Disclaimer: Ninguno de los personajes basados en la serie de Inuyasha y creados por Rumiko Takahashi me pertenecen.
Amor... palabra inexistente para él.
Palabra a la que no le encontraba significado ni razón, acaso él, siendo un gran Taiyoukai, el señor y dueño de las tierras del Oeste le tenía miedo exactamente a esa palabra ¿Amor? Tal vez porque ese sentimiento convertía a cualquiera en un ser débil, no importando razas el amor convertía a Humanos, Hanyos o Youkais en seres vulnerables. ¿No por esa insignificante palabra su medio hermano había sido sellado en un árbol por 50 años? ...debilidad... ¿No por Amor había arriesgado su vida e incluso había estado dispuesto a morir por aquella mujer llamada Kagome? ...debilidad... ¿Acaso su padre no había muerto por culpa de ese sentimiento? Porque esa fue la razón que lo llevo a dar su vida por aquella mujer humana llamada Izayoi aquella noche y a su detestable medio hermano a punto de nacer.
Incluso su padre, el más poderoso Youkai representación de los vientos del Oeste había sido derrotado por Amor.
"¿Tienes algo que proteger?"
Aun recordaba las últimas palabras dichas por su padre antes de partir a aquel castillo donde se encontraba Izayoi para salvarla a ella aun estando herido y morir en la manos de un simple humano llamado Takemaru. Cuan débil fue su padre y aun no comprendía el porqué de esa decisión; pero aquellas palabras se habían arraigado en él a pesar de todo con el tiempo.
"Proteger" él tenía alguien que proteger, a ella, si, la causante de sus temores, la causante de sus confusiones y de ¿Su corazón?¿Tenía un corazón? Ella sin saberlo le enseño que si, aunque jamás él se lo demostró. Y por eso comenzó a temer que aquel sentimiento resurgiera algún día como la más poderosa aura en su ser y que al final lo convirtiera en un ser vulnerable y débil tan solo por Amor, tan solo por ella.
Y aquello a lo que le temía aumento cuando ella dejo de ser una niña para desarrollarse en una mujer. Cuando su cabello de color ébano comenzó a crecer y descender por su espalda cual magnifica cascada cae en un río imponente, clara y brillante, sus ojos tal cual piedra preciosa, si, como la esmeralda, sus ojos verdes llenos de pureza y de amor, pero ¿Para quién? nunca lo quiso saber y su corazón se encargó de esconder la respuesta para él. Su piel, se hizo más suave, tan delicada como una flor que crece en el basto campo y su cuerpo se desarrolló tan perfecto que a veces olvido que venía de una raza inferior llamada humanos, si, humana otra razón que lo obligo a alejarla de él, a abandonarla aquel día en el campo no muy lejos de una aldea porque era allí donde Rin en realidad pertenecía.
-Basta Rin-la miro fríamente, sin mostrar algún sentimiento ante lo que hacía, era por su bien, sabía que si estaba junto a él, ella jamás tendría la oportunidad de procrear una familia, como estaban destinadas las mujeres de su raza. Aunque en realidad no era por su bien que la alejaba, era por el bien de si mismo para no rendirse ante ella.
-Mi señor no me aleje de su lado ¿Acaso no entiende que es usted lo único que tengo?-sus lágrimas seguían desbordándose por sus mejillas, no entendía el porqué su señor la quería abandonar ¿Acaso era porque se había convertido en un estorbo?¿Acaso era por ser humana? Si, seguramente era por eso, por pertenecer a la raza que su señor más odiaba.
-Mi Señor Sesshomaru-dio unos cuantos pasos, quería acercarse a él pero sus ojos alcanzaron a ver una luz de color verde que paso justo por su rostro causándole una leve cortada en su mejilla derecha y pudo sentir como su sangre empezaba a descender. Su amo ¿La había atacado?
- Tu lugar "ahora" esta con los humanos y no a mi lado-la mano de Sesshomaru estaba levantada a la altura de su pecho con dos dedos estirados de donde había salido aquel látigo de color verde que creaba para para matar a seres inferiores y el cual había utilizado para lastimarla a ella. ¿La había lastimado? Él lo había hecho por primera vez, pero eso no debería importarle, a él no.-No me sigas, porque lo que acabo de hacer solo fue una advertencia Rin-podía ver la sangre de ella recorrer su mejilla, pero solo había sido un roce que había producido con su látigo, solo un pequeño roce que no dejaría marca alguna en tan bello rostro.
