Hola chicas. Lo prometido es deuda. Comenzamos con el primer Morrilla que traduzco. Su título es Todo es posible, el original es portugués y su autora es Lillyqueen. Tengo que avisar que desde el comienzo es porn. A las que os guste eso, vais a disfrutar mucho. El resumen lo pondré en la página de fanfiction. Un beso y a disfrutar.
El ascensor
(JMo)
Haberme mudado para Vancouver ya no era un problema, aparte del clima helado de la ciudad, tener que aprenderme el guion cada vez que era cambiado y llevar una taza caliente de café en las manos, ya me había acostumbrado a casi todo.
A casi todo, menos a ella.
No sé por qué su presencia me incomodaba tanto, para ser sincera, ella nunca había hecho nada que justificase mis sentimientos. Al principio veía que se esforzaba por ser simpática, siempre que tenía oportunidad intentaba hablar conmigo y hasta me incluía en las conversaciones que mantenía con el elenco, era yo quien nunca le presté atención, después de un tiempo, ya ni siquiera se tomaba la molestia de intentarlo. ¿Sinceramente? Era un alivio no necesitar estar cerca de ella fuera del set de grabación.
Aquel día no sería diferente, solo estaríamos nosotras dos grabando y yo estaría allí, probablemente a las 05:00 A.M. como solicitó el director, si no hubiese pasado un acontecimiento de mierda antes de llegar a los camerinos.
La noche anterior subí algunas imágenes del próximo episodio a petición de la producción. Yo detestaba hacer publicidad de la serie, pero estaba en el contrato de todos participar en las redes sociales. Parece que eso ahora es común, increíble.
Mientras me divertía con las reacciones de los fans de Emma con cada foto subida, respondía a algunos mensajes y echaba un ojo a algunos links que recibía. Hubo uno que llamó mi atención de manera particular y no sé exactamente por qué empecé a leer prestando atención de verdad.
Ya había escuchado hablar de que los fans escribían historias con nuestros personajes, envolviéndolos en situaciones que a los autores de la serie ni se les pasaban por la cabeza, pero nunca me había dado por leer una de esas historias, hasta aquella noche. No me gustaba imaginarnos a las dos unidas sentimentalmente, no tenía ningún sentido.
"Interesante, no está del todo mal la trama. Si yo no interpretara a Emma, diría que hasta es lindo" "Vaya, también hay escena calientes muy bien escritas", mi rostro enrojeció aun sabiendo que estaba sola "jajajajaj, Hook es un gilipollas en esta historia, no creo que Emma estuviera con él si fuese así" Y en ese momento algo se me ocurrió, decidí que después de esa leería otras más.
Me desperté dando un salto de la cama al darme cuenta de que me había quedado dormida leyendo historias de Emma y Regina. Por más extraño que parezca, me desperté mojada y me avergoncé de ello.
Corrí para no llegar tarde, cogí rápidamente un café en la cafetería cercana a mi casa para poder enfrentarme a la señora Parrilla durante un día entero de grabación en el bosque.
Estacioné en mi aparcamiento, sí, tenía una plaza con mi nombre y aquello, por algún motivo egocéntrico, me hacía feliz.
Cogí el café, el guion, el móvil, las llaves, mis gafas y cerré la puerta con los pies, ya que las manos las tenía ocupadas con tantas cosas.
Estaba hecha un desastre esa mañana, cabellos desgreñados, de cara lavada y volví a comprobar si me había quitado el pijama. No estaba preocupada, al final pasaría por un tratamiento de belleza dentro de los estudios. De lejos, saliendo de su coche, divisé a aquella mujer deslumbrante, estaba impecable a las cinco de la mañana, y todavía no había amanecido.
Todos sus mechones estaban perfectamente colocados en su cabeza, un maquillaje leve, y la ropa ajustada a su curvilíneo cuerpo.
Ella me vio y yo la vi, pero nos ignoramos, como de costumbre.
No sé por qué, pero verla allí me recordó algunas de las historias que leí antes de quedarme dormida y ese pensamiento me dejo con las bragas mojadas "Pero, qué diablos pasa contigo, Jennifer"
Seguí mi camino, manteniendo en equilibro la cosas en la única mano libre que tenía, ya que con la otra llevaba el café hasta mi boca, y sin molestarme en mirar para atrás.
