Capítulo 1: tratar de seguir…

Pujó por última vez y sintió como su cuerpo expulsaba a la criatura que su vientre había abrigado durante 9 meses, se sentía muy débil, escucho un llanto pero este fue apagándose y todo se volvió negro e incomprensible para ella cuando volvió en sí, estaba llena de cables y tubos y no sabía nada de su bebé. Quiso hablar pero un tubo cruzaba su garganta. Miró a Mike, su esposo, el lucia preocupado…
Nadie le decía nada de su bebé y ella supo que algo no andaba bien, intentó con desesperación arrancarse todo, puesto que quería saber dónde estaba su niño…enseguida los doctores vinieron y la sedaron, quedó inconsciente una vez mas y al despertar nuevamente no tenía tubos ni cables, tampoco noción del tiempo, busco a Mike y allí estaba a su lado.
- El bebé – dijo con la voz ronca y con dolor al hablar.
- Bella no, no lo intentes, no debes hablar – dijo él con su mandíbula temblando como si estuviera a punto de echarse a llorar.
- Mike el bebé – insistió.
Él se echo a llorar y el corazón de Bella se destruyó por completo…
- Mike mi bebe! Mike! – se desesperó.
Una vez más los doctores acudieron y la sedaron…
Su bebé había muerto pocas horas después de haber nacido por una falla en su pequeño corazón, Bella jamás pudo superarlo, se deprimió muchísimo y su vida comenzó un espiral hacía el mismísimo infierno.
- Bella no puedes seguir así – dijo su amiga Rosalie…
- No me interesa nada Rose, entiéndelo, mi vida se termino cuando Alan se fue – dijo echándose a llorar desesperadamente…
- Bella han pasado cuatro años, no quiero irme a Colorado sabiendo que no vas a estar bien…
Bella nunca había podido levantarse de el golpe devastador que la vida le había propinado, Rosalie era la única familia que le quedaba puesto que ella no tenia padres y su marido había huido con otra mujer alegando que la muerte de su hijo era culpa de la madre de la criatura.
- Estaré bien Rose…
- No, no lo estarás, ven conmigo a Colorado, le pediré a mi jefe que te den un lugar, piénsalo, tal vez así puedas distraerte un poco, hazlo por la memoria del pequeño…
Bella no quería alejarse de su hogar todos los días ella visitaba el cementerio y le dejaba rosas blancas a su pequeño y si ella se iba se alejaría de su hijo.
- No puedo…no quiero.
- Por favor…
- No, ya dije que no!
Bella iba de camino al cementerio como todos los días y se cruzó al pequeño Taylor, él al verla se apresuró a alcanzarla, casi se cae cuando su pequeña muletita se trabó en las baldosas del suelo.
- Puedo acompañarte a ver a Alan? – preguntó.
- Por supuesto, cómo va la pierna?
- Hoy duele menos que ayer…
- Nunca me dijiste como te hiciste eso – observó Bella..
- Nací así – dijo sin más…
Se adentraron al cementerio y luego de subir una colina llegaron a la tumba de Alan, Bella dejo las rosas en la lapida, su corazón se contrajo y las lagrimas salieron sin control…
- No llores – le pidió el niño – sabes ese niño es muy afortunado, es muy amado, si bien el no está contigo puede sentir todo el amor que le das y de seguro está feliz.
Isabella sintió como una caricia en su alma tras las palabras de aquel niño. Taylor se quejó varias veces en el camino, su "pierna" dolía…
- Nunca fuiste a un doctor?
- Si, mi abuela me llevó a uno y dijo que si me abrían y me acomodaban los huesos, dejaría de doler, pero salía muchísimo dinero, y somos muy pobres…
- Ya veo – dijo ella con mucha tristeza, en ese momento hubiese deseado tener dinero, Taylor tenía apenas 3 años más de los que tendría su hijo, y en cierta forma la compañía del niño la calmaba.
Al llegar a su casa Bella se puso a pensar una manera posible de ayudar a Taylor, pensó en que tal vez si trabajaba ella podría reunir el dinero y pagar la operación.
Llamó a Rosalie esa noche y le dijo que quería ir a Colorado. Lo haría para ayudar a ese pequeño que la ayudaba a ella tantas veces, aun sin saberlo.
- Bella me da gusto que estés aquí – dijo Rosalie en el avión – su amiga se encargo de comentarle todos los detalles de su nuevo empleo.
Iremos a la finca Cullen, mi jefe Jasper es el hermano del medio de tres…él y su esposa irán a vivir allá para cambiar de aires, ella está un poco traumada, no puede concebir y eso la está afectando y Jasper quiere que ella se reponga, acaba de ser transferido a un nuevo hospital.
Al llegar Bella quedo impresionada con la inmensidad de aquellas tierras, era hermoso.
- Que tal el viaje Rose? – la saludo Alice.
- Bien, gracias, ella es Isabella mi amiga.
- Mucho gusto – saludo Alice estrechando su mano - Pasen los muchachos están adentro con el pequeño Alexander.
Bella y Rosalie entraron a la sala de la gran casa, olía madera de pino lustrada y era de colores cálidos, muy bien decorada, allí había sillones en donde se encontraban tres hombres, uno rubio de estatura mediana, uno robusto y moreno, y el último de cabello cobrizo con un niño en brazos, el pequeño era rubio como el sol de mejillas sonrojadas y unos preciosos ojos azules, era hermoso, seguramente Alan hubiese sido igual de perfecto, el corazón de Bella se aplastó y sus ojos se volvieron cristalinos.
