Bien, primero que nada, éste es un fic enteramente yaoi, así que si eres homófobico:

1° Acaso no leíste el sumary? ¬¬

2° Si no lo leíste, entonces, debiste hacerlo ¬¬

3° Si lo leíste y aun así entraste, pues una de dos, o necesitas lentes o eres masoquista o.o

4° Qué rayos haces aquí?!

5° Sal antes de que sufras un trauma psicológico o un infarto o.oU

Si no eres homófobico: Bienvenido/a!!!!!! n.n

Al borde del precipicio

Por: Kairi Hiwatari Kon y Konoto-chan

Capítulo I: El Principio del Fin

Las cosas habían cambiado mucho de cómo eran antes, ya no eran iguales, y había una gran posibilidad de que nunca fueran como antes, de hecho, era imposible. Un suspiro melancólico escapó de sus labios, sus bellos ojos ambarinos fueron cubiertos por los párpados, pasó una de sus acaneladas manos por sus negros cabellos en n además de cansancio.

--Ray?... Ray?.-escuchó el llamado de su amigo, saliendo inmediatamente.-Ray, estas bien?.-preguntó preocupado Keiji.

Keiji Tamada era el mejor amigo de Ray y su compañero de clases también. De negros cabellos, algo largos que le llegaban hasta medio cuello, sus lindos ojos del mismo color se mostraban preocupados ante el estado de animo que presentaba se mejor amigo. Frecuentemente se le veía pensativo y sumamente decaído, las crecientes ojeras le indicaban que estaba teniendo problemas para conciliar el sueño.

A simple vista, la vida de Ray era perfecta. Una familia funcional, con una buena posición económica, dos hermanos con los que se llevaba de maravilla, era sobresaliente en el colegio y tenía un novio envidiable.

Pero la realidad era muy distante a lo que las demás personas pensaban, todo su mundo estaba poniéndose en su contra. Su familia no era en lo absoluto funcional, ni remotamente; se estaba rompiendo todo lazo fraternal entre él y sus dos hermanos, sus padres trabajaban todo el día, viajaban mucho por cuestiones de trabajo, teniendo la idea de que con el dinero se puede comprar la felicidad, las cosas con Bryan no eran miel sobre hojuelas ni todo color de rosa.

--Ray, estoy hablándote.-intentó mas el neko parecía no escucharle.-Ray!!.-pronunció su nombre ésta vez más fuertemente para que el otro le escuchara, porque parecía perdido en la luna.

--H-hai.-respondió el ojiambarino sobresaltado.

--Un centavo por tus pensamientos.-dijo sonriéndole.

--Lo siento.-se disculpó Ray, apenado.

--En que piensas, Ray?.-preguntó con curiosidad.

--Nada.-mintió, devolviendo la sonrisa a su amigo.-Son sólo tonterías.-dijo, restándole importancia.

--Está bien.-dijo siguiéndole la corriente, hizo nota mental, tenía que hablar con Ray muy seriamente sobre lo que le estaba pasando, comenzaba a preocuparse de verdad.

--Sigamos con el trabajo, que aún nos falta la mitad.-dijo Ray sonriendo animadamente.

--Hai.-Keiji también sonrió.

El ojiambarino se reprendió a sí mismo, se suponía que estaba tratando de manejar sus problemas él solo, y sin que nadie lo notara, no le gustaba que la gente se preocupara. Se avergonzó profundamente de sí mismo, tratando de esconder lo que sentía bajo una falsa e hipócrita máscara de felicidad; en esos momentos deseaba más que nada estar solo, poder analizar la posible solución a sus problemas de forma serena y sin ningún exaltamiento.

Tenía, también, unas enormes ganas de llorar, sus bellos ojos ámbar se cristalizaron, llenándose de lágrimas, pero las reprimió, pestañeando repetidas veces, no quería llorar frente a su amigo, no quería que se preocupara, ya se desahogaría en casa, solo, como lo había estado haciendo desde hacía muchos días.

Y había descubierto que no dormir estaba comenzando a causar estragos en él, esas horribles ojeras que opacaban la belleza de sus inmaculados ojos dorados.

El neko estaba tan sumergido en sus pensamientos, que no noto cuando Keiji lo abrazo, el abrazo que Keiji le brindaba era un abrazo tan calido que Ray no pudo evitarlo mas y comenzó a llorar, Keiji al notarlo, abrazó mas fuerte a ojiambarino.

--Tranquilo—decía con una voz muy dulce, susurrándole al oído.

--No es mi intención—sollozo Ray con la voz quebrada.

--No te preocupes, desahógate, llora todo lo que necesites, eso te hará sentir un poco mejor—dijo mientras acariciaba el suave cabello negruzco de su amigo.

Los delgados brazos del neko rodearon el cuello de Keiji, aferrándose a él, mientras éste acariciaba la espalda de Ray, tratando de calmarlo.

--Shhh… tranquilo-susurró, estrechando el cuerpo del más bajo entre sus brazos.

--Y-yo… ya no… puedo más-dijo el ojiambarino entre sollozos, apenas audibles, las palabras eran pronunciadas por sus labios temblorosos, al tiempo que las gotas saladas escapaban de sus bellos ojos.

Keiji sintió las cálidas lágrimas del neko mojar la piel de su cuello, mientras sus propios ojos se cristalizaban, sintiéndose tremendamente impotente ante el dolor y desesperación de Ray; por el momento dejaría que descargara su dolor, que se desahogara aunque sea un poco, pero después, trataría de saber lo que le sucedía a su amigo, porque se le destrozaba el alma en lo más profundo el verle así.

CONTINUARA

Kairi: al fin la inspiración llego a mi y pues espero que les guste este fic que estamos escribiendo Konoto-chan y yo, espero que dejen sus comentarios n.n…