DISCLAIMER: los personajes pertenecen a sus respectivos propietarios intelectuales. Este fic es un crossover Once upon a time x Jurassic World. Rumbelle AU. El fic contiene información científica actualizada, incluyendo nombres científicos. Si a estas alturas la idea se te ha hecho lo suficiente loca, estás a tiempo de regresar y buscar algo más de tu agrado. Smut en capítulos más adelante, oh sí. Estás advertido.

"Amor jurásico"

Run boy run! This world is not made for you
Run boy run! They're trying to catch you

Run boy run –Woodkid

Capítulo 1. "El escape del aviario"

El aviario no se encontraba tranquilo aquella tarde, como cualquier otro día. La última ronda de visitantes tenía rato que había abandonado el lugar, lo que daba una hora de tranquilidad a Isabelle Lacey French para llevar a cabo sus observaciones tranquilamente. Los horarios estaban programados y se intercalaba una hora de visita por una hora de reposo para que de esta forma los animales, pero sobre todo sus preciadas aves, no se estresaran. Y precisamente aquella era su función, monitorear las respuestas de los organismos ante la presencia constante de Homo sapiens. Puesto que sus creaciones no dejaban de ser seres vivos, éstos estaban a las mismas presiones ambientales que cualquier animal, incluyendo el estrés. Por lo que los monitoreos de las respuestas de los individuos eran de vital importancia. Nadie quería perder millones de dólares invertidos sólo por estrés y mal manejo...

La Dra. French sacó su pase de acceso y cerró la doble puerta de seguridad al ingresar a uno de los varios compartimientos del recinto. En general era una regla del parque no entrar jamás solo a uno de los recintos que contuviera organismos pertenecientes a sesenta y cinco millones de años o más, pero aquél recinto en particular era una excepción.

Al entrar, un par de Confusiusornis le miraron desde una percha no muy elevada, pero la curiosidad sólo les duro cinco segundos al ver de quién se trataba. Los pequeños dinosaurios emplumados estaban acostumbrados a ella. La Dra. French decía que la consideraban simplemente un miembro más de la parvada, lo que hacía reir a sus colegas. "Son lagartos terribles, no pájaros, Dra. French". Aunque sabía que lo hacían sólo por fastidiar: toda la comunidad científica actual sabían que las aves provenían de los dinosaurios y tenían la evidencia frente a ella. Los dinosaurios emplumados no eran un mito chino y el nombre "aviario" no había sido sólo por juego, ni por los pterosaurios.

La Dra. French era un miembro activo de InGen, aunque sus funciones eran un tanto diferentes a las de sus colegas de laboratorio. Recién egresada del programa de Doctorado de Oxford, ella era más bien científica de campo. Sus compañeros creaban dinosaurios, desde la recombinación del DNA, hasta que eclosionaban y abandonaban el cascarón. Pero una vez que los pequeños abandonaban las seguras paredes del laboratorio, eran suyos. El monitoreo de su crecimiento y respuesta al ambiente pertenecía a su departamento: Paleoecología y Paleoetología aplicada.

Pese a su grado de doctorado, la joven no iba vestida de bata. En su lugar, una blusa de tirantes, una camisa floja de campo y un pantalón caqui de colores discretos eran su atuendo de trabajo. La joven sacó su libreta de campo y lapicero de su mochila, consultó su reloj y empezó a anotar. Un Epidexipteryx, un pequeño dinosaurio emplumado que no media más de veinticinco centímetros y poseía dos largas plumas en la cola,corrió a lo largo de un tronco mientras era espantado por un Confusiusornis macho que aclamaba el árbol como suyo. Éste era más grande que el otro por veinte centímetros, pero la diferencia no sólo era en tamaño. El Confusiusornis poseía plumas largas como raqueta en la cola –característica exclusiva de los machos, ytenía cuatro alas, lo que le daba una apariencia extraña y se le antojaba más un dragón emplumado. Los dinosaurios grandes eran geniales, pero no podía evitar sentirse atraída por aquellos pequeños y extraños seres. Cómo solía decir "en ocasiones, el mejor libro tiene la pasta empolvada" y en su caso diría, emplumado.

Un extraño sonido la desconcentró a lo lejos. Tardó unos segundos en percatarse de lo que se trataba puesto que la única ocasión que lo escuchó fue durante un simulacro. La alarma sonaba. ¿Cuánto tiempo llevaba activa? La Dra. French cerró y guardó su libreta en su mochila y salió lo más pronto al corredor principal que conectaba las distintas jaulas del aviario. Otra joven de cabellera larga pelirroja y castaña la interceptó.

–¡Belle!

La Dra. French se giró al momento. Era Rubí, una de sus asistentes y amiga. La cara de la chica se veía angustiada. –Te he estado buscando ¿dónde estabas?

