Pound Me
A solas en el cuarto el tiempo de espera parecía pasar mucho más lentamente de lo que debería ser normal. Eso se debía a sus ansias porque llegase. Nunca había querido llegar a estos niveles pero, tanto el no haberlo comprendido hasta ahora y el que no quisiera perdonarle, le habían llevado a no encontrar otra salida más que esta.
Todo dio comienzo durante la Batalla de Hogwarts en la que, al final, se logró derrotar para siempre a Voldemort. En un principio todo parecía que iba a terminar muy bien, cuando Hermione besó a Ron ante la sugerencia de este de ir a avisar a los elfos domésticos para que abandonasen el castillo pero luego, tras la muerte de Fred, todo cambió.
Cuando la batalla llegó a su fin y cada uno de los supervivientes trataba de encauzar las consecuencias sufridas, Ron recibió el cariño y la comprensión por parte de Hermione. Abrazos, caricias y besos que trataban de demostrarle que ella estaba a su lado, que lo quería, que lo amaba, y que podía contar con ella para cualquier cosa que necesitara. No solamente un hombro para llorar si no ambos si fuera necesario. En un principio fue suficiente para Ron hasta que su cuerpo empezó a rememorar el pésame que le había sido ofrecido por Lavender.
En un principio no había sido diferente a cualquier otro de los pésames recibidos pero con el paso del tiempo fue desgranándose para acabar viéndose como algo de lo más físico y carnal. Sí, cierto que le había dado un abrazo de consuelo pero aquí el contacto de sus pechos ofrecía una sensación de lo más erótica. También era cierto que le dio un beso, y en la mejilla, pero su aroma se le grabó en la mente junto al suave y sensual movimiento de aquellos labios que rodaron hasta terminar muy cerca de la comisura de los labios del pelirrojo.
Su vida luego fue un continuo intento por superar la pérdida de su hermano y ayudar a hacer lo propio a George pero, por mucho que hiciera o el tiempo que pasase, Ron sentía la necesidad de algo más que simples besos, abrazos o caricias pero Hermione no parecía querer ir más allá de eso. No porque no le quisiera si no porque no se veía preparada y porque esta clase de necesidad podía haber sido influida por la pérdida de Fred. Cuando la muerte cae cerca, y ya no digamos en la propia familia, el acercarse a alguien resulta casi esperado. Y esto llevaba al sexo de manera irremediable.
Tras pasar un tiempo con Hermione luego Ron se tomaba un tiempo para él aunque no era a solas, como parecía pensar Hermione y los demás, si no que acababa con Lavender que podía ofrecerle lo que estaba buscando. Consuelo y que cuidase de él sin que tuviera que hacer nada más que estar ahí. Y por ahí era el estar tumbado en la cama mientras Lavender se la chupaba. Una felación no dañaba lo que tenía con Hermione, o eso es lo que pensaba Ron, pues no era como si la engañase acostándose con Lavender. Simplemente era como si se masturbara pero gracias a otra persona y, además, ¿con la boca? Como si alguien pudiera pensar que el usar la boca para darle placer pudiera ser considerado engañar.
Tampoco era que se pasase todo el tiempo con Lavender puesto que las sensaciones que le proporcionaban no eran lo suficientemente asombrosas para volver a ella cada vez que necesitase consuelo. Por supuesto que el tener como amigos a Hermione y Harry, nacidos en el mundo muggle, le hizo visitar algo más a menudo ese mundo no tardando mucho en descubrir una gran variedad de lugares de lo más interesantes que le sirvieron para encontrar ese consuelo que estaba buscando.
No tardó mucho en pasar de las discotecas a las salas de strip-tease para acabar pagando por sexo aunque, lo de pagar, tampoco es que como mago no pudiera encontrar la manera de pagar sin tener que acabar arruinado. Gemino era algo bastante útil en este tipo de situaciones.
