"… y ya saben, si quieren hacer reaccionar a su hijo, echarle de casa o simplemente, le buscan la mujer perfecta, llame al número que aparece en pantalla y encontraremos a la nuera de sus sueños. Recuerde, llame al…"

-: ¿Hola? ¿Es la agencia 'Amigos de Cupido'?

-: Si, verá, necesito a una mujer para mi hijo. Hace bastante tiempo perdió el norte y quiero que vuelva a ser el mismo de antes.

-: Si, claro. ¿Puedo mandarle una foto por email?

-: Ajá… , lo tengo. Muchas gracias.

-: Ahora mismo le mando la foto.

La mujer colgó el auricular y esperó pacientemente a que su clienta le mandase la foto. Pasados cinco minutos, sonó por el altavoz la confirmación del mensaje. Lo abrió sin perder tiempo y sonrió al ver a la chicha de la foto. Guardó la imagen y empezó a contestar al correo.

De:
A:
Asunto: RE: Foto

Buenos tardes, señora Burnett.

La foto que nos ha enviado ha llegado correctamente. Está de suerte, pues justamente tenemos una chica idéntica a la de la foto. Le adjunto los datos de nuestra mujer, y usted nos dirá si quiere que se la mandemos, para ayudarla.

Un saludo cordial.
Amigos de Cupido – Tenemos la solución perfecta para su hijo.

Cuando terminó, adjuntó el archivo y lo envió feliz. Su jefe realmente se emocionaría al saber que una de las mujeres más ricas de todo el país le estaba buscando esposa a su hijo.

16:05 Horas
Mansión Burnett
A las afueras de Washington DC

Patricia Burnett estaba considerada una de las mujeres más ricas de toda América. Su fortuna estaba la situada como la segunda más grande de su país, y la décima del mundo. En gran parte de debía a su segundo marido, Frank Burnett, creador y director de una de las mayores fábricas textiles del mundo. Él había trabajado para Dolce & Gabbana, Lacoste y Mango. Actualmente había creado su propia línea de ropa, y era mundialmente conocido.

Desgraciadamente, pensaba que toda su fortuna pasaría a manos del estado, al no poder tener hijos. Eso cambió cuando conoció a Thris, y a su hijo de siete años, Harm. Ellos habían perdido dos años atrás al padre del niño, una Nochebuena.

Harmon Rabb Sr, era piloto de la marina. Su hijo siempre le tuvo como su héroe, hasta que un día su madre le dijo que él no volvería casa. Desde aquel momento, se enfadó con todos los que le rodeaban y apenas hablaba. La situación empeoró cuando Thris le comentó que planeaba casarse con Frank. El niño no entendió lo sola que se sentía, y se enfadó aún más.

Con el paso de los años, eso fue cambiando, hasta tal punto que comenzó a llevarse bien con su actual marido, a los once años. A ella le encantó la idea de que su hijo se diese cuenta del daño que la hacía con esa actitud, y empezara a aceptar a su padrastro.

En la actualidad, Harm tiene treinta y cinco años y, al igual que su padre, se alistó en la marina, con el sueño de llegar a ser uno de los mejores pilotos de combate del cuerpo. Su deseo se empañó al tener un accidente, casi mortal, cuando se disponía a aterrizar en un portaaviones.

Pasó dos meses enteros en el hospital, en los cuales fue visitado por su gran amiga, Diane. La joven, que también era militar y del mismo cuerpo que Harm, dejó la marina para quedarse al cuidado de él. El hijo de Thris apreció el gesto, y a los pocos meses de acabar su recuperación de dieron el 'si quiero', en una de las iglesias más prestigiosas de la ciudad.

Al casarse, Diane comenzó a hacerse bastante famosa. Acudía al lado de su suegra a todas las presentaciones que Frank hacía dentro y fuera de los Estados Unidos. Pronto se convirtió en la modelo para muchos de los anuncios de la ropa Burnett, y de ahí pegó el salto a las apariciones en la pequeña pantalla.

Pero, en uno de esos días que volvía de un largo rodaje, tuvo un accidente de tráfico, provocado por un conductor temerario, que iba en moto, haciendo el loco. Ese incidente le provocó una muerte instantánea, y desde aquel momento Harm se hundió.

Su enorme depresión comenzó a pasarle factura en su trabajo, como abogado de la marina en las mejores oficinas de las Fuerzas Armadas. Su jefe, no tuvo más remedio que darle la baja, y al ver que no se recuperaba, ni hacía esfuerzos para ello, le despidió. Así acabó la carrera militar de uno de los mejores abogados del JAG.

Hoy, al ver el anuncio, su madre no pudo sentir que eso podría salvarle la vida a su hijo, antes de que cometiese alguna locura, pues ya habían pasado dos años y medio desde la muerte de su amada esposa, Diane.

Su única y última esperanza estaba depositada en esa agencia de casamenteros. Deseaba con toda su alma que fuese verdad que tenía a una mujer igual que su difunta nuera, y que ella estuviese dispuesta a ayudarla en su lucha, para salvar a su hijo del agujero negro donde había caído.