Ella dice que les enseña a las personas la vida real. Que la vida real toma el alma de los perdedores y las exprime hasta quedar secas. Que si quieres coger con las águilas, tienes que aprender a volar. Yo le pregunte '¿Enseñas a las personas a abrir sus alas y a volar?' Y ella afirma. Yo solo sonrió con antipatía y le digo 'Eres hermosa'.
Una mañana cruel en la que todo me da vueltas. Las personas alrededor me sofocan y me hacen saber que este día en la escuela no va a ser bueno. El sol de la mañana me lo aviso. Y también el señor del clima; Hoy se avecinaba un mal clima. Camino entre la multitud de alumnos y me acurruco en las escaleras al tercer piso de la escuela. No es que esta intimidada, simplemente no es que quiero ser molestada por las Astrid…. Y justamente cuando estoy escribiendo.
-Vamos, Sigyn.- Astrid Idunn me revuelve el cabello sacándome de mi transe.
-¿Qué rayos quieren, Astrids?- Contesto enfadada y arreglo mi pelo rápidamente. Estas chicas me sacan de mis casillas. Son como un dolor en el tras…. Cuello.
-No me culpes. Culpa a Astrid L. Ella me dijo que levantara tu culo de donde sea que estuvieses escondida porque lo necesitaba, pronto.- Astrid Amora, como siempre, respondiendo a los caprichos de su fastidiosa media hermana, Astrid Lorelei. Si tan solo Amora dejara de estar embobada con Thor, se daría cuenta que puede ser más que Lorelei. Pero mientras ella tenga a Thor a la vista, no le importa que su hermanita la sobrepase. Amora…. Dos veces más bonita, dos veces más estúpida.
-Realmente necesita hablar contigo, Sigyn.- Astrid Idunn habla con tanta calma. Quien fuera ella. Tan pelirroja, tan delgada, tan inteligente e sofisticada. Aun no sé y nunca sabré sus razones por las cual es una Astrid.
-¡Ya voy!- Les tiro en respuesta y me levanto de las escaleras. Entre más rápido termine con ella, más rápido huiré.
Las Astrid caminan a mi lado y me siento como una fugitiva que es llevada hacia el juicio. Una en cada esquina de mi cuerpo, llevándome hacia la asamblea. Aunque solo me están acompañando a la cafetería donde la reina de las abejas me espera.
Al abrir las puertas observo a todos los demás alumnos. Y gracias a dios la Astrid mayor no está a mi vista. Pero sin avisar ¡Bam!
-Hola Sigyn- Me saluda con su típica sonrisa venenosa y que avisa solo una cosa: problemas. –Ya que finalmente decides mostrar tu trasero. Te tengo una idea que no puedes retractar. Aunque, la verdad no puedes, ahaha. Ahora. Necesito que hagas una fresca y sorprendente, pero realística nota con la letra de Fandral y después la pondremos en la comida de Helmi.- Ahí estaba su plan.
-Mierda. Astrid, no tengo nada en contra de Helmi Einarsson. – Sonrió y trato de negarme ante la idea de Astrid L. Pero me encuentro con su fastidiosa cara de determinación.
-Igualmente no es como si tuvieras una amistad con ella, ¿No? Nosotras somos tus amigas. ¡Vamos! Sera muy divertido. La nota que le daré mostrara que no debe meterse con nadie.
-Pero ella nunca le ha hecho nada a nadie.-
-Por eso. Le mostrara que nunca debe meterse con nadie. Es una buena táctica para quitar tocas de encima y enseñar a los demás con quien no deben meterse hmp. –
Hay veces en las que me siento fuera de escena. Como si realmente no estuviera en este mundo. Como si todo fuese parte de una novela amarga. ¿Es Lorelei real?
-Lo pensare.-
-No lo pensaras.- Me corta y su quijada truena al marcar una sonrisa agria. Las Astrid ríen al unísono y me hacen sentir vacía.
