Disclaimer: Como todos bien sabemos las bases de esta historia y sus personajes no pertenecen y nunca lo harán...solamente a veces me pasa que, inevitablemente, imagino que me pertenecen.
Hola! Pues bienvenidos a mi nueva historia después de tantos meses sin publicar. Antes que nada quiero aclarar que eso es un universo alterno, ambientado a fines del siglo XIX principios del XX en un pequeño pueblo de Inglaterra. EL pueblo se llama Maidstone y existe en realidad. Lamentablemente no lo conozco y nunca he estado ahí, solamente quería agregar un nombre de verdad a la historia para darle un toque realista. Lo elegí porque quería que estuviese cerca de Londres y necesitaba que en esa época fuera más que nada un pueblo bastante rural(más naturaleza y campo que ciudad). Por lo que pido mis sinceras disculpas si algo de lo que he escrito es totalmente falso o ofende a alguien, no fue mi intención. Es la primera vez que escribo una historia de época, no es sencillo y es tedioso a causa de los detalles históricos(especialmente porque no soy experta). Realmente tenía muchisimas ganas de escribir esto que me andaba rondando hacía siglos. Ojalá que ahora que finalmente lo he hecho les guste y tengan un poquitito de consideración acerca de mis imperfecciones.
Antes de que se duerman y se arrepientan de leer esto, me despido rápidamente para no quitarle las ganas(si es que aun están ahí). Ya iran descubriendo las libertades que he decidido tomar respecto a la historia. Ahora disfruten(nos vemos abajo)
Capítulo 1: La noticia
Se revolvió incómodo dentro de su cama, algo había cambiado en el ambiente. No era sólo el hecho de que esa mañana tendría que comenzar un nuevo día de arduo trabajo; sino que a la vez, esa era la primera mañana de primavera tras el invierno más crudo que le había tocado vivir. Resignado, el joven de diez y siete años, se levantó. Decidió dejar de lado por un momento la rutina y empezar el día de manera distinta; por lo que corrió la cortina de una de las ventanas de su habitación y a través de ella irrumpió un imponente rayo de sol. Por unos minutos se quedó así, disfrutando del hermoso espectáculo que le brindaba la madre naturaleza, no sólo la vista, también los colores, los variados olores, los nuevos sonidos y el exquisito calor, el cual se iba acumulando lentamente. Tan absorto estaba, que no escuchó unos pasos acercarse a la puerta que se encontraba a sus espaldas. Sin embargo, se sobresaltó al escuchar una voz tan conocida por él.
-Harry…-Pronunció lentamente su padre.- ¿Qué te está demorando tanto? Tu madre tiene el desayuno listo y nos espera.
-Lo siento.-Respondió distraído el muchacho.-Voy en un segundo.
-Está bien, pero solamente tienes un segundo porque se nos hace tarde.-Le dijo James a su hijo.-Te espero en la entrada.
Le echó un último vistazo a su único hijo antes de dejarlo a solas y suspiró. Se apenó por no poderle ofrecer un mejor futuro, a la altura de una persona tan especial y talentosa como Harry. Y sus tormentos tenían fundamentos: James veía como su hijo lo acompañaba, todos los días, bastante desanimado, a trabajar en la casa de veraneo de los señores Granger. Pero siendo pobres, Harry habiendo terminado su educación y sin mucho dinero, ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Qué alternativa le quedaba como esposo y padre de familia? Sólo deseaba que Harry lo perdonase algún día y anhelaba que pudiese cambiar la suerte de los próximos Potter.
Harry agarró de pasada un par de tostadas que le habían estado aguardando en la mesa y le dio un cariñoso beso en la mejilla a Lily, su madre, de la cual había heredado unos preciosos ojos verdes. Se despidió apresuradamente y tomó sus herramientas de trabajo para reunirse con su padre. Caminaron en silencio hacia la vieja casa que habían comprado el señor y la señora Granger, quienes vivían en Londres pero deseaban remodelarla y volverla lo más acogedora posible para pasar ahí los periodos que quisiesen. Por el momento ésta no estaba habitada por la familia, ya que su llegada estaba anunciada para dentro de dos semanas, por lo que James, Harry y el resto de los trabajadores tenían que aprovechar lo mejor posible el tiempo que les restaba.