Por desgracia, pero aún así de manera afortunada porque le descubrió con Lavender y no con cualquiera de sus otras… bueno, cualesquiera, por decirlo suavemente, Hermione decidió dar por terminada su relación ya que jamás podría estar con alguien que pudiera engañarla de manera tan vil, y eso sin saber que Lavender era lo más inocente de sus engaños. Pero peor aún que el haber sido engañada por Ron fue el que este le recordase que no quiso consolarle, sexualmente hablando, y que no podía culparle por buscarlo en otra parte. Eso y el que nunca habían dicho que fueran pareja o que lo hubieran formalizado si no que ella le había besado durante la Batalla de Hogwarts y luego empezaron a salir juntos. Realmente nadie había dicho nada acerca de que eran o no eran pareja.
Eso último fue lo que más le dolió a Hermione aunque Ron podría diferir en el asunto porque la patada que le propinó, y que lo envió a San Mungo con el futuro de sus testículos en juego, le parecía mucho más dolorosa que sus palabras.
Un tiempo más tarde, porque Molly no permitió que se aumentara la estancia de Ron en San Mungo, Ginny tuvo su momento para hablar con su hermano, luego de haberlo tenido el resto de su familia y su novio-prometido-para-el-futuro Harry. Claro que ella fue la que lo volvió a enviar a San Mungo con el temor de haberle desgraciado la nariz de por vida con el peor Mocomurciélago jamás registrado.
Como el tiempo no se paraba para nadie la vida siguió adelante y fue durante las vacaciones de Navidad del último año de Ginny en Hogwarts, por un par de meses no sería un año desde la ruptura de la no relación de Hermione y Ron cuando todos aquellos que le habían mostrado lo que opinaban de la traición perpetrada a Hermione mientras estaban juntos podían ver que, finalmente, el pelirrojo había aprendido de todo lo sucedido llegando a la conclusión más obvia y esperada pero que tardó todo este tiempo en poder atravesar la dura cabeza de Ron.
Necesitaba a Hermione pero en un sentido más íntimo y romántico. Había descubierto que la quería en realidad y trató de regresar con ella porque si le había hecho tanto daño su engaño, en realidad se trataban de sus engaños, era porque Hermione lo amaba. Por desgracia podría haber sido cierto pero, además del engaño, el tiempo que pasaron alejados el uno del otro le hizo comprender a Hermione que su amor por Ron era insano para ella y, por tanto, también para él por lo que no podía si no estar, dolorosamente, agradecida porque la hubiera engañado de manera que pudo dar por terminada la relación antes de que hubieran profundizado en ella con el resultado de un daño mayor.
Primero intentó volver acercarse a Hermione con encuentros casuales, que de casuales ni el nombre tenía, pero ella le ignoraba por completo. Lo que se había convertido casi en una tradición diaria cuando se encontraban por los pasillos, en los que comúnmente podían encontrarse, del ministerio. No era como si le tratase igual que a un desconocido si no que era mucho peor. Le trataba como si ni siquiera existiera.
Con el paso del tiempo, y sus infructuosos avances por cuenta propia, Ron pidió ayuda a su familia, amigos y conocidos que pudieran compartir de alguna manera. Tras el tiempo pasado y viendo la angustia que vivía, y el arrepentimiento por su acción, al final decidieron ayudarle, aunque siempre recordándole que apoyarían cualesquiera que pudiera ser la decisión final de Hermione. Ron no pedía nada más que una oportunidad.
Así dio comienzo una campaña de acoso y derribo que, con el paso del tiempo, lo único que estaba logrando era irritar de sobremanera a Hermione hasta el punto que empezó a llevar la varita en el bolsillo opuesto para que no le resultase sencillo el cogerla para maldecir a Ron. Por supuesto que, en lugar de sentirse aludido, el pelirrojo fue a sumar más adeptos en la figura de la madre de Hermione. Su padre era mejor no acercarse hasta haber logrado regresar con Hermione.
