rápidos—
El rato pasó sin mayores problemas, música, cigarrillo y bebidas abundaban en ese lugar. Hubo un momento en que alguien se acercó al grupo de muchachos, un tipo de piel morena y un cuerpo ligeramente obeso, pareció fijarse en Sam, pero esta no le prestó mayor importancia hasta que uno de ellos la mencionó.
—Eh, Sam, ven un momento—el hombre que había llegado se retiró, había llegado en coche—
—¿Qué pasa? —se acercó al grupo—
—¿Quieres ganar un poco de pasta? —Preguntó uno de ellos, Sam se lo pensó, y la verdad si, todo era bienvenido. Asintió—¿Viste al tío que vino hace un momento?, Haz que sea feliz—
—… hay muchas formas de interpretar eso—
—Que te lo folles—Resumió uno de los presentes, que andaba con el alcohol en la cabeza—
—¿Estáis seguros? —Dijo más para si misma que para ellos. Cayó en cuenta que, si hacía eso, debía ser cuidadosa luego, Las historias volaban por ese tiempo—
—¿Qué más da? —Dijo uno de ellos—El tío te dará pasta por ello—No era mentira—
—Veré que puedo hacer, pero no me lo tiraré—Dijo, aunque no era exactamente lo que pensaba en ese momento. Agarró su skate y se deslizo hasta llegar al coche del hombre, donde estaba él ya listo para salir. Golpeó la ventanilla para llamar su atención, la bajó —
—¿Das una vuelta conmigo? —Preguntó el hombre con un cigarro en la mano. Sam sabía lo que podía pasar, pero lo ignoró, dio la vuelta al coche y se sentó en el puesto del copiloto, dejando su skate y su casco justo debajo del asiento—
—Pues vamos—Subió algunos puntos a la música y salieron del lugar. Sam comenzaba a darle vueltas la cabeza, no sabía que quería el hombre—Te llamas Sam, ¿No? —La aludida asintió—Soy Jean—Una presentación formal—
—Y bien, ¿Qué tienes en mente? —Era muy extraño hacerle esa pregunta a un desconocido, pero ya que estaba ahí. El hombre le hizo un ademán y se bajó la bragueta, Sam comprendió, se desabrochó el cinturón de seguridad y se agachó hasta llegar. Con las manos pudo liberar el miembro caliente de su acompañante, comenzaba a erectarse, y no tenía un tamaño pequeño precisamente, Sam se introdujo el glande en la boca, apenas le cabía. Usaba la lengua para estimularlo, podía sentirlo. Él usaba sus manos para agachar más su cabeza y forzarla a felar más profundo, pero en esa posición era imposible. Se desviaron del camino y terminaron en un parking subterráneo—¿Dónde estamos? —Preguntó Sam, alzando el torso al ver el lugar—
—En el parking de mi edificio—El hombre se desabrochó el cinturón, y le indicó el asiento trasero. Sin bajarse del coche se cambiaron al lugar, donde el hombre quedó sentado y Sam encima y mirándole de frente. Sentía algo golpear bajo su falda. Jean pasó sus manos entre la falda y le bajó la ropa interior, momento en el que liberó su miembro, no sin antes sacar un pequeño cuadradito de aluminio de uno de sus bolsillos. Sam lo recibió y lo abrió, acto seguido se lo puso usando ambas manos. Se alzó ligeramente y se dejó caer sobre el miembro de él que comenzaba penetrarla lentamente, no entró todo hasta que sintió cómo golpeaba su cérvix, empujándola hacia adentro. Se besaron mutuamente mientras comenzaba un movimiento en vertical que por un principio le era doloroso. Pero los minutos pasaban y Sam no se cansaba, quería más, el hombre aumentaba sus embestidas y sentía su interior lleno. Embestida tras embestida el placer aumentaba a pasos agigantados, no había sentido algo similar. Jean sintió cómo el cuerpo de Sam se contrajo en un momento dado, pero no bajó su ritmo, siguió, mientras acariciaba cada rincón de su cuerpo hasta que él también terminó con una última estocada que ella sintió demasiado profunda. Se levantó suavemente hasta que liberó el pene del hombre, viendo el preservativo cumpliendo su trabajo. Sam se dejó caer en uno de los asientos—Me gustó—Dijo, tras sacarse el preservativo y envolverlo, luego se abrochó el pantalón—Ten—Sacó de su cartera algunos billetes, por la oscuridad del momento Sam no pudo ver cuanto era, pero eran unos cuantos—
—Gracias—Dijo, y se los guardó—Estoy un poco lejos de casa—Intuyó, habían estado en la carretera un buen rato—
—Puedes quedarte conmigo, te invito—Dijo el hombre, no parecía mala persona, podía aprovechar—
—Si quieres…—Cogió sus cosas y siguió a Jean al interior del edificio. En el último piso de todos entraron a un apartamento no muy grande con dos habitaciones, una de ellas vacía. También había un perro, un Bóxer, que era bastante amistoso—