-Mi amo-susurro desecha, era la primera vez que su amo realizaba algo así contra ella ¿La abandonaba por pertenecer a otra raza? Que tonta fue al creer que una simple humana como ella podría vivir junto a él, la despreciaba, pero ¿y ella? Ella solo amaba a un imposible, ese imposible que la dejaba tirada a su suerte sin importarle que le sucediera. ¿Acaso él no entendía que ella era feliz a su lado, que a ella no le importaba que ambos tuvieran diferente sangre, que ambos fueran de diferentes?
-Regresa junto a aquella raza que tanto desprecio-con un simple movimiento trajo para si aquel látigo guardándolo entre las garras de sus dedos y dándole la espalda camino tranquilo ante los ojos de ella, pero muy en el fondo de su ser algo muy pequeño parecía quebrarse en mil pedazos por la decisión que acababa de realizar.
Y así Rin lo vio partir perdiéndose entre el bosque, sintiendo que moría en aquel momento confirmando lo que había pensado: Su amo la despreciaba por ser humana.
Cinco años después...
Desde el gran majestuoso castillo que se encontraba en sus tierras, miraba a través de la ventana de su habitación hacia el gran jardín, donde su leal sirviente Jaken intentaba dar de comer al dragón de dos cabezas llamado Ah-Un quién siempre rehusaba hacerlo complacientemente desde que Rin jamás volvió, porque era ella quien se encargaba de alimentarlo, de jugar con el cual si fuera la más dócil mascota para ella...ella ¿Dónde estaría?
-Por favor Ah-Un no vuelvas con lo mismo de siempre-pronuncio algo molesto Jaken de que todos los días el dragón fuera tan obstinado-sé que la extrañas-finalmente se rindió sentándose al lado del animal-al igual que yo-confeso bajo un leve murmullo.
-No eres el único Jaken-respondió al escuchar las palabras de su fiel servidor aun desde la distancia que se encontraba porque al ser un Youkai poderoso cualquier ruido, palabras y esencia las podía percibir desde lejos. Además ¿De dónde salió esa respuesta? Fue un pensamiento que vino a su mente sin su permiso, pero ya era tarde, ya lo había pensado y menos mal que nadie podía leer su mente. Pero ¿Como no extrañarla? Rin siempre fue la alegría de su castillo, riendo, cultivando flores, las mismas que estaban aún sembradas en su jardín pero debido a que su dueña no se encontraba habían perdido su mayor esplendor, sus preguntas inquietas que siempre hacia a medida que fue creciendo, sus canciones, dedicadas a él cuando esperaba que regresara de alguna batalla y que él a medida que se acercaba las podía escuchar y deleitarse con su voz tan dulce... ¿deleitarse, dulce?
-Señor Sesshomaru-uno de sus fieles empleados se inclinó en símbolo de respeto ante su amo, quien fue sacado de sus profundos pensamientos.
-¿Que sucede Kyoji?-pregunto algo molesto Sesshomaru por la repentina intervención sin voltearlo a ver. ¿Tan distraído estaba en sus pensamientos recordando a Rin que ni siquiera había sentido el olor de Kyoji cuando entro a su habitación? ¿Es que aun ella sin estar presente ya lo hacía tan vulnerable?
-Se me informo que algunos humanos están adentrados en sus territorios mi señor-levanto su rostro esperando la respuesta de su amo, de seguro lo mandaría como muchas veces a sacarlos de sus tierras, pero era necesario dejárselo saber primero a él.
-Esta vez yo me encargo- Humanos... ¿Por que no se cansaban de adentrarse en sus territorios? ¿Cuándo entenderían que el gran Sesshomaru jamás seria derrotado por uno solo? Esta vez tendría que matar a algunos de esa raza tan insignificante para que entendieran la lesión y dejaran de pisar sus tierras sin su permiso... Insignificante... ¿Acaso Rin también lo fue, lo era? No, ella era diferente, ella no olía a ellos, al contrario su cuerpo solo destilaba a flores silvestres, aquel olor que de alguna manera podía decir que extrañaba.
Salió de su castillo a una gran velocidad y en realidad había salido de allí para no seguir con aquellos pensamientos que solo iban dirigidos a una sola persona, además de que el estúpido de Jaken no ayudaba con sus comentarios en voz baja. ¿Como era posible que Jaken olvidara que él podía escucharlo?
