[Capítulo: 1]

Género: Romance\Humor.

Los personajes de Naruto no me pertenecen.

Advertencia: OoC en Hinata.


Ella no era una chica como cualquier otra que había en esa actualidad. Ella tenía un alma vieja, era reservada y correcta. Y desgraciadamente, era sobre todo una persona fría y estricta. Justo como su familia la había criado, justo como la habían criado después de la muerte de su madre.

Con solo seis años perdió a aquella mujer que había hecho sus que sus días fueran soleados. Hinata no recordaba ni por asomo un día soleado a pesar de que al despertar, eso era lo primero que sus ojos captaban. Así como los días soleados desaparecieron, también lo había hecho la calidez, el cariño, el tacto y la amabilidad. Esas palabras ya no existían en la vida de Hinata Hyuga.

Su mundo fue escrito por puño y letra de Hiashi Hyuga. Fue guiada a ser una persona perfecta, indescifrable, inteligente, intachable; y por supuesto como todo un Hyuga, sin sentimientos.

Ella creció doce años de esa manera, siendo educada para ser un robot, no un humano.

De no ser por sus necesidades fundamentales para seguir con vida, entonces muchas personas dudarían si en realidad ella era un ser humano.

Sus compañeros de colegio rara vez la veían sonreír, y si la veían hacerlo solo era sarcásticamente y algunas otras eran forzadas. Sus palabras eran casi robóticas, correctas y bien pensadas. Sus calificaciones estaban por lo alto de cualquier estudiante de la preparatoria a la que asistía.

Jamás la habían visto pelear con alguna persona, jamás la habían visto molestarse, jamás la habían oído levantar la voz a no ser de alguna exposición y, después de la muerte de su madre, no la volvieron a ver llorar jamás.

Eso era lo que decían sus compañeros de toda la vida. Los que la habían acompañado desde el preescolar hasta la preparatoria.

Ella los consideraba sus compañeros, viejos conocidos, pero nada más. Solo dos personas eran "dignas" de llamarse amigas cercanas y esas eran Ino Yamanaka y Sakura Haruno, quienes muy a la fuerza se hicieron sus amigas. Y se le dice "muy a la fuerza" porqué Hinata tardo mucho para considerarlas abiertamente como sus amigas.

Cuando eso fue posible, Ino y Sakura solo pudieron brincar felices para después abrazar a la chica, quien trataba con mucho esfuerzo ocultar un pequeño sonrojo que había pintado sus mejillas.

Así de rara era la vida de Hinata Hyuga.

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Feel alive

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El reloj que colgaba en su pared color beige, apuntaban las seis en punto de la mañana. Cuando su reloj comenzó de mesa comenzó a transmitir el primer pitido ella ya había puesto su mano sobre él para acallarlo.

Con rapidez se deshizo de las sábanas que habían estado en su cuerpo y se incorporó sobre la cama, sentándose en el filo de ella. Sus pies no alcanzaron a tocar el frío suelo, pues ella tenía ambos en unas sencillas pantuflas blancas.

Estiró ambas manos hacia el cielo y se estiró gatunamente para después soltar un pequeño bostezo. Una vez que la morriña se espantó, se incorporó de la cama y caminó lentamente hasta el baño de su habitación, no sin antes tender su cama y dejar sobre ella su habitual uniforme escolar.

Se ducho, lavo sus dientes, peino su cabello en una coleta alta y después puso cada parte del uniforme en donde debía ir.

Se conformaba por un saco negro con el emblema de la academia grabado de color rojo sobre en el lado izquierdo, una camisa de botones blanca debajo de este y un moño rojo bien atado y derecho. La falda negra, con patoles y llegaba un dedo arriba de la rodilla. Sus pies calzaban unos zapatos negros y bien pulidos, mientras también llevaba unas medias negras, las cuales llegaban un poco antes de la rodilla.

No hizo ningún gesto al mirarse al espejo, solo asintió al ver que todo estaba en su lugar.