—Lo está pasando muy mal… y ya sé que tú también lo has pasado fatal y lo estás pasando, sobre todo porque al no perdonarle te seguirá buscando. Sabes que fui, y siempre seré, la primera en darle una buena paliza si te hace daño pero deberías saber que está completamente arrepentido de lo que hizo y que te necesita en su vida.
El que incluso Ginny estuviera apoyando a su hermano además de sorprender a Hermione era como si se estuviera quedando sola y aislada como si de esa manera pudiera terminar claudicando y perdonar finalmente a Ron.
—Sabes muy bien lo que me hizo— le recordó Hermione aunque no fuera necesario el hacerlo.
—No hace falta que me lo recuerdes porque no lo he olvidado, Hermione. Como tampoco su nariz ha olvidado lo que le sucedería de cometer un error que jamás volverá a repetirse. Te quiere, te ama y te necesita. Ya sabes como es mi hermano. Lento hasta decir basta… y basto como un trol pero también sabes que, al final, siempre hace lo que debe.
—Me engañó— siguió Hermione en sus trece y ante el rodar de ojos por parte de Ginny añadió algo más a su discurso—. ¿Perdonarías a Harry si te engañase?
No era necesario el decir que la pudiera engañar con la persona que más la irritaba para ver junto a la persona que amaba. Sí, amaba porque estaba completamente segura de que ya no lo amaba de igual manera que antes. Vamos, que de seguir agobiándola no querría ni verle en una pintura… muggle. Inerte y sin movimiento.
—Harry nunca me engañaría— el rostro de sorpresa mudó en poco tiempo y Ginny no tardó en protestar escandalizada ante tal sugerencia.
Vale que se lo estuvieran tomando con calma, debido a que aún tenía que acabar sus estudios y, por tanto, se pasaban prácticamente todo el año separados pero de ahí a sugerir la ridícula idea de que pudiera engañarla había un buen trecho. Lo tenían todo bien hablado y discutido.
—No necesito decir nada más— sentenció Hermione dando por terminada la discusión.
El que su madre se hubiera sumado a la plataforma "Perdona a Ron y vuelve con él" había empezado a resultar de lo más cansino porque siempre tenía que soportarlo al regresar a casa. Lo que servía como acicate para que empezase a buscar un piso propio y marcharse de casa de sus padres, a donde había vuelto al cortar con Ron. No olvidar dicho detalle, aunque solamente parecía recordarlo Hermione.
Así había sido día sí y día también para luego pasar a ser semana sí y semana también y cuando ya iba para casi dos meses Hermione se encontró con otro motivo para adelantar la marcha de casa.
Luego de salir del trabajo— añadir que por culpa de Hermione se puso un límite para seguir en su puesto de trabajo ya que, si hubiera sido por ella, no dejaría de trabajar. Lo que ponía en mala posición al resto de funcionarios del ministerio— Hermione se dirigió a casa para tener un momento de paz a solas… antes de ponerse con algo de trabajo que se le permitió llevar para casa. Nada de Ron agobiándola o de sus amigos recordándole que siempre es mejor perdonar que portar la pesada carga del rencor. Tampoco de su madre posicionada a favor de que perdonase a Ron y volvieran juntos. En realidad solamente le caía bien su padre en estos momentos porque prohibía que se pudiera nombrar a Ron en casa.
Pero ahora tanto su madre como su padre se encontraban en el trabajo por lo que tenía la casa para ella sola y para relajarse. O eso había pensado hasta que entró y unos sonidos, de lo más curiosos, e inapropiados, salían de la sala de estar.
—Mmmm… ¡sí, que gusto!— intensos gemidos llenaban el ambiente—. Más fuerte… ¡más fuerte!— los jadeos se hacían cada vez más notorios—. ¡Más fuerte!
