So… esta idea no dejaba de rondar mi cabeza como moscas molestas desde que vi series de este tipo, no es tan buena como lo imagine en mi cabeza, cielo santo es tan profundo como un charco de llovizna en el asfalto… pero quería intentarlo.

Mi español no es bueno, pero creo que e mejorado desde mis comienzos. Pido disculpas si hay errores. Usted solo tiene que dejar un comentario para hacerme saber si debería continuarla o simplemente, enterrarla en las profundidades del océano.

Buena suerte.

Elsa sabe que la están siguiendo.

No necesita girar su cabeza para ver a su perseguidor. Ella puede sentirlo, con los vellos de la nuca erizados en alerta por la persistente mirada en su espalda, el ocasional rose de las botas contra el asfalto de su perseguidor, Elsa casi puede sentir su aliento en su nuca.

Es aterrador.

Ella ha estado girando constantemente entre las calles, tratando de llegar a las calles más concurridas en un intento por persuadir a su perseguidor de que, no vale la pena el riesgo, pero es difícil encontrar personas transitando las calles cuando son las tres de la mañana en principios de octubre.

Apresuró su paso, tratando de atravesar rápidamente el puente sobre las vías del tren. Ella se maldijo en voz baja cuando se dio cuenta que había olvidado su móvil en casa de Merida, había estado pasando las últimas cuatro horas en la fiesta improvisada de su amiga, pero se había ido cuando la fiesta se estaba saliendo de control y el ruido era demasiado fuerte para soportarlo –al menos para ella-, pensó que era una buena opción irse ahora, no deseaba estar ahí cuando los policías llegaran para detener la fiesta por el bien de los vecinos.

Los pasos detrás de ella comenzaron a ser más rápidos.

Ella tenía que correr. Su cerebro comenzaba a gritarle.

Corre. Corre. Corre. Corre.

Una y otra vez. Y como una explosión de adrenalina, ella corrió.

Sus piernas ardieron en protesta con el primer paso acelerado que dio. Sentía que su tobillo se torcía en el ángulo incorrecto y dolía con protesta.

"Oye!" Elsa gimió, corriendo más rápido, pero los hombres detrás de ella estaban más cerca de ella de lo que realmente imaginó, y más rápidos. En cuestión de segundos estaban detrás de ella, atrapando la tela de su chamarra y tirar con fuerza hacia atrás.

La rubia gritó tan fuerte como sus pulmones permitían, hasta que una mano caliente y sudorosa cubrió su boca y nariz haciendo callar sus gritos de auxilio.

"Pensaste que te escaparías?" El hombre que la sostenía la apretó con fuerza contra su pecho, inmovilizándola lo mejor que podía mientras su compañero rebuscaba en la mochila de la rubia.

Elsa se retorció de un lado a otro, se empujó hacia atrás con fuerza, El hombre que la sostenía maldijo en voz baja, empujando al frente cuando su cintura golpeó contra la barandilla del puente.

El primer hombre vació el contenido de su mochila, sus libros y la identificación de estudiante cayeron al suelo húmedo, con un gruñido de frustración y una maldición al infierno, el hombre lanzó la mochila inútil de Elsa al suelo. Se levantó con cuidado, dando una última patada a los libros de Elsa en un intento por dejar escapar un poco de frustración.

La rubia sintió su cabeza comenzar a girar, el pánico se apoderaba de cada célula de su cuerpo.

Ella sabía lo que ahora venía. Ella no era estúpida, y reconocía la chispa en los ojos del hombre. Había visto suficientes noticieros y series de televisión para saber con precisa exactitud qué harían ahora.

Él sonrió. Una sonrisa desalineada y desgastada, con la mirada pesada mientras recorría el cuerpo de Elsa y luego se detenía nuevamente en su rostro.

"Mi madre estaría decepcionada de mi justo ahora" Sonrió, sus ojos oscuros se desviaron sobre el hombro de Elsa, justo donde el rostro de su compañero se apoyó con extraña familiaridad sobre Elsa.

"Es una suerte que esté muerta" Añadió mientras se acercaba a Elsa.

Aterrada y en un último intento por escapar, Elsa mordió la mano de su captor con fuerza.