- Ellas son Bella y Rose – dijo Jasper – serán nuestra nueva ayuda, La señora Stone estará encantada, ya no tendrá que hacer todo sola.
- Caballo! – dijo el pequeño.
- Mas luego Vaquero, hay que saludar – dijo Edward.
- Permíteme – dijo el mas grandote – Ya conocen a Jass y a Alice, él es mi hermano Edward y el pequeño es Alexander mi sobrino, y yo, soy Emmett.
- mucho gusto – dijeron las dos a coro.
- Bueno es mejor que vayan a instalarse, hoy pueden tomar el trabajo con calma, mañana cuando ya conozcan mejor el lugar, nos pondremos exigentes – bromeó Emmett.
Las jóvenes se instalaron cada una en su cuarto, Bella observaba la vista al jardín, Allí estaba Edward con el pequeño.
- Es guapo verdad?
La voz de Rosalie la sobresaltó.
- Estaba mirando al pequeño…sabes? Alan sería del mismo tamaño.
- Lo sé – dijo ella poniendo una mano en el hombro de su amiga, la quería demasiado y daría lo que fuera para que dejara de sufrir por aquello.
Al día siguiente Bella conoció a la señora Stone que le explico la dinámica de su trabajo, prácticamente debía ayudar con la limpieza y el lavado.
Cuando bajó a servir el desayuno se encontró solo con Alice, Edward y Alexander en la mesa.
- Desayuno para tres por favor – dijo Alice – como veras los demás se fueron a trabajar.
- Enseguida – dijo Bella sirviendo el café.
- Me pasas el azúcar? – pidió Edward.
Al pasarle el recipiente con la azúcar los dedos de ella rozaron los de él y Bella sintió una descarga eléctrica por su espina dorsal, lo que la obligó a clavar los ojos en él. Edward la observó con sus ojos felinos y ella se estremeció.
Terminó de servir rápido y se alejó de allí a toda prisa…Jamás en estos cuatro años había sentido un estimulo semejante.
- Isabella… - la voz masculina la tomó por sorpresa.
- Solo Bella – respondió un poco intimidada.
- Bella…podrías quedarte con Alexander un momento? Alice debe salir, Su tía Irina debería haber llegado ya, pero se retrasó, y hoy la niñera no podrá venir…
- Si señor Cullen.
- Muchas gracias, iré por él.
Cuando Edward volvió traía al pequeño en sus manos, se lo pasó a Bella y su corazón dio un vuelco sin poder evitarlo estrechó al pequeño en brazos y como si fuera lo más natural del mundo Alexander se acomodó en aquel abrazo. Edward la observó extrañado, a su hijo no le gustaban los extraños, pero Bella parecía serle totalmente familiar.
Bella sintió una calidez y alivio que necesitaba desde hace tiempo...su bebé, sería igual de precioso que aquel niño, se sentiría igual de maravilloso sostenerlo en brazos.
- Debo irme – dijo Edward con suavidad – creo que podrás arreglártelas, estoy seguro que serán solo unos minutos.
- Si…no se preocupe…yo cuidaré de él.
Edward se fue minutos después, y Bella quedó con el pequeño, estaban ambos tirados en la alfombra jugando con bloques.
- Haré una casa – anunció el pequeño…
- Te gustan los bloques? – preguntó ella totalmente embelesada.
- Si, papá me regaló muchos…
- Construye una casa – le ordenó el pequeño pasándole unos bloques…
Bella le obedeció encantada, luego de eso pintaron algunas páginas del libro de colorear, el pequeño Alexander comenzó a frotarse los ojos.
- tienes sueño? – preguntó Bella.
- Si… - dijo el pequeño lanzando un bostezo.
- Ven – le dijo ella meciéndolo en sus brazos hasta que quedó dormido.
Escuchó el ruido de la puerta y pensó que era Edward, pero la idea se desvaneció al ver a la mujer rubia de bata blanca que la miraba con los ojos abiertos como platos.
- Quien eres tú!? – preguntó – y quien te autorizó para poner tus manos en mi sobrino!?
- Soy Bella, soy la nueva empleada…
- Mira, la verdad me tiene sin cuidado quien seas pero suelta a Alexander! – dijo a toda prisa quitándole al pequeño, lo hizo de manera tan brusca que la sacudida despertó al niño que comenzó a llorar asustado.
- Irina! – Gritó Edward – me puedes explicar qué demonios sucede? No trates así a Bella.
- Lo mismo quiero saber yo! Como demonios dejas a mi sobrino con una extraña! No sabes que podrían secuestrarlo!? Ella es nueva, no sabemos nada de ella y tú le dejas al niño como si la conocieras de toda la vida.
- Irina no exageres! – le respondió Edward aun más molesto.
Alexander seguía llorando sin control…Irina comenzó a inquietarse.
- Pídele disculpas a la muchacha, Irina! Irina!
Pero la rubia ya había desaparecido escaleras arriba con el niño en brazos…
Bella no entendía la reacción de aquella mujer, pero sin querer parecía haberse ganado una enemiga…

Notas de la autora: Hola a todos los lectores, me presento soy "littlebunny23" acabo de comenzar a escribir esta historia, espero que sea de su agrado y puedan acompañarme a lo largo de las publicaciones, si les gusto o no por favor dejen su comentario con la critica constructiva, me ayudan a crecer en una de mis pasiones que es la escritura, nos leemos en una próxima publicación, y desde ya gracias por el tiempo invertido en leer mi historia...
Littlebunny23