Hermione no cabía en sí y, olvidándose de que era una bruja, lo único que alcanzó a ser capaz de hacer fue el taparse las orejas con las manos y correr a su dormitorio para tirarse sobre la cama y taparse la cabeza con la almohada. Por muy adulta que ya fuera, aunque un par de años no hacen milagros, el escuchar aquello podía dejarla totalmente traumatizada. Finalmente se percató de la varita que llevaba y bloqueó el cuarto con todo tipo de hechizos silenciadores para no tener que seguir escuchando los gemidos que emitía su madre desde la sala de estar. No, en su cuarto solamente podrían escucharse sus propios lamentos que amenazaban con llevarla a la demencia. Nadie debería encontrarse algo como lo que había encontrado Hermione. Lo único por lo que podía considerarse afortunada fue el no haber entrado en la sala de estar para tener una imagen que sumar al sonido que poblaría sus pesadillas. Si no fuera por el significado de dicho hechizo en su vida Hermione se habría lanzado un Obliviate a sí misma para olvidarse de tan traumática experiencia.
Esto no debería haber sucedido puesto que ambos tenían que encontrarse en el trabajo… y no en casa dándole a la faena. Por fortuna para Hermione su presencia no había sido detectada y por ello no hubo que hablar de todo esto. Lo malo fue que, a pesar de sus precauciones, comprobando con la secretaria de su padre que tenían trabajo y no regresarían temprano a casa, en el último mes se los llegó a encontrar, una vez más dando gracias por no tener una imagen que pudiera fundirle el cerebro, en esta misma situación. Jamás podría haberse imaginado que su madre gastase un vocabulario semejante, por muy privado e íntimo que fuera lo que estaba haciendo en esos momentos.
Cada, inesperado y desagradable, encuentro de este tipo fue rebajando las expectativas por parte de Hermione acerca de su propio piso, casa o un agujero en donde cobijarse porque estaba completamente segura de que si seguía tensando más la situación acabaría por encontrarse algo que jamás podría llegar a olvidar incluso con un Obliviate por medio.
Como no podía ser de otra manera hablando de Hermione, esta se refugió en su trabajo de tal forma que su mente pareció evadirse del resto del mundo hasta que se llevó a este por delante en un pasillo. Aunque, más bien, pareció como si hubiera chocado, y salido rebotada, contra una pared. La realidad regresó en forma de intenso dolor donde la espalda perdió su casto nombre de tal manera que, aunque exagerando un poco, llegó a pensar que se lo había roto.
—Si así es como nos vamos a encontrar luego de tanto tiempo no creo que sea muy sano por tu parte, Granger.
A pesar de que aquella voz sonaba como la de una persona normal no le resultó muy difícil a Hermione relacionarla con su propietario. Esa sierpe que pareció haberse pasado sus años en Hogwarts atormentándola, salvo primer año, sexto año y la repetición, para él, del último año que la había ignorado todo lo posible considerando las clases que compartieron.
—Eso se soluciona no encontrándonos, Malfoy— le replicó con cierta dureza que brotó de su lengua con una facilidad sencillísima que la llegó incluso a sorprender a ella misma—. Algo que incluso tú deberías ser capaz de lograr sin problemas.
Inmersa en su situación, y tratando de aliviar su dolorido trasero, Hermione no se percató de que su postura, sentada en el suelo con las piernas abiertas mientras trataba de no apoyarse justo sobre la zona golpeada, resultaba demasiado… atrevida. Sobre todo con el vestuario que llevaba puesto.
—Bonitas piernas, Granger— para que luego digan que es alguien que carece de los más básicos modales.
Si el ser destinataria de un cumplido, referido a su físico, ya era algo de lo más sorprendente para Hermione, mucho más lo era cuando se percató de cual era su situación… en el suelo.
—¡Malfoy!— le gritó al tiempo que se cerraba de piernas y se las cubría con la falda incidiendo más su atención en no mostrar, otra vez, su ropa interior—. Eres un…
En defensa de Malfoy había que decir que le había señalado sus piernas y no sus bragas, que habían quedado a la vista al levantársele la falda. Un motivo más para no llevar falda al trabajo o, por lo menos, no una con vuelo y que le quedase por encima de las rodillas.