Gritó y maldijo, lanzándola contra la barandilla con una fuerza sorprendente.

El tiempo parecía ir más lento, vio a los hombres mirarla con rabia y lentamente desapareció, sus ojos se ampliaron con terror cuando la vieron tropezar y caer por la barandilla.

Elsa extendió sus manos, tratando de aferrarse al viento para detener su caída. Los hombres simplemente la vieron caer, maldiciendo mientras se alejaban rápidamente de la escena. La gravedad la tiraba con fuerza y rapidez hacia abajo, sabía que no podría sobrevivir a la caída, era demasiado alto, y el metal debajo terminaría partiendo su cabeza en dos.

Cada fibra de su cuerpo comenzó a vibrar, zumbando con adrenalina. Su cerebro tratando de encontrar una manera de sacarla de esa situación y su corazón bombeando más rápido en un pobre intento de tomar velocidad y nunca detenerse sin importar lo que viniera después.

Elsa cerró los ojos con fuerza, las lágrimas en el borde de sus ojos picaron y esperó su inevitable muerte.

El extraño pitido en sus oídos comenzó a resonar con fuerza, haciendo imposible escuchar otra cosa que no fuera él. Su cuerpo vibró y el sonido de succión la rodeo y luego, desapareció.

El golpe que ella esperaba, llegó.

Pero no era tan mortal como ella pensó.

Su espalda chocó con fuerza sobre una superficie plana, el oxígeno salió expulsado de sus pulmones con violencia, rebotó y luego calló sobre su estómago. Su mejilla chocando contra la superficie demasiado fría.

Elsa abrió los ojos con lentitud, Desorientada y con el dolor persistente en su cuerpo, su respiración seguía siendo dificultosa y poco profunda.

Parpadeó un par de veces con lentitud, intentando despejar su mirada borrosa y el mechón de cabello que se aferraba a sus largas pestañas.

Se levantó con cuidado, gimiendo en voz alta cuando sintió el latido dolorido en su espalda. Sus manos estaban húmedas y frías, se levantó sobre sus rodillas, sintiendo la humedad impregnarse en sus pantalones.

Hizo una mueca de dolor cuando giró su cabeza a su izquierda y luego a la derecha para descubrir donde exactamente estaba.

Ella notó la falta de vías frías y duras bajo sus rodillas y manos, levantó la cabeza y vio la ausencia del puente del cual había caído. Frunció los labios y miró detrás de ella.

Se encontró en el patio trasero de su casa.

"Pero qué diablos…" Susurró Elsa. Se levantó con dificultad, acunando su espalda baja cuando intentó enderezar su espalda por completo pero sintió el latido doloroso. Miró a su alrededor intentando de ver si alguien había sido testigo de lo que pasó.

Giró ligeramente y vio al culpable de su dolor de espalda. El viejo árbol –cuya clase aun no lograba descubrir Elsa- tenía la corteza magullada y a su alrededor, cayeron un par de delgadas ramas por el impacto fuerte de Elsa.

Se apresuró a su casa lo mejor que pudo, buscando las llaves en los bolsillos de sus pantalones con manos temblorosa y torpes, entró a la casa, cerrando la puerta con llave.

"Esto no pasó…" Susurró. No era posible. No era normal, las personas no podían estar en un sitio y luego, un segundo más tarde en otro.

Esa fue la primera vez que, Elsa se teletransporta.

…..

Si alguien alguna vez le hubiera dicho que ella era capaz de teltransportarse, se habría reído y luego alejado, negándose a perder el tiempo con alguien que, obviamente, estaba loco.

Ahora…

Ella nunca había estado mejor.

Se sorprendió a sí misma con la facilidad que aceptó el cambio.

Su vida siempre había estada dictada por las reglas de su padre. Siendo imposible actuar como ella deseaba. Pero ahora…

Elsa sonrió, ocultando su alegría mientras bajaba su cabeza y caminaba por la acera, sus pasos más confiados que antes, libre por primera vez en diecinueve años. Ocultó las manos en los bolsillos de su chamara esponjosa, levantó la gorra sobre su cabeza, caminando en dirección al supermercado pequeño.

