Hola a todos! Vengo con nueva historia algo OOC…

Summary: Ambos padres de Kate han sido asesinados por la misma persona y ella se vuelve policía para investigarlo, pero en el proceso sufre de depresión y se vuelve una persona muy cerrada y apartada… Su única amiga, Lanie, vive en otro estado y pronto tendrá que lidiar con su escritor favorito siguiéndola a todos lados cuando se convierte en su musa… ¿qué pasará si Kate ve todo a su alrededor derrumbarse e intenta acabar con su vida de la manera más cobarde que existe? ¿Podrá Castle salvarla?

Debo de decir que esta historia será algo WAFF (ya saben, historia feliz) pero con mucho drama… quiero algo pasteloso y largo para lidiar con el hiatus… la historia se centrará básicamente en ellos dos y podremos ver diferentes etapas de su vida… tanto de la depresión de Kate como de la lucha de Castle… De momento es K+…

Veremos como se desarrolla porque la verdad no tengo ni idea de qué estoy escribiendo… en fin…

Disfruten!


Prólogo.

Inclinado sobre el cuerpo inerte de la detective, acunándola sobre su regazo con dulzura, rezando en voz baja su nombre una y otra vez. Un cántico exclusivo de ese momento de tragedia con el que se había encontrado. Le había checado el pulso una docena de veces y seguía pareciéndole tan débil que no creía que fuese a resistir hasta que llegara la ambulancia. No podía creer que Kate hubiese hecho eso, que hubiese tomado esa enorme cantidad de pastillas acompañadas con una botella de algo que parecía ser whiskey.

Seguía preguntándose por qué. Una mujer joven y bastante hermosa, con un trabajo que parecía agradarle y… un hombre que la amaba. Él. Richard Castle. Escritor de Best Sellers. Amaba a su compañera desde hacía mucho tiempo ya, pero no se había dado el tiempo para demostrárselo. O es que probablemente era que ella no se dejaba. Era una persona muy cerrada, muy alejada y sin embargo se había convertido en su musa por ese carácter fuerte y esa pasión por lo que hacía. No lograba entender que la llevó a algo así.

—Resiste, Kate. Resiste, por favor —Pedía Castle en un susurro ahogado en el oído de la detective. Tenía la esperanza de que ella lo escuchara y le diera algo de fuerzas para no sucumbir en la oscuridad—. Vamos, Kate, debes de ser fuerte —Una lágrima resbaló por su mejilla y no se molestó en limpiarla. ¿Para qué? Caerían más de todos modos.

Rick le acarició el cabello con dulzura y dejó un beso en su frente, sintiéndola cada vez más fría, cada vez más lejana, cada vez más perdida en aquel lugar en el que no quería pensar. Porque no podía perder la esperanza. Debía cuidarla aunque no se dejara. Estar ahí aunque la dura detective no quisiera. Sabía que jamás podría separarse de ella.

—Kate, por favor. No te vayas… —Su voz fue más un sollozo ahogado. Una súplica interrumpida por el nudo formado en su garganta. Abrazarla fue lo único que le quedó cuando no pudo sentir el pulso en su cuello, o cuando toda su piel era como un témpano de hielo. Pero algo le decía que Kate seguía ahí, seguía con él. Algo en el fondo de su corazón le indicaba que no la había perdido del todo.

Los paramédicos entraron a toda prisa instantes después, cargando con ellos una camilla y arrodillándose junto a Castle. Le fue casi imposible dejar de abrazarla, dejar de acurrucarla, pero sus intenciones de no separarse de ella se vieron desplazadas cuando el paramédico señaló que tenía un pulso bastante débil, pero seguía con vida.

Rick no era un hombre religioso, pero en ese momento agradeció a quienquiera que estuviese arriba por no habérsela llevado. No todavía.

Se limpió las lágrimas del rostro y trató de tomar aire cuando fue testigo de un colapso de Kate una vez en la camilla. El cuerpo de la detective se arqueó y de pronto comenzó a temblar. Fue testigo de las convulsiones de su musa, de cómo su rostro perdía aún más color. No pudo hacer otra cosa más que apretar la mandíbula y apartar la mirada con desesperación. La imagen le causaba un dolor en el pecho. Le desgarraba el corazón verla así. "¿Qué hiciste, Kate?", se repetía en su cabeza las veces necesarias para dejar de escuchar la constante lucha de los paramédicos con ella.

Las ruedas de la camilla se perdieron en la lejanía dejando el sonido de la música que Kate tenía en su apartamento cuando él llegó. Los gritos ahogados de las voces en las canciones le erizaron la piel y avanzó un par de pasos para apagar el aparato de sonido. El silencio reinó el lugar y le dejó a Castle un segundo de tranquilidad para caer en la cuenta de que los paramédicos salían del edificio y él debía alcanzarlos.

Cerró la puerta del apartamento antes de salir corriendo a toda prisa escaleras abajo, con el corazón martilleando en su pecho y el nudo en su garganta. No iba a dejarla sola.


Es simplemente un capítulo de entrada… Un prólogo que quise agregar solo para ver si les gusta la idea o no…

Gracias por haber leído y espero sus respuestas… ¿Sigo o no?

*Grace*