—Sí, sí— desestimó Malfoy con un gesto de la mano—. Tú también eres…— le dijo con una media sonrisa que, a pesar de lo sucedido, de su pasado en común, de cómo se encontraba la vida de Hermione en estos momentos, y de que todas sus hojas de pergamino se encontraban desperdigadas por el pasillo, Hermione se puso a reír.
—Sí, lo soy, ¿verdad?— logró decir Hermione entre risas logrando sacarle una sonrisa al Slytherin que le ofreció una mano para ayudarla a levantarse.
Y Hermione Jean Granger, que se ufanaba en poder hacer todo por sí sola, aceptó la mano tendida por su antiguo Némesis y rival que la puso en pie de un solo movimiento que la llegó a acercar de manera que sus espacios personales se entremezclaron.
—Hello stranger.
¿Cómo no dar una nueva oportunidad con un reencuentro como este? Sí, es muy curioso que Hermione pudiera hacer algo así con Malfoy pero a Ron siguiera negándole el perdón pero, viendo ambos casos con perspectiva, Malfoy nunca le había hecho tanto daño y, además, por aquel entonces era su enemigo por lo que era de esperar que actuase de aquella manera con Hermione pero Ron, en cambio, era su amigo y uno debería esperar que un amigo se comportase de mejor manera en que lo hacía un enemigo, ¿no es cierto?
Hermione se encontró siendo ganada por Malfoy cuando, durante la comida que aceptó como disculpa por no haber hecho nada para evitar el encontronazo y verla como se golpeaba cierta parte muy sensible al caerse sin haber tratado de evitarlo, no sacó a conversación el tema referido a Ron, a pesar de que, con la fama que ambos se gastaban desde la derrota de Voldemort, casi no poseían vida privada. Y al haber estado en una relación, o así lo había pensado Hermione y gran parte de los lectores, no los hacía si no más notorios. Claro que fue la respuesta que le dio a Hermione a su pregunta de por qué no sacó dicho tema a conversación lo que cimentó lo que luego tendrían.
—Porque existen dos posibles reacciones por tu parte, Granger. En una te enfadas porque hablé mal de Weasley— por lo menos había dejado atrás lo de Weasel— y en la otra no solamente te enfadas si no que sacas ese espíritu Gryffindor que jamás te abandonará y lo defiendes de manera que acabas viendo que, como yo me meto con él, tú no puedes estar en mi bando por lo que le perdonarías de manera que regresarías con Weasley. Lo que, en mi opinión… no, mejor tampoco doy mi opinión por lo dicho en la segunda posibilidad.
En silencio escuchó con atención lo que Malfoy le dijo para al final, y tan tranquila y calmada que no parecía normal, Hermione le ofreciera su particular punto de vista.
—Puede haber una tercera posible reacción por mi parte, Malfoy— este la instó a seguir con la mirada. Esos ojos tormentosos que parecen tan difíciles de capear. Las dificultades siempre resultaron de lo más atrayentes para Hermione—. Podría estar de acuerdo con lo que pudieras decir acerca de Ron… porque puede ser que no esté muy dispuesta a perdonarle el que me hubiera engañando metiendo su jodido pene en la jodida boca de la puta de Lavender, seguramente en más de una ocasión, para luego asegurar que la culpa es mía por no haber querido consolarle con sexo la pérdida de su hermano. Por esa regla de tres me tendría que haber follado a toda la familia— espetó al final de una manera tan resolutiva que uno no podía pensar si no en que lo habría hecho.
Los dos antiguos enemigos, Némesis y rivales rompieron a reír al mismo tiempo ante la absurdez de todo aquello. Absurdo sí pero, al mismo tiempo, también doloroso.