Miro a Helmin en la cola de la comida y me siento acorralada. Como si las Astrid fuesen lobos y yo un pobre cordero a punto de ser asesinado. Pero este cordero tiene la posibilidad de salvarse si hace lo que los lobos dice, ese cordero puede conseguir algo más carnoso.
Suspiro mientras pienso en esa pobre niña. Helmin. Una joven de segundo año. Su pelo rubio cae por su espalda la cual es adornada por una pequeña mochila aniñada. Me tuerce el corazón al verla. El sufrimiento por el que pasara.
Pero es ella… O yo.
-Sigyn necesita donde apoyarse para escribir.- Anuncia Astrid L. – Astrid I, da la espalda.-
Me apoyo en Idunn y empiezo a escribir el hipócrita plan de la líder. Y mi decisión es tomada: Es ella.
-Querida Helmin. Tú, mi terriblemente dulce caramelo…..- Empiezo a escribir como si de una computadora humana se tratara. Escribiendo cada palabra sin pensar cual cruel es.
Y a mis espaldas escucho las pretenciosas e absurdas conversaciones del grupo de los deportistas sin cerebro. Fandral conversa con Derek sobre lo fantástico que sería tener a Astrid Lorelei entre sus piernas. Derek afirma mientras… Mientras dice con orgullo que yo me atragantaría con su grande miembro mientras pido más en mi trasero.
Cierro mis ojos y aguanto el asco. Debo ser una dama. Pero sobre todo, necesito tragarme el coraje si no quiero terminar con una detención…. La primera de mi vida.
Corto la hoja y se la doy a Astrid Lorelei, quien se la da a Astrid Amora la cual corre hasta la mesa de Helmin, la cual se encuentra sola debido a que esta se había olvidado de su bebida. Deja la nota a lado de la comida y regresa con nosotras. Me siento sucia.
Tomo asiento junto a las Astrid en una mesa cercana para ver a Helmin de cerca. Ellas no observan. Yo me quedo viendo a la pobre chica sentada y comiendo su almuerzo. Como un pequeño ciervo que no sabe que está próximo a un ataque.
-¿Creen que los Africanos tengan día de acción de gracias?- Y gracias a Astrid S el estómago se me revuelve. Nunca tolerare sus mezquinos comentarios.
-¿Saben que día es hoy?-
-¿Día de adivinar preguntas sin sentido?-
-Oh por dios. Eres una idiota.-
-Lo supiera si no estuvieras hablándome sobre chicos ayer en la noche y no de las cosas que debes hablar.-
-Lo que sea. Es día de conteo.-
Día de conteo. La maestra Helga nos da tareas extra si queremos pasar el semestre. Yo, por ejemplo, no debo hacerlo pues pasare. Astrid L no. Así que, como soy su "amiga", debo de ayudarle.
-Juro que si esa perra me vuelve a dar un tema político ¡La mato!- Sigo a la líder de las Astrid por las filas del comedor.
Mi mente es como una bolsa con gatos. Nunca sabré como funciona. Aunque, según mi padre, nuestras mentes son como bolsas de gatos. Son muy peligrosas y al ser abiertas pueden crear lios. Los gatos huyen. Bueno, mi bolsa siempre está abierta y a Astrid L no le gusta eso. Le gusta tener a todos cortos. Nadie se sale de su radar. Por lo que me escogió a mi como su ayudante en el conteo.
Camino junto a ella. El sonido del comedor me estremece. Me saca de casillas escuchar a todos masticar. Miro a los demás alumnos por arriba. Chicos riendo, parejas besándose, grupos de personas populares riendo a todo volumen…. Y por arriba de todos y al final del comedor esta él.
Sigo los pasos de Astrid L pero mi mente está alejada hacia ese chico. Su aspecto es sofisticado. Su pelo negro y su blanca piel son lo más interesante, seguido de la perfecta estructura facial que le hace dar aire atractivo a más no poder. No puedo evitar echar una vista a su costosa ropa. Un abrigo negro hermosamente limpio a juego con una playera blanca de vestir. Estoy tan concentrada en ese chico que no prestaba atención a lo demás.