—Ven—Le dijo a Sam, y entró a la cocina—Toma—Le dio una botella plástica con una bebida dentro, el cogió una similar—Vivo solo con él—Señalando al perro, quién ladró a la señal—
—Es bonito—Sam vio la hora en un reloj de pared—¡¿Las doce?! —El tiempo, literalmente, había pasado volando—Si llego ahora me matarán—
—Quédate aquí—Dijo Jean—No pienso dejar que vayas sola hasta ese barrio, estamos a media hora de ahí—Era válido—¿necesitas llamar? —Sam asintió, y se retiró un momento, luego volvió —
—Ya está, mañana me matarán seguramente—No estaba segura, pero tampoco podía esperar más de sus padres. Luego de cenar algo rápido, ambos se fueron a la habitación, una cama grande y un televisor colgado en la pared al frente de esta, nada mal—
Jean se quitó la camisa y se desabrochó el pantalón, sentándose en su cama, Sam, se acercó y se quedó en frente de él, quién la atrajo con las manos y la obligó a arrodillarse. Con sus manos, liberó el miembro de él y comenzó a estimularlo con las manos, era grande. Luego de unos segundos comenzó a lamerlo lentamente por toda su extensión hasta llegar al glande, donde lo tomó con sus labios y se lo llevó a la boca, usando la lengua como estimulante, Jean puso una mano tras su cabeza y la obligó a tragar más profundo. Sentía el miembro atorándose en su garganta, le dolía la mandíbula y no pudo hacer más que seguir hasta que sintió algo salir por el miembro de él y entrar a su boca, obligándola a tragar en el acto. Se separó luego de unos segundos, tosiendo.
—¿Aún tienes ganas? —Preguntó Sam al ver que el miembro aún seguía erecto con bastante firmeza—
—Apenas estamos comenzando—Sam se acostó en la cama y el hombre le quitó la ropa rápidamente hasta quedar completamente desnuda—Estás buenísima—Se acercó a besarla mientras usaba sus manos para estimular el joven cuerpo de su compañera. Al tiempo, Sam sentía algo caliente golpear contra su sexo, Jean se movía para darle placer, pero al mismo tiempo la torturaba, su interior quería algo más. Él apresó sus manos y las puso contra la pared al tiempo que la penetraba lentamente hasta sentir su miembro completamente adentro. Sam comenzaba a jadear con fuerza del placer. Comenzó con unas lentas embestidas que iban aumentando en intensidad, mientras que con su mano libre estimulaba el punto G de ella. Sentía que Sam se estaba perdiendo. Hubo un momento en que perdió el sentido de lo que pasaba a su alrededor y luego sintió algo caliente salir de ella. Orgasmo. Jean seguía sin descanso, cada vez más rápido hasta que al final, unos pocos segundos después, dio una última y profunda estocada y liberó su semen dentro—
—Joder—Dijo, jadeando, al tiempo que Jean se acostaba a su lado—Pensé que ibas a partirme. Se levantó y se acercó al baño a limpiarse—
—Hace tiempo que no tenía sexo con una chica que estuviera tan buena—Soltó un pesado suspiro—
—Hace tiempo que no me sentía tan bien—Se acostó en la cama tras volverse a poner su ropa interior—
Sam durmió plácidamente esa noche, a pesar no estar a gusto con alguien que prácticamente era un desconocido, no tenía otro lugar a donde ir a esa hora, fue culpa de ella en primer lugar en ir a ese sitio. A la mañana algo la despertó, Jean se había puesto tras suyo, pues ella estaba durmiendo bocabajo, y le había bajado las bragas, no lo sabía bien hasta que sintió algo que la penetraba. Apretó sus manos ante algo así, no estaba preparada, y le dolió al principio.
—Buenos días—Dijo, Al tiempo que se apoyaba sobre su espalda y comenzaba un fuerte y motivado movimiento con su pelvis. Se movía rápidamente mientras ella sentía el miembro en su interior, casi tenía que arquear la espalda para dejarlo entrar todo, no era capaz de mantenerlo bajo control. Momentos después sintió el semen corriendo por su interior. Aun le dolía por aquella brusquedad—
—Podías haberme estimulado un poco—Se quejó la morena—
—Es que tienes un culo que provoca demasiado—Le dio una nalgada. A pesar de ser una buena persona, era demasiado pervertido con mucho libido—
—En fin—Se levantó. Estaba adolorida—
—Te llevaré hasta donde salimos ayer—Sam asintió.
Ahora tocaba explicarles a sus padres el por qué estuvo fuera de casa toda la noche, no sabía que decir, tenía bastante dinero encima, que era algo bueno, pero eso no bastaba, debía no levantar sospechas.
*C'EST FINI*
Gracias por leer.
Tenía este escrito hace bastante tiempo en mi ordenador, quería terminarlo.
Historia corta que terminaré pronto. Me gusta esta temática, tengo cosas pensadas para Sam.
Hasta otra.
¡ADIÓS!
