He estado una temporada ocupada con mis estudios y no he tenido tiempo de escribir nuevas historias, así que siento la espera.

Esta historia se me ocurrió mientras leía un libro de zombies (y he de admitir que después de Undead Again aún tenía más ganas de escribirla). El prólogo narra las investigaciones de un equipo ruso para descubrir la cura del cáncer. Aunque parezca que no tiene sentido, en un par de capítulos se relacionará con nuestra pareja favorita.

Agradeceré cualquier corrección relacionada con el vocabulario médico, ya que no estudio anatomía ni ningún tema relacionado.

También agradeceré reviews. ¡Gracias por leer!


PRÓLOGO

Nizhni Nóvgorod, Rusia. 12:00.

Milenka caminó por las frías calles de Nizhni Nóvgorod durante dos horas, camino del Hospital Príncipe Georgui, dónde se estaba incubando la cura definitiva al cáncer. Tecleó la clave de seguridad del laboratorio y se colocó su bata blanca.

- Irina, ¿cómo se encuentra el paciente dieciséis?

- Bien, su nivel de células cancerígenas ha bajado y la metástasis ha parado. Con un poco de suerte, el cáncer empezará a erradicar en una semana.

- Bien. Yerik, ¿y el tuyo?

- No he notado cambios en las últimas diez horas. Exceptuando esto. – Le alargó un informe. – Hay algo extraño en el nivel de células cancerígenas. Ha ido aumentando poco a poco para después descender de golpe.

- Es muy extraño, sí. ¿Ha tenido vómitos o fiebre?

- No. Todo es normal, excepto eso.

- ¡Dr. Vasilieva, mire!

Milenka se acercó corriendo hacia el cristal que los separaba del paciente número cuatro. El hombre, de unos treinta años empezaba a tener convulsiones, a provocarse heridas en la piel y a sangrar por la nariz. Un grupo de médicos entraron y rodearon al hombre mientras trataban de parar las convulsiones. El sonido de los ordenadores y de los sensores pitando en la sala dónde se encontraba Milenka era ensordecedor, pero aún así pudieron escuchar el grito de uno de los médicos, que cayó al suelo de inmediato, mientras los otros se apartaban y dejaban a la vista al hombre. O al supuesto hombre. Porque aquello ya no era humano. Sus ojos estaban en blanco y tenía la mitad de su torso desnudo, dejando a la vista una porción de su cuerpo a la vista de los investigadores. Milenka gritó.