Llevaba un buen rato despierto en la cama, era como si lograra escuchar cada sonido a su alrededor y eso era precisamente lo que no le dejaba dormir.
Tras batallar mucho por un sueño tranquilo, decidió que era mejor rendirse por esa noche. Se quitó la sábana y se sentó en la orilla izquierda de la cama, girando un poco su cabeza logró ver a su hermano que dormía muy profunda y ruidosamente. Eso le hizo pensar que tal vez eran esos ronquidos los que no le dejaban descansar. Negó divertido y se puso de pie para bajar las escaleras.
Bajaba lentamente, como contando los escalones y analizando el sonido de sus pisadas sobre el piso.
Últimamente veía todo como una distracción, le gustaba el hecho de alejar su mente de la realidad. La verdad es que siempre lo había hecho, desde que había aceptado a Ikki como su única familia, desde que había aprendido lo que era el sufrimiento, así que, podemos decir que ese "últimamente" se refiere a su vida entera.
Sin darse cuenta, había llegado hasta la cocina. Recorrió los tres metros que le faltaban para llegar al refrigerador. Se sirvió un vaso de soda, no recordaba el nombre de esta, pues el envase se había roto y la habían trasladado a una botella de vino vieja; eso la mantenía más fría.
Empezó a pensar en que, cualquiera de los demás sabría por inercia el nombre de la bebida, pero él se había vuelto olvidadizo desde que, bueno, ya no lo recordaba.
Se sirvió en un plato desechable un poco de cada fritura que encontró en la despensa. Con su bocadillo de la madrugada, se dirigía a ver si estaban pasando algo bueno en la televisión cuando una voz le llamó en tono de regaño diciendo: "No es sano comer frituras y tomar soda por la madrugada ¿Sabes?"
Él se levantó su vista del plato de comida para encontrarse con nos bellos ojos azules que venían apareciendo ante él en sus sueños por mucho tiempo. Su mirada de sorpresa se acompañó de una sonrisa un tanto traviesa.
-¿Se puede saber por qué andas vagando tan tranquilo por toda la mansión en ropa interior?
Las preguntas llegaban a los oídos de él con un una extraña mezcla de tonos de molestia, incomodidad y diversión. Una vez en el hospital, había visto un programa donde decían que las mujeres hablan en cinco tonos distintitos, pero que los hombres solo pueden captar tres de ellos, eso tenía sentido; como es costumbre, comenzó a pensar en cuáles podrían ser los otros dos tonos en que ella hablaba.
Desde que la conoció, ella siempre le había parecido un misterio, y cuanto más descubría de ella, más misteriosa le parecía. Muchos trataban de buscar los secretos del universo, pero a él le parecía más interesante descubrir más misterios en ella que jamás serían resueltos.
Perdido en sus pensamientos, pasaba de un tema a otro demasiado rápido; y hubiera seguido así de no ser por el sonido apenas eludible de un dedo golpeando un brazo que logró colarse en su mente.
Al volver a la realidad, decidió responder a la mirada molesta de quien tenía enfrente: "Este es de los que parecen calzoneta…Además, aquí solo viven Hyioga, que es un chico; Ikki, que también es hombre; Shiryu, igual; Seiya también, pero no está; Tatsumi, que es también un hombre y está anciano; Y Saori, bueno…Saori es Saori."
La mirada que antes era de molestia e incomodidad, se volvió otra extraña combinación de diversión y confusión.
-¡¿Cómo que Saori es Saori?! Soy una chica y, aunque no se ve nada indebido, es incómodo, Shun.
El chico la miro un poco con una sonrisa divertida.
-Ven acá
A veces, él mismo se sorprendía de su propia voz. Había leído en un libro que al llegar a los trece o catorce años, a los hombres les cambia la voz por una más madura; aunque s voz seguía teniendo cierto toque dulce y suave, podía notarse la diferencia en su forma de articular las palabras.
Él había empezado a caminar sin siquiera dar reparo en si ella le seguía o no. Probablemente, sentía que ella no dudaría en seguirlo. Él tenía razón, pues ella lo seguía, pero ella mantenía una duda en su mente que él no habría logra percibir sin un "¿A dónde vamos?"