—Lo peor de todo es que nunca confirmamos nuestra relación— susurró Hermione perdiendo el tono divertido y acercándose al precipicio de la depresión del que había logrado escapar hace tiempo.
—Entonces no deberías sentirte mal por lo que haga o deje de hacer Weasley porque no mereces cargar con dicha carga, Granger—le ofreció Malfoy lo que podía tomarse como consuelo.
—Si me siento mal es porque, a pesar de no haber confirmado nuestra relación, no quiere decir que no le hubiese amado porque le amé durante muchos años y pensé que, finalmente, estaríamos juntos y tendríamos nuestro final feliz.
Todos los muros que había levantado para protegerse se resquebrajaron y cayeron al unísono de manera que Hermione rompió en llanto para luego encontrarse con que Malfoy, en un gesto que jamás podría haber imaginado viniendo de él, hacia ella de todas las personas, le ofreció las manos… los brazos… su cuerpo.
Hermione se pasó el siguiente cuarto de hora llorando todo lo que aún le restaba por llorar, acerca de su inadecuada e imposible relación con Ron, en brazos de Draco Malfoy con su rostro hundido en un pecho que siempre había imaginado vacío, frío y estéril y que ahora se le mostraba como lleno de un cálido corazón feraz… y feroz con aquellos que dañan a sus seres queridos.
Ese día Hermione, sin que ambos lo supieran, se había colocado en primer lugar de una corta lista de personas por encima incluso de los padres de Malfoy.
— — — — —
Un par de semanas más tarde, en realidad dieciséis días en los que volvió a maldecirse en dos ocasiones por haber llegado a casa durante una nueva sesión de profanidades no solamente lingüisticas por parte de su madre durante… bueno, no hace falta decirlo; y que compartió comida con Malfoy en cinco ocasiones, aunque una fue tan tarde que casi podría haber sido una cena, se dio un encuentro con el que Hermione no estaba muy entusiasmada.
—Hola, Hermione.
Y el muy desgraciado se atrevía a llamarla por su nombre. Algo que no hizo si no alimentar más el fuego de Hermione, pero no en el buen sentido que pudiera estar esperando Ron. Como se habría podido esperar Hermione le ignoró y trató de seguir su camino. Y fue que trató porque Ron tuvo la osadía de agarrarla del brazo para evitar que se alejase. Hermione se volvió con tal rapidez que Ron la soltó y retrocedió atemorizado de lo que pudiera hacerle.
—¡No me toques!— pero la voz de Hermione no se alzó si no que se mantuvo, peligrosamente, contenida.
—Lo siento, no pretendía…— pero estas palabras hicieron reír sin gracia a Hermione. Ron decidió que lo mejor era decir lo que quería decirle antes de que pudiera perder esta inesperada, o no tanto porque tampoco era un secreto donde trabajaba Hermione, ocasión—; hemos sido amigos desde que entramos en Hogwarts— Hermione enarcó una ceja poniendo en duda aquella afirmación por parte de Ron. Al pelirrojo se le pasó el parecido de aquella acción en otra persona de su pasado en común—. Bueno, quien dice desde el principio dice desde Halloween. Y sé que he cometido muchos errores y el último, que nos ha puesto en esta situación, el peor de todos y por el que, por mucho que te pida perdón, sé que nunca será suficiente. Pero te pido perdón y que volvamos juntos, Hermione. Y esta vez como una verdadera pareja confirmada para todos. Para nuestra familia, para nuestros amigos, para todo el mundo…
—¿Para Lavender también?— incidió Hermione con frialdad.
Pareció como si la interrupción de Hermione le hubiera estropeado la planificación de Ron porque se quedó en silencio durante un rato tratando de reordenar sus pensamientos.