Mientras el ascensor seguía parado en el décimo quinto piso, rezaba para que ella no llegase hasta que yo entrara en él sola y así poder ir tranquilamente hasta el vestuario. El tintineo de sus tacones quebró el silencio y ella finalmente se paró a mi lado, esperando el ascensor. Sentí que me miraba de la cabeza a los pies, probablemente riéndose de mi desastrosa apariencia. Yo resoplé.
«Frío, ¿no?» quebró ella el silencio, como antiguamente solía pasar
«Sí» me limité a responder y me llevé el café a la boca, pero esta vez para mojar mis labios
«Hoy rodaremos una escena Swanqueen, los fans lo van a adorar» una vez más Lana se esforzaba en ser simpática.
«Ya. Espero que sí» abrí mi mejor sonrisa sin mirarla a los ojos, solo dándole prisa mentalmente al ascensor del que no aparté la vista.
"¿Cómo consigue hablar de la unión de nuestros personajes tan tranquilamente?" Aquel rumor de que Emma y Regina estaban enamoradas era tan desconcertante para mí que ni siquiera podía nombrar en voz alta el nombre dado a la pareja.
Gracias a Dios el ascensor llegó. Apreté el botón del piso al que quería ir y ella hizo lo mismo. Encendí mi móvil, no había nada en particular que quisiera mirar, solo quería desviar la atención y no tener que mirarla mientras esperábamos que el ascensor llegase a nuestras plantas.
Después de desbloquearlo, saltó una imagen en la pantalla de una mujer morena, con las características de Lana, en medio de las piernas de otra mujer rubia, de cabellos largos y ondulados practicando claramente sexo oral. Antes de que pudiese cerrar aquello sin que Lana lo viese, el ascensor dio un salto inesperado y el móvil saltó de mis manos y fue a parar su caída en los pies de ella, dejando a la actriz una visión bastante nítida de la imagen que todavía brillaba en la pantalla. Sentí mi rostro enrojecer de vergüenza.
"¡Mierda! ¡Maldita historia de mierda que anoche dejé abierta!"
Antes de que pudiese recoger el móvil del suelo, ella se agachó y miró la imagen antes de devolvérmelo.
«Hubiera jurado que formabas parte del equipo CapatinSwan, Jennifer» ese era el motivo por el que no podía soportarla, Lana Parrilla era cínica como el diablo
«No formo parte de nada, solo hago mi trabajo como me mandan» respondí furiosa, queriendo fusilarla con los ojos
Lo que más deseaba era salir corriendo de allí lo más rápido posible y nunca más hablar con aquella mujer. Pero Murphy, mi buen amigo, todavía no había terminado de joderme aquella mañana: la luz del edifico se fue mientras estábamos dentro de aquel maldito ascensor. Lana y yo encerradas en un dichoso ascensor.
Golpeé varias veces la puerta, en vano.
Encendí la linterna de mi móvil y decidí hacer lo que ella ya había hecho: rendirme y esperar.
«¿Por qué no aprovechas, ya que no estás haciendo nada, y acabas de leer la historia de esa imagen que vi?»
"¡Solo puede estar bromeando!"
«No pierdo el tiempo leyendo cosas que te envuelven a ti, Lana»
«No es lo que parece. Además, realmente espero que te conformes solo en leer ese tipo de historias, porque sería muy extraño saber que te vas a la cama pensando también en mí, Jennifer»
Además de todo, era muy presuntuosa y por un breve instante quise gritarle en su cara lo buena que estaba y que sí, la imaginaba desnuda mientras Emma se follaba a Regina en todos los escenarios posibles y de todas las formas posibles. Pero Lana no era Regina y yo no era Emma, y me callé.
Sabía que estaba roja, y di gracias a Dios de que ella no me pudiera ver bien debido a la falta de luz en aquel momento.
«¿Qué te hace ser tan petulante?»
«Tú, Jennifer»
Podía ver su ceja arqueada y sus ojos mirándome. Yo no estaba preparada para aquello.
«¿YO?» "realmente quiere sacarme de mis casillas. ¡Y lo está consiguiendo!"
«Sí, tú-me-irritas» Lana recalcó cada palabra y estaba furiosa. Dio dos pasos hacia delante invadiendo mi espacio personal, acorralándome contra la pared del pequeño ascensor en el que estábamos.
