¿Alguna vez te has sentido vacío?

¿Alguna vez has sentido que no perteneces a éste mundo? ¿Qué no encajas en ningún sitio? ¿Qué hay algo que te diferencia del resto?

¿…No…? Pues que suerte tienes, porque yo si.

Algunos adolescentes dramáticos lloriquean un "Ojalá no tuviera sentimientos, así nadie me dañaría" cuando discuten con sus amigos o su pareja de turno pero no tienen ni idea de lo que se siente no sentir. Por más redundante que sea, no sentir se siente horrible.

Desde que tengo memoria recuerdo que siempre fui así. Sólo observaba como todos a mí alrededor tenían emociones, preocupaciones, necesidades. Veía a mis padres preocuparse por mi, porque su mayor sueño era ser como los demás.

Estaba tan cansada de ver a mis padres sufrir porque querían una hija normal que comencé a fingir. Fingí ser normal, fingí ser feliz, fingí tener sentimientos. Mis padres por fin eran felices, por fin tenían una familia normal, pensaban que estaba arreglada… pero no era así.

En el colegio veía a los otros niños discutir, llorar, alegrarse, preocuparse y yo, yo no podía entenderlos, yo no podía sentir nada de eso, sólo podía ver con impotencia como todos me alejaban, me molestaban, y murmuraban cuando yo pasaba.

Yo sólo quería ser como los demás, quería tener amigos y poder contarles como me encontraba.

La única solución que encontré fue fingir frente a ellos, y poco a poco sus amenazas y burlas se detuvieron, fingí tener hobbies, fingí preocuparme por mis amigas.

Al final acabé fingiendo ser como los demás a cada momento del día, acabé actuando una obra de teatro que nunca acabaría.

Pero, ¿Qué demonios importaba lo que hacía? De todas formas no me dolía…

Sin embargo con cada risa que soltaba, cada charla, cada sonrisa, cada lágrima, el vacío que sentía en mi corazón iba creciendo más y más hasta que finalmente me volví una carcasa vacía, una simple marioneta que sólo podía hacer lo que hiciera felices a los otros.

Sé que ellos lo sabían

Sé que mis padres sabían que mi sonrisa sólo era una máscara que ocultaba a un ser despreciable, sin pizca de emociones, sin la capacidad de sentir cualquier cosa. Una chica que estaba vacía, rota, y lamentablemente no tenía arreglo, pero ellos también fingían, fingían que no sabían, fingían que tenían una familia normal y fingían que eran felices.

Durante una de las tantas reuniones familiares mis padres lanzaron la bomba.

-Estoy embarazada de seis meses-Anunció mi madre feliz mientras mi padre tomaba su mano.

No sabía porqué, ni que era exactamente, pero una sensación cálida comenzó a llenar el lugar en el que debería estar mi corazón.

Pero no era una sensación cálida pero linda. Era como si una llamarada quemase mi pecho.

Tendría un hermano, ellos le prestarían más atención que a mí y yo… yo… no podía permitirlo.

Toda la familia los felicitó por la noticia y yo solo pude pedir permiso para ir al baño.

Mi cabeza dolía, mi pecho quemaba, y mi tan normal sensación de vacío había sido reemplazada por una gran ira. Mis pequeñas manitos tiraban de mi cabello mientras mi respiración agitada era el único sonido del baño.

Abrí el grifo y mojé mi cara con agua fría para calmarme. No era momento de alterarme a pesar de esa horrible sensación en mi pecho. Era el momento en el que más fría debía ser.

Yo era la única en la vida de mis padres y no iba a permitir que nadie me arrebatara a mi familia.

Mi plan había comenzado y sólo me faltaba esperar.