¡Bienvenidos a mi fic!

Tan cerca de ti y a la vez tan lejos (omegaverse, Mpreg)

Victuuri 3

Yaoi/Boys Love

Disclaimer: Los personajes de Yuri on ice no me pertenecen, quiero ceder todos los derechos a quienes corresponden, yo sólo los uso con fines de entretenimiento para los lectores.

Advertencias: Escenas con lime y posiblemente lemon.

Sinopsis completa: Yuri Katsuki era hijo único y aunque recibía toda la atención posible por parte de sus padres, se sentía muy solo. El pequeño de tan sólo 6 años de edad anhelaba tener un hermanito, pero sus padres no podían dárselo, ya que cumplirle su deseo implicaba la muerte de su madre. Los señores Katsuki eran personas de negocios y casi siempre estaban fuera de casa, por lo que Yuri se quedaba al cuidado de la sirvienta y del jardinero. Aun así, el pequeño deseaba tener a alguien con quien jugar, correr y vivir aventuras. Fue entonces cuando la sirvienta y el jardinero ofrecieron traer a su hijo Victor de 9 años de edad a la casa de los Katsuki para que le hiciera compañía al pequeño Yuri.

Una historia romántica con saltos hacia el pasado que permitirán entender el presente. Un amor entre dos hombres cuya relación estaba prohibida desde el principio, pero no porque perteneciesen a diferentes clases sociales (ya que eso no influye en esta historia), sino porque hubo un significativo suceso en el pasado.

Aclaraciones: Formato de letra cursiva para escenas del pasado, letra normal para el presente. Puede haber crossover con otros animes. Y muy posiblemente el fanfic será gráfico también, pero esto sólo el tiempo lo decidirá.

Un poco sobre el Omegaverse: Universo de hombres y mujeres divididos en 3 géneros: Alfas, betas y omegas.

Alfas: Son aquellos hombres o mujeres que están por encima de los géneros. Son capaces de fecundar a un omega porque cuentan con órganos sexuales masculinos. Son fuertes, grandes y pueden ser o no agresivos. Cuando muerden el cuello de un omega indican que éste es incondicionalmente suyo.

Betas: Son básicamente igual a los humanos comunes. Los hombres tienen los órganos reproductores masculinos y las mujeres los femeninos, por lo que sólo ellas pueden quedar embarazadas. Tienen libre elección para formar una relación con cualquiera de los 3 géneros. Siendo más fácil con un beta.

Omegas: Tanto hombres como mujeres poseen órganos reproductores femeninos y son capaces de concebir si son fecundados por un alfa y rara vez por un beta. Ellos tienen la particularidad de entrar en celo cada 3 meses y esto dura aproximadamente 3 días. Los omega desprenden un olor (al igual que los alfa) que los caracteriza y el cual aumenta durante su época en celo.

Capítulo 1 La primera impresión es la que cuenta

Por las mañanas, acostado sobre su cama, Yuri lanzaba hacia arriba y atrapaba poco después a su juguete de peluche, el cual tenía el aspecto de un perro marrón con orejas grandes y esponjosas. Parecía sentirse feliz en ese momento, pues ese peluche había sido el primer regalo de cumpleaños que le compraran sus padres, es decir, cuando era bebé, sin embargo, era hasta ese momento que él lo reconocía como tal.

La sirvienta pasaba por él a las 9 de la mañana para bañarlo y darle de desayunar. Cuando la mujer terminaba aquello, lo dejaba una vez más en su habitación y se iba a realizar los demás quehaceres domésticos.

Yuri tenía otros juguetes con los cuales también se divertía, pero siempre lo hacía solo y al cabo de unas horas se aburría y se iba a ver televisión, la cual también poco después dejaba de interesarle. Cuando eso pasaba, el pequeño salía al jardín para andar sobre su triciclo, al tiempo que saludaba al jardinero agitando la mano cada vez que pasaba cerca de él.

A las 2 de la tarde y antes de la comida, llegaba su profesora particular para darle clases. Le enseñaba a leer y a hacer operaciones matemáticas básicas como sumar y restar. Le leía un libro de historia japonesa y terminaba por dejarle tarea, la cual a veces hacía y a veces no.

Cuando se marchaba la profesora, la sirvienta iba por Yuri a su habitación y lo llevaba al comedor, en el que lo sentaba al extremo de la mesa y le servía sus alimentos favoritos. Se quedaba a su lado mientras el pequeño comía y cuando éste terminaba, recogía todo y lo llevaba de vuelta a su habitación, en la que Yuri volvía a jugar con sus juguetes para después tomar una breve siesta de dos o tres horas.

Los padres de Yuri llegaban por la noche y visitaban a su hijo en su cuarto diciéndole que le habían comprado un nuevo juguete. El niño los abrazaba con énfasis, pero más porque ellos estaban de vuelta que por lo que le habían comprado.

Esa misma noche Yuri lloró desconsoladamente frente a sus padres y les confesó que deseaba tener un hermanito, alguien con quien jugar. Sin embargo, los señores Katsuki no podían cumplir ese deseo porque la madre corría el riesgo de morir si quedaba embarazada otra vez.