Se había adaptado fácilmente a su "habilidad"

Por supuesto, al principio siempre fue abrumador y nauseabundo, la desorientación y el pitido que seguía después de "saltar" era demasiado, por no mencionar que en más de una ocasión, había arrastrado lo que la rodeaba con ella a su nuevo destino, temía por la seguridad de su casa, que pasa si en una ocasión termina trayendo con ella una pared entera o la mitad de su cama!?

La práctica, hace la perfección.

Era su nueva frase favorita.

Ella había practicado una y otra y otra vez, hasta que finalmente parecía manejar la situación con mayor delicadeza. No lo contó a nadie, ni siquiera a Merida, mucho menos a su padre, el hombre quizás terminaba enviándola a un psiquiatra.

No. Esto le pertenecía a ella y solo ella.

Se sentía bien tener un secreto para sí misma por primera vez.

Empujó la puerta, tomando una canasta de compras. Ignorando al chico detrás del mostrador, Elsa caminó entre los pasillos, acercándose a la sección de dulces, lanzando varios paquetes de chocolates y golosinas.

Caminó a las puertas frías de cristal, sacando un par de gaseosas, y luego regresó al mostrador.

Pagó por sus compras, agradeciendo al chico antes de salir con sus bolsas.

Elsa respiró el aire frio de la tarde noche, mirando alrededor de ella un par de minutos antes de comenzar a caminar por la acera, dobló la esquina y continuó recto, acercándose a un callejón, entró al lugar, sonriendo al hombre entre las cajas, sacó una gaseosa y la lanzó al hombre que fácilmente atrapó. Elsa aprovechó su distracción con la lata y desapareció, dejando atrás solo una briza y el sonido familiar del salto.

"Pero qué diablos?" murmuró el hombre, tratando de encontrar a la joven rubia.

Elsa apareció en el centro de su cocina, tarareó en voz alta acercándose al mostrador, dejó las compras, desempacando lentamente, levantó la mirada a la televisión encendida que murmuraba en voz baja.

Elsa se acercó a la alacena, tomando la caja de cereal y un plato, lo sirvió y caminó a la nevera tomando la leche, preparó su cereal y regresó al sillón.

Tomó el control remoto, cambiando el canal de noticias. Pasó su siguiente hora de esa forma, mirando la televisión en silencio.

Siendo interrumpida cuando el sonido de su móvil comenzó a sonar en voz alta. Ella lo recogía de la mesita, mirando el nombre y la foto de Merida en la pantalla.

"Hola-

"Elsa qué diablos!?" Elsa frunció el ceño. "Dijiste que estarías aquí a las ocho, son las nueve y treinta!" Elsa maldijo en voz baja, había olvidado por completo su reunión con su amiga. Se suponía que terminarían saliendo una noche de chicas. Saltó del sillón, apagando el televisor en el proceso, corrió a su habitación en busca de ropa.

"Lo siento! Surgió algo y el trafico me atrapó por completo."

"Elsa. Tú no tienes auto" contestó Merida, Elsa podía ver los ojos de su amiga entrecerrarse en sospecha.

"Lo sé! P-pero el taxi! Estamos atrapados" El suspiró resignado en la línea hiso sentir mal a Elsa.

"Escucha, si lo olvidaste está bien, lo entiendo. Podemos cancelarlo y planearlo en otro momento-

"No!" Gritó Elsa. "No lo olvidé, solo es el tráfico, ya estamos llegando. Lo prometo." Elsa tomó su ropa corriendo al baño para tomar una ducha rápida. "Estaré ahí enseguida. No te preocupes." Elsa colgó la línea, cerrando la puerta detrás de ella.

Salió un par de minutos más tarde, secó su cabello, corriendo a buscar sus zapatos, bufanda y chamarra. Tomó su móvil mientras miraba alrededor. Asintió para sí misma, saltando un segundo más tarde.

Apareció detrás del edificio de Merida. Apresurándose a la puerta principal, llamó a la puerta y se disculpó cuando la voz de Merida la recibió en la bocina.

"Lo olvidaste" Acusó Merida cuando llegó abajo, Elsa negó con cuidado.