«¿Cómo te irrito? ¡Debes estar loca! Hace años que no hablo contigo» dije con un tono de voz alterado
Lana realmente traspasó los límites cuando apoyó sus brazos en el ascensor, uno a cada lado de mi cabeza, enjaulándome entre la pared y su rostro, dejando nuestros labios a poquísimos centímetros de distancia. Podía sentir un líquido caliente deslizándose por mis muslos, empapando las finas bragas que llevaba al recodar cuán posesiva era Regina Mills/Madame Mayor con Emma en las historias que había leído anoche.
«Exactamente por no hablar conmigo me irritas, Morrison»
Podía jurar que iba a besarme o algo muy cercano a eso, y dejé de respirar, intentando mantenerme inerte ante su repentina cercanía. Ella retrocedió.
«No todo el mundo gira en tono a tu ombligo, Parrilla»
«Todo no. Pero tú sí, Jennifer» a pesar de la poca luz que daba mi linterna encendida, conseguí vislumbrar chispas en sus ojos.
«¡Ja! ¡Estás loca, Parrilla!»
«¡No sabes de lo que soy capaz!» Lana hizo clara alusión a su texto en la serie y entonces tuve la certeza de que quería provocarme.
Acerqué mi cuerpo al suyo, así como ella había hecho minutos antes, disminuí el espacio entre las dos, aproximé mis labios a su oído derecho, aparté sus cabellos por detrás de su oreja y dije bien bajo
«¡Tú no sabes de lo que YO soy capaz!»
Pude notar cómo su cabeza cayó ligeramente hacia atrás y antes de poder apartarme, ella agarró mi brazo y me atrajo. Yo la agarré por la cintura con los dos brazos y la atraje hacia mi cuerpo. Mis bragas ya estaban encharcadas de tensión por aquella maldita. Ella me miró a los ojos dejando ver la urgencia y se mordió su labio inferior.
«¿Cuánto me deseas ahora, Jennifer?»
Yo ya no conseguía frenar mi deseo de poseer a aquella mujer. Me he pasado los últimos cuatro años negando lo que me provocaba, sintiendo miedo de lo que dirían los medios, y ahora estaba ahí, sofocada por mi propia represión, dispuesta a cometer la mayor locura de mi vida y me importaba poco cualquiera de aquellas cosas.
«Te deseo con cada fibra de mi cuerpo, Lana»
«¡Pruébalo, Jennifer! ¡Prueba cuánto me deseas y dejo que me folles aquí!»
Podría correrme solo escuchándola decir aquello. Cogí su mano y la llevé hacia mi pelvis, por encima de toda la tela que llevaba, y ella pudo sentir el efecto que causaba en mí, dejé que sintiera lo mojada que estaban las bragas que llevaba, mientras me retorcía ante su toque en mi región más sensible.
«¿Y ahora tu mundo gira alrededor de quién , Jennifer?» Lana era una descarada. Una puta descarada. Una puta descarada y sabrosa que me tenía a sus pies y estaba a punto de confirmarlo.
«Gira a tu alrededor, Lana Parrilla. ¡Ahora ven aquí, mi putita!»
La agarré con la urgencia que sentía en ese momento. Los labios carnosos de la morena eran una invitación para el resto de su cuerpo. Le dio permiso a mi lengua para que entrara en su boca con la misma necesidad que tenía yo de invadirla y nos besamos con un deseo que jamás había sentido por otra persona antes.
Agarré su perfecto trasero y subí un poco su vestido para tocar aquel cuerpo delicioso. Ella arrancó mi chaqueta dejando mis hombros desnudos, solo con una camisilla que llevaba sin sujetador. Sus uñas se clavaban en mi espalda hasta hacerme sangre, era una sensación de dolor, pero de mucho placer. Finalmente arranqué sus medias y sus bragas, dejando su sexo expuesto debajo de su vestido.
La morena estaba muy mojada y tocar su sexo hizo que todo su cuerpo se retorciera y hundió su cabeza en mi hombro, dedicándome leves mordidas que se fueron intensificando como respuesta a mis caricias por todo su cuerpo.
Bajé la cremallera lateral de su vestido, dejándolo caer a sus pies, exponiendo su cuerpo completamente desnudo. Mi mirada se perdió donde mi boca quería besar.
"¡Dios mío!"
«¡Eres el diablo, Lana!»
La morena sonrió maliciosamente y no me resistí a sus bellos pechos. Una de mis manos acariciaba uno de los senos y mi boca besaba el otro, mordisqueando su rígido pezón. Mi otra mano subía y bajaba por sus torneados muslos. Esa mujer era mi perdición, y sabía que ya estaba perdida.