-¡Sigyn!- Choco contra alguien y escucho sus disculpas.
-Jane Foster.- Jane es la novia de Thor, el jugador estrella del equipo de basketball.- Disculpa que no haya podido asistir a tu cumpleaños.- Mentiras.
-Está bien… Tu madre me dijo que tenías algo importante que acabar.- Detente…- Hace días estaba limpiando en mi cuarto y encontré esto. Solamente que no había tenido tiempo de mostrarlas. -
-Hace mucho que no me veía así….- Jane me muestra unas viejas fotografías de ella y yo en día de brujas. Los días en que no era lo que soy ahora. –Son geniales...-
-¡Vamos Sigyn!- Astrid L me jala del brazo con brusquedad.
-Estaba hablando con alguien, Astrid.- Soy empujada de Jane por ella y me quejo en voz alta.
Mi mente se aleja del chico y me centro en Jane e Astrid. Recuerdo los buenos momentos de felicidad con Jane. Ella es una buena chica, no merezco seguir hablándole. Astrid L me ha marchitado hasta el punto de volverme una asquerosa chica fijada y presuntuosa. Al contrario de la dulzura de mi ex amiga, ella sería arrastrada por las críticas de las Astrid e huiría lejos de mí.
Astrid L llega hasta la mesa de los populares, quienes nos miran con odio y recelo. De lejos huelo problemas acercándose.
-Hola Pepper. Me encanta tu cardigan, ¿Lo compraste en el especial de medianoche?
-Gracias. Y no. Mi novio me lo regalo.-
-Bueno, escucha esto. Ganas cinco millones de publicistas y el mismo día que te lo dan, los alienígenas llegan a la tierra y nos dicen que la harán estallar en dos días. ¿Qué harias?
-Es fácil.- Responde Tony Stark, el novio de Pepper, un farolero hijo de papi que no solo era eso, se la pasaba coqueteando con todas a espaldas de la pobre novia.- Lo invertiría en la empresa de mi padre debido que él produce las mejores armas del mundo. Él sabría cómo acabar con esos marcianos.
-Le daría el dinero a todas las personas sin hogar, cada centavo.- Pepper suelta.
-Eres hermosa.- No puedo creer que estoy rodeada de estúpidos. Camino lejos de ahí de vuelto hacia mi mesa.
-Si vas a ser una perra abiertamente, al menos mantenlo en tu cabeza.- Astrid L me regaña mientras me sigue el paso.
-Es que, si tu inicias, ¿Por qué yo no? Es por eso que debo de alejarme de las personas que quiero. Solo tú puedes hacer sentir menos a las personas y no yo.-
-¿Luzco como la madre Teresa? La razón por la que lo hago es porque sé que soy mejor que todos ellos. Si les hablara a todos terminaría siendo como partes de los asquerosos nerds. Cosa que no quiero terminar siendo. Y seguro tampoco tú.
Astrid L hace que voltee hacia los nerds y uno de ellos escupe su comida. El efecto Astrid entra en acción. -¿Viste eso? La líder de las Astrid me vio a mí. ¡A mí!- Los demás ríen. Es el efecto que tiene ser demasiado malvada y hermosa. Te amaran, pero siempre te temerán.
-¿No te molesta que todos en esta escuela piensen que eres una piraña?-
-Como si me importara una mierda.- Me responde y encoje los hombros. – Todos ellos me quieren como una amiga o una persona a quien cogerse en una noche. Soy una mujer e imagínate, todos ellos me temen y caen a mis pies… Y solo estoy en tercer año. Imagina lo que seré. Solo acuérdate que iremos esta noche a la fiesta de la Universidad Remington.
-¡Astrid y Sigyn! Observen nuestra obra semanal…..- El paquete Astrid se junta y me quedo a su lado. Todas observamos a la chica llamada Helmin, tiene la carta en la mano y camina a paso rápido hacia donde Fandral se encuentra.