"Por supuesto que no. Merida llevamos semanas planeando esto! Tu trabajo nunca deja tiempo libre para tu mejor amiga! Nunca lo olvidaría" Mintió Elsa. Sintiendo el malestar en su estómago al mentirle a su mejor amiga.

Merida suspiró, una sonrisa de disculpa en sus labios mientras se acercaba a Elsa y la atrajo en un fuerte abrazo. "Lo siento, mi semana a sido pesada, y sé que eso no es una excusa para tratarte de esa forma, es solo que realmente estaba esperando este día y me sentía terrible al pensar que lo olvidaste." Elsa sonrió con dificultad, se alejó del abrazo, y dieron comienzo a su noche de chicas.

Se decidieron por ir al cine. Comprando montones de palomitas. Disfrutando de una buena película y al terminar de una agradable conversación de camino a casa.

"Como está tu padre?" Preguntó Merida, mirando de reojo a Elsa. Ella se tensó, tomando un momento para responder. Ella no había visto a su padre durante cinco largos meses, y a pesar de sonar cruel, ella se sentía aliviada de que así fuera.

"No lo sé" Finalmente murmuró Elsa. "Las llamadas son más cortas y menos frecuentes. Supongo que está bien con su nueva esposa." Merida tarareó. Tomando el silencio siguiente como una señal para no hablar más del tema.

No era que Elsa odiara a su padre. Él se había encargado de ella cuando su madre había fallecido prematuramente en un accidente de tráfico. Se había encargado de darle el mejor estudio que podía desear. Pero era demasiado rígido. Tener un poco de tiempo y espacio para sí misma era algo que Elsa apreciaba y disfrutaba con todo su ser.

Eran felices como estaban ahora. Elsa por su cuenta y el en compañía de su nueva esposa y sus nuevas dos hijas.

Se detuvieron frente al edifico de Merida. Ambas se despidieron, prometiendo llamar cuando Elsa estuviera en casa. Esperó hasta que su amiga entrara al edifico y al ascensor, dio media vuelta y comenzó a caminar sin rumbo.

Después de todo, ella podía regresar a casa en cualquier momento

Caminó en silencio, observando las luces de los autos brillar a la distancia. Sus pies la llevaron al parque silencioso. Tomó asiento en una banca, mirando al cielo nocturno. Era una lástima que las estrellas no brillaran con tanta intensidad como lo hicieron en el campo. Ella se había escapado en más de una ocasión al campo, en busca de un nuevo aire y el canto de los grillos y un cielo amplio y estrellado.

Ahora, solo deseaba un poco de soledad.

El fuerte impacto rodeado del sonido extraño y familiar, alertó a Elsa. Saltó de su asiento, de pie y en alerta máxima.

Ella conocía ese sonido. Desordenado y fuerte, uno que llegó asociar con un salto apresurado y descuidado. Uno que normalmente terminaba arrastrando cosas junto a ella. Ella lo sabía bien, después de todo, ella cometió esos errores cuando saltó.

El silencio era ensordecedor. El canto de los grillos se detuvo y solo el silbido del viento soplando frio se escuchó en la inmensidad de la oscuridad.

Ella contuvo la respiración, tratando de escuchar algo fuera de lo normal.

Entonces, dos figuras se materializaron frente a ella con brusquedad y duro aterrizaje.

Su cuerpo fue succionado instantáneamente al centro cuando aparecieron, las ramas desnudas y las hojas muertas en el suelo se agitaron con brusquedad, siendo succionadas y girando con violencia al centro del impacto y luego expulsados hacia atrás, Elsa se aferró al respaldo del banco, deteniendo su cuerpo al centro.

Sus ojos permanecieron en las dos figuras. Una sobre la otra, sus respiraciones ruidosas y pesadas, Parecían aturdidos por el aterrizaje forzado, gimieron y gruñeron, y justo cuando Elsa pensó que lo había visto todo, Comenzaron a pelear.

Elsa jadeó, sin poder apartar los ojos de la escena.

Había otros como ella!

Ella no era la única!

