Disclaimer: Ni Digimon ni sus personajes me pertenecen. Solo los he tomado prestados para escribir sobre ellos sin ningún fin de lucro.

Camaradas

Ai y Makoto solían discutir todo el tiempo incluso por los detalles más insignificantes, siendo los juguetes el tema favorito. Cuando encontraron a Impmon no fue la excepción, los dos se negaban a compartirlo y el digimon fue quien pagó las consecuencias.

La primera vez que lo vieron fue en el Centro Comercial. Ese día salieron al centro comercial pero ellos se habían separado de sus padres cuando pasaron por la veterinaria observando a los cachorros, desde hace tiempo querían uno pero sus padres consideraban que no eran lo suficiente maduros como para cuidar de una mascota.

Sus padres se habían alejado sin que ellos lo notaran. Entre tanta gente era difícil que pudiera encontrarlos. Ambos se abrazaron y comenzaron a llorar, nunca antes se habían quedado solos antes.

—Dejen de llorar, son irritables—escucharon una voz cerca de ellos. Buscaron el origen de la misma pero no encontraron nada. Todas las personas que estaban en aquel lugar estaban en su propio mundo, ajenas a los gemelos extraviados.

Volvieron a llorar, temían no volver a ver nunca a sus padres. Odiaban estar solos en un lugar tan grande. Ni siquiera los cachorritos en la tienda lograban animarlos.

—Que se callen de una vez, me da dolor de cabeza solo escucharlos.

Voltearon y encontraron a una extraña criatura, morada y con guantes rojos. Parecía un diablillo y su ceño fruncido lo hacía ver más amenazante. Volvieron a llorar pero esta vez con mayor fuerza que ante.

— ¿Si los ayudo dejaran de llorar? —preguntó Impmon notablemente irritado.

A pesar de que ninguno de los gemelos dijo ninguna palabra ambos asintieron tímidamente con la cabeza. Se abrazaron nuevamente pero al menos ya no lloraban.

—Y bien ¿Qué ocupan?

—Nuestros papás—gimoteó Ai—no sabemos dónde están.

Un gruñido se escapó de los labios de Impmon pero aquello no pareció asustar a los gemelos, ambos estaban demasiado felices ante la idea de volver a ver a sus padres.

Cuando Impmon extendió su mano ninguno de los gemelos dudó en aceptar su ayuda. Él había sido el primero en hablarle desde que se habían perdido y para los dos era suficiente, ya no le temían al digimon que les habló aunque en ese momento no sabían lo que era.

Los tres pasaron por una gran cantidad de tiendas antes de poder reencontrarse con los padres de los gemelos quienes se veían bastante preocupados.

—Nos veremos pronto—le dijo Makoto antes de correr en busca de sus padres.

—Vivimos cerca del parque—agregó Ai antes de retirarse pero sin olvidar depositar un pequeño beso en la mejilla del digimon a modo de agradecimiento.

Ambos eran niños y algo posesivos, nunca fue la intención de ambos lastimar a Impmon y menos hacerle sentir que no lo apreciaban. No fue el día en que se marchó cuando comprendieron su error, por algún tiempo siguieron siendo posesivos, eran solo unos niños.

Fue cuando discutían por un oso de peluche. Sin que ellos lo supieran Impmon los había estado observando pero de haberse quedado hubiera podido ver lo que hicieron los gemelos. La madre de los niños tomó el peluche y usando algo de aguja e hilo lo dejó como nuevo.

—No volveremos a pelear—había dicho Makoto a la vez que extendía su pulgar.

—A Impmon no le gusta y no está bien—agregó Ai a la vez que aceptaba el gesto de su gemelo.

Sus padres al ver la actitud de sus hijos decidieron que estaban listos para tener al cachorrito que por mucho tiempo les habían pedido. Dentro de poco visitarían a la abuela y no deseaban que estuvieran tristes.

Sin embargo no podían irse sin dejarle un mensaje a Impmon. A pesar del tiempo ambo estaban seguros de que volvería. Y tenían razón, después de que los dos comprendieron sus errores finalmente lograron recibir un digivice, eran camaradas.