Se adentro en el espeso bosque, los podía sentir, olerlos, aquellos incompetentes humanos escondiéndose de él para atacarlo como si él no supiera exactamente dónde estaba cada uno de ellos. Empuño a Toukijin dispuesto a desenvainarla de su cinto para terminar con ellos, pero sería tan fácil, tan rápido y él quería tomarse su tiempo, no quería volver tan pronto a su castillo, aquel castillo tan lleno de recuerdos para él. Retiro su mano de su espada, los atacaría con sus propias manos, solo tendría que esperar a que ellos dieran el primer paso.
-Así que personalmente vino el gran señor Sesshomaru-sonrió un hombre escondido entre un robusto árbol-oportunidad perfecta para probar si ella es su debilidad tal como me lo dijo aquel Youkai-con un movimiento hizo algunos ademanes con sus manos para que sus hombres se prepararan a atacarlo, sabía que sería en vano y algunos morirían, pero solo quería confirmar si lo que se le había informado era verdad-Ataquen!-grito a sus hombres sin saber ellos que atacaban al dueño de esas tierras, al parecer el único que lo sabía era él.
-Estúpidos-susurro Sesshomaru al verlos salir, eran varios pero había una diferencia en ellos, no eran soldados de guerra, las ropas que llevaban era la de exterminadores de Youkais caracterizados por el color negro que llevaban puesto, si, ahora que lo recordaba aun existían algunos grupos que se habían formado con los años para matar a Youkais que atacaban invadiendo aldeas; que insolentes, cuando eran ellos quienes estaban pisando sus tierras. Rápidamente esquivo varios artefactos puntiagudos que tiraron algunos hombres e inclusive mujeres para después tratar de atacarlo con sus mediocres armas que poseían.
Empezó matando con sus garras a algunos de aquellos humanos, hombres especialmente y el olor de sangre empezó a respirarse y sentirse en el aire hasta que un olor en especial de pronto de la nada se hizo más fuerte ante él de repente ...flores silvestres...
- Imposible-alcanzo a musitar para dar un gran salto hacia atrás alejándose a cierta distancia de ellos.
Miraba a todos tratando de enfocar su olfato. Si tan solo no llevaran esas mascaras que cubrían la mitad de su rostro para no respirar los gases que inútilmente seguían tirando podría comprobar lo que estaba pensando-no, ella jamás estaría entre exterminadores- pero ese olor era inconfundible haciéndose más patente ante él, hasta que por fin supo de donde venia, estaba detrás suyo, se giró rápidamente y a una corta distancia una mujer de largo cabello ébano y ojos color esmeralda lo miraban fijamente con ¿Rencor? No, ella jamás lo miraría de esa manera aunque él la hubiera abandonado, pero ese era su olor, el que la diferenciaba a los demás humanos haciéndola única en el mundo.
- Maldito Youkai-tiro el Sai contra Sesshomaru que por primera vez en su vida permaneció inmóvil, sintiéndose seguro de que era ella, podía fácilmente esquivar el Sai que ella había lanzado pero su mirada se mantuvo fija y perdida entre aquellos ojos.
El Sai finalmente se enterró en la parte derecha de su pecho, pero eso no le importo. Al sacar aquella arma de su pecho el color blanco de su vestidura empezó a tornarse rojiza y con una gran rapidez que ni siquiera ella pudo notar se encontraba de pronto agarrada por el cuello y la máscara protectora que llevaba fue retirada por él, para solo confirmar lo que ya sabía... era ella...convertida en toda una mujer, dejando de ser aquella joven de dieciséis años que había abandonado aquel día, y aun así absolutamente nada había cambiado en ella, solo que su cuerpo se había desarrollado tal como algún día él lo preveo.
-Rin-susurro sin perder el tono de voz fuerte y frio que lo caracterizaba aflojando el agarre contra su cuello, no la quería soltar aun ante lo que acababa de descubrir porque sentía que su piel se había transformado en un imán atraído ante la suave piel de ella que había extrañado por años, mientras Rin lo miraba fijamente ciñendo su rostro al escuchar su nombre en los labios de aquel Youkai.
-Suelta a mi mujer-un joven corría con intención de atacarlo y por unos instantes Sesshomaru solo volteo a verlo extrañado por aquella palabra... Mujer... palabra que le fue irremediablemente dolorosa como la estocada que había recibido por parte de Rin, si, porque había sido ella quien tirara de aquel Sai.