—Eso solamente es pasado, Hermione. Ya no la he vuelto a ver y no la volveré a ver nunca si es lo que debo hacer para que me perdones y volvamos juntos. Sin perdón uno solamente puede ahogarse en acritud de manera que envenenará su vida— aquello pareció haberle llegado a Hermione por la manera en que mudó el gesto de su rostro. También podría ser por la sorpresa de escuchar decir algo semejante a Ron de todas las personas—. Desde que te perdí, por mi ciega culpa, también sentí como perdí esa calidez en un punto en concreto de mi corazón que…
—¡Oh, cierra la boca!— le interrumpió Hermione ante el sensiblero intento por parte de Ron de lograr lo mismo que hizo cuando regresó junto a Harry y Hermione durante la búsqueda de los Horrocruxes—. ¿Realmente crees qué por unas cuantas sentimentales palabras todo quedará perdonado? El haberme engañado significa que cogiste todo el amor que sentía por ti y lo arrojaste en el fango donde luego te revolcaste con Lavender— y eso que solamente conocía lo referido a su antigua compañera de cuarto—. Es cierto que seguir así solamente servirá para acabar envenenando mi alma pero si termino por perdonarte ni pienses que pueda significar el que regresaríamos juntos. Tal vez ni siquiera volvamos a ser amigos.
—Hermione…
Pero la muchacha le interrumpió alzando la mano.
—Hay daños más allá de poder ser reparados y eso es algo que ya deberías haber aprendido antes de haber cometido esta traición— Hermione negó con la cabeza—. Lo máximo que podrás sacar de mí solamente podrá ser el perdón y para eso necesitaré un tiempo para pensar en ello más allá del dolor y el veneno que me produjeron.
Ron soltó un suspiro con una actitud que reflejaba pura resignación. En realidad no podía hacer nada más puesto que era Hermione quien tenía la palabra en todo esto.
—Está bien. Seguiré esperando aunque ahora ya no lo haré en tu casa para que no me acuses de estar agobiándote— le dijo con cierto humor para tratar de aliviar la tensión en el ambiente.
—Te lo agradecería— con esto Hermione siguió su camino—, Ron.
El volver escuchar su nombre de labios de Hermione le dio un signo de esperanza para Ron aunque, si hubiera prestado más atención a las clases de Trelawney, se habría percatado del terrible y ominoso signo de desgracia que se encontraba sobre él.
Dos días después de este encuentro, que le fue relatado palabra por palabra y gesto por gesto a Malfoy durante una comida que tuvo con el Slytherin, Hermione encontró la motivación justa para perdonar a Ron y dar por terminado con toda esta situación entre ellos dos.
Hermione se encontraba cenando a solas con su madre puesto que su padre estaba en la clínica atendiendo una urgencia. Era una situación de lo más incómoda debido a todas las veces que se había cruzado con las sexcapadas de la presente en la mesa y el ausente de la misma. Por suerte, o eso esperaba, Hermione era madura suficiente para aceptar que, a pesar de su edad, para una hija los padres siempre serán muy mayores para cosas como estas, era algo de lo más normal para una pareja el… bueno, eso, tener… relaciones… pues… ¡Ni qué fuera necesario un diagrama de ello!
Por algún motivo Hermione rememoró el momento en que le había contado a Malfoy sobre el último encuentro que tuvo con Ron. No entendía como, en la situación en la que se encontraba ahora mismo, cenando a solas con su madre en casa, podría haber logrado conectar dicho recuerdo… ¿a solas con su madre?
—¿Ya te ves capaz de perdonar a Ron, hija?— le dijo su madre de improviso cogiendo por sorpresa a Hermione.
Lo cierto era que lo único que faltaba para hacerlo era encontrar el momento para ello. No estaba segura de si prefería decírselo a solas o con alguien cerca. Por eso se trataba de algo para pensárselo.
—Creo que sí lo estoy, mamá— y era cierto—. Ah, y lamento mucho el que se pasase por aquí a esperarme para hablar conmigo durante tantas veces.
Jean le dedicó una sonrisa a Hermione negando con la cabeza antes de tomar un sorbo de su vaso de vino.