Caminando tranquilamente fue hasta su escritorio, en el cual estaban algunas tareas y apuntes que debía guardar antes en su mochila. Una vez hecho eso, fue hasta la salida de su habitación para dar paso hasta el comedor, donde seguro la estaría esperando su padre y hermana.

Bueno, de la última lo dudaba.

Comenzó a caminar por los pasillos de la mansión, manteniendo su mirada fija y la espalda recta mientras sostenía su maletín con una mano.

Dio un pequeño respingo cuando escucho un portón y después unos pasos rápidos dirigirse hasta ella.

—¡Nee-san! — exclamó una chica, casi corriendo hacia Hinata. La niña tomó aire y después sonrió agitada —Me quede dormida de nuevo — rasco su cabeza apenada para después comenzar a caminar junto a Hinata, quien se mantenía mirándola de reojo.

—Dormiste tarde de nuevo — afirmó la peli negra —. Si un día de estos padre te descubre a altas horas de la noche des...

—Sabes que no me importa — interrumpió la pequeña, la cual era menor sólo por cinco años —. Además, la serie está demasiado buena como para preocuparme por mi padre —rodó los ojos y se cruzó de brazos.

Hinata negó en desaprobación.

—Al menos deberías intentar levantarte más temprano.

—¿Para qué? — preguntó con tono de desagrado.

—Para evitar eso — recorrió con la mirada de pies a cabezas a Hanabi. Una calceta estaba más abajo que la otra, su cabello no estaba recogido, su saco estaba desabrochado y en vez de llevar los acostumbrados zapatos negros, llevaba unos tenis color morado.

Desgraciadamente eso no pasaba una o dos veces a la semana, si no que pasaba casi todos los días. Eso le daba mucho nerviosismo, ya que a veces temía por el que diría su padre de Hanabi y le preocupaba que este la reprendiera muy duramente. Lo último que quería era que su hermana saliera herida sentimentalmente por su padre.

Hanabi se alzó de hombros. A la pequeña no le importaba en lo absoluto y Hinata lo sabía perfectamente bien.


Hiashi miró con desaprobación a la castaña, después suspiró y negó con la cabeza.

—No discutiré contigo de esto hoy — sentenció el hombre, haciendo que la pequeña alzara una ceja.

—¿Por qué hoy no me toca regaño? Acaso... ¿papá está de buen humor? — preguntó fingiendo estar impresionada y horrorizada a la vez — El apocalipsis está llegando...—

Hiashi amenazantemente a Hanabi, diciéndole con la mirada que si no paraba iba a saber de él. Hanabi se mordió el labio inferior para no reír, mientras Hinata rezaba internamente sobre el bienestar de su hermana, estando aun así con rostro imperturbable.

—Pues, aunque no lo crean, estoy de buen humor y tu comportamiento no me arruinara el día.

Antes de que Hanabi preguntara sobre el buen humor de su padre, Hinata se adelantó a hacerlo, evitando cualquier comentario burlesco de su hermana.

—¿A qué se debe su buen humor padre? Claro, si se puede saber — pregunto apresuradamente la chica.

Hiashi asintió.

—Un nuevo contrato con una empresa muy influyente — dio un trago a su café —. El dueño de la empresa se acaba de mudar con su familia aquí en Tokio. Desde hace mucho quería firmar un contrato con el pero nunca lo encontraba en la ciudad.

—Así que firmo un nuevo contrato. Felicidades padre — hiso una pequeña reverencia con la cabeza, a lo que su padre aceptaba la felicitación con un asentimiento.

— Ser socio de alguien así es muy beneficiario para la empresa, la cual de por sí ya es muy conocida y exitosa — dio un suspiro, miro su reloj y después sus hijas —. Pues bien, tanto ustedes como yo debemos irnos.

Hinata asintió mientras que a su lado Hanabi le daba un gran trago al vaso de jugo.

—Vámonos Nee-san — se levantó de su asiento y tomo la mano de Hinata, quien apenas y pudo agarrar su maleta antes de ser arrastrada hasta afuera de la mansión por su hermana.