–Haciendo las observaciones de rutina. Pero dime, ¿qué sucede?

–Te explico en el camino.

La chica guio a la doctora hasta el cuartel principal a paso apresurado. Para tratarse de una emergencia, los pasillos se encontraban solos. Seguramente la mayoría ya había evacuado, pero ella apenas y recordaba donde quedaba el refugio.

–Estamos en nivel uno. Aunque sólo por formalidad y evitar que el pánico cunda.

La Dra. French intentó digerir sus palabras. Nunca antes había escapado algún animal de su jaula, bueno, alguno que representara algún peligro. –¿Qué tan grave es la situación?

–Bastante mala. La más reciente creación decidió dar un paseo por la isla.

–¡¿El Indominus rex?!

La chica pelirroja abrió la puerta del centro de control del aviario. Pero antes de que pudiera seguir mencionando palabra alguna, una figura de traje negro se encontraba esperando, tomando por sorpresa a la Dra. French. Ésta palideció un poco al percatarse de la identidad del intruso.

–Sr. Gold, ¿qué hace usted aquí?

La figura negra se volteó por completo hacia ella. Era un hombre maduro bien vestido, de traje negro y corbata a juego. Era uno de los directores principales del parque y principales inversionistas. –¿Es esa la cortesía que merece un viejo conocido, Dra. French?

–Me disculparía Sr. Gold, pero es un hecho conocido que usted abandona las oficinas principales en muy raras ocasiones. Su presencia extrañaría hasta al más despistado dinosaurio del recinto.

La Dra. French era de las pocas personas que se atrevían a hablar de aquella forma al Sr. Gold, o quizás, era la única. El empresario era un hombre que imponía autoridad pese a su edad y era más bien temido por la mayoría de sus empleados. Se debía estar lo suficiente loco para querer dirigirse a él en persona, por lo que ella se había ganado la fama de científica loca no por sus extravagantes ideas de querer respetar la biología original de los dinosaurios emplumados más grandes. Sino porque ella misma había solicitado hablar con el empresario principal, el Sr. Gold, acerca de su propuesta. Sin embargo, aquella no había sido una plática y primer encuentro muy agradables. "Es un parque de atracciones, no una granja. La gente paga por ver dientes y garras, no plumas ni datos científicos correctos."

–Desafortunadamente no estoy aquí para discutir de las capacidades cognitivas de sus animales... de nuevo. Necesito hablar con usted de un asunto más serio.

La Dra. French le invitó a continuar con un gesto de la mano de forma poco cortés. –Soy toda oídos. Aunque si lo que usted desea es tener una agradable charla y tomar té, le pediré que espere hasta que la gallina principal regresé a su gallinero.

El empresario hizo caso omiso de su último comentario. En aquél momento no tenía ánimos de debatir de forma creativa con la doctora. –¿Ha hablado usted el día de hoy con mi hijo?

–¿Neal? –La Dra. French cambió su ánimo al escuchar la pregunta. Neal Gold tenía la misma edad que ella, era el hijo del empresario y, a diferencia de su padre, era alguien agradable con quién llevaba varios años de amistad. Prácticamente había sido Neal quién le había recomendado y gracias a él había conseguido su plaza. Aunque su puesto de directora del departamento se lo había ganado ella misma. –No lo he visto desde el reporte de control de la semana pasada.

La mirada del empresario se convirtió en una de sincera preocupación. La Dra. French sacó su agenda electrónica y corroboró la información. Neal debía haber llegado aproximadamente hace tres horas para hacerle entrega del reporte de aquella semana. –Rubí, ¿puedes revisar el directorio de accesos y pases del día de hoy del aviario?

La pelirroja acató la orden en el instante y abrió la base de datos. Tecleó el nombre del desaparecido en la base de datos y esperó respuesta por parte del sistema. –No ha firmado en el aviario el día de hoy.

El empresario sacó su móvil y marcó. –La información ha sido confirmada, movilicen al escuadrón de rescate a..., ¿me escucha?, ¡¿me escucha?! –. El Sr. Gold colgó, a punto de lanzar el dispositivo móvil al suelo al perder comunicación.

–¡Hey! –La Dra. French le detuvo del brazo antes de que el empresario perdiera su única forma de comunicación con el cuartel principal. La doctora le observó por un momento, asimilando finalmente toda la información–. El equipo de rescate encontrará a Neal, ¿de acuerdo?

–Las comunicaciones están fallando. Hemos perdido contacto con el cuartel principal –mencionó Rubí, al confirmar el fallo en el sistema.