El de arriba dio comenzó a golpear con fuerza a su oponente. Montando sobre su cintura, hizo una lluvia de puños, algunos resonaron con fuerza cuando impactaron la carne que no estaba cubierta con tela, gritó con ira y gruñó como una bestia, intentando romper los antebrazos de su oponente que utilizó como un escudo para proteger su rostro.

El cuerpo de abajo se estremeció de forma violente, casi como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo por completo.

Luego gruñó y empujó todo su cuerpo hacia arriba, recibiendo tres golpes en su cabeza cuando rompió su escudo para atrapar el cuello de su atacante. Lo empujó a su izquierda y rodó con él montó sobre su estómago, el giro repentino sorprendió a su atacante, y aprovechó su aturdimiento para rebuscó en su ropa, Metió su mano derecha en el bolsillo grande de su abrigo gris y tres disparos consecutivas gritaron en voz alta y destructivas.

El cuerpo debajo de él se estremeció con violencia cuando los disparos golpearon su pecho expuesto.

El fuego escupido desde el bolsillo del abrigo iluminó el frente de sus cuerpos por una corta tracción de segundos, el aroma a fuego y pólvora penetró el aire a su alrededor, mezclándose con el hierro de la sangre y el frio.

Elsa retrocedió, por los repentinos disparos, golpe la parte trasera de sus rodillas contra el asiento, calló sobre su trasero, congelándose en su lugar cuando vio como el asesino levantaba la cabeza de su oponente y la miraba. Contuvo la respiración sin saber que hacer a continuación.

El asesino sacó la mano del bolsillo de su abrigo, sosteniendo la pistola con firmeza entre sus dedos. Levantó su brazo y apuntó en dirección a Elsa, pero no disparó. El brillo de sangre o sudor cubría su rostro y sobre sus ojos, y Elsa solo deseaba que la sangre o el sudor picara en sus ojos e hiciera difícil de mirar para apuntar y disparar.

El asesino intentó levantarse del cuerpo de su atacante, pero su propio cuerpo no parecía responder de la forma que deseaba. Sufriendo de violentos escalofríos que estremecieron todo su cuerpo por completo. Lo intentó nuevamente y falló miserablemente.

Sus labios se abrieron y cerraron, con el brazo ahora tembloroso mientras apuntaba su arma en dirección Elsa. La rubia no se movió. Congelada en su lugar. Ella quería desaparecer, pero algo en su mente le gritó que no lo hiciera.

Había acecinado a alguien, y si descubría que Elsa era capaz de saltar probablemente no dudaría en buscarla. Tal vez hora, solo como una persona "normal" Elsa tenía más probabilidades de sobrevivir.

Ella no se movió. Tomó respiraciones cortas y pequeñas, intentando mantener su cuerpo tan quieto como era posible.

Se miraron en silencio. Ninguno de ellos siendo capaz de ver el rostro de forma correcta del otro. El lugar estaba oscuro, creando solo siluetas en la oscuridad.

Elsa pensó que si se mantenía quieta, el asesino se convencería de que solo era un árbol más en el parque.

Él asesino gimió en voz alta y bajó su brazo cansado, su cabeza colgó de forma inútil en sus hombros, con el cuerpo estremeciéndose violentamente como una constante descarga de electricidad.

Entonces él intentó saltar.

Elsa contuvo la respiración.

El sonido familiar comenzó a escucharse, pero en esa ocasión, el sonido también se escuchaba diferente, Roto como la estática en una radio. Su cuerpo se distorsiono y desdibujo, y al mismo tiempo parecía estar anclado al cuerpo debajo de él. Era como ver una vieja película de cinta dañada, con las imágenes parpadeantes y extrañas, montando una sobre la otra.

Era extraño de ver.

Un gruñido desesperado y una maldición rota y húmeda de sangre después, lo intentó nuevamente recibiendo el mismo resultado.

Elsa casi gritó cuando el sonido crepitante de un tercer saltador se escuchó.

Una segunda figura calló un par de metros lejos del asesino. La figura era más pequeña y al igual que el primero, tenía dificultades para levantarse de sus rodillas en su apresurado aterrizaje.

