UNA PROMESA DE AMOR ETERNO
1. Primer encuentro, cambio
Quien hubiera podido suponer que esto me ocurriera a mí. Si la semana pasada me hubieran preguntado: "¿Eres feliz con la vida que llevas?", te hubiera respondido que sí. Yo, Kenshin Himura, estudiante de Biología. Ya a mis 20 años acudía a un laboratorio a trabajar en un proyecto mío, el cual solo lo presenté para un trabajo de clase. Vivía solo, porque mis dos hermanas, Ayame y Suzume, todavía eran pequeñas y vivían con mis padres. Aún así me valía por mí mismo para cuidarme. Sabía cocinar, limpiar, y también tenía un agudizado ingenio, y aprovechaba cualquier chatarra para hacer un invento útil.
Estudiaba en la Universidad Lawful de Kyoto.
La historia empezó la semana pasada. Todo comenzó como un día normal, me desperté a las 6:30, y como todas las mañanas tiré el despertador a la basura. Me levanté de la cama y me dirigí al baño para ducharme y así despertarme del todo. Cuando acabé de ducharme y vestirme eran las 6:55. Tenía hasta las 7:15 para desayunar y prepararme la lección para la primera clase. A las 7:10 estaba cerrando la puerta de mi casa cuando un coche paró justo en la casa de enfrente. Era un coche negro, de aspecto lujoso pero discreto. Yo no le di mayor importancia hasta que la vi a ella.
De repente todo a mi alrededor pareció pararse. Para mí solo estábamos ella y yo. Era una chica de mi edad, pero parecía más joven. Tenía el pelo negro azabache, era como la noche sin luna, y el reflejo que el sol le daba, parecía que fueran estrellas. Cuando bajó del coche, se quedó hablando un poco con el conductor, y cuando éste se marchó y ella miró hacia arriba, los vi. Aquellos ojos azules llenos de vida, aquellos ojos azules que parecían decirte que te llevarían al cielo.
Entonces ella se percató de mi presencia y me sonrió. Yo, aún inmerso en mis pensamientos le devolví la sonrisa tímidamente. Ella se acercó a mí y me dijo:
- Hola, así que tú eres mi nuevo vecino, ¿no?
- Sí, y tú mi nueva vecina.- pero que tontería dije, sino que va a ser la de hacienda.- oye, aún no sé tu nombre, ¿te importaría decírmelo?- así sabré cómo llamarla.
- Claro, con mucho gusto, me llamo Kaoru Kamiya. Y tú, ¿cómo te llamas?
- Kaoru… que nombre más bonito. De pequeño, yo tenía un amiga que se llamaba así, pero no me acuerdo mucho de ella, ni siquiera recuerdo bien su cara y no me acuerdo de su apellido. Bueno, yo me llamo Kenshin, Kenshin Himura.
- Gracias por el cumplido Kenshin. Tu nombre también es muy bonito, al igual de inusual. De pequeña, yo tenía un amigo que se llamaba Kenshin, pero hace tanto tiempo. Apenas recuerdo vagamente su cara, y menos su apellido.
Se le dibujo una cara triste en su hermoso rostro, y yo me reprendí a mí mismo por haber provocado eso.
- Bueno si necesitas algo, lo que sea, dímelo. Ya que somos vecinos, si quieres te puedo mostrar el barrio.
- ¡Oh gracias! ¡Me encantaría! Pero mejor mañana, que ahora me espera mucho trabajo. Mucho gusto en conocerte Kenshin.
- El gusto es mío Kaoru, si quieres cuando vuelva te puedo echar un mano con la mudanza.- así podré volver a verla.
- No, no hace falta, eso sería una molestia para ti.
- No es molestia mujer, además insisto.
- Bueno está bien.
- Entonces, ¿a las 4:00 te parece bien?
- Sí, de acuerdo. Entonces hasta las 4:00 Kenshin.
- Hasta las 4:00 Kaoru.- Ella se giró, recorrió el camino hasta la puerta, la abrió y entró.
Yo todavía estaba asimilando lo que acababa de ocurrir cuando escuché: "piii, piii". ¡¡Era la alarma de mi reloj, que marcaba las 7:30! ¡¡Si no me daba prisa, no llegaría a la Universidad a tiempo! Cogí la moto, la saqué del jardín a la calle y la arranqué. Llegué justo a las 7:50. Tenía 10 minutos para aparcar la moto, subir a clase y sacar el material para la clase de Biología Avanzada.
Pero lo más extraño, es que no conseguía quitarme de la cabeza aquellos ojos azules que irradiaban felicidad y tranquilidad, y aquel hermoso rostro en el cual estaban. ¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella?
Al finalizar la clase, no me fui al pasillo a tomar el aire como solía hacer. Me quedé sentado en mi asiento, mirando el cielo a través de la ventana y con la cabeza sumida en mis pensamientos.
De repente, una voz me sacó de ellos:
- ¡Kenshin! ¡Kenshin! ¿Qué te ha pasado? Siempre eres el primero en llegar, y hoy casi llegas tarde.