Alcé su pequeño cuerpo por la cintura y la apoyé en la pared, ella enlazó sus piernas alrededor de mi cuerpo y me abrazó por la nuca mientras me besaba el cuello y rasgaba mi camisilla.
«¿Me vas a follar de pie, contra la pared?»
La callé con un profundo beso. Podía sentir su sexo mojado y caliente rozando mi abdomen y no me lo pensé, penetré a aquella putita con tres dedos.
«Oh. Era esto lo que querías de mí durante todo este tiempo, ¿no?»
Aquella voz ronca y sexy me llevaron al delirio mientras la sentía moverse en mis dedos, con un fuerte movimiento de vaivén. Lana estaba a punto de correrse y todo su cuerpo tembló por completo y su boca buscaba la mía.
«¡Así, fóllame, no paressss…Ahhhh!»
Sentí cada una de sus contracciones internas, y solo saqué mis dedos cuando tuve la certeza de que ya no habría ninguna más.
Mis dedos estaban empapados de los fluidos de la Señora Parrilla y solo dejé de besar su boca para chupar mis propios dedos, necesitaba sentir el sabor de aquella mujer.
Aparentemente, los dedos solo fueron el entrante de mi deseo de sentirla correrse en mi boca. La bajé con cuidado al suelo, me agaché y subí una de sus piernas en mi hombro, así mi boca tenía libre acceso a su sexo.
Comencé suavemente, lamiendo cada pliegue y recogiendo cada gota de su último gozo, mientras ella gemía cerca de mi oído, provocándome estremecimientos. Noté cómo su clítoris se volvía a endurecer, y lo chupé intensamente haciendo que la pierna que tenía en el suelo temblase, la sostuve con mis brazos, sujetándola a la pared.
«Jennifer, quiero correrme contigo» me dijo en medio de gemidos. No podía negarle ese deseo.
Ella terminó de quitarme los pantalones y me miró de arriba abajo.
«¡Sabrosa! Ahora siéntate aquí, que quiero sentirte rozándote conmigo»
La obedecí. Lana me colocó encima de ella, formando unas tijeras con nuestras piernas para que nuestros sexos se pegaran el uno al otro. Con un movimiento frenético, sentí cómo de su sexo, pegado al mío, corrían los fluidos, y yo ya no podía aguantar. Mi gozo llegó de forma tan intensa que me faltó el aire, se mezcló con la lubricación de ella, dejándola más mojada. Sin parar lo que hacíamos, busqué su boca y la besé con deseo, y ella gimió dentro de mi boca mientras todo mi cuerpo temblaba. Me dejé caer hacia atrás hasta encontrar el suelo.
Aquella mujer era un huracán. Gateó hasta donde yo estaba echada y comenzó a lamer mis piernas, deteniéndose solo cuando encontró mi sexo todavía almibarado. Cada vez que sentía su lengua lamiendo todo el placer que ella me había proporcionado sentía un estremecimiento.
Encontró mis labios y me besó de una manera tan sensual, para que yo sintiese el sabor del sexo que acabábamos de tener.
Todavía estaba en trace cuando vimos que la luz del ascensor titilaba y mi corazón se aceleró. Inmediatamente nos levantamos y nos vestimos lo más rápido que pudimos. Lana estaba extremadamente sexy y me acerqué a ella para limpiar su boca y mandíbula que brillaban, mostrando a la luz la obscenidad que habíamos cometido. En aquel breve instante, las dos supimos que no sería la última vez.
Deposité un suave beso en sus labios, ella me lo devolvió. Nos miramos mientras yo volvía a separarme, ella sonrió y yo le sonreía, por primera vez, sinceramente. Aquella mujer era demasiado.
Finalmente el ascensor se movió y se abrió la puerta, parando en un piso cualquiera. Todos los que allí trabajaban estaban ahí esta mañana, al otro lado de la puerta, mirándonos con una mirada asustada. Probablemente tensos, pues no era un secreto para nadie que las dos actrices principales de la serie no se soportaban.
Recibí un mensaje de texto de mi agente antes de conseguir llegar al vestuario.
"Jennifer, la cámara del ascensor tiene infrarrojos y ha estado enchufada a la batería todo el tiempo, estoy intentado recuperar la cinta, pero quién sabe quién lo ha visto en directo. Estate preparada. ¡Cuenta conmigo!"