A pesar del aburrimiento y de la pérdida de tiempo que le parecía al ojiverde aquel trabajo, sonrió satisfecho al ver el enorme progreso de la obra, la cual era el orgullo de su padre. Tan sólo faltaban un par de detalles, como reparar la enorme puerta de entrada, habilitar el comedor, la habitación de huéspedes, preparar el jardín y el invernadero; además de la habitación de la señorita, la única hija de los Granger, que al parecer tenía la misma edad de Harry. Todo eso parecía "pan comido", en comparación a todo lo que habían tenido que enfrentarse, cuando la casa era prácticamente puros escombros.
Con un aire peculiarmente optimista, el ojiverde se puso manos a la obra. A medida que avanzaba en su labor, veía como el sol se iba elevando en el cielo, asombrosamente azul, signo de que las silenciosas horas pasaban. Unos minutos después, el calor se volvió tan insoportable para el joven, que tuvo que detenerse por unos minutos a tomar agua y lavarse el rostro, el cual estaba empapado en sudor. Gimió ante el placer que le produjo su merecido refresco. Aprovechó para observar por unos segundos el horizonte y se sorprendió al divisar a unos cuantos metros, una singular cabellera pelirroja que dirigía una pesada y cargada carreta. Aquello llamó la inmediata atención de Harry por lo que decidió no perder ni un solo segundo más y alertar a su padre.
-¡Ron!-Gritó Harry con alegría cuando éste estuvo lo suficientemente cerca como para reconocer a su amigo.- ¡Por un momento creí que tú y la carreta eran un espejismo!
-La verdad, es que podrías haber tenido razón, hermano. Este sol es realmente increíble y no dudo que pronto nos volverá a todos locos.-Se burló a su vez el pelirrojo.
-Veo que vienen bastante cargados.-Comentó James, al constatar que Ron venía acompañado por otras carretas iguales a la suya.- ¿Qué los trae por aquí?
-Pues, a primera hora de la mañana, recibimos una llamada urgente desde la estación de trenes, diciendo que debíamos ir a recoger unas cosas que enviaba la familia Granger.-Respondió Ron.
-Por lo que veo, asumo que esas son.-Agregó divertido el ojiverde, apuntando hacia el cerro de bienes materiales.
-Yo que tú Harry, no me reiría tanto. Esto solamente puede significar una cosa.-Pronunció seria y sabiamente el padre de éste.- ¿No es así Ronald?
-Usted no se equivoca nunca, señor Potter.-Ron, por respeto, no se atrevía a referirse de ninguna otra forma al padre de su mejor amigo.- Al parecer, la familia Granger ha decidido adelantar su llegada.
Ante aquella inesperada noticia, los obreros comenzaron a murmurar entre si, muy inquietos. Sin embargo, no había nada que hacer: "donde manda capitán, no manda marinero."
-Mmmm, ya veo.-Reflexionó James en voz alta para calmar los nervios del resto que, al fin y al cabo, estaban a su cargo.- ¿Le han informado a tu padre cuando sería la nueva fecha de llegada?
-Todavía son sólo rumores pero se dice que podrían estar aquí mañana o pasado mañana.- Respondió nervioso Ron, a quien no le gustaba ser portador de malas noticias.
-Esto es malo, muy malo…Pero.-Habló autoritariamente el padre de Harry.-No debemos dejarnos llevar por el pánico. ¡Pongámonos manos a la obra rápidamente, para impresionar a los patrones millonarios que creen que pueden jugar con nuestro trabajo como y cuando se les dé la gana! ¡Demostrémosle que están equivocados! ¡Demostrémosle cuan valiosos somos!
Así, renovados los ánimos, recomenzó el agitado movimiento en la casa.
-Dile a Arthur que se ponga en contacto conmigo a penas sepa algo.-Susurró discretamente James al mejor amigo de su hijo.- Harry y tú pueden ayudar acomodando los muebles que los señores Granger han enviado. ¡Vamos, no hay tiempo que perder!
-Trabajar con tu padre no debe ser fácil, ¿no?- Le preguntó Ron a Harry.
-¡Bah! Equivale a trabajar con tu madre.-Se burló Harry.
Ambos estallaron en sonoras carcajadas. Súbitamente, todos sus quehaceres parecieron menos tediosos ya que se tenían el uno al otro.
-¿Vendrá Luna a echarnos una mano más adelante?-Preguntó el ojiverde, con un sonrisa traviesa en el rostro.
Antes de contestar, Ron entornó los ojos y sintió como le comenzaban a arder las mejillas.
-No lo sé, no he hablado con ella.
-No te creo.-Se indignó Harry.-Se supone que sabes todo sobre Luna, estás obsesionado con ella.