En la gran mesa Hiashi aún se hallaba sentado, reteniendo sus impulsos en decirles ambas "Cuídense hijas"


—¡Buenos días! — saludo animadamente una chica peli rosa con ojos jade.

Hinata solo hizo un asentimiento de cabeza como saludo, mientras la chica solo suspiraba y negaba con la cabeza.

—Nunca cambiaras ¿neh?

—No sé a qué te refieres Sakura-san.

—Al menos logre que dejaras de hablarme de usted — se encogió de hombros y después tomo la mano de Hinata —. Vamos a buscar a Ino-cerda, seguro está en la cafetería. Sabes que nunca desayuna antes de venir.

—Ella no va a la cafetería más que por Sai-san — corrigió la azabache, siendo arrastrada por Sakura quien sonrió pícaramente.

—Muy bien Hina-chan, al menos ya sabes las mañas de Ino.

Hinata suspiro. ¿Cómo no saberlas? Si esa chica era más transparente que el agua potable. A veces se preguntaba a sí misma, ¿Qué se sentiría ser por un día como Ino? Tan despreocupada de la vida, tan extrovertida, hiperactiva... seguro sería raro e incómodo. Un verdadero desastre.

Mientras ambas chicas iban hacia la cafetería, un chico rubio iba entrando a la preparatoria junto con una mujer de ojos color miel.

—¿No estas emocionado? — preguntó la mujer al chico, quien sonrió ampliamente y asintió con la cabeza.

—¡Por supuesto! Tengo mucho sin ver a Sasuke-teme y a Sakura-chan. Además, casi toda mi vida estudié con un profesor particular y ya se estaba haciendo tedioso y aburrido — puso ambos brazos tras su nuca, mientras avanzaban hacia la dirección.

Tsunade sonrió. Ella también estaba feliz de tener a ahijado en Tokio, aunque este solía darle dolores de cabeza y la llamaba abuela, lo quería mucho y disfrutaba de su presencia, ya que el sin proponérselo desprendía un aura de felicidad y despreocupación. Era sano tener a alguien como él cerca.

—Estoy segura de que te adaptaras pronto aquí. Los profesores son atentos y amables, y tus compañeros también lo son — le sonrió dulcemente, una sonrisa poco común para una mujer con su carácter.

Naruto asintió confiado.

—Gracias abuela Tsuna... ¡Ay! — exclamó en un chillido para seguidamente sobar su cabeza con ambas manos mientras sus ojos soltaban cascadas de lágrimas.

—¡Te dije que dejaras de decirme abuela, niño idiota! — grito con el puño en el aire, agitándolo severamente y haciendo que Naruto se sintiera amenazado.

—¡No lo vuelvo a hacer, dattebayo! —grito suplicante y asustado, tapando su rostro con ambos brazos.

Tsunade respiro un par de veces, tratando de tranquilizar su furia. Como directora de la preparatoria más importante de Tokio no se permitía dar esos arrebatos y menos dentro de las instalaciones, pero simplemente Naruto la hacía salirse de sus casillas.

—Bien...— acomodo su camisa y su cabello — vamos a la dirección a que te acomoden en el grupo que te toca — comenzó a caminar, dejando a Naruto atrás.

Naruto trago la saliva y seco las gotas de sudor que habían escurrido de su frente. Había estado tan cerca. Sabía que no debía de molestar su madrina, pero se le salía decirle abuela a veces ya que esta salía con el que podría llamarse su abuelo, quien de hecho era un viejo pervertido que si le permitía llamarle abuelo.

—Pobrecito del ero-sennin... ¿Qué le habrá visto a Tsunade-obaachan?

—¡Te escuche maldito mocoso!

—¡No!


Se sentó en su respectivo lugar, el cual era en uno de los últimos asientos junto a Ino y Sakura.

Ignoró olímpicamente las pláticas de ambas chicas y puso atención a los apuntes que debía entregar a su maestro de matemáticas. Ya los había revisado como cinco veces, pero no estaba de más darle otra repasada para evitar posibles errores.

