Antes que nada: Este fanfic está ubicado en la época de "the Lost Canvas", es decir en la anterior Guerra Santa contra Hades. Iré haciendo aclaraciones según avancen los capítulos. En este, basta con decir que el título significa "La cura" y que Albafica fue el Santo de Piscis de esa época. Espero recibir comentarios de algunas personas, ya que tengo muchas expectativas con esta historia. ¡Ah, por cierto! Clasificaré esto como M, porque habrá una que otra cosilla fuerte como sexo y sangre. ¿Qué más? Los personajes no me pertenecen, sino que Masami Kurumada es el dueño total y absoluto.
Le soin.
Prólogo.
Por: Time traveler, Joe.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Mis rodillas se encontraban flexionadas con el cadáver de Albafica situado enfrente, y las mejillas ya húmedas por derramar tantas lágrimas. Mi cabello verdusco cubría su armadura de oro, mientras mi boca profería, sin represión alguna, insultos hacia el omnipotente Hades y a su asqueroso juez Minos, el causante de esta tragedia.
—¡Juro que le arrancaré las entrañas a ese perro, cuando lo tenga enfrente!
Las lágrimas seguían resbalando incesantes por mi rostro, en cantidades sólo equivalentes con mi ira.
Una nueva Guerra Santa se cernía sobre nosotros y de antemano sabía que los Santos de Athena comenzarían a morir uno por uno. Que nos llenaríamos de un luto jamás superado en nuestras vidas, o lo que pudiera quedar de ellas.
Estaba más que enterado de aquello, pero el ver morir a Albafica de Piscis, hacía a mi ser despedazarse poco a poco.
Albafica, el amor cuya carne jamás llegué a poseer. Sus cabellos tan celestes como el cielo despejado en verano, junto a esa piel tan blanca como el alma de un infante y esa boca tan rosada, cuyo sabor nunca llegué a percibir. No cabe duda que extrañaría todos sus atributos físicos y más que eso.
Deseé hacerlo mío tantas veces, pero él siempre se apartaba de las personas con una sonrisa tímida diciendo que era peligroso para los demás, diciendo que su sangre envenenada podía ser mortal para mí, su único amor.
Las yemas de mis dedos heridos seguían aferrándose a su armadura cubierta en sangre parcialmente coagulada. Mis ojos seguían vertiendo el líquido tibio de las lágrimas en su rostro. Me encontraba observando sus ojos, aun cuando estos ya habían perdido el resplandor de vida.
—¡Al-Albafica!
No volvería a escucharlo mencionar mi nombre con esas palabras pacíficas y ese contralto en su voz.
Podía asegurar que mis gemidos de dolor se escuchaban por todos los alrededores, pero eso me importaba menos que un jodido cacahuate.
—¡¿Por qué tenías qué morir?!
Tenía la frente pegada al tórax dorado de mi amor difunto y fue por eso que no vi ni escuché los pasos de aquel hombre que se acercaba. No logré darme cuenta de su presencia hasta que se arrodilló a mi lado y tomó mi rostro entre sus dedos. Dohko de Libra, mi inspiración y mi ilusión en la adolescencia. Sus ojos castaños reflejaban un gesto piadoso, reflejaban auténtico dolor. Sus ojos...
Mi Dohko. Siempre mi cura.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Extendí la mano izquierda de Shion y lo acerqué a mí, colocando con delicadeza sus húmedas mejillas entre mis dos palmas.
—Albafica murió protegiendo la villa de Rodorio y protegiendo el Santuario —le dije contestando a la pregunta hecha a la nada, minutos antes.
Limpié las lágrimas en sus ojos con la suavidad de mi capa y busqué su mirada. Su garganta ya había dejado de proferir esos desgarradores gritos.
—Esa fue su voluntad —continué—. Proteger a los aldeanos y a sus compañeros, proteger a Athena y salvar a su amor.
Musitó, entrecortadamente, mi nombre y se abalanzó hacia mi hombro derecho, buscando consolación. Su cosmos emanaba una sensación de extremo pesar, el cual hacía mi alma partirse en dos.
—Lo único que nos queda por hacer es honrar a su espíritu, quemando su cuerpo y dándole una despedida digna de un Santo de Oro —seguí con el tono profundo en mi voz—. Pero hay que luchar por hacer lo mismo que él, proteger a quienes están a nuestro lado, sobre todo a aquellos que son débiles e inexpertos.
Juntos, regresamos el cuerpo del Santo de Piscis al Santuario en donde los sirvientes se harían cargo de él para el funeral nocturno. Cuando la noticia se extendió por todo el lugar y llegó hasta oídos de Athena, pude sentir su la tristeza que experimentaba, aunque jamás vi su rostro ni escuché su voz, pero su cosmos de amargura se extendió a lo largo de los Templos de los Caballeros.
—Si deseas llorar hazlo, pero prométeme que tratarás de sonreír en los siguientes días.
—¡Lo único que quiero es deshacerme de Hades y de sus malditos gusanos a los cuales él llama, orgulloso, Estrellas Oscuras!
Estaba consciente de que las heridas de Shion sólo sanarían con el paso del tiempo. Atraje su cabeza hacia mi cuerpo para que descansara allí. Pasaron dos horas en las cuales ni siquiera una sola palabra o quejido salió de su boca y su mirada se encontraba perdida, buscando razones y explicaciones a la muerte de Albafica.
Shion siempre supo de mis sentimientos por él. Nunca se lo dije, sino que mis acciones siempre han hablado por mí. Cuando llegó aquella tarde en la que me dijo que Albafica y él habían comenzado una relación, no me quedó más que resignarme. Pero ahora...
Ahora que el Santo de Piscis se ha ido...
Ahora...
Será cuestión de tiempo si eso llega a suceder.
Fin del prólogo.
---------------------------------------------------------------------------------------------
Como nota final les quiero decir que estoy buscando un beta para mis historias. Si hay alguien interesado por favor mándenme un PM, please, please.