Levanté la vista y lo vi. Era Sanosuke Sagara, mi mejor amigo. Era un chico bastante alto, incluso más que Aoshi, mi primo. Yo, la verdad, es que soy algo bajito para mi edad. Sanosuke tenía el pelo castaño, y como siempre, lo lleva
Levantado hacia arriba, y con su cinta en la frente de color roja, parecía un luchador de Kárate. La verdad es que lo era, era el mejor luchador de su clase cuando estaba en el primer año de Universidad. A los dos meses de apuntarse, ya era cinturón negro, e incluso ganaba al maestro. Ahora que está en el segundo año, solo podemos compararnos con él: mi primo Aoshi, Soujiro y yo. Aunque Soujiro no es nada del otro mundo según Sano. Sano era muy rebelde y despreocupado, aunque cuando se lo proponía estudiaba y aprobaba. Él estudiaba Veterinaria, así que estábamos juntos en algunas clases, como Biología. Aunque sea algo bruto cuando se enfada, es un buen amigo, leal y responsable. A Soujiro, a Aoshi y a él les confiaría mi vida si fuera preciso.
- No me ha pasado gran cosa. Es que se ha mudado una chica a la casa de enfrente de la mía, y cuando yo salía, ella estaba llegando. Así que con las presentaciones, se me hizo tarde.
- ¡Uy! ¿Cómo se lo tomará Tomoe?- me dijo con una sonrisa pícara
- Otra vez con ésas Sano. Ella ya no es mi novia. Además ella está con Soujiro; la verdad me alegro por los dos. A ella se la ve feliz, y él está muy contento. Espero que sean felices.
Tomoe Yukishiro, era mi ex novia. Era una chica de mi edad, con el pelo negro, pero no tan fuerte como el de Kaoru. Sus ojos eran marrones claros y era bastante guapa. Ella estudiaba Magisterio, pero como era un Magisterio de Ciencias, nos juntábamos en dos o tres clases como Matemáticas y Física. Estuvimos saliendo durante dos meses, pero no llegamos a congeniar del todo, así que lo dejamos y ella se fue con Soujiro.
Soujiro Seta era otro de mis amigos, de mi edad también. No era muy sociable, pero hablaba más que mi primo Aoshi. Era un poco más alto que yo, con el pelo castaño, pero algo más claro que el de Sano. Sus ojos eran negros como los de un gato. El estudiaba Ingeniería, y también nos juntábamos en Física y en Informática. A Soujiro siempre lo gustó Tomoe, pero ella no le hizo caso, hasta que éste no se decidió a declararse. Y mira que lo costó al pobre, pero lo consiguió.
- Bueno, bueno, ya me callo. Oye, el maestro Okina me dijo que se contábamos contigo para la exhibición de artes marciales, ya que eres el único al que el maestro Hiko enseñó su técnica. Nos vendría muy bien para que la gente se apuntase a artes marciales.
- Vale, cuenta conmigo, pero no se lo digas a Hiko, no me gustaría que viniera y me hiciera pasar vergüenza.
- Sí, entendido. Te espero a las 4:00 en el gimnasio Oritawa que hay dos manzanas antes de tu casa.
- A las 4:00 no puedo, he quedado con Kaoru para ayudarla con la mudanza.- ¡maldición! Lo dije en voz alta. Ahora se creará una historia él solo.
- ¿Kaoru? ¡Ah! Con que así se llama. Anda Kenshin, que servicial te has vuelto de repente. No conocía esa faceta tuya. Veo que eres más cariñoso desde que la viste. ¡Uy! ¿No te estarás enamorando? Mira que eres pillín.
- ¡¡¡SANOSUKE! ¡¡¡CIERRA LA BOCA!- le grité muy enfadado. Pero un momento, porque me enfadaba tanto si en verdad no estaba enamorado, pero si apenas la conocía, cómo podía estar enamorado de ella, ¿o sí? Me sonrojé al pensarlo
- ¡Ah! Te as sonrojado, así que te gusta…
- ¿Qué ocurre aquí? Menudo escándalo.
Volví la cabeza y ahí estaba él, el cubito de hielo, la viga hierro, el iceberg, mi primo Aoshi. Aoshi Shinomori, primo hermano mío por parte de madre. Teníamos la misma edad y también coincidíamos en algunas clases como Biología, ya que él estudiaba Medicina. Aoshi tenía el pelo negro, pero al darle la luz reflejo en él, parecía de un tono azulado. Sus ojos eran de un azul muy oscuro tornando a negro, y su mirada fría como el hielo, de ahí su apodo: el cubito de hielo.
Aoshi era muy reservado, callado y muy aplicado en las clases. Era el mejor de su promoción, igual que yo en la mía. Aoshi también practicaba artes marciales, pero a diferencia de Sano, que practica Kárate, Judo y Boxeo; de Soujiro, que practica Kendo con el estilo Kanryu Surogi Ryu o de mí, que practico Kendo con el estilo Hitên Mitsurugi Ryu; el practica con el estilo Oniwabanshu, técnica que se lleva a cabo con dos espadas especiales, más cortas que las normales, llamadas kodashis.
- ¡Ah! No ocurre nada del otro mundo Aoshi, solo que tu primo conoció a su nueva vecina y se enamoró de ella.
- ¡Oh! Vaya primito, no se te escapa una. ¿Y cómo fue?
- Parece ser que la conoció esta mañana antes de venir, así que es un amor a primera vista.
- Vaya… ¿y cuándo nos la vas a presentar?
- ¡¡¡ DEJADLO YA! ¡¡¡METEOS EN VUESTROS ASUNTOS!- dije bastante indignado ya por el temita.
- Bueno, de acuerdo ya nos callamos, ¿verdad Sano?
- Si Aoshi.- menos mal, un poco de paz.
El resto de la jornada transcurrió con normalidad, pero yo seguía pensando e ella, en aquella mirada dulce, en aquellos ojos azules que me habían hipnotizado, y en aquel aroma a jazmines que se notaba cuando ella estaba cerca. ¿Qué me ocurre? ¿Me estaré enamorando de Kaoru Kamiya?
