¡Hola a todos! Como siempre, los personajes no son míos y todo eso. Advierto que la narración no es ortodoxa, una mezcla de Páramo y un poquitín (no puedo compararme con este grande) de Bolaño al no usar puntos o estilo directo en ciertas partes, pero poquísimas. Más adelante en una historia aparte, publicaré la versión corriente y con más relleno mamón (con un final acorde). Por ahora, les invito a leer :)

Vida de Perros

por

Y me asusta y me duele el saber que venía borrado en tu pecho.
Retorcí los anillos, de ti ni tu simpleza.
Me saqué la cabeza y la metí en el bolsillo.

Se suponía un día de primavera como todos, sin nada particular en él más que disfrutar del descanso. Justamente por eso, el aire de irritabilidad era extraño en Los Merodeadores, acostumbrados a ser festivos e hilarantes. Pero no hoy, hoy ciertamente era especial, y ameritaba un ánimo distinto.

- ¡Vamos Canuto! Deja de filtrear y trae tu culo aquí – Rugió James, desde la mesa de Gryffindor, a su lado se hallaba un joven de ojos ambarinos, con increíbles destellos verdes, un cabello castaño y piel levemente bronceada, violentada por algunas cicatrices. – ¡Deja de reír, Lunático! Ayúdame a traer a este imbécil acá.

- No sé qué te sucede hoy, compañero, pero me atrevería a decir que Lily no te trata bien desde hace varias noches. – enfatizó sugestivo – ¿Qué sucede? ¿Perdió su encanto, pequeño James? – Dice Sirius cuando se reúne con ellos. Una sonrisa galante estampada en su cara tersa y pícara. Su cabello negro azabache hasta el cuello enmarcaba su rostro resaltando sus misteriosos ojos grises.

- No seas estúpido, Sirius. Por supuesto que no perdí mi encanto. – dice arrogante.

- ¿Entonces? Realmente te veo ansioso e irritable, Prongs – intervino Remus.

- Er…Le tengo una sorpresa a Lily.

- ¿A si? – Incita Sirius - ¿Cuál?

- Se lo diré a ella primero.

Luego de esa noche en la cual Hermione logró desbordar un poco el dolor que la acongojaba, su relación con Remus se fue estrechando. Y las palabras de Dumbledore le hicieron más eco. Ella sabía que no podía estar sola. Lo tenía asumido. Y lo de aquella vez fue solo la gota que rebalsó el vaso. La graduación de los chicos estaba a la vuelta de la esquina, al igual que sus exámenes, que serían en sólo una semana. Se había esmerado tanto para ser una buena tutora para Remus que los nervios que suponía tenía él, ella los sentía el doble de fuertes. Según recordaba Lupin le dijo que nunca pudo aprobar el EXTASIS de pociones, y sólo sacó los 4 restantes; no estaba segura si ahora él sería capaz de lograrlo, y si lo hacía eso ya cambiaba la historia. Sin embargo, no podía dejar que ese pensamiento la detuviera. La debilidad que sentía por ayudarlo era tan grande como el cariño que sentía por él. Se lo debía, por todas las cosas que había hecho por ella en la década noventa como la amistad que le está entregando en este año.

Salvar detalles es tremendo cuando el dolor es el que piensa. El tiempo avanza y me entretiene, contar detalles que atormentan.

- ¡Chicos! Necesito su ayuda. AHORA.

- ¿Qué pasa? – pregunta Remus, preocupado.

- Esto – James se desplaza unos metros hacia el lado dejando ver una joven. Tenía aspecto deplorable. Su cabello castaño estaba sucio de tierra y sangre, enmarañado. Su frente tenía un corte por dónde caía un hilillo de sangre. Parecía que le brotaba por montones. Sus ropas estaban rasgadas y sucias. Parecía que su tobillo derecho estaba roto y su espalda estaba pegajosa y la chaqueta de mezclilla estaba oscura.

- ¿Qué… qué le pasó? – preguntó temeroso Sirius.

Remus se arrodilló a su lado, tomando el pulso de la chica. Era muy débil, y cada vez estaba más pálida.

- No lo sé – farfulló nervioso James – Sólo me di la vuelta y ella estaba allí, tirada al borde de la puerta.

- Hay que llevarla a la enfermería – dijo Remus, la tomó al estilo novia y a paso rápido se dirigió dónde Madame Pomfrey.

Debo creer que debe haber un sol en ella, debo creer que deber haber adentro de ella. Y aunque su historia es flor común entre otras páginas abiertas, el transeúnte que pasó leyó la historia incompleta.