La doctora observó al empresario. El semblante temible del hombre continuaba impasible, pero algo en sus ojos delataba la verdadera preocupación y temor por su único hijo. Aquello le sorprendió verdaderamente a la joven. Neal siempre le había platicado de la mala relación que padre e hijo llevaban, ya que su padre raramente se encontraba presente en su vida. Y sin embargo, aquél despiadado y solitario hombre que nunca salía de la oficina había cruzado todo el parque por su hijo.

–¿Usted vino hasta acá por su hijo, no es cierto?

–Necesito encontrarlo a todo lugar.

Una segunda alarma sonó. Rubí tecleó algo rápido en el teclado y volteó hacia ellos nuevamente. –Han dado la orden de evacuar.

Las tres personas salieron de la sala de control del aviario para dirigirse a la entrada del refugio, donde se encontraban el resto del personal esperando por evacuar. La doctora French continuó a paso veloz detrás de Rubí cuándo notó que el empresario se había quedado atrás.

–¿Sr. Gold? –La doctora se regresó hacia dónde estaba él.

–No voy con ustedes, encontraré a mi hijo por mi propia cuenta.

–Debe estar bromeando, no puede andar solo por ahí. –Rubí llamó a la doctora desde lo lejos. La miró de nuevo hacia el empresario–. Debemos evacuar pronto, el equipo de rescate lo buscará.

–No lo entiende... ¡ni siquiera saben que mi hijo está extraviado! –El empresario levantó la voz–. Alguien borró sus registros. Antes de venir confirmé la información del sistema y la comparé con la copia de su agenda electrónica. No coincide.

La doctora entendió de inmediato lo que el empresario quería dar a entender. Alguien había hecho que Neal, el hijo del director y uno de los futuros herederos del parque, desapareciera. ¿La liberación del Indominus rex había sido a propósito? La alarma seguía sonando. –No podemos suponer nada Sr. Gold, hasta obtener evidencias. Por ahora su seguridad es primero.

–Se equivoca. Esto fue planeado desde hace tiempo y tengo la evidencia. –La doctora escuchó con detenimiento al empresario. Su voz era firme y el hombre no titubeaba a pesar de la inminente crisis que se estaba desatando en aquél lugar. Algo en su estómago se removió. Alguien estaba intentando asesinar a su amigo.

–¡Belle! –Rubí llamó nuevamente, al final del pasillo.

La Dra. French miró a su amiga por última vez antes de tomar una decisión. Tras unos segundos de reflexión, le indicó que continuará y que ya la alcanzaría, pero Rubí no se movió, no podía dejar a su amiga atrás. La doctora nuevamente dirigió su atención al empresario –¿Qué es lo que propone hacer?

–Ir al valle. Es dónde se registró su último pase antes de que fuera borrado del sistema.

En aquél momento un gran estruendo se escuchó en el recinto y las paredes empezaron a colapsar, disminuyendo la visibilidad a lo largo del pasillo debido a una fuerte ola de polvo levantada.

–¡Rubí, continúa sin mí! –La doctora tomó del brazo al empresario y caminó en sentido contrario del pasillo dejando a su amiga atrás. Ambos debían salir por la otra entrada si querían dar hacia el valle. Con suerte, había vehículos en cada una de las entradas.

Ambos corrieron a través del polvo hasta dar con el recinto donde se encontraban las jaulas. En aquél momento un fuerte estruendo, como el de una explosión se escuchó al momento que los alaridos de los animales resonaban haciendo eco en el recinto. La Dra. French y el Sr. Gold dirigieron su mirada hacia el cielo del recinto, mientras observaban como el resto de los pterosaurios y sus preciadas aves escapaban hacia la libertad, extendiendo sus alas a lo largo del valle al cuál deberían dirigirse para encontrar a Neal.

Comentarios:

No me pregunten cómo nació esto. Sólo fui a ver Jurassic World y mi menté empezó a trabajar esto. Espero sea una historia corta porque no quiero seguir atrasándome más con Hechizo de tres noches, pero dado los antecedentes con ésta última y conociéndome, lo más seguro es que se alargue. Quizás haya algunos cambios respecto a lo que sucede en la película y como observaron, incluya dinosaurios que no salieron en la película. Pero lo siento, es mi fic, y hago lo que quiera con él.

¿Saldrán Owen y Claire? ¡Por supuesto! Más adelante habrá sorpresas y dinosaurios más grandes, así como otros personajes de OUAT. Espero les haya gustado hasta aquí, sólo escribí por diversión así que no me exigiré mucha coherencia en cuánto a la película en este fic, así que no se pongan muy estrictos, pero si observan detalles que se puedan arreglar, pueden hacérmelos notar.

Como siempre, espero sus bellos votos y comentarios, dearies. Los adoro.

Sialia A. Muñoz BuebirdOfHapiness

Run boy run! Running is a victory
Run boy run! Beauty lays behind the hill
Run boy run –Woodkid