La sirvienta, quien había escuchado aquella conversación, a la mañana siguiente les comentó a sus amos que tenía un hijo de 9 años a quien dejaba al cuidado de sus abuelos, pero que si se lo permitían podría traerlo hasta aquí con la intención de que le hiciera compañía al pequeño Yuri.

¿Cómo se llama tu hijo? —preguntó la mujer después de haber dado el último sorbo a su café.

Victor —respondió la sirvienta de inmediato.

¿Qué piensas, cariño? —dirigió la mirada hacia su esposo, quien estaba leyendo el periódico.

Que lo traiga, Yuri necesita a alguien con quien jugar.

Gracias, mi hijo es muy obediente, por lo que no causará ningún problema.

Dos días después a esa conversación, la sirvienta y el jardinero llegaron a la casa de sus amos acompañados de un niño de un hermoso y medianamente largo pelo plateado, el cual caía gentilmente a la altura de sus hombros. Los ojos del pequeño Victor eran de un claro y brillante azul aguamarina. Tenía unos labios firmes, la piel suave y su complexión era delgada.

¡Yuri! ¿Puedes salir de tu habitación un momento? —llamó la sirvienta tocando a la puerta.

Mmmm —parecía que el pequeño no tenía muchas ganas de levantarse.

Voy a entrar, espérame aquí, Victor —le dijo a su hijo antes de sacar la llave para abrir la habitación de Yuri.

La mujer se encaminó con pasos lentos y precavidos hacia la cama del niño, el cual parecía estar dormido profundamente. El pequeño albino se cansó de esperar a su madre y decidió entrar al cabo de unos instantes.

Mamá, si quieres que se despierte, sólo quítale el peluche —habló con tono calmado—. Así —y acto seguido estiró las manos para jalar el muñeco que abrazaban las manos de Yuri.

Oye no hagas eso… —alcanzó a decir la sirvienta antes de escuchar cómo Yuri empezaba a llorar.

Devuélveme a Makkachin —decía Yuri con melancolía en la voz—. Dámelo, no es tuyo.

Lo siento, no quise —Victor devolvió el perro a los brazos de su dueño original, mientras soportaba una triste y despectiva mirada por parte de éste.

El despertador sonó con un ruido desgarrador para los oídos de Yuri, por lo que el chico no dudó ni un solo segundo en sacar la mano de las sábanas para estirarla y buscar desesperadamente el bate de baseball que usaba de manera prioritaria para destruir el insoportable aparato.

—¡Rayos! ¿Dónde está el bate? —el joven se levantó con un evidente mal humor y lo primero que vieron sus ojos fue a Victor sentado a la orilla de la cama.

—Lo escondí para que pudieses despertarte. Sé perfectamente que alejar las cosas que quieres de tu lado ayuda a que abras los ojos —explicó el albino con una sonrisa—. No llorarás esta vez ¿verdad?

—Vamos, Victor, no me molestes con eso. Y para tu información ya no soy un niño —infló las mejillas cómo si aún lo fuese—. Además todavía no te perdono.

—Pensé que como ahora estás enamorado de mí ya me habías perdonado —Victor se acercó y le dio un beso en la nariz.

—¡¿Ah?! ¿Enamorado? Ya quisieras…

—¿Entonces tú sueles besar en los labios a alguien que no amas?

—No te confundas, estaba borracho. Por cierto recuerda que no puedes estar aquí, si mis padres descubren que te metes a mi habitación…

—Tranquilo —puso un dedo sobre sus labios evitando que continuara hablando—, no me descubrirán, me aseguré de venir cuando ellos ya se habían ido —lo abrazó hundiendo su cabeza en el hueco que dejaban el cuello y el hombro del muchacho.

Más tarde, Yuri se alistó para ir a la universidad, mientras que Victor preparó la camioneta para llevarlo. El peliplata se aseguró de que todo estuviese en su lugar y que el auto se encontrara en buen estado. Acto seguido, se puso su sombrero de chófer y esperó tranquilamente con una loción en la mano a que Yuri apareciera. Minutos más tarde, el joven "amo" llegó a su lugar de encuentro. Una vez que lo hizo, se sorprendió de que Victor empezara a bañarlo con el perfume que previamente había preparado exclusivamente para él.

—¡Oye ¿qué haces?! —Yuri estiró los brazos para cubrirse y dio dos pasos hacia atrás.

—Me aseguro de cubrir con este extraño olor tu hermosa esencia de omega, no creas que no me he dado cuenta de que tu ciclo ha llegado. No quiero que otros alfas anden detrás de ti —explicó sin dejar de llenar a Yuri con aquel perfume.

—Me tratas como si fuese tuyo, pero ni siquiera has mordido mi cuello —comentó Yuri mientras las mejillas se le pintaban de un color rojo intenso.

Aquellas palabras sorprendieron de sobremanera a Victor… ¿acaso él deseaba que le mordiese? No obstante, no podía hacerlo, era una promesa que había hecho y tenía que cumplirla.

—Quiero morderte y que seas mío, pero no debo hacerlo —pensó mientras abría la puerta de la camioneta para que Yuri entrase.

Notas finales de autora:

Bueno esto ha sido todo por ahora, espero que les haya gustado. Acepto todo tipo de opiniones y críticas constructivas para poder mejorar. Gracias por haber leído el capítulo 1.