Su ropa ajustada la delataba como una mujer, el cabello corto y despeinado en todas direcciones, rebotaba cuando se levantó con dificultad. Su cuerpo estaba expuesto a las frías temperaturas de octubre, manteniendo su calor nicamente con una playera de manga corta con extrañas manchas oscuras en su estómago, la mujer se aferró a su costado izquierdo, cubriendo una de las manchas más grandes, cojeó sobre su pierna izquierda y su brazo derecho parecía colgar de forma inútil a su costado, balanceándose con sus pasos apresurados.

"Anna!" Gritó la mujer, mirando al primer saltador. El cual era una ella. La segunda saltadora se acercó a Anna, liberó su lado izquierdo y tocó el hombro destellante de Anna.

"N-no puedo…" Gimió la chica Anna, intentando saltar nuevamente, pero seguía siendo el mismo resultado extraño, su cuerpo se estremeció. "N-no p-puedo" Repitió.

"Lo sé. Lo sé, todo estará bien, lo prometo." Susurró la segunda chica, ahuecando el rostro de Anna. La levantó con cuidado. "Voy a sacarte de aquí" Susurró. No parecía darse cuenta de la presencia de Elsa, demasiado concentrada en sacar a su compañera de ahí, demasiada adrenalina para prestar atención a los pequeños detalles.

La segunda chica abrazó con fuerza a su compañera, colocando la cabeza de Anna sobre su hombro mientras rodeaba su brazo en la cintura. Y luego ambas desaparecieron. Con el sonido familiar y un viento fuerte y desordenado que tiró de Elsa al centro y luego la expulsó.

Ellas desaparecieron, arrastrando con ellas hojas y el cuerpo muerto del tercer extraño.

Elsa parpadeó sin poder creer lo que había pasado en solo cuestión de minutos. Todo había sido tan rápido y repentino.

Elsa soltó el aliento con cuidado. Parpadeó un par de veces, intentando descubrir si todo solo había sido un sueño, pero la mancha oscura en el suelo dijo lo contrario. La sangre comenzaba a secarse.

Elsa maldijo en voz baja, se levantó rápidamente, desapareciendo en un milisegundo más tarde. Ella apareció en su habitación, sorprendida de no haber arrastrado con ella el banco en el cual había estado sentada por su descuidado salto. Sus manos habían estado temblando todo el tiempo y ni siquiera lo había notado, un sudor frio recorría su espalda mientras respiraba con dificultad.

No soy la única.

Pensó con terror.

Hay más como yo. Otros. Otros que asesinan.

Elsa se dejó caer sobre su cama, mirando a la nada por un largo momento. La escena de la lucha y los disparos seguía repitiéndose en su mente, y lo peor de todo?

Ella la había visto.

Ambas parecían estar heridas, por no mencionar que una de ellas, no podía saltar- algo que aun sorprendía a Elsa-

Porque no podía hacerlo?

Era una pregunta que se repetía en Elsa.

Ambas estaban heridas.

Quizás mueran en alguna parte.

Elsa negó rápidamente. No era bueno desear la muerte a nadie. Sin importar si era bueno o malo. Quizás no vieron su rostro, al igual que ella. Solo era capaz de distinguir las figuras, nunca los rostros. Ella no había mostrado que también era capaz de saltar. Así que, ella estaba a salvo.

Ella solo tenía que mantenerse alerta a su alrededor.

Elsa asintió.

Todo estará bien. Todo estará bien.

x-x-x-x-x-

"Diablos!" Se apresuró a tomar gasas nuevas, colocándolas sobre las ahora, empapadas en sangre. Presionó con fuerza sobre la herida. Por lo que había visto solo era un rasguño de bala. Pero la sangre seguía brotando como agua de manantial, y si se dedicaba únicamente a mirar, todo podía empeorar.

"B-brown…" vino el susurro roto.

"Shhh… estoy aquí, guarda silencio. Trata de relajarte, de acuerdo."

"Brown… había alguien."

"Red, tranquilízate. El sangrado podría empeorar. Estoy intentando mantenerte con vida." Empujó las manos temblorosas de la pelirroja lejos de su área de trabajo, lanzando una rápida sonrisa a su amiga antes de continuar con su trabajo.