-¡Yo no…!-Intentó protestar el pelirrojo pero se detuvo ante las muecas que su amigo le estaba haciendo.-En fin…de todas formas no tiene caso seguir pensando en ella.
-¿Por qué dices eso?
-Porque una señorita fina y distinguida como ella no se fijaría en un obrero mediocre como yo, sino que su tipo estaría más a la altura de la familia Malfoy o Longbottom.-Concluyó Ron, irritándose especialmente ante este último pensamiento.
Harry guardó silencio ya que en el fondo sabía que no había nada sabio que decir para contradecir a su amigo, o mejor, consolarlo.
-En cambio…-Prosiguió Ron Weasley.-A ti no te entiendo.
-¿A mí, por qué?-Se sorprendió el aludido.
-Porque tienes ahí, a mi hermana Ginny suspirando por ti desde hace siglos, lo sabes, y no haces nada al respecto.
-¿Qué quieres que te diga Ron?
-"Si, Ron, tienes toda la razón. Ahora mismo iré a ser feliz con una mujer con la cual mi amor no es considerado imposible, escandaloso y una vergüenza."-Contestó Ron, quien se encontraba un poco molesto, y por ende, se descargaba con Harry aunque éste fuese inocente.
-Pues, no. Tú sabes que una de las cosas que más detesto es la mentira. Y la verdad es que yo a Ginny le tengo cariño, pero no estoy enamorado de ella. Aunque tratase de cambiarlo, porque créeme que si pudiese lo haría, lo único que haría sería lastimarla a ella, a tu familia y a la mía.-Argumentó el ojiverde, cansado de tener que lidiar con el mismo tema una y otra vez.
Cuando no tuvieron más que decirse, se dieron cuenta que era tardísimo ya que el sol casi se había puesto en el horizonte; era hora de volver a casa. Harry y Ron hicieron las paces antes de despedirse y prometieron no hablar más del tema al día siguiente. Una vez solo, el joven muchacho, dio rienda suelta a sus pensamientos, los que lo llevaron a ver que su adolescencia casi acaba y que le esperaba el comienzo de una adultez sin emociones, al parecer.
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Al día siguiente, Harry tuvo que levantarse aún más temprano de lo normal. Su padre, estaba empeñado en dedicar todo el tiempo posible a aquella casa, la que el joven pelinegro estaba realmente comenzando a detestar, porque todavía no estaba totalmente lista y los señores Granger podrían llegar en cualquier minuto. Harry se resignó a obedecer las órdenes de James, aunque estaba convencido que no había razón para estar tan histérico, era sólo una casa para una familia millonaria. También, el ojiverde pensaba que todo este alboroto era simplemente una farsa, una estrategia por parte de los Granger para asegurarse que sus empleados estuviesen trabajando, siendo que en realidad no tenían intenciones de cambiar su fecha de llegada. Todo esto Harry se lo guardaba para sus adentros porque sabía que si habría la boca, tendría que afrontar serias consecuencias.
Todo el día transcurrió como previsto y cada minuto que pasaba, Harry se convencía cada vez más de su teoría. Todo el pueblo de Maidstone estaba sumido en la agitación debido a los últimos acontecimientos pero nadie había tenido frescas noticias sobre estos poderosos y nuevos propietarios. Harry ni siquiera lograba entender por qué todos estaban tan contentos con la llegada de otra familia que viniera a presumir de su dinero, cultura, lujo y linaje. ¿Por qué nadie se daba cuenta que eran solamente otro par de ricachones conservadores que venían a ejercer su soberanía sobre su hermosa localidad? ¿Acaso nadie entendía que solamente venían a contaminar los hermosos paisajes como contaminaron Londres con la Revolución Industrial que había tenido lugar a principios del siglo? Y ahora que estaban a fines del siglo XIX, casi llegando al siglo XX, estando Inglaterra retrasada en comparación a otras grandes potencias como Francia o Alemania, en lo único que pensaban los hombres que dirigían el país era en industrializar y urbanizar.
Aquellos pensamientos, llenos de resentimiento e indignación estaban mareando al pobre adolescente. Lo peor era que nadie sabía que Harry estaba tan enterado de lo que ocurría en la capital y que tenía una mentalidad tan avanzada en relación al resto de sus vecinos. Toda la vida de Harry estaba en Maidstone y, a pesar de aquellos inevitables vacíos en su existencia, lo que le daba fuerzas para vivir eran lo hermosos paisajes del pueblo, sus verdes praderas, las aguas transparentes del río, el sol alumbrando las flores y los pájaros cantando en los imponentes árboles. Harry no soportaba la idea de perderlo y odiaba a la familia Granger por volverse partícipes de sus pesadillas, como ya lo eran la familia Malfoy y Longbottom.