Su ortografía era perfecta, letra elegante, fórmulas e información correcta, fecha, nombre, grado... todo estaba en su respectivo lugar.

Suspiro conforme, sin darse cuenta de que Sakura e Ino se le habían quedado mirando a los apuntes.

—Caramba, que buena pinta tiene esa tarea — halago Ino, quien arrebató las hojas para mirarlas con detalle.

Hinata volvió a suspirar, acostumbrada a la mala educación de la rubia.

— Por supuesto cerda, Hinata-chan es la estudiante número uno de la clase — recordó la peli rosa, frunciendo el ceño ante la grosería de la chica.

Ino asintió, sonriendo nerviosamente.

—Shikaku-sensei me regañara por no darle el trabajo hoy...— comento Ino, recordando que ese mismo día tenían que entregarle la tarea a su profesor de matemáticas.

—¿No hiciste el trabajo, Ino cerda? — pregunto Sakura con enojo, aunque ya estando acostumbrada a que su amiga no entregara los trabajos.

Ino se encogió sobre sus hombros.

—Tranquila Sakura... no es para tanto.

—¡Claro que lo es! Nunca entregas los trabajos y si sigues así sabes que te reprobaran... —

Antes de que Sakura continuara reprendiendo a la chica, Hinata se había adelantado, dejando una hoja llena de apuntes sobre el pupitre de la rubia. Al ver que era lo que contenía dicha hoja los ojos de Ino se abrieron grandemente para después mirar con confusión a Hinata.

—¿Qué pasa?

—Toma mi tarea, borra mi nombre y ponle el tuyo.

Ino pestañeo confundida e impresionada. Boqueo un par de veces y después negó frenéticamente.

—¡Por supuesto que no! Tú te esfuerzas para hacer tus trabajos y yo...

—Entiendo que no puedas hacer tus trabajos — interrumpió calmadamente la azabache, sacando de su maletín unos lentes de aumento, los cuales puso sobre sus ojos —, después de todo trabajas todo el día en una florería desde que tu madre comenzó a necesitar de tu apoyo — sacó su cuaderno y comenzó a hacer nuevamente todos los ejercicios que habían dejado para la clase de matemáticas.

—Hinata...— susurro Ino, observando a Hinata con los ojos llorosos.

Hinata solo contuvo un suspiro, continuó trabajando mientras trataba de ignorar la mirada de agradecimiento y la esperanzada de Sakura.

Después de todo ella no era tan fría como pretendía ser.

—Alumnos —todos alzaron la vista hacia su profesor de literatura, quien se llamaba Kakashi Hatake. El peli plateado sonrió tras su inseparable mascarilla, la cual utilizaba siempre debido a sus molestas alergias —, hoy nos han mandado a un nuevo estudiante.

Hinata alzó una ceja. ¿Un nuevo estudiante dos meses después del nuevo ciclo?

—Se llama Naruto Namikaze.

La pelinegra sintió cuando Sakura se sobresaltó en su asiento al escuchar ese nombre. Observo a la Haruno por el rabillo del ojo, encontrándose una mirada de sorpresa y hasta emoción. Lo supo cuando observó que las comisuras de sus labios fueron alzándose poco a poco.

—Pasa Naruto, y preséntate ante todos tus nuevos compañeros de clase — pidió Kakashi mirando hacia la puerta del aula. Lentamente se fue asomando una cabellera rubia hasta dejar ver a un joven de dieciciete años.

De inmediato las chicas comenzaron a cuchichear emocionadas ante el nuevo estudiante, el cual para ellas era muy apuesto.

Hinata en ese momento sintió como su corazón dejaba de latir por una milésima de segundo. Ese chico era realmente apuesto, y lo decía porque jamás había visto a alguien como él. Lo peor de todo para ella es que jamás había sentido atracción por un chico antes.

Trago saliva e hizo un mohín.

Naruto sonrió nerviosamente mientras rascaba su nuca.

—Soy Namikaze Naruto — se presentó apuntándose con su pulgar, robando suspiros de varias chicas —, vivía en Tanashi y estoy aquí por el trabajo de mi padre, dattebayo.

