Holi.

Equis de. Hace algunas noches estuve viendo algunos capítulos del anime; y prácticamente de la nada, a pesar de que casi no me gusta el Yaoi, me llamó la atención la pareja Ryou/Edo. ¡Son tan...! :3

Y a partir de un capítulo fue que esto salió.

Aclaraciones: Yu-Gi-Oh! GX ni ninguno de sus personajes me pertenecen, todo es propiedad de Nihon Ad Systems Inc. y Naoyuki Kageyama (autor del manga). Yo sólo los tomo por mero amor y sin ningún fin lucrativo. Gracias.

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Sirviente

Headcanon GX 141.

En cuanto Edo terminó de escuchar la idea de Ryou frunció el ceño.

Desde su perspectiva, parte del plan era totalmente ridículo, denigrante e innecesario en el Mundo Oscuro. ¡Es que joder! En una dimensión, prácticamente controlada por los monstruos de duelo, ¿qué humano tendría el privilegio de tener un sirviente?

Y aunque Ryou no lo había dicho de tal manera, igualmente, ¿qué monstruo tendría a un humano como sirviente?

Era tan absurdo que definitivamente no funcionaría.

Ryou simplemente esperó, con un destello descarado de burla en su mirada, el momento en que Edo abriera la boca para comenzar a replicar.

—No me parece —comenzó cruzado de brazos—, ¿por qué no eres tú el sirviente?

Hell Káiser rió de forma socarrona, molestando aún más a su acompañante.

—¿Por qué debería ser el sirviente de un mocoso?

—¿Mocoso? —repitió Edo ofendido.

—Mocoso —corroboró Ryou dando un paso imponente al frente—. Sólo mírame, claramente soy mayor que tú.

Phoenix sólo torció los labios poco más irritado.

De acuerdo. Káiser era mayor en edad y en tamaño que él, pero no lo suficiente como para llamarlo mocoso. ¿Qué tanto eran dos o tres años de diferencia?

Un suspiro cansino escapó de sus labios.

—Además —añadió Ryou con voz sarcástica—, quizá después puedas alardear de lo buen actor que resultaste ser.

—Tienes razón en eso —Edo finalmente sonrió altivo—. Ciertamente yo sería mucho mejor actuando que tú. Al menos yo no tengo ése rostro de enfado con la vida.

Káiser afiló un poco más la mirada, arrugando poco la nariz.

—De acuerdo. Fingiré ser un sirviente —continuó el peliplata serio—, pero que quede claro que en la realidad jamás lo sería —hizo énfasis—, mucho menos un sirviente tuyo.

Ryou sólo rió con sorna, mientras Edo caminaba hacia otra habitación de la casona. Para él, el comentario de Edo había sonado más como un desafío que como otra cosa.