La recuperación fue rápida, recibió visitas de Dumbledore para afinar detalles de su estadía y de los merodeadores, siendo este un motivo de discusión entre el director y la joven.

- No deberías cerrarte y dejar de vivir, Diane.

- Es difícil, no quiero ir buscando amigos para luego verlos morir, no en el apogeo de la guerra.

- La soledad te carcomerá, querida.

- ¿No lo entiendes, Albus? No soportaría más perdidas. – dijo dura, con dolor palpable en la voz – Perder a Harry fue muy duro para mí, y a varias personas de la Orden también, pero sobretodo él.

- Creí que eras valiente. – dijo sorpresivamente duro – Pero no eres capaz de superar tus miedos y te estás pudriendo.

- ¡Soy valiente! Pero yo no debería estar aquí, no puedo abrirme a nadie sin cambiar las cosas.

- ¿No deberías? ¿Cómo lo sabes?

Porque sí… porque sí… porque sí…

Recordó el día que se presentó ante él. Herida. Un débil pajarito en las garras sádicas de la muerte. Ironía. Cayó como un tonto y recién ahora viene a tomar conciencia. Volvió a su viaje, a su hogar. Una risa amarga surgió de su garganta, desgarrándola. Hace tanto que ya no ríe. Otro sorbo. El vaso vacío. La vista fija. Una fotografía. Una carta. Otra risa. Vida de perros.

- ¿Dónde estoy?

- En Hogwarts, querida.

- Me gustan las películas y novelas fuertes. Quizá se debe a la influencia de mi padre – reflexionó -. Él me decía que no hay tema prohibido, y que por muy grotesco que parezca, hay que fijarse en la autenticidad, siempre lo relacioné con la teoría de distanciamiento de Brecht. A lo que él iba, decía que el arte es para todo mundo, y del mundo. Y que ningún arte está sobre el otro, pues son percepciones diferentes del mundo mismo. Yo puedo conectarme con una pintura mucho más que con mil palabras, o al revés, y nunca llegar a entender realmente lo que el lienzo quiere decirme o llegar a sentir algo concreto con él. Películas como La Naranja Mecánica, The Wall, Psicosis – y sus respectivas novelas - u otras similares demuestran las falencias de la sociedad y la humanidad decadente que esta posee. Son reales, son tomadas de lo cierto y metaforizado o mostrado tal cual. Lo mismo con Luna Caliente, El extraño caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde, Fahrentheit 451 o El Mundo Feliz, narraciones erráticas y violentas que llegan a ser escalofriantes por la verdad que dicen. Son crudas, pero con mucho más valor que porquerías románticas y rosas que son para distraer a la población y hacerlas más masas de lo que son – masculló -. Muchos parientes regañaron a mi padre por leerme a Poe en las noches, decían que me daría pesadillas, pero a mí me gustaba, Y Conan Doyle, me encantaba Sherlock, mi obsesión a él me llevó a ser tan analítica yo creo – rio -. Antes de enterarme que era bruja, quería ser una detective y una novelista. O ser escritora de un detective, como Agatha Christie.

1982, Estreno The Wall, Pink Floyd.

Solo. Sin amigos, pagó el ticket y entró al cine muggle. Hasta que se percató. De un salto botó las palomitas y tieso, volvió a sentarse. Negó una y otra vez. Desechó la idea, arrojándola al final de su mente. La dejó pendiente para cuando sea importante, para cuando tenga tiempo de pensar en ella. Recogió su comida y volcó su atención a los martillos, a la canción y al juez. Tomó un sorbo de bebida y siguió construyendo su muro.

- ¿Entonces qué te lo impide?

Ella negó, alejándose. – Es tarde, creo que… iré a dormir. Ve a comer algo tú, la cena está terminando, yo no… no tengo apetito.

Caminaba de forma lenta a su habitación, cabizbaja. Inhalaba alejando la sensación a llanto inevitable. Y sucedió lo inesperado. Una mano firme rodeó su muñeca, tirando de ella.

- Ven, cabezota – Y la abrazó, tan firmemente contra su pecho que ella no soportó más. Lloró su amigo caído, su familia perdida, su impotencia por querer más y más a la gente de allí y no poder salvarles la vida. Lloró por ella, por su futuro junto a Ron arruinado, o incierto, por Remus y Sirius. Se aferró a su camisa, mojándola. La condujo a su cama alzándola como lo había hecho cuando la encontró igual de rota hace un mes, pero de una forma diferente. El abrazo nunca cedió, y mientras la recostaba y tapaba, la arrulló. La chica se acurrucó aún más en su pecho, sin llorar ya.