Sus dedos tiemblan y las Astrid ríen como hienas. Yo observo con atención al pequeño bulto rosado que camina directo a su muerte. Pobre ciervo.
Helmin se para en frente de Fandral y le da la carta. Su cara de enamorada cambia a una retorcida al encontrarse con la risa maniática de Fandral resonando por el comedor. Me siento como si fuera a vomitar. La mesa entera empieza a reírse, después el comedor y los demás. Helmin sale corriendo y yo me quedo ahí parada. Soy oído sordo a las risas de las Astrid. Mi corazón se encoge…. No quisiera ser esa chica.
-Me largo…- Camino hacia la máquina expendedora a comprar algo que comer e irme a los jardines a esconderme y esperar a que el receso termine. La calma ayudara a bajar mis ansias de matar. Pero justo antes de entregar mi billete, Astrid L lo toma y lo tira al suelo.
-Tu querías se parte del grupo más poderoso de toda la escuela. Vamos, Sigyn, ten algo de sentido del humor. Además, alguien te ha estado observado todo este tiempo.
-¿Quién-
-Como si no te hubieras dado cuenta…. Su nombre es Loki Laufeysson. Está en mi clase de Historia. Ve con él.-
Sé que ese Ve con él es más que una orden. Lo último que quiero es que las chicas más poderosas me hagan ser el hazmerreír, no ahorita que solo me falta un año para terminar la escuela.
Camino directo a Loki. Mis manos me sudan y aprieto mi bolso a mi cuerpo. Los nervios me tragan por dentro pero termino dominándolos. Soy Sigyn. Hija del abogado más exitoso de Dinamarca. No me voy a dejar destruir por un simple chico… Un chico muy atractivo.
-Hola Loki.-
-Saludos y felicitaciones.- Voltea la vista hacia arriba y me regala una sonrisa sínica.
-¿Eres una Astrid?-
-No. Soy una Sigyn Mikelsson.-
El asiente con complicidad y suelta una risa. Me devuelve la mirada, pero ahora ha desaparecido la sonrisa sínica y se ha vuelto picara.
-Esto debe sonar tan estúpido como suena en mi mente…-
-No hay como saber si es estúpida si nunca la has dicho.-
-Te han dado cinco millones y al mismo día los alienígenas llegan a la tierra y avisan que la van a destruir en dos días. ¿Qué harías?- Su cara es un regalo. Ladea la cabeza hacia ambos lados y suelta una carcajada.
-Es la pregunta más estúpida que he escuchado en mi vida.-
-Al menos dame lo que tengas en mente.-
-No sé. Creo que tomaría algo de dinero y enterraría lo demás en un cofre en un lugar alejado de la civilización. Compraría una botella del mejor vino que haya en la tierra y me iría a un hotel de lujo donde escucharía a Bach o Mozart hasta el fin del mundo. Sin olvidar a una hermosa chica a mi lado.- Ladea la cabeza hacia a mí y suelto una carcajada nerviosa.
-Muy interesante….- No despego su mirada de él. Loki no se rinde tampoco y empiezo a arañar mi bolsa por los nervios.
-Vamos Sigyn. Tenemos que empezar a pensar la ropa que vestiremos hoy en la fiesta… Tal vez haya más chicos con quien si puedas acostarte sin tener que volver a verlos.- Astrid L me saca por segunda ocasión por el brazo. Trago aire y volteo a mirar a Loki quien aún mantiene una sonrisa en su cara. Volteo hacia Astrid y juro que la venganza en mi interior no tardará mucho en salir. Es de lo peor. No hay nadie más perra en el mundo que Lorelei Fergunsson.
¿Qué les parece? No es el mejor fanfic ni el peor, pero es basado en una famosa película de los 80s. Sé que los personajes pueden parecer muy alejados de las personalidades que las demás escritoras manejan, pero es una adaptación más. Los fanfic son para disfrutar. Subiré cada viernes.
