En una cueva alejada de la civilización se movía una sombra de forma sigilosa, mientras su capa se mecía al compás de sus movimientos. El sonido de sus cascos chocando contra el rocoso suelo era casi inaudible. Cruzando por diferentes caminos se topó con una pared que le impedía el paso. Alzó vuelo y ella a una pequeña grieta, al principio encontró problemas para entrar pero luego la grieta era más espaciosa. Camino unos minutos hasta el final donde se veía una brillante luz. Con sus ojos acostumbrados siguió caminando, hasta que el frío suelo cambió por unos hermosos cristales que cubrían todo el interior de la cueva.

El 'corazón de la cueva' era el lugar del que había hecho su improvisado hogar, que aunque era poco lo que tenía, la vista lo hacía ver un lugar muy elegante. Retiró la capa de su cuerpo y con paso elegante se acercó a un cofre de color negro con destellos verde-azul.

Con su cuerno lanzó un rayo que cubrió el cofre, que luego de unos minutos se abrió. De sus alforjas sacó un libro y unos frascos, lo guardó dentro del cofre y lo cerró con su magia.

Llevaba meses haciendo planes, pensando, cual sería la peor forma de hacer sufrir a quien la arrastró a esa miseria en la cual estaba sumergida. Todos sus súbditos la habían traicionado por culpa de ELLA. Y ahora se encargaría de hacerla sufrir.

Miro su reflejo en los cristales, su melena color azulada, su cuerpo poni-insecto color negro. Sus ojos demostraban cansancio y debilidad, pero sobretodo ira. ¿Quien diría que ella, la Reina Chrysalis, acabaría de esa forma?, ocultándose en una cueva. Pasados meses desde que no había probado ni una pizca de primordial alimento: el amor. Teniendo que comer miserables frutos que encontraba en el bosque. Pero todo iba a cambiar, de eso ese iba a asegurar.

- Mi plan ha comenzado, me vengaré Starlight Glimmer. -