Shun se volteó y dijo con un tono calmo y uniforme, sin una media nota de duda o un ligero temblor, "A un lugar más apropiado"
-¿Para qué?
el tono de curiosidad en la voz de Saori causaba un poco de diversión y risa en Shun.
-Solo diré, Saori, que es mejor que no confíes en mí.
-Eres raro ¿Lo sabías?
Mientras Shun se perdía en sus pensamientos, no logró o no quiso escuchar el comentario de Saori.
Tras caminar otro poco, llegaron al lugar
-Ya llegamos
-Estamos en el jardín.
Saori observaba el lugar más pobre de todo el jardín, tratando de comprender las intenciones de Shun. -¿Qué pretendes hacer?-
El peliverde se sentó en el suelo ya sin césped, utilizando de respaldo un viejo árbol.
-Ven, aquí a mi lado.
ella se sentó al lado de Shun aún sin adivinar sus intenciones.
A veces ella misma se sorprendía de su confianza ciega en Shun. Era como si por inercia él dijera la verdad.
-Mira la luna.
Saori levantó su rostro para lograr ver el cielo nocturno, pero, esa precisa noche no había luna. –Hoy no hay luna, Shun.-
-Entonces observa las estrellas.
"Tampoco se ven las estrellas" dijo la pelilila con un tono de extrañeza.
-Entonces baja la vista y mira las flores.
-En esta parte del jardín no hay nada más que el árbol viejo detrás de ti.
A veces, Shun en verdad lograba intrigarla más de la cuenta, más bien más de lo que ella quisiera. Y, esta vez logro superarse a sí mismo con n suave y perfecto tono al decir "Perfecto"
-Me estás asustando.
-Saori…Ahora, en este momento, en este mismo instante no hay nada ni nadie que nos sirva de testigo.
-¡¿Testigo para qué?!
Él la miro dulcemente y sonrío tristemente antes de decir: "Saori, ni tú ni yo hemos llorado lo que es debido…lo que hemos querido."
Shun tomó las manos de la ojiazul entre las suyas, las besó; recorrió sus brazos hasta sus hombros para lograr abrazarla tan suavemente que parecía el abrazo de un ángel. Y, como a un ángel no le puede mentir, ella se aferró a la espalda del peliverde y lloró sobre él.
Cuando él sintió que sus sollozos se apagaban, tomó distancia, levantó su mentón y besó delicadamente su mejilla.
La mira de nuevo, admirando su belleza; besa de nuevo su mejilla, más cerca de sus labios.
La vuelve a mirar, cree que es un sueño; la besa en ese beso que forma en sus labios.
"Tus labios están salados" dice él con una sonrisa acompañada de lágrimas y una infinita tristeza.
-Cuando estabas en el hospital, dijiste que no te gustaban las cosas saladas.
-Tus labios no son solo "una cosa"…Son lo más sagrado que he probado.
La pelilila cierra sus ojos, siente como sus labios son rozados por los de Shun.
-Shun…Ahora yo quiero probar tus lágrimas.- Él la mira extrañado y asiente. Ella lo besa en s mejilla izquierda, cerca del ojo y de sus ojos salen más lágrimas llenas de pena. –Tus lágrimas…queman y son amargas…saben a sangre.-
Sin mirarla, él la abraza y acaricia su cabeza hasta que ella se queda dormida entre sollozos; es entonces cuando él se aferra a ella llorando lo que no puedo frente a ella.
Continuará…
Notas: Hola! Este es un nuevo fic. Creo que aquí se verá un ambiente más reflexivo y un tanto extraño…Algo que creo será interesante. Me gustaría que dejaran sus comentarios de qué les parece. Creo que este me quedará mejor que los otros, ya que con los anteriores empiezo bien y termino con algo raro (sorry por eso) y quiero cambiar eso. Espero les guste y recomienden la historia, por favor!
Eeen fin!
gracias por molestarse en leerlo! Espero les llame la atención!
