— ... Ah... — No era por nada, sin embargo, ¿porqué demonios lloraba? ¡Por Dios! No podía, ¡realmente no podía estar llorando! Pero lo estaba, cualquiera lo estaría en esa situación. Calcado como débil, gente burlándose y él resistía, sonriente. ¡Que idiota era! Podría haber hecho otra cosa más que sonreír y dejarlo pasar. Seguro...

Sin duda alguna, lo que pensaban que iba a explotar era el llanto, que caería como una bomba con más risas y burlas... O incluso el suicidio, atravesando un cuchillo por su cuerpo y dejando correr ese líquido que anhelaban tanto.

Eran horribles, todos. Deberían morir.

— Vamos a apoyarnos en esto, ¿bien?— Dijo ella, estaba tan sonriente, pero sabía que estaba adolorida. Al igual que él.

— Primero deberías quitarte las etiquetas de precios que tienes en tu espalda...— Dijo él, estaba siendo frío, y lo sentía mucho. Pero es que ya no podía confiar.

— ¿¡A-Ahhh!? ¡L-lo siento, lo siento! — ¿Porqué se disculpaba? Debe ser que estaba acostumbrada a ello, la conocía perfectamente por ser reconocida en disculparse y culparse por todo lo que le ocurría. Ella no tenía la culpa, malditos los que le hacían pensar de esa manera. — Oye... ¿que piensas tú del mundo? Yo pienso que es perfecto, a-ah, claro, sí no fuese tan torpe sería mejor, c-creo...

— ... No deberías pensar así de ti, pero... Sinceramente, pienso que el mundo es una porquería...

— H-hey, es un poco pronto p-para decir esas cosas, n-no deseches al mundo por las personas que viven en él...—

En realidad era frío porque tenía miedo, estaba asustado. Más era el hecho que a pesar de todo, a pesar de su vida, del mundo. El quería seguir esperando un mañana seguro, feliz. También esperaba una más que estúpida disculpa de Dios.

Sabía que nunca pasaría.

No importaba si en el futuro los coches volaban y la tecnología era sumamente superior a la de ahora. Quería decir algunas palabras antes de que "eso" pase.

— "Por favor, te pido que cures las heridas de este marchito corazón."—

No podía pedir tal cosa, para alcanzar la felicidad. Sabía que primero tenía que volverse una buena persona.

— Que molesto... ¿Y si no soy capaz de hacerlo? Me pregunto que pasaría...—

Sabía que estaba hecho polvo desde antes de querer levantar la cabeza, antes de caer en la oscuridad ya era considerado una... mierda.

「 La Soledad es Soledad NUNCA cambiará. 」

Ambos siempre cantaban una canción deprimente, de esas que te hacían llorar, como en el caso de la chica, u otras que te hacían querer tirar todo a la borda y simplemente arrojarse al vacío. El deseo de hacer eso se acumulaba, y las palabras no cobraban significado alguno, que odioso.

Así que también el "último" día, esperaba con que no llegase, el ruidoso silbato del tren resonaba en la estación.

Incluso si creían pretender ser fuertes al desgraciado y estúpido amor, la moral atacaría los sentimientos de ahora en adelante.

「 ¿Cómo está la actualidad?」

— No me interesa realmente, tampoco es como si pudiesemos hacer algo...

¡Mentira!

「 ¿No te molesta? Digo, el mundo también tiene sus lados buenos... 」

— Yo lo odio... Si llamamos「 Vida 」a este tipo de cosas. Tendría que convertirme en una buena persona..

— — — Quiero poder reafirmarme a mí mismo, TENGO que convertirme en una BUENA persona... Antes de que mi corazón se vuelva insensible, ¿no?

— Hey, hey, ¿nos vamos? — La chica, que antes tenía el cabello de un tono azabache, y ahora rubio, le extendió la mano con una sonrisa, que tenía en cierta parte pena por lo que iría a pasar ahora, y, en cierta parte, odio a la humanidad. Él se quedó mirando, un momento a la chica y otro momento a la mano de esta. Estaba decidido, iba a ser una buena persona.

— Re-eduquemos el mundo, vamos. — Sostuvo la mano de ella y dio un suspiro, acompañado de una sonrisa ladina. Definitivamente, Ellos iban a encargarse de esto, por el bien de todos en la Tierra.