Hinata trato de ignorar cada palabra que decía, solo centró su atención en el papel que tenía frente a ella. Comenzó a escribir con rapidez, sin prestar realmente atención lo que estaba haciendo.

Ino miró con una ceja alzada a Hinata.

—Hinata-chan... ¿todo está bien?

Hinata asintió, sin dejar de escribir. Realmente ni siquiera había escuchado lo que Ino había dicho.

—Pues bienvenido, Naruto...— Kakashi le dio una palmada en la espalda — veamos... te sentaras — el Hatake comenzó a otear toda el aula en busca de un buen asiento para el nuevo alumno. Mientras el maestro buscaba entre el salón, las chicas susurraban entre otras que deseaban poder estar a un lado del nuevo chico de ojos azules.

—Oh, ya sé dónde — Kakashi chasqueo los dedos —. Hinata, ¿podrías levantarte para que Naruto vea donde se sentara?

Hinata tuvo un pequeño tic en el ojo izquierdo. ¿Era enserio? Alzó la vista y miro frente a ella uno de los cuantos pupitres que se mantenían sin dueño.

A duras penas logró levantarse de su asiento después de unos segundos de silencio. Trato de mantenerse serena, lo cual logró perfectamente, aunque por dentro sentía a su otro yo con la cara ardiendo.

—Bien, ella es Hinata Hyuga, Naruto. Toma asiento delante de ella.

Naruto asintió con una gran sonrisa y se dirigió hacia donde la chica se mantenía parada, con la espalda recta y rostro sereno e imperturbable.

Le sonrió radiantemente.

—Mucho gusto Hinata-chan — todas las chicas sollozaron cómicamente al escucharlo llamarla con ese sufijo.

Otro tic de ojo.

Definitivamente sufriría

Soy un manojo de nervios.

—Así que tu padre por fin tomó la decisión de mudarse — llevó un bocado de arroz a su boca —. Me alegra tanto que por fin estés en Tokio, ¿verdad que es genial Sasuke-kun?

El nombrado solo dio un sorbo a su botella de agua. Suspiró y rodo los ojos para después asentir débilmente. No quería tener problemas con su novia si daba una negativa. Sakura era el mismísimo diablo cuando se molestaba y eso lo irritaba de sobre manera.

Naruto sonrió zorrunamente.

—Estoy feliz de estar aquí. Me aburría mucho en Tanashi, no tenía muchos amigos y no eran tan divertidos — saco la lengua —. Supongo que ustedes sí lo son, por algo son amigas de Sakura-chan — dijo refiriéndose a las otras dos chicas que se mantenían sentadas en el comedor.

Ino rió escandalosamente.

—Por supuesto que lo soy y te aseguro que soy más divertida que Sakura-frente de marquesina.

—¡Repite eso cerda!

Así comenzaron una nueva disputa ya muy bien conocida por todos los alumnos de la escuela, quienes pasaron por alto el alboroto de aquella mesa.

Naruto sonrió nervioso y después miro a Hinata, quien comía tranquilamente, ya un poco más calmada y sin nervios.

—¿Qué hay de ti Hinata-chan?

Hinata casi se atraganta con su comida al escucharse dirigirse hacia ella. Aclaro su garganta y sin voltear a verlo contesto.

—¿Qué desea saber, Namizake-san?

—Ou, eso me hizo sentir viejo — rio altamente —. Por favor Hinata-chan, no utilices esos sufijos conmigo.

—Déjala, ella se dirige así a todos. No te sientas especial — comentó Sasuke mientras miraba hacia otro lado, tratando de ignorar el espectáculo que aún daban Sakura e Ino.

—Hum — puso sus dedos bajo la barbilla —. Eres rara.

Tic en el ojo.

Sintió ese comentario como si hubiese sido un balde de agua fría cayendo sobre su cabeza.

—¡Idiota! — insulto Sakura, dándole un fuerte golpe en la cabeza rubia —. Hinata-chan no es rara, ella es genial y educada, cosas que tú no eres.