"Rapunzel" La castaña levantó la cabeza finalmente cuando escuchó su nombre y no el apodo amable que Anna le había dado. Ella no solía utilizar su nombre, refiriéndose a ella siempre como Brown. Era algo que habían hecho para mantenerse a salvo. Manteniendo sus nombres a salvo de los idos indiscretos. Era más fácil nombrarse de acuerdo al color de su cabello. Hacía mucho tiempo que habían ocultado todo rastro de sus orígenes.

"H-había alguien ahí…" Gimió al final, retorciéndose en el suelo cuando el latido doloroso en su pierna se intensificó. "Y-yo lo vi…" Explicó.

Rapunzel frunció el ceño. Ella no había visto a nadie. Pero realmente ella no había estado prestando suficiente atención. El lugar estaba oscuro y tenía cosas más importantes que hacer como para perder el tiempo mirando a su alrededor.

"Era uno de ellos?" Preguntó de forma apresurada. Su mente corriendo a mil millas por segundo. Tenían que buscar un nuevo lugar para ocultarse. Ella no había podido saltar una larga distancia, su costado había sido apuñalado, y el miedo de perder a Anna simplemente hizo las cosas más difíciles.

"N-no lo sé. Estaba ahí en la banca. Solo mirando." Rapunzel asintió, presionando la herida con más fuerza, tiró de la mochila a su lado, rebuscando con una mano ensangrentada la cinta gris, la separó con sus dientes, tomando un costado mientras la giraba alrededor de la pierna de Anna, apretando con fuerza, dio seis vueltas y cortó el extremo.

"Esto servirá por ahora. Tenemos que irnos ahora" Rapunzel se levantó, o lo intentó porque un segundo más tarde se dobló de dolor. Ahuecó su costado, maldiciendo en voz baja mientras se levantaba más lentamente.

La cinta adhesiva no podía hacer milagros de sanación y si bien era bueno para ralentizar un sangrado, eso era todo. Rapunzel estaba tan cubierta de cinta como Anna.

Anna giró su cabeza desde su posición recostada en el suelo sucio. Su cuerpo se guía temblando sin su consentimiento. Destellando como un fantasma de estática.

Vio a la castaña recoger la mochila, cerrándola y colgarla en su espalda. Se acercó al cuerpo ahora frio del hombre, rebuscando entre los bolsillos. Sacó un segundo cargador de pistola y lo guardó en el bolcillo de sus pantalones, miró al hombre y luego al abrigo que lo cubría. La sangre y los disparos eran difíciles de ignorar, pero esto era lo único que tenía para protegerse del frio.

Con un encogimiento de hombros, comenzó a quitarle el gran abrigo del hombre. El tamaño no era el adecuado, y la humedad de sangre, hizo que se pegara de forma incomoda en su playera y pecho, pero era mejor que nada. Cuando lo deslizó por su cuerpo, el calor comenzó a fundirla.

Ella regresó junto a Anna, barriendo sus ojos rápidamente sobre el cuerpo de su amiga. La preocupación comía su interior. Nunca había visto algo así.

"N-no puedo…" Susurró. Rapunzel se arrodilló junto a ella, intentando calmar los temores de la pelirroja. Ella intentó sonreír, mostrando sus dientes cubiertos de sangre y tierra.

"Lo sé. Aquello que había en esa jeringa, nos hace imposible saltar. Hay que ver las cosas desde otra perspectiva más optimista" Rapunzel sonrió, tembloroso y no tan brillante como solía ser.

"Esto nos sirve de experiencia, la próxima vez, no cometeremos los mismos errores." Levantó a la pelirroja en una posición sentada, sosteniéndola con fuerza en sus brazos. Protegió el rostro de Anna contra su hombro y cuello, intentando rodear su brazo derecho alrededor de Anna, su brazo dislocado había regresado a su lugar luego de un doloroso procedimiento de hueso crujiente y un grito de maldiciones en voz ronca.

"Todo está bien. lo prometo" Rapunzel esperó el lento asentimiento en su hombro, ella asintió de regreso y desapareció con un ruido sordo.

Lejos del peligro. O al menos por ahora.