Olvido.

Y sigo pensando, cuestionándome un mundo de cosas sin poder encontrar respuesta alguna. Ni una sola respuesta. Nada real, nada certero.
La miro de nuevo, suspiro. Su angelical rostro me transmite tanta paz… Volteo a la ventana. Observo el cielo, la luna, las estrellas… Y no paro de pensar.

"Olvido"
Odio esa palabra, le temo; le tengo pavor.

¡No quiero quedar en el olvido! Formé parte de su pasado, ahora tengo la oportunidad formar su presente. Depende de mí y lo sé: Sé que si yo no encuentro sus recuerdos ella puede morir, por eso tengo que encontrarlos a toda costa.

Pero… La condición.
Esa condición. ¿Es que la vida tiene que ser tan difícil?
No me recordará… no recordará nada de lo que vivimos. Momentos que para mí fueron lo mejor de mi vida, para ella jamás regresarán; no sabrá quién soy, ni siquiera se lo imaginará. Pero no me queda más que resignarme, aceptarlo. Finalmente, es mi destino.

Tengo la esperanza que tal vez, sólo tal vez; haya una manera en la que ella me recuerde. Si eso se pudiese estoy seguro que sería muy feliz. Daría lo que fuera por que ella me recordara.

Pero debo caer en la realidad, mi fría y cruda realidad.

Sé muy bien que si pido otro "deseo" ésta situación puede terminar peor. No, mejor así. A fin de cuentas, ya he aceptado el olvido por su salvación; ahora únicamente debo disponerme a encontrar sus recuerdos.
Recuerdos que no tienen relación conmigo, recuerdos que en verdad valen la pena… Sí, los encontraré todos a cualquier precio. Lo juro.

Y así entonces, quedaré para siempre en el olvido…