Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.
Género: Romance.
Rating: T (+16)
Capítulo relacionado: no.
Advertencia: ninguna.
Palabras: 906.
#01.- Llaves
El calor empezaba a apretar en Tokyō, el duro y largo invierno quedaba atrás por fin, al igual que las pesadillas que le perseguían desde su secuestro. Si no fuese por sus preocupaciones personales diría que ya estaba, de nuevo, al cien por cien.
—Takagi-kun, baja de las nubes.
El inspector parpadeó mirando a su compañera, su pintalabios rojo resaltaba con el blanco del vestido que llevaba.
—Empiezo a pensar que tendría que haberle pedido a Chiba-kun que me acompañase —musitó exasperada.
—Perdona, perdona... estaba pensando.
—Eso ya lo he notado —replicó con el ceño fruncido.
—Miwa... Sato-san. —Ella le dedicó una mirada enfurruñada esperando alguna explicación coherente a su comportamiento de los últimos días, porque últimamente se pasaba demasiado tiempo sumido en sus propios pensamientos, incluso durante su jornada laboral. Wataru cerró los ojos e inspiró hondo—. Yo...
Miwako le puso la mano sobre la boca sorprendiéndolo, se llevó el índice a sus labios rojos mandándole callar. En la acera de enfrente estaba el sospechoso al que llevaban todo el día siguiendo, llevaba una gruesa gabardina de pana negra, aunque hacía demasiado calor como para llevar una.
—Vamos —le susurró.
Él la siguió, procurando mantenerse concentrado en lo que estaban haciendo, pero era complicado, aún y así siguió el ritmo que ella le marcaba fingiendo mirar escaparates, buscar algo que visitar o comer, como si fuesen dos turistas enamorados aprovechando un cálido día de vacaciones. Sin embargo, estaban muy lejos de compartir vacaciones, ni siquiera habían hablado de ello, aunque sabían desde hacía casi dos meses que coincidirían algunos días.
Wataru suspiró cuando llegaron los dos agentes que les relevarían de aquella vigilancia, agotado de tanto caminar. La observó deshacerse de la larga peluca morena que se había puesto, volviendo a ser la mujer a la que amaba.
—¿Quieres que vayamos a cenar algo?
La pregunta le pilló un poco por sorpresa, tal vez porque creía que estaría igual de cansada que él, porque andar todo el día con aquellos tacones debía ser agotador.
—Claro —contestó—. ¿Soba? —Ella sonrió encantada con la idea de los soba—. ¿Quieres que conduzca yo?
—No, está bien, llevo unos zapatos planos en el maletero.
Wataru esbozó una sonrisa, Miwako había desarrollado aquella costumbre de no dejar que nadie la viese débil a base de desprecios, aunque ahora gozaba del respeto de la Metropolitana al completo, seguía con la guardia en alto. Él con el tiempo había dejado de tomárselo como algo personal.
Abrió el maletero para encontrar sus zapatos y se sentó en él para quitarse los tacones, tenía los pies un poco hinchados, pero no hizo ni una mísera mueca de dolor al calzarse los otros. Suspiró.
—¿Vamos donde siempre?
Él asintió, a ella le encantaba aquel sitio, aunque a él la idea de coincidir con el detective Mouri o Conan no le apetecía demasiado.
Rodearon el coche para sentarse cada uno en su sitio, Miwako metió la llave en el contacto, pero no arrancó, apoyó la frente contra el volante. Pese a la oscuridad del aparcamiento notó que estaba algo pálida, el rojo de sus labios acentuaba más su palidez.
—¿Te encuentras bien?
Ella le miró sin despegar la frente del volante.
—Sí, sólo necesito un minuto.
»Ah, Wataru, tengo algo para ti en la guantera, ¿quieres sacarlo?
—¿En la… guantera?
La abrió, en su interior había algunas chocolatinas, guantes, mapas y una caja azul que no había visto antes. La sacó con cuidado sin atreverse a agitarla para intentar descubrir qué escondía dentro.
—¿Qué es?
—Ábrelo.
Wataru abrió la pequeña cajita azul dudando un poco, conociéndola era capaz de haber metido allí algo que saliese disparado para asustarle. Entrecerró los ojos al acabar de quitar la tapa.
—¿Por qué pones esa cara? —preguntó ella con curiosidad incorporándose.
—Es que por un momento creí que... no importa. —Miró dentro y parpadeó—. ¿Una llave?
La sacó y se balanceó con un tintineo.
—Últimamente pasamos muchas noches juntos, así que he pensado que la necesitarás. Me sabe mal hacer que te levantes si me llaman por un caso, por eso...
Wataru la besó antes de que pudiese acabar de hablar.
—¿A qué ha venido eso? —preguntó ella entre risas ante tanta efusividad.
—Es que me has sorprendido.
—¿Por qué?
—Es que... —Ella le miraba con interés, esperando la respuesta a su pregunta. Una respuesta que empezaba a sonarle ridícula ahora—. Creía que... Bueno, es que me estaba preguntando hacia a dónde iba lo nuestro y, creía que, tal vez te habías cansado de mí y que no sabías cómo decírmelo.
Ella rió aferrando su brazo con fuerza.
—Oye, tampoco es como para reírse —protestó Wataru.
—Perdona. ¿Es por qué no quise hablar contigo sobre las vacaciones?
—Pues... —No finalizó la frase, sintiéndose demasiado idiota como para verbalizarlo.
—No me gusta mucho pensar en algo tan inestable y efímero como el futuro —musitó con sinceridad—. Ambos somos policías, en nuestra profesión nos jugamos la vida a diario. Montar castillos de arena en el aire es...
—Lo entiendo —interrumpió él, se preguntó si Matsuda y ella habrían montado castillos de arena en el aire.
—Me gusta aprovechar cada día como si mañana no existiese, ¿está bien para ti vivir así?
Él siempre había sido de los que planean las cosas, de dejar poco espacio para las sorpresas, de no lanzarse a la aventura sin la equipación adecuada. Sonrió y la besó lento.
—Por mí está bien.
Fin
Notas de la autora:
¡Hola! Abro este espacio para subir algunos de los drabbles, shot e ideas para fics fallidas sobre Takagi y Sato, algunos tendrán continuidad, otros no. Se admiten sugerencias sobre temas para otros shot. Poco que decir sobre este en concreto, hace bastante tiempo que lo escribí aunque no había llegado a subirlo. Espero que os haya gustado.
