Llego al despacho, como de costumbre, diez minutos tarde. Para esta vez tengo escusa. He pasado una mala noche, y eso se nota en mi cara. He estado pensando durante toda la noche que es lo que le puedo comprar a Mac por su cumpleaños. El año pasado, le regalé un juego de esqueletos de dinosaurios. A ella le encantó, y me lo agradeció con un beso en la mejilla y una gran sonrisa.
Pero, claro, también tengo que contar con todos los regalos que le vayan a hacer la gente de la oficina. Siempre nos ponemos todos de acuerdo para no meter la pata y comprar dos veces el mismo objeto.
Camino hasta mi despacho, desviando la mirada antes para ver a Mac. Cuál es mi sorpresa, cuando me encuentro con que tiene la puerta cerrada y las persianas bajadas. No hay que ser un genio para entender el mensaje tan claro que manda con ese gesto. No quiere visitas.
Suspirando, llego a mi oficina y dejo allí mis cosas. Después, vuelvo sobre mis pasos hasta la cocina, para prepararme un café bien cargado. Necesito cafeína en vena si quiero rendir hoy.
Allí, me encuentro con Bud y Harriet, quienes hablan animadamente sobre los últimos movimientos del JAG. Al verme, los dos me saludan y al devolverles el saludo, continúan hablando. Después de un rato con el tema, Bud me mira y habla.
B:
Comandante… ¿usted sabe lo que le pasa a la coronel?
H: ¿Es
que le pasa algo? –Respondo, intrigado-.
B: Bueno… Harriet y
yo hemos intentado sonsacarle que es lo que le gustaría por su
cumpleaños y….
Ha: … después de refunfuñar algo
incomprensible nos ha echado de su despacho, excusándose porque
tenía muchos informes y quería terminarlos.
B: ¿Ha discutido
con usted?
H: No… -Digo, pensativo-. Y que yo sepa, no he hecho
nada que pueda molestarla. –Me miran suplicantes y decido meterme
de lleno en la boca del lobo-. Veré que puedo hacer…
Ha:
Gracias, comandante.
B: Si, necesitamos alguna idea de lo que
quiere por su cumpleaños.
Decidido, salgo de la cocina y emprendo el camino hasta mi despacho, a termina también con mis informes, si quiero que el viernes sea un día tranquilo y no tener mucho que hacer. De vuelta, vuelvo a mirar a la oficina de mi compañera, que sigue igual. Suspiro, y me encierro con mis carpetas.
….
Cuando veo que falta poco para la hora de la comida, cojo mi gorra y salgo de mi oficina. Por el camino me encuentro con Bud, y le pido que si el almirante me busca, le diga que salí durante media hora.
Me subo en el coche y conduzco hasta el restaurante favorito de Mac, Beltway. Encargo las dos hamburguesas de doble queso que siempre pide ella, junto con una botella de agua y las patatas gigantes. Para mí, pido una botella de agua y una ensalada normal, aunque la idea de comprarla ahí no me haga mucha ilusión.
Después, recorro otra vez el camino hasta el edificio del JAG y antes de aparcar, busco el coche de Mac. Está aparcado en su plaza, y continúa en la misma posición. Formo una sonrisa en mi cara y antes de salir, agarro las bolsas de la hamburguesería.
Espero al ascensor y cuando se abren las puertas, salen Bud y Harriet. Les pregunto si la coronel continúa en su despacho, y les doy las gracias cuando me confirman que sigue allí. Les prometo intentar averiguar algo y se marchan, con una sonrisa.
Las puertas vuelven a abrirse, esta vez conmigo dentro, dejándome ver que he llegado a la planta que quería. Salgo, y saludo al almirante, que también se marcha a comer. Cuando atravieso las puertas que dan a la sala, veo el despacho de Mac de la misma forma en la que estaba antes de marcharme. Sin dudarlo, y echándole coraje, camino hasta su puerta y llamo..