—No tienes que lamentarte por nada. Me hizo buena compañía durante tantas tardes mientras tu padre se encontraba en la clínica.
Un ligero fruncido se formó en el entrecejo de Hermione.
—¿Cómo?
—Es algo que hemos decidido por la baja afluencia de clientes. Yo me encargo de todo por las mañanas y tu padre lo hace por las tardes. Es triste que pueda hacerse porque quiere decir que la gente se está volviendo más descuidada con su salud dental.
Aquello no podía ser cierto.
—¿Todas las tardes?— preguntó Hermione sin comprender nada.
—Así es— Jean se fijó en la manera que Hermione había palidecido—. Hermione, ¿te encuentras bien? Has perdido todo el color de tu rostro.
La castaña negaba con la cabeza.
—Papá no ha podido estar trabajando todas las tardes.
—Claro que sí, Hermione. Te aseguro que en casa no estuvo y los clientes han sido atendidos por tu padre o por un hombre que se le parece del todo— dijo con cierto humor para tratar de quitarle tensión a un momento que no entendía porque le afectaba tanto a Hermione.
Hasta que realizó la siguiente pregunta.
—Si papá se encontraba en la clínica trabajando, ¿con quién te has estado acostand…?— ciertamente las revelaciones suelen ser recibidas como un fuerte impacto porque así fue como le sucedió a Hermione cuando todas las piezas que revoloteaban sin orden ni concierto cayeron sobre la mesa cada una en el sitio que les correspondían—. No puede ser.
Hermione se levantó de la mesa negando con la cabeza y retrocediendo para poner distancia con su madre que se percató de lo que había deducido su hija.
—Hermione, espera. Mira, puedo explicártelo— pero Hermione seguía tratando de alejarse con su mirada perdida—. No es lo que parece.
Otra vez esas mismas palabras. La anterior vez que se las habían dicho se había encontrado a quien se suponía que era su novio tumbado sobre la cama mientras Lavender se la estaba chupando. "No es lo que parece". Si no es así entonces, ¿qué es lo que parece?
Hermione se apareció pero, en esta ocasión, no sintió la habitual presión en su interior porque en estos momentos se sentía completamente vacía por dentro. Cuando se materializó en su lugar de destino se encontró moviéndose de manera automática ya que no tenía fuerzas para ser completamente consciente de las causas que la habían traído hasta aquí.
Abrió la puerta trasera que llevaba a la cocina de manera que atrajo la atención de los que se encontraban en la casa. La familia al completo. Pero antes de que pudieran levantarse de sus asientos e ir a ver de quién se trataba Hermione hizo aparición en la sala de estar. Cada una de sus palabras, sus saludos y preguntas cayeron en oídos sordos mientras Hermione eliminó los últimos pasos que le separaban de su objetivo. Su voz sí que la llegó a escuchar nítidamente.
—¿Hermione?— la súbita, e inesperada, aparición de la muchacha le había cogido tan de sorpresa como al resto de su familia—. ¿Qué estás haciend…?
El puñetazo que le propinó, y que le partió la nariz en un sonoro chasquido que se escuchó en la sala, lo lanzó por encima del sillón pero, por muy sorprendente que pudiera parecer, su gesto no fue lo que dejó a todos mudos si no las palabras con las que acompañó al puñetazo.
—¡TE HAS ACOSTADO CON MI MADRE, MALDITO CABRÓN DE MIERDA!
— — — — — — — — — —
Continuará
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Leer esta historia con cuidado porque cuando menos te lo esperas puedes ver como se acerca un yaoi que no esperabas… y aquí lo pongo para no ocupar en el sumario porque… bueno, para mí los sumarios es para hablar de la historia y no del tipo de historia. Eso ya lo descubres o te lo cuenta aquí dentro quien te está escribiendo la historia que… como no puede ser de otra manera NO es J.K. que, aunque algo obvio, de vez en cuando debe señalarse -.-U