Sin embargo, a regañadientes, Harry siguió trabajando y sin percatarse, lo estaba haciendo con ímpetu porque aquello lograba despejar parte de su rabia. Cuando el sol se estaba poniendo una vez en el horizonte, los trabajadores ya habían terminado de trabajar en el comedor y en la habitación de huéspedes. La entrada estaba prácticamente lista, los toques finales los efectuarían al día siguiente pero la última habitación de la casa, el invernadero y los jardines tomarían mucho más tiempo. Como todos los otros días, padre e hijo recogieron sus herramientas y caminaron en silencio hacia su casa, en donde Lily los estaría esperando con una deliciosa cena.
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Harry se despertó sobresaltado por unas voces provenientes del pasillo. Abrió los ojos pensando que tal vez ya era hora de levantarse otra vez. Sin embargo, la habitación estaba a oscuras. Harry calculó, al mirar por la ventana y divisar muchas estrellas, que debería ser medianoche, como máximo la una de la madrugada. Sigilosamente, impulsado por la curiosidad, retiró las sábanas que lo cubrían y puso ambos pies fuera de la cama. En punta de pies, intentando de no hacer sonar la madera que constituía el piso de su habitación, se acercó a la puerta y pegó su oído derecho a ella. Reconoció inmediatamente la voz de su padre y la de Arthur Weasley, el padre de Ron. ¿Por qué estarían ambos susurrando en medio del pasillo a aquella hora?
-El telegrama llegó hace veinte minutos. Londres queda a 50 km, asumo que vienen en tren por lo que llegarán a la estación alrededor de las diez de la mañana u once como máximo.-Murmuró el padre de Ron.
-¿Estás seguro que tomarán el primer tren de mañana?-Le preguntó James.
-Lamentablemente sí. Me comunicaron que en la estación un auto los estará esperando. El resto de sus pertenencias las trasladaremos en la carreta con Ron y los gemelos.
Así que realmente los Granger habían adelantado su llegada, Harry estaba asombrado. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
-Eso no me conviene, Arthur. No hemos terminado la totalidad de los trabajos…-Comentó exasperado el padre de Harry.
-Pero me has dicho que toda la casa está lista, salvo por la habitación de la señorita. Además, los señores Granger avisaron que no les molesta que trabajen mientras ellos están instalados, por unos días más.-Respondió Arthur.
-Supongo que es bastante razonable, si es que a la señorita no le molesta quedarse en l habitación de huéspedes por unos días. ¡Rayos, si tan solo tuviera una semana más!-Exclamó James.
-No tienes por qué alterarte-lo consoló su amigo- has hecho un increíble trabajo, estoy seguro que los señores estarán más que complacidos.
-Por nuestro bien eso espero.
Harry escuchó los pasos alejarse por lo que decidió volver a la cama e intentar dormir. Su padre lo despertaría en aproximadamente cuatro horas más y no le convenía mostrar ni una sola gota de cansancio.
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Notas de la autora: Hola! y q tal? ya sé que como todo capitulo 1 es bastante descriptivo y lento...además que no ha aparecido Hermione todavia. no se preocupen eso ocurrirá muy pronto. Como podrán darse cuenta este fic será bastante extenso(no sé cuantos capitulos aun). Les tengo que confesar que tengo escrito este capitulo hace dos meses pero no me animaba a publicarlo porque:
1.-He tenido que trabajar demasiado y apenas me ha alcanzado el tiempo para escribir...solo algunos fines de semana y mi semana de vacaciones.
2.- La inspiracion no estaba fluyendo mucho y no tenía bien claro que rumbo tomaría esto.
Por lo que me dije que en una de esas la opinión del lector(de suma importancia) me podría ayudar con mis problemillas. Asi que no duden en comentar, dar ideas o sugerencias, que estoy abierta a todo... Asi aprovecho mis vacaciones para escribir varios capitulos y no defraudarlos demasiado con las actualizaciones.
Una ultima cosilla, Harry se pone un poco dificil en estos primeros capitulos, por favor téngale paciencia al pobre, su mundo va a ser literalmente puesto "patas arriba" asi que démosle un poco de tiempo para que se acostumbre y vuelva a ser el Harry que todos queremos.
No les quito más tiempo...Nos vemos en el capítulo 2 (que según yo les gustará más que este, esa es mi humilde opinión).
Un beso enorme!
Cam-tz