Rin aprovecho su distracción para producirle una profunda cortada en la mano que aún seguía sosteniendo su cuello con una daga que mantenía escondida obligándolo a soltarla , apartándose de ella y de aquel joven que venía dispuesto a protegerla ...protección...algo que ahora a él ya no le correspondía.
-¿Estas bien?-pregunto el joven angustiado que a su futura prometida le hubiera sucedido algo. Ella asintió levemente tocando su cuello, no porque aquel Youkai la hubiera lastimado, era porque su piel reacciono de una manera extraña ante el contacto que tuvo con él.
No, no podía ser, tenía que recuperar la cordura y concentrarse, ya el gran Sesshomaru había recibido dos heridas y exactamente por ella, pero porque no le dolían tanto como su ¿corazón? si, aquel órgano interno que ella le había ayudado a descubrir y que parecía detenerse al verla rodeada de aquel maldito humano, de aquellos malditos humanos...pero ¿acaso no era eso lo que él deseaba cuando la abandono?...no...¿Por que ella lo miraba con incertidumbre?¿Por que le había gritado Maldito? ¿Dónde estaban las palabras mi señor, mi amo ?... ¿Donde?
Varios gases fueron tirados hacia él y el humo se hizo intensificante ante Sesshomaru perdiendo de vista a Rin quien continuaba mirándolo como si no lo conociera... ¿Acaso lo había olvidado?
-Aquel Youkai tenía razón, no la ataco y permitió que lo hiera-volvió a sonreír desde el árbol donde aún se encontraba escondido aquel hombre que era el jefe de aquellos grupos de exterminadores y había observado todo lo ocurrido-Entonces era verdad...ella es el punto débil del gran Señor de las tierras del Oeste-
-Sus ojos donde los he visto... ¿Donde?- Se preguntaba Rin sin poder olvidar aquella mirada incierta e incluso sorprendida de aquel Youkai hacia ella.
¿Por que no la mato? Le hubiera sido tan fácil hacerlo, apretar más de su cuello hasta sofocarla pero él no lo hizo; incluso ella ni siquiera había sentido miedo ¿Como era posible eso? Por fin el humo de los gases se habían dispersado volviendo a traer la visibilidad pero él ya no estaba -Su sangre- miro la daga que tenía parte de la sangre que había cortado de su mano, tan hermosamente roja y atrayente como él...No...Se reprocho a si misma ante aquel pensamiento, ella era humana y no podía pensar eso de un Youkai...porque los Humanos y Youkais era enemigos y jamás...jamás...podrían relacionarse, eso era lo que había aprendido durante los únicos cinco años que recordaba de su vida...¿su pasado?...no sabía absolutamente nada de él, le era desconocido como la más oscura cueva, tan profunda y sin salida.
-Estoy muy orgulloso de ti Rin-por fin el hombre que había estado escondido salió acercándose a ella-veo que serás la esposa perfecta para mi hijo-poso su mano en el hombro de su hijo quien se encontraba aliviado que aquel Youkai no le hubiera hecho daño alguno a su prometida.
-Gracias Ryu-Sama-inclino su rostro agradecida por el comentario, pero aun así en el fondo de su corazón no se sentía alegre por lo que acababa de pasar.
-Ves padre no me equivoque al elegirla-miro sonriente Hakury a Rin y esta le esbozo también una sonrisa casi forzada por primera vez.
-Por supuesto que no hijo, Rin es un valioso tesoro al que se debe cuidar-respondió el jefe de los exterminadores con cierta acentuación a sus palabras, pues sabia ahora cuan valiosa le era ella para él.
Rin parecía no prestar atención alguna a los dos hombres que se encontraban junto a ella, su mente estaba divagando en el recuerdo de aquel Youkai, su apariencia era tan diferente a los demás Youkais que había visto. Su cabello largo y tan blanco como la nieve, su mirada tan penetrante acompañada de aquellos ojos color ámbar que llegaron a tener el poder de hacerla sentir hipnotizada por ellos...¿Por que creía que esta no era la primea vez que sentía algo así?...no, tal vez estaba sintiéndose confundida por ser la primera vez que tenía un contacto tan cercano a un Youkai-Su nombre ¿Cuál será su nombre?-se preguntó mientras volvió a mirar la daga en vuelta de sangre que aun sostenía fuertemente en su mano y no había querido limpiar.
Continuara...
Hola a Todas: Aquí esta una historia dedicada a la que se ha convertido mi segunda pareja favorita!. Espero que les haya gustado este primer capítulo.
LadyJ07
