Tabla objetos: Ordenador.
Pareja: Inui-Sakuno.
Advertencias: Ooc, pareja crac.
Ordenador.
Apagó el ordenador y se estiró, bostezando sonoramente antes de encaminarse hacia la cocina en busca de algo de comer para poder irse a dormir. Se había pasado demasiado tiempo ante el ordenador sin pensar en que las horas pasaban. Finalmente, cuando desconecto recordó que su estómago había rugido por hambre. Unas salchichas con pan harían el descuento a la parte exigente de su anatomía.
Había estado demasiado concentrada en su nuevo proyecto de recetas. Sin embargo, no encontraba una bebida que impresionara a todos. Lo sabía. Todas las que quería exponer ya habían salido o eran demasiado conocidas. Fue así como buscando y buscando, encontró a una persona famosa que había comenzando con una tienda particular y vendía nuevas bebidas. No tenía todavía grandes visitas y esperaba poder sacar alguna cosa de provecho.
Así pues, al día siguiente se plantó con un mapa en las calles, intentando encontrar la tienda. Encontró varias de champán, licor típico japonés, animales y algunas de libros. Pero no había ni rastro de la tienda que buscaba. Había un escampado en la última parada y dónde se dio por vencido. Suspiró cansada.
-Mou… me volví a perder- jadeó- ¿Dónde estará In Juice?
-¿Buscas In Juice? Yo puedo ayudarte.
Se volvió hacia la persona en cuestión, retrocediendo ligeramente. No fue realmente por miedo o desconfianza, sino más bien por altura. Las gafas brillaron con el contraste del sol rectangularmente. Los negros cabellos cortos se movieron ligeramente con el viento y una sonrisa se amplió en su rostro pálido. Llevaba una botella llena de hiervas e insectos que la hicieron pestañear.
-Sígame- invitó- está ahí mismo.
Señaló una esquina escondida por una de las columnas que cubrían las muchas tiendas y ella casi se sintió empequeñecer. Tan simple de encontrar y ella ni lo encontró. Siguió al hombre hasta el interior de la tienda, esperó mientras se colocaba una bata blanca y posaba las hiervas recogidas sobre una bascula y guardaba los insectos en un bote junto a otros más llenos de esos pequeños animales. Tragó, esperando, pero se sintió demasiado inquieta como para hacerlo.
-Discúlpeme, siento molestarle, pero necesitaría hablar con el señor Sadaharu, el dueño de la tienda- explicó- oh, discúlpeme. Me llamó Sakuno Ryuzaki- se excusó avergonzada por su error- estuve hablando a través de internet y quedamos en encontrarnos esta tarde aquí.
El hombre pareció observarla bajo aquellas cuadradas gafas rectangulares. Movió la cabeza por su bata y frunció el ceño, buscando por encima del limpio mostrador hasta que dio con una pequeña tarjetita, colocándosela. En letras negras ponía el nombre de Sadaharu Inui. Perfecto: Había metido la pata.
-Ah… señor Inui…- murmuró- venía para aquella entrevista que le dije o bueno –carraspeó- lo de mi libro y…
Sadaharu alzó la mirada hacia ella, de nuevo, observándola a través de sus gafas. Delgadita, pequeña, de piel sana. ¿Qué demonios podría estar buscando en sus milagrosos jugos? Claro que tampoco podía dejar la oportunidad de hacer publicidad y conocer a alguien nuevo.
-Tengo muestras que puede utilizar- explicó tras costar la sustancia necesaria de las hiervas- venga conmigo.
Ryuzaki afirmó, siguiéndole tímidamente a través de sus instalaciones. Miraba todo con curiosidad e intentaba descubrir algo qué tomar notas. Sonrió para sus adentros. Si esa chica no huía, quizás podría tener algo con ella porque era totalmente su tipo. Aunque eso comenzaba a ser algo como ansiar tocar el cielo. Pero un hombre como él ya tenía ciertas necesidades fuera de su laboratorio de jugos adelgazantes, limpia estómagos, para la piel, para las relaciones sexuales, etc. De necesidades.
-¿Cuál ha sido su última venta?
-Un maxi sex- respondió encogiéndose de hombros.
-¿Perdón?- Preguntó la tímida muchacha parpadeando confusa.
-Un maxi sex es un jugo elemental relacionado con la impotencia. Ejerce un cien por cien de pronunciación en el sexo varón, otorgándole una pronunciada erección. ¿Le interesa para su novio?
Era una buena forma de saber si estaba cogida o no. Ella sonrojó y retrocedió, negando con las manos y cabeza.
-N-no… n-no tengo- confesó- Solo quería saber… sobre sus recomendaciones para una piel sana, etc. He leído su página web y he visto jugos interesantes para la piel. Mi índice de lectura es más bien femenino y quiero… dar gustos cultivables de belleza.
-Comprendo- sonrió contento. Había una gran oportunidad de lujo y no pensaba perderla.
Se detuvo ante una de las muchas entradas que tenía en sus diferentes puertas de laboratorio. La invitó a entrar en la dependencia. Una sala rojiza que había creado especialmente para estas ocasiones. Le sirvió una Coca-Cola y esperó pacientemente, una gran conversación.
El ordenador junto a la mesita, terminaría siendo el único que cotillaría su futura relación. Si bien era un hombre extraño, tenía sus necesidades sociables. No siempre se debe estar ante la máquina. La carne a veces, puede ser mejor.
n/a
No era en plan pareja de golpe y mucho menos otra cosa. Las tablas están entremedias en ellos. No es una pareja que me llame a tope pero la acepto y como comienzo todas las tablas con cosas extrañas, ¿por qué no esto? En fin. Solo era una mera forma de pasar el rato a los lectores y para mí, a ver si tenía algo de tiempo- el cual no tengo- y me salió un truño.
Saludos.