- No te vayas hoy – susurró – no quiero estar rodeada de fantasmas esta noche – su fragilidad le conmovió – No me dejes sola. – dijo mirándolo, y él asintió. Se quitó sus zapatos y se recostó con ella, la abrazó otra vez, más fuerte. Besó su coronilla y posicionó su mentón en su cabeza, sin dejar de acariciar su espalda, y sin poder evitar sonreír al pensarlo, su cabello. Comprobó lo suave y sedoso. Ella entrelazó su pierna con la suya, buscando calor, y en toda esa miseria, él fue feliz. La respiración de ella se volvió regular y supo que se había dormido. Apagó la luz, y recostándose nuevamente, se durmió, abrazándola con fervor, su aroma a chocolate y miel rodeándolo, la suavidad de su piel tocándolo y su calor calmándolo. No la dejaría sola con sus fantasmas nunca mientras eso estuviera en sus manos, e inclusive más allá.

Y cuando brilla el sol la pena tiene un resplandor. Es como del color de alguna calle en que llovió.

Y la duda la asaltó toda la tarde, hasta el punto de no ser grosera con los chicos. ¿Realmente esto había pasado? Recordó la vez que viajó con Harry para salvar a Sirius. Ellos creyeron asesinado a Buckbeak, pero resultó que siempre estuvo vivo. ¿Ella realmente había estado allí? ¿Sirius, Remus y Dumbledore la conocieron antes de que recibiera su carta de Hogwarts en su línea de tiempo? Si había sido así, era evidente que no cambió nada, o al menos si lo hizo, no fue para bien. O no el bien suficiente.

No, definitivamente ella nunca estuvo allí. Remus la habría reconocido. Sabía que él lo haría. Fueron cercanos antes de la caza de horrocruxes como para hacerlo. Pero quizá, por algo Dumbledore te dejó el Giratiempo. Quizá si cambiaste algo primordial. Absurdo.

La rabia es negra, flor que arde.

Definitivamente no. Su objetivo eran las normales de un giratiempo, retroceder unas horas, por si los capturaban o algo similar. Prefirió dejar la línea de pensamientos sin bases, fomentado en supuestos e hipotéticos sin nada válido en lo que ahondar y que sólo estaba logrando volverla loca y hacerla sentir muy mal.

- ¿Qué puedo hacer por usted, querida? – preguntó el director, viendo a la chica sobre sus lentes de media luna.

- Necesito su ayuda, señor. – dijo angustiada – Esto sonará loco pero, creo que soy del futuro.

Pánico, terror y miedo. La fina capa de sudor frío resbalaba de la maltrecha piel. Y otra vez los ojos castaños atemorizados. Finos cabellos y resplandores carmines. La perseguía atravesando incluso el tiempo. Casi como la muerte, la vida, inherente.

Cruel.

Sutil.

Al anochecer de ese día, fue dada de alta. Escoltada por el Premio Anual James Potter, para su auto-infringido desagrado – ciertamente apreciaba su compañía. –. Él mantenía su lazo con Harry fresco. Pero él no es Harry. Se dijo, y rio, recordó haber escuchado un par de veces la misma acusación, solo que refiriéndose al padre, hacia Sirius. Harry no es James, Sirius recordó. Y no pudo evitar sentir un cariño de comprensión frente a su difunto amigo, porque éste no es mi Sirius, se recordaba.

Cuando Remus encontró la soledad, se acercó a la chica, observando en paz su belleza. Se veía realmente frágil y delicada. Estaba muy delgada, y pálida. Unas ojeras bajo sus ojos le indicaron que hace tiempo no dormía cómo lo hacía ahora. Deseó saber más de ella, pero sólo se encontró observándola, sentado a su lado. Su pecho subía y bajaba en un ritmo regular. Su pelo castaño caía en risos desordenados en la almohada. Cayó en cuenta que aún lo tenía enmarañado, ensangrentado y sucio. Con un movimiento de varita, lo limpió. Sonriendo por la suavidad que adquirió el cabello en mejor estado, se tentó a tocarlo. Levantó su mano en ademán de hacerlo, pero se detuvo. Sintió la vergüenza invadirlo y miró hacia el suelo. Con un suspiro, se levantó y se fue, debía hacer sus deberes.


Los trozos en cusiva corresponden a las canciones: Una Buena Muchacha, Máquinas y Sangre, El sol a veces se equivoca, La Pena Vuela y Réquiem todas de Mecánica Popular :) Como siempre, los reviews no son mal recibidos!