—¡Sa-sakura-chan! — lloriqueo adolorido mientras sobaba su cabeza. Esa era una de las cosas que definitivamente no extrañaba al estar lejos de sus mejores amigos —. Duele…

—¡Discúlpate! — exigió molesta y dispuesta a tomarlo de las solapas para zarandearlo tan fuerte que le sacaría los sesos, sin embargo, la tranquila voz de Hinata se hizo presente.

—No es necesario, Sakura-san — terminó su comida y guardó su bento en la mochila —. Puede que sí sea rara, después de todo — se levantó del asiento y tomó su mochila.

—¿A dónde vas? — preguntó preocupada y confundida la chica rubia.

—Me apetece ir a la biblioteca. Tendremos examen en dos días y quisiera estar preparada — se excusó. Salió de la mesa y le dio una reverencia a sus compañeros antes de retirarse a paso lento, dejando a un confundido Naruto y a unas furiosas chicas.

—Bien hecho — felicitó con sarcasmo el morocho —. Tu primer día y ya hiciste sentir mal alguien.

—¡No fue mi intención! — dijo rápidamente con rostro de arrepentimiento. Lo había dicho sin ningún tipo de malicia y su comentario había sido absolutamente espontáneo. Aún que ya que lo pensaba mejor… si había sido algo ofensivo al decirle tal cosa.

—¡A las personas no se les dice raras sin más, tarado! — Sakura contuvo sus ganas de golpearlo —. Ella no es rara… — masculló.

—Aceptó que fui un grosero, pero tienen que reconocer que tengo razón — rasco su nariz despreocupadamente, haciendo que Ino lo mirara con odio.

—¿Sabes qué? También me apetece ir a la biblioteca — se levantó bruscamente de la mesa y se fue de la cafetería.

—Te quedaste sin dos posibles amistades en tu primer día de clases, todo un récord — Sasuke río ante el logro de su atolondrado amigo y comió de su bento.

—Pe-pero…

—Hinata tiene sus razones para ser así — dijo Sakura sin verle, dejando pensativo al rubio.


¿Realmente era rara? ¿Demasiado rara?

Si, lo era.

Ella era una adulta atrapada en un cuerpo de una adolescente, viviendo cosas que simplemente no sabía vivir ni sobrellevar. No sabía cómo tener amigos, no sabía cómo eran los enamoramientos a pesar de que tenía demasiados pretendientes, nunca pudo llorar debidamente la muerte de su madre ni la muerte de su tío, siempre daba lo mejor de sí misma, pero sin esforzarse realmente, nunca discutía, nunca lloraba, no tenía arrepentimientos... entonces, ¿Qué rayos se suponía que era ella?

—¿Soy humana, tan siquiera? —susurro mientras caminaba hacia la biblioteca, dándole vueltas a la palabra adjetiva que ese extraño rubio había utilizado en ella. Si, era rara, muy rara. Quería ser normal, quería tener una vida de adolescente y vivir las cosas que tenía que vivir.

Quería reír como Ino y ser tan amable como Sakura. Quería sentir el optimismo correr por sus venas y la desobligación por una vez en su vida. Quería dormir hasta tarde mientras miraba una película, quería salir a un parque y jugar con el barro. Quería ser ella, quería salir de su caparazón.

Bajo la mirada.

—Imposible —susurró mientras negaba. Era obvio que ella no podría hacer nada de eso. Su destino ya estaba escrito y no había vuelta atrás.

Jamás podría sentirse viva.


Continuará...


N/A: ¡Hola, lectores! Aquí con otro long-fic, el cual será super ligero y sin tanto drama. Me inspire en hacerlo con una canción que se llama Feel Alive de Quietdrive. Cada capítulo tendrá situaciones relacionadas con pedazos de la canción, así que los capítulos no serán muy largos, cada uno constara de no más de 2000 palabras, a menos de que me inspire demasiado y termine haciéndole un poco más largos, como en esta ocasión jeje XD.

Espero que esta nueva idea les guste tanto como a mi. Gracias por llegar hasta acá.

